Voldemort
Narra ____:
Era realmente como si tragara hielo. Dejé la botella y ambos tomados de las manos fuimos hacia adelante. Vi que las llamas negras lamían mi cuerpo pero no me quemaban.
Durante un momento no pude ver más que fuego oscuro. Luego nos encontramos al otro lado, en la última habitación.
Ya había alguien allí. Pero no era Snape. Y tampoco era Voldemort.
Era... ¿Draco?
-Draco, ¿qué haces aquí? -pregunté asustada y confundida.
-Vine a robar la piedra >:v
Era Quirrell.
-¡Usted! -exclamó Harry. Quirrell sonrió. Su rostro no tenía ni sombra del tic.
-Yo -dijo con calma- me preguntaba si me iba a encontrar con ustedes aquí, Potters.
-Pero nosotros pensamos... Snape...
-¿Severus? -Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda-. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?
Simplemente yo no podía aceptarlo. Podría ser que Snape no quisiera robar la piedra, pero a eso de que Quirrell quisiera robarla... No, aquello no podía ser verdad, no podía ser, eso me destrozaba .
-¡Pero Snape trató de matarnos a Harry y a mi ! -dije al recordar lo que nos habían dicho Ron y Hermione después de ese partido de Quidditch.
-No, no, no. Yo traté de mataros. Su amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía con él. Unos segundos más y lo habría hecho caer de esa escoba. Y ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contra maleficio, tratando de salvarlo.
-¿Snape trataba de salvarnos a nosostros? -preguntó Harry
-Por supuesto -dijo fríamente Quirrell-. ¿Por qué creen que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez o contra ti ____ Potter. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarlos esta noche.
Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en nuestros cuerpos, sujetándonos con fuerza.
-Son demasiado molestos para vivir, Potters. Deslizándose por el colegio, como en Halloween, porque me descubrieron cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la Piedra.
-¿Usted fue el que dejó entrar al trol? -dije mientras la soga me asfixiaba cada vez más.
-Claro. Yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No vieron lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscarlos, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano, y no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarlos, sino que ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlo hecho... -Hizo una pausa: -Ahora, esperen tranquilos, Potters. Necesito examinar este interesante espejo.
De pronto, vi lo que estaba detrás de Quirrell. Era el espejo de Oesed.
-Este espejo es la llave para poder encontrar la Piedra -murmuró Quirrell, dando golpecitos alrededor del marco-. Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así... pero él está en Londres... Cuando pueda volver, yo ya estaré muy lejos.
Lo único que se me ocurrió fue tratar de que Quirrell siguiera hablando y dejara de concentrarse en el espejo, por suerte mi hermano actuó de inmediato.
-Lo vimos a usted y a Snape en el bosque... -dijo de golpe.
-Sí -dijo Quirrell, sin darle importancia, paseando alrededor del espejo para ver la parte posterior-. Me estaba siguiendo, tratando de averiguar hasta dónde había llegado. Siempre había sospechado de mí. Trató de asustarme... Como si pudiera, cuando yo tengo a lord Voldemort de mi lado...
Quirrell salió de detrás del espejo y se miró en él con enfado.
-Veo la Piedra... se la presento a mi maestro... pero ¿dónde está?
Traté de luchar con las sogas qué me ataban, pero no se aflojaron. Teníamos que evitar que Quirrell centrara toda su atención en el espejo.
-Pero Snape siempre pareció odiarnos mucho, sobre todo a Harry.
-Oh, sí -dijo Quirrell, con aire casual- claro que sí. Estaba en Hogwarts con su padre, ¿no lo sabían? Se detestaban. Pero nunca quiso que estuvieran muertos.
-Pero hace unos días lo oímos a usted, llorando... Pensamos que Snape lo estaba amenazando...
Por primera vez, un espasmo de miedo cruzó el rostro de Quirrell.
-Algunas veces -dijo- me resulta difícil seguir las instrucciones de mi maestro... Él es un gran mago y yo soy débil...
-¿Quiere decir que él estaba en el aula con usted? -preguntó Harry
-Él está conmigo donde quiera que vaya -dijo con calma Quirrell-. Lo conocí cuando viajaba por el mundo. Yo era un joven tonto, lleno de ridículas ideas sobre el mal y el bien. Lord Voldemort me demostró lo equivocado que estaba. No hay ni mal ni bien, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo... Desde entonces le he servido fielmente, aunque muchas veces le he fallado. Tuvo que ser muy severo conmigo. -Quirrell se estremeció súbitamente-. No perdona fácilmente los errores. Cuando fracasé en robar esa Piedra de Gringotts, se disgustó mucho. Me castigó... decidió que tenía que vigilarme muy de cerca...
