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Capítulo 30

Hoy se decide el futuro del Comité.    
     Hoy mi cargo pesa más que nunca sobre mi cabeza🖤. No puedo echarme atrás, el futuro de la Unión está en mis manos y como líder que soy no puedo flaquear.

     Hoy comienza un nuevo mañana, una nueva ilusión🖤.

     Te animo a continuar junto a nosotros en el Comité.

Un saludo en agradecimiento:

Julia Klarence, Princesa de Urbes.

He cruzado miles de veces la Divisoria, pero hoy vuelve a ser diferente. Nuestras bocas unidas, nuestros ojos en continuo contacto visual y nuestros corazones latiendo acompasados, pecho contra pecho. 

     Y como siempre, y sin que me defraude por ello, Steven vuelve a estar duro conmigo en este cruce tan excitante.

     —Te he echado de menos —le digo sin pensarlo cuando la Divisoria me lo permite.

     Steven sonríe y nos aparta a ambos del punto vulnerable de cruce —aún sigo colgando en sus brazos—, porque Whesley y Parker en breve atravesaran por él. 

     Me besa mientras me deja en el suelo, sé que lo hace para dejarle claro a Parker, cuando aparezca, que soy su mujer, y yo dejo que se comporte como un capullo inmaduro porque estoy deseando que me compense su ausencia con más besos.

     —Nooooo… ¿en serio?, tenéis que dejar de hacer eso a cada instante —Whesley requiere nuestra atención, lleva de las muñecas a Parker, que me mira asustado, creo que por lo que acaba de experimentar. 

     —¿Por delante o por detrás? —pregunta riendo Steven,

     —En cuanto ha visto que iba en serio, al desaparecer vosotros, ha pedido por detrás.

     Steven y Whesley se parten de risa delante de un Parker muy cabreado. Son como dos críos cada vez que un novato cruza  y tiene que dejarse abrazar por el enorme cuerpo de Whesley que lo inmoviliza. Si no fuera por mi fachada ante él, yo misma me reiría de la cara que tiene.

     Whesley, con Parker, es el primero en salir del hotel. Nosotros le seguimos como dos tontos enamorados, cogidos de la mano.

     Parker se cubre los ojos con las manos y las manos con la ropa. Uy, no me he preocupado por su sensibilidad al sol, y francamente, he de luchar con mi instinto asesino para no dejarlo desnudo e indefenso ante las radiaciones ultra violeta.

     La felicidad me dura poco, me llevo la sorpresa de mi vida cuando salimos. Dos vehículos nos esperan en el exterior.

     —¿Has pedido a Rivera un segundo vehículo para ti? —Steven me mira sin saber por dónde quiero continuar con esto que parece un reproche. No, no lo parece, es un reproche—. ¿Lo has hecho?

     —Sí.

     —¿No sabías que vendría Parker y has pedido una moto individual para ti?, ¿para no verme? 

     —Jul, escúchame...

     —No, Steven. —Le retiro la mano con rabia—. ¿No quieres venir conmigo en el coche por algún motivo en concreto?

     —Deja que te recuerde que me lo has pedido tú, ¿o es que “no quiero volver a verte mientras no aceptes mi decisión de custodiar a Parker” no significa lo mismo para ti? Pues así es, sigo sin entender por qué tienes que ser tú quién se encargue de ese cerdo.

     —Y claro, a eso ha venido todo el teatrito masculino de antes ¿no? Pretendes que me derrita contigo y dé mi brazo a torcer, que entregue a Parker al Comité. Pues déjame decirte que no te funciona restregarme tu pene durante el cruce, no voy a cambiar de opinión porque me hayas puesto cachonda.

      La risa de Parker enerva a un Steven ya avergonzado por mis palabras. Como no se lo va a permitir, se dirige a él con los puños cerrados, y sin saberlo me da la oportunidad perfecta con Parker: defenderlo de Lars. Voy a hacer que confíe en mí.

     —Detente ahí, comisionado. —Con mi orden toco el chip de Steven modo off. Se clava en el suelo con el puño en el aire junto al rostro de Parker—. No tocarás al prisionero bajo ningún concepto, te diga o haga lo que él quiera. Si no obedeces me veré en la obligación de ponerte ante el Comité.

     Steven ha escuchado cada una de mis palabras en silencio y de espaldas a mí. En cambio ve la cara de prepotente de Parker, esa que me gustaría partirle personalmente, pero que pensando en el futuro de la Causa me contengo.

     —Mucha mujer para ti Lars, no lo olvides.

     Parker, con su comentario desafortunado, acaba de condenarse el solito con Steven. Pido a gritos a Whesley que le oculte los ojos y lo meta en el coche, no quiero perder con su vida la llave que me llevará al Presidente, y la que hará que mi Comité reaccione. 

     Whesley se lo piensa, no sabe qué hacer, él ve la cara de Steven y se compadece de nosotros.

     —¡¡Vamos, Whesley, obedece!

     Steven asiente a su amigo, y no sé si Whesley me obedece a mí o a él, pero mete a Parker en el coche. Cuando lo tengo a salvo de Steven me dispongo a subir yo también al vehículo. 

     Steven no se ha movido y me obliga a pasar a su lado.

