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Capítulo 29

He pasado dos días, con sus dos noches, junto a la cama de Parker. No es que desconfíe del dispositivo de prisión de Whesley y crea que pueda escapar, es que solo necesito que Parker se relaje, que no nos vea una amenaza y que en breve se decida a contar debilidades de la Presidencia y su líder en la sombra. Y para cuando eso suceda quiero ser yo la que esté a su lado, por si he de filtrar la información antes de hacerla llegar al Comité, porque quiero a ese malnacido para mí sola.

     He pasado dos días, con sus dos noches incluidas, sin ver a Steven. Cuando me negué de nuevo a su petición de llevar a Parker ante el CSS, abandonó la casa tal como lo hizo con mi cama. 

     No sé en que condiciones habrá vivido atrapado en Eliturbe sin mi protección y aún convaleciente de los golpes que sufrió en las catacumbas, porque la Divisoria no se abrirá hasta hoy. Espero que pensase al menos en alguno de los miembros del Comité para permanecer oculto en su casa, de lo contrario y si le han atrapado de nuevo, que vaya pidiendo que no lo vea, porque esta vez yo lo remato.

     Miro a Parker, que parece despertar. Sigue con heridas.

     Las secuelas de los golpes requieren más de estas cuarenta y ocho horas para desaparecer, y no hay manera de ir a NOVAVITA para uno de sus sencillos arreglitos sin que me señale como la que liberó al suburbano peligroso que, según el Informe, anda suelto por Eliturbe. 

     —Buenos días —le digo cuando sus ojos me enfocan.

     —¿Has pasado otra noche aquí?

     Me dispongo a realizar la mejor actuación de mi vida, cuando todo acabe ya tendré tiempo de pensar que lo hice todo por la Causa, por la gente desalentada de Suburbe y por mi futuro con Steven en un mundo sin diferencias.

     —Soy humana, Parker, y sé reconocer mis errores. He intentado bajar la hinchazón de tu cara con algo de hielo, pero sin medicinas y sin tu láser es difícil de conseguirlo pronto, ¿sabes?

     Mi comentario provoca que sonría, después de esto tendrán que darle también a él un premio por su fantástico papel.

     —¿Te encuentras fuerte para levantarte ya?

     —Puedo intentarlo. —Parker me mira asombrado cuando se ha apoyado en el cabecero. Ha visto dos brazaletes, uno en cada una de sus muñecas.

     —Soy humana, Parker, pero no tonta.

     —Lo entiendo, de lo contrario me decepcionarías. Es como si todo se volviese en mi contra, ¿verdad?, la paliza a Lars, tu prisión —me dice mientras levanta un brazo—. Incluso mi cara me recuerda que no volveré a pisar jamás NOVAVITA.

     No siento lástima de él, se merece eso y más por no haber parado de darnos caza.

     —Está bien, dime si puedes caminar.

     Le tiendo una mano y tras echar los pies al suelo, Parker la agarra para tomar impulso. Coge demasiado y choca conmigo. Nos encontramos demasiado cerca, más de lo que estuvimos en años, puedo jurar que en toda nuestra vida de pareja, porque esta proximidad no va destinada a tener herederos.

     Parker me mira en silencio, respira acelerado, supongo que se debe al esfuerzo de levantarse después de dos días en la cama, inmóvil. Porque si es por mí ese sonrojo, puedo dañar de una patada su entrepierna y dejarlo seco.

     La situación se torna incómoda, hemos olvidado el guión de nuestra farsa y ninguno habla.

     —Te dejo para que te vistas. En quince minutos Whesley vendrá a por ti —se me ocurre de inmediato.

     —Ha sido toda una sorpresa saber que el grandullón de Whesley pertenece al CSS también.

     Estoy a punto de salir de su dormitorio y me giro a mirarle. ¿Estará confeccionando su lista de traidores eliturbanos para hacerla llegar a la Presidencia? Eso será por encima de mi nuevo cadáver.

     —Pues si te ha sorprendido eso, espera a ver ahora dónde te llevo. Va a ser algo así como tu fiesta de cumpleaños, sorpresas a lo grande, te lo prometo.

     Salgo de la habitación con el porte que me da mi cargo, decidido y elegante. Pero sin embargo, espero a que la puerta se deslice en su bloqueo para dejar caer la espalda en la pared del pasillo y derrumbarme en el suelo. 

     No sé hasta qué punto podré seguir con esto, fingir clemencia con Parker cuando estoy deseando aniquilarlo.

     Respiro hondo para que el oxígeno ponga mis intenciones en claro. Parker va a hacer un par de cosas por mí sin saberlo: Alentar a Suburbe a una lucha extrema y llevarme hasta el Presidente de la Elite. 

     Y nadie va a tocarle un pelo hasta que lo haga todo. Aunque yo misma sea de la primera que tenga que protegerlo.

