Logan había estado cuidando todo el día a los hijos de Erik Lehnsherr.

(Nota mental: Nunca volver a aceptar hacer de niñera)

Los niños habían estado relativamente tranquilos todo el día y realmente no pareció un problema cuando Wanda anunció que quería jugar a los Caballeros y Dragones.

 -¡Yo quiero ser el caballero!- exclamó Peter.

 -Sí y Logan será la princesa en apuros- determinó Wanda. El mayor pareció un poco alarmado.

 -¿Qué?

 -Ya me oíste. Peter quiere ser caballero y yo quiero ser el dragón- contestó la niña con mucha seriedad.

 -¿Por qué no puedo ser el dragón o el caballero?- preguntó su cuidador con una nota suplicante.

 -¡No! Yo quiero ser el dragón- respondió firmemente la pequeña Wanda. Por otra parte Peter se aferraba con entusiasmo a su espadita de juguete que Logan comprendió que no tenía alternativa.

 -De acuerdo- contestó de mala gana. Wanda aplaudió dando saltitos y desapareció rápidamente, cuando volvió traía con ella una tiara de plástico que colocó al mayor para después pintarle la cara con sus maquillajes. Después sentó al mayor en un banquito. Y se dispuso a luchar con el caballero.

Cuando ya llevaban mas o menos una hora con esa rutina y Logan no podía creer que las cosas fueran peor Erik llegó a la casa acompañado por Pietro.

Oh, si que había algo peor.

Al verlo, estallaron en carcajadas y Logan se ruborizó con fuerza, acentuado por el horrendo rubor que Wanda le había puesto. Aquello hizo reír aun mas a los dos mayores. No todos los días se veía al rudo James Howlett ruborizándose como...princesa.