Tabatha.

Me acurruqué en tu pecho, dejé que mi cuerpo recuperara un poco de energía y que se nivelara mi respiración. Retiraste un mechón dorado de mi rostro y me plantaste un beso en la frente antes de apoyar tu mentón en mi cabeza. ¿Qué acabábamos de hacer? Mi mente luchaba por armar una simple oración, todavía no comprendía la magnitud de la situación, pero cuando la armó... ¡miedo me dio!

Miedo que me privó de mis sentidos instantes suficientes para pasar por alto los pasos que se alejaban, tacones. No supe quién podía llegar a esa hora, peor, subir a la biblioteca.

—Nos van a matar.

—Tu madre me va a sacar de la casa si se entera —me frotaste los brazos, tus ojos estaban clavados en el montículo de ropa detrás de nosotros—. Nos va a mirar como monstruos —reíste, salió grave y rasposa. Tu pecho vibró—. Incesto pensará. Me cree su hijo de sangre... pero...

—No lo eres, Adrian —subí mi mano a tu mejilla, la acaricié con mi pulgar—. Te quiere muchísimo y le costará entender... pero no estamos relacionados. No es impuro. Entre otras noticias... necesito una píldora.

Abriste los ojos como platos y revolcaste tus manos en tu cara.

—Vaya irresponsabilidad la nuestra... sí, sí. Iremos a comprar.

***

Entre otras noticias...

La historia tendrá continuación, algunos ya habrán visto la historia, se llama "La niña de los unicornios" :)

Agréguenla a su biblioteca para recibir notificación de cuando publique el primer capítulo :3 ando decidiendo si mantener la narración en primera persona (que me cuesta en novelas) o regresar a tercera (lo que domino)