     Vamos demasiado callados en el coche. Whesley no me lo dice tan abiertamente como Steven, pero tampoco está conforme con la idea de confraternizar con Parker. Él mejor que nadie, como familia que llegó a ser de mis padres y de mí, sabe el daño que ha hecho Parker en el legado de NOVAVITA que ellos me dejaron. Solo tiene que recordar que él llevó a cabo, junto a mi padre, nuestro emparejamiento, y que por ellos estamos Parker y yo condenados a esta situación.

     Llegamos al punto débil de la Divisoria, hoy situado al noreste de Eliturbe y lo que fue un antiguo hotel. Whesley y yo bajamos sin demora del coche y tenemos que obligar a Parker a que lo haga. Sigue preguntando a dónde le trasladamos. Durante el recorrido me ha parecido ver terror en su rostro, pero cualquiera sabe con él. 

     Si piensa que le ejecutaremos, mejor, así agradecerá que no lo hagamos luego y tal vez nos compense con alguna información de utilidad.

     —¿Qué es esto? —dice Steven a mi espalda.

     No tengo que girarme, él mismo se sitúa frente a mí. 

     Tengo que hacer un esfuerzo para no lanzarme a sus brazos, a su boca. Llevo dos días sin verlo y su ausencia me estaba matando. Está guapo, todo lo que puede estarlo debajo de esa barba desastrosa que parece querer lucir ahora, y que tan bien le queda para mi desgracia. 

     Pero me contengo. 

     Ha sido él quién ha puesto distancias entre ambos, no yo. Steven sabe a qué se debe nuestra presencia en el hotel, él viene a lo mismo. Cruzar la Divisoria.

     —Vamos a cruzar.

     —Eso ya lo sé. Me refiero a él —Steven señala con un gesto desagradable a Parker que nos observa desde la puerta del coche.

     —Cruzará con nosotros.

     —¿Te has vuelto loca?

     —Modera tu lenguaje conmigo. No se trata de ningún cruce de placer, lo llevo ante al Comité para presentar mi programa de ataque, ahora que he regresado, ¿no es eso lo que me pediste, con tanta vehemencia, hace dos noches?

     —Hace dos noches, pero no ahora. ¿Qué ha cambiado con él? —Pregunta, e intuyo celos en sus palabras. 

     —Su salud. Está en condiciones de enfrentar al CSS.

     Después de todo era lo que él quería, así que mi respuesta lo relaja por el momento. 

     Nos hemos olvidado de Whesley y Parker, que nos miran como presenciando un duelo a muerte, a la espera de ver el golpe mortal.

     —¿Cómo lo hará entonces? —pregunta Steven con una sonrisa de suficiencia en su rostro.

     —Conmigo.   

     Ya está, ya lo he hecho, con mi golpe sé que he matado el ego masculino de Steven.

     Sé lo que está pensando. Me imagina en los brazos de Parker, mientras esperamos que la Divisoria se desplace por nosotros. Está viendo más allá de un abrazo. Ve a Parker empalmado conmigo, como suele ocurrirle a él mismo. Me ve a mí acalorada y excitada hasta los ojos por sentir su erección pegada a mi pubis, como de igual manera me sucede con él. 

     Steven permanece callado. Me mira y a continuación mira a Parker. No va a permitirlo, lo sé. Y entonces atrapa mi brazo antes de que me dé cuenta, me aleja del coche y de nuestros testigos mirones. 

     —¿A qué estás jugando? Y no quiero que impongas tu rango sobre mí, ahora mismo somos Jul y Steven, y si no quieres aceptarlo, te jodes.

     —Suéltame. No vas a venir después de dos días sin verme, a decirme qué es lo que tengo que hacer.

     —Eres mi mujer y no voy a consentir que ese cerdo piense si quiera en abrazarte delante de mí, ¿me oyes?

     Steven pega su boca a mi oreja y manda una oleada de calor a mi entrepierna con su aliento y su orden. Y me maldigo, porque desde la última noche demasiado he pensado en ese aliento sobre mi cuerpo.

     —Pues para impedirlo tendrás que inmovilizarme.

     Intento irme, pero no puedo. Steven ha sido más rápido. 

     Atrapa mis brazos bajo los suyos, y no solo eso, me eleva una cuarta del suelo para llevarme en peso hasta el punto exacto que atravesaremos.

     —Whesley, encárgate de ese idiota —le dice mientras camina conmigo en el aire.

     Steven no me suelta. Me gustaría darle su merecido, pero me quedo quieta. Si la Divisoria detecta nuestro movimiento, puede acabar con nosotros. Steven se da cuenta de lo mismo y aprovecha nuestra incapacidad de movimiento para besarme. Me abandono de nuevo a la sensación que más me gusta, cruzar con Steven.


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