El tintineo y el ruido de las sirvientes despertó a la joven esa mañana, al abrir los ojos encontró frente a ella a su dama de compañía, estaba pronta para despertarla.

-Buenos días majestad- reverenció frente a ella y esta no hizo más que asentir, pues las mañanas no eran lo suyo.

Todo el reino sabía que la hermosa trigueña de ojos cafés y largos y sedosos cabellos no sonreiría a menos que sean pasadas las 2 de la tarde, peques para ella esa era una buena hora para comenzar el día.

No como se le pedía ahora, el sol apenas había despertado y esta no hacía más que preguntarse porque su cuerpo despertó antes, luego recordó.

-¿Cuando llega el príncipe?- inquirió aún entre las sedosas sábanas en la que estaba envuelta.

-Su magestad el príncipe Percibal llegó hace unos minutos. Necesito alistarla Princesa- esta no puso reproche, pues mientras más pronta estuviera antes podría ir a ver a su primo.

Se supone que el día de hoy vendría a pedir su mano, su mano en casamiento. Estos se gustaban, al menos eso creía la joven.

Se vieron a escondidas por un tiempo y cuando se acercaba su cumpleaños número 20 este le aseguró pediría su mano en matrimonio al rey, su padre.

La chica rebosaba de felicidad, pues para la aburrida vida que lleva en el palacio, además de la indiferencia de su hermano mayor y heredero al trono no era feliz en ese lugar, no al menos si su primo no estaba.

Se le colocó cada prenda correspondiente, cada adorno, su largo y sedoso cabello fue peinado en rizos y sujetado en trenzas para darle altura y elegancia.

El rubor natural del rostro de la chica fue uno de los adornos a usar y cuando estuvo todo lo  lista de su doncella aprobó salieron ambas al comedor.

El desayuno de la princesa consistía en huevos de codorniz y torta de maíz, esta desde su nacimiento fue instruida en el arte de la delgadez, así que veía muy normal el hecho de que apenas se le sirviera un bocado, pues era deber de la princesa mantenerse bella, delgada y Virgen.

Cuando estuvo satisfecha luego de apenas acabar de masticar se le indicó esperar en el salón cercano a la oficina del rey, su padre.

Luego de minutos enteros en los que solo miró las pinturas de sus ancestros en la pared se le pidió pasar.

Sorpresa se llevó al ver al Príncipe Percibal padre solo en compañía de su padre. Pues a pesar de que esperaba que este asistiera a su pedida de mano, se supone que su primo debería estar ahí.

-Padre- saludó con una leve inclinación -Tio- repitió su acción.

-Tu mano fue dada Diana- este se miraba imperturbable y la chica sonrió y apretó sus puños contra su vestido deseando chillar de emoción. -La boda se hará luego de llegar día de tu cumpleaños número 20- esta asintió.

Pues era de saberse que las mujeres en el reino se casaban antes siquiera de esa edad, ella por ser hija del rey y este esperando un buen partido para casarla la hizo esperar, era la única chica de 19 años a tres días de los 20, que no había conocido hombre.

-Puedes retirarte- agregó este y la joven reverenció nueva vez

-Gracias padre- dijo para entonces salir de la habitación con todo el protocolo con el que fue educada.

...

Los tres días posteriores a ese y llegado su cumpleaños, hubo en el palacio un enorme festín al que acudieron los grandes mandos del reino de Dramon. Su tío, encargado de la seguridad también estaba ahí.

Lo que le sorprendió fue no ver a su prometido, pues era de saberse que el compromiso por la boda del día siguiente se anunciaría ese día.

-Su atención- habló el imponente hombre que hacía llamar padre, su hermano se encontraba a su lado, también a la cabeza de la mesa y cuando todos se pusieron de pie esta quedó pasmada al ver a su tío acercarse a ella para colocar el anillo en su dedo.

Había pedido todo color en las mejillas, sus manos se tornaron frías y el corazón parecía querer salir desbocado cuando este se acercó aún más y besó su mano.

No se quejó

Sabía lo duro que podría ser su padre así que se mantuvo en silencio deseando que la muerte misma llegara por ella en ese momento.

¿Como venían a prometerla con el padre del chico que amaba?

¿Qué pasó con el?

¿Como se le esperaba que fuera esposa de un hombre que tenía exactamente el mismo rostro de su padre?

Cuando los invitados se marcharon y esta pudo tomar el valor de acercarse a su padre el rey para inquirir fue esta seguida de su ahora prometido quien no se privó de recorrerla con la mirada.

Pues ese día llevaba un hermoso vestido rosa que acentuaba su figura de reloj de arena. -Padre- se dignó a abrir la boca más nada más salió de ella.

-Supongo que quieres saber de Percy- afirmó su tío mirándola burlón. Esta asintió reteniendo las ganas de lanzarse a llorar justo ahí. -El no volverá- continuó y esta palideció aún más, ¿había muerto? Pensó pasa sus adentros. -Resulta que un poco de oro valía lo que sentía por ti. Me vi en la penosa situación que ocupar su lugar, espero no le moleste a la princesa- continuó y esta deseó vomitar justo ahí.

Lo poco que había probado en todo el día se había centrado en su garganta rogando por salir. -Mañana se efectuará la boda, partirán ese mismo día- dijo su padre de manera rápida  antes de perderse de su vista.

-¿De verdad creías que te dejarían casarte por amor?- dijo este con burla, más no deseaba respuesta pues solo quería atormentar a la chica cual se encontraba a punto de desmayarse. -Solo un poco de oro bastó, ni siquiera tuve que decirle porque se lo daba- su recuerdo lo hizo reír. -Solo se marchó- escuchó lo ultimo y esta salió corriendo como buenamente pudo para por fin en la calidez de su alcoba lograr vaciar el contenido de su estómago.

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