     —Acabas de hacer que vea mi debilidad.

     Freno en seco cuando ya lo he pasado. Ahora soy yo quién le da la espalda y no quiero hablar con él así. Me giro y me duele sentirlo tan lejos, sus ojos no me miran y su cuerpo está en tensión, como si yo fuera un miembro del CAE con el que mantener distancias.

     —¿A qué te refieres?

     —Tú.

     Sin decirme más, Steven se marcha en la moto antes de que yo suba al coche si quiera.

     En cuanto llegamos a la nave, Whesley nos deja en la puerta. De inmediato un par de miembros rasos del CSS se acercan para ayudarme a custodiar a Parker. La cara de este es de asombro por cuanto ve, pero supongo que nada es comparable a ver como todos se inclinan en mi presencia.

     —Si llego a saber que diriges todo esto, nena, podría haber compartido contigo ese poder. ¡Es fantástico! 

     —No te equivoques, Parker, tú y yo jamás compartiremos nada.

     —A mí no me importa que me hables así, es más, puedo imaginarte con esa voz dándome órdenes y créeme que ya se me pone dura.

     Me da asco tan solo pensar que Parker me tiene en sus fantasías eróticas, pero haciendo de tripas corazón, dejo que continúe su verborrea:

     —¿Por qué lo haces? —Lo miro extrañada, no sé de qué me habla—. ¿Por qué me mantienes con vida, cuando lo que ha pasado en ese hotel no es el único problema que voy a causarte?

     Bien, que lo tenga presente, que se dé cuenta que arriesgo con él.

     —No me corresponde a mí decidirlo, eso es la democracia, Parker.

     —De todas formas, gracias.

     ¿Agradecimiento de Parker? Voy a acabar hecha un lío sin saber distinguir cuándo actúa él, o lo que es más inquietante, cuándo finjo yo.

     El silencio se hace a mi llegada entre los representantes de la Urbe. No soy yo quien lo provoca, sino el doctor Parker Green que se encuentra un par de pasos por detrás de mí. 

     Me alegra que Steven haya realizado su cometido, predisponer contra mí al Comité por la presencia de Parker entre nosotros, antes de nuestra llegada. 

     Por ahora la exhibición del doctor quedará ahí, no me sirve a partir de este momento. Pido a los chicos de custodia que aguarden en la puerta con Parker.

     Todos me miran enmudecidos. Todos permanecen en sus asientos, excepto tía Viv que se levanta como siempre para besarme, o al menos eso he creído por un instante, porque lo que hace es bien distinto. 

     Me abofetea delante de todos.

     —Espero que te hayas quedado tocada de la cabeza, de lo contrario no hay justificación para este desagravio a tu Comité. Más de treinta años confiando en tus padres y nunca nos pusieron en semejante peligro. ¿Cómo has podido meter bajo este techo a un partidario de la Élite? Y lo que es peor, ¿cómo te has atrevido a enseñarle nuestro secreto en la Divisoria? En cualquier momento pueden cambiar la fórmula y  matarnos mientras cruzamos.

     Tía Viv tiene razón, no tengo justificación para nada de lo que he hecho sin delatar mis intenciones. 

     Comprendo su angustia y la de todos los presentes. Por lo que ellos saben, he estado dos meses bajo la influencia de Parker en NOVAVITA, sometida a  sus medicinas y drogas. Y luego está todo eso de la pérdida momentánea de memoria referente a toda mi experiencia y personas de Suburbe. Lo entiendo, claro que sí, yo también estaría aterrada. ¿Y si creen que puedo ser una espía de Eliturbe tras un lavado de cerebro?

     Vivian ha nombrado a mis padres y eso es algo que me afecta, demasiado. Pero la princesa no llora y ha de llevar a su Urbe a la libertad. 

     —No vuelvas a hacer eso Vivian, o hasta hoy no vas a conocer a Julia Klarence en todo su poder.

     —¿Me estás amenazando?

     —Tómalo como quieras. Solo ten en cuenta que la que perdona ahora tu desagravio a mi persona soy yo, siéntate en tu lugar, ¿o hasta eso piensas perder hoy ante mí?

     —No te reconozco, Julia.

     —A partir de hoy… —digo sin mirarle ya a la cara. Me dirijo a mi sillón, desde el que puedo ver la mesa compuesta de los miembros renombrados de la Urbe y las respectivas filas a pie, detrás de ellos, pero no me siento aún— …nadie volverá a llamarme Julia.  Soy la Princesa para todos vosotros mientras estemos de cónclave. Eso va para ti —miro a Vivian que se ha sentado también mientras lo digo— para vosotros —deslizo la mirada por cada uno de ellos— y en especial para ti, Comisionado —me detengo en mi barrido visual en Steven, que se sienta a mi derecha. El Cómité será enérgico en su decisión si ven que trato así a mi pareja—. Si confirmo que has sido tú quién ha informado de mis planes antes de poder hacerlo yo, haré extensible mi rango para ti en todo momento. 

     Pobre Rivera, su lugar en la mesa es más importante que el de cualquier otro. Al lado del comisionado en cuestión, así que tiene siempre que retenerlos del brazo cuando yo discuto con ellos. 

     Lo hizo con Amy, ahora intenta calmar a Steven. 

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