Yo confiaba en usted y así es como me agradece, yo solo quería que no sufriera mas, que usted confiara en mi pero lo que consiguió ahora es que le odie – dije con rabia
La voz de Quirrell se apagó. Recordé mi viaje al callejón Diagon... ¿Cómo habíamos podido ser tan tontos? Habíamos visto a Quirrell aquel mismo día y nos habíamos estrechado las manos en el Caldero Chorreante. Quirrell maldijo entre dientes.
-No comprendo... ¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo?
Mi mente funcionaba a toda máquina. Lo que más deseo en el mundo en este momento, pensé, es encontrar la Piedra antes de que lo haga Quirrell. Entonces, si miro en el espejo, podría verme encontrándola... ¡Lo que quiere decir que veré dónde está escondida! Pero ¿cómo puedo mirar sin que Quirrell se dé cuenta de lo que quiero hacer? Traté de torcerme hacia la izquierda, para ponerme frente al espejo sin que Quirrell me notara, pero las sogas que tenía alrededor de los tobillos estaban tan tensas que me hicieron caer. Quirrell no me prestó atención. Seguía hablando para sí mismo.
-¿Qué hace este espejo? ¿Cómo funciona? ¡Ayúdame, Maestro!
Y para mi horror, una voz le respondió, una voz que parecía salir del mismo Quirrell.
-Utiliza a los muchachos... Utiliza a los muchachos...
Quirrell se volvió hacia nosotros.
-Sí... Potter... ven aquí.
Hizo sonar las manos una vez y las sogas de Harry cayeron pero las mías no. Él se puso lentamente de pie.
-Ven aquí -repitió Quirrell-. Mira en el espejo y dime lo que ves.
Harry se aproximó a su costado.
Comunicación mental
Tienes que mentir - dije
Lo sé, tengo que mirar y mentir sobre lo que veo, eso es todo
Solo no pienses en la piedra...Harry te quiero mucho – dije
Y yo a ti
Fin de la comunicación mental
Quirrell se le acercó por detrás. Harry cerró los ojos, se detuvo frente al espejo y los volvió a abrir. Desde mi costado se veía su reflejo, estaba muy pálido y con cara de asustado. Pasó un instante en el que seguía en la misma posición, vi su reflejo más detalladamente y logre ver que algo pesado caía en el bolsillo de su pantalón, y eso me dejó confundida.
-¿Bien? -dijo Quirrell con impaciencia-. ¿Qué es lo que ves?
-Me veo con Dumbledore, estrechándome la mano -dijo nervioso-. Yo... he ganado la copa de la casa para Gryffindor.
Quirrell maldijo otra vez.
-Quítate de ahí -dijo.
Cuando Harry se hizo a un lado Quirrell se puso en su lugar, no había dado cinco pasos cuando una voz aguda habló, aunque Quirrell no movía los labios.
-Él miente... él miente...
-¡Potter, vuelve aquí! -gritó Quirrell-. ¡Dime la verdad! ¿Qué es lo que has visto?
La voz aguda se oyó otra vez.
-Déjame hablar con él... no, mejor con ambos, cara a cara...
-¡Maestro, no está lo bastante fuerte todavía!
-Tengo fuerza suficiente... para esto.
Sentí como si el Lazo del Diablo me hubiera clavado en el suelo. No podía mover ni un músculo, literalmente. Petrificada, observé a Quirrell, que empezaba a desenvolver su turbante. ¿Qué iba a suceder? El turbante cayó. La cabeza de Quirrell parecía extrañamente pequeña sin él. Entonces, Quirrell se dio la vuelta lentamente. En ese instante hubiese querido gritar, pero no podía dejar salir ningún sonido. Donde tendría que haber estado la nuca de Quirrell, había un rostro, la cara más terrible que hubiera visto en mi vida. Era de color blanco tiza, con brillantes ojos rojos y ranuras en vez de fosas nasales, como las serpientes.
-Los hermanos Potter... -susurró. Traté de controlarme , mientras Harry seguía quieto como una estatua-. ¿Ven en lo que me he convertido? -dijo la cara-. No más que en sombra y quimera... Tengo forma sólo cuando puedo compartir el cuerpo de otro... Pero siempre ha habido seres deseosos de dejarme entrar en sus corazones y en sus mentes... La sangre de unicornio me ha dado fuerza en estas semanas pasadas... ustedes vieron al leal Quirrell bebiéndola para mí en el bosque... y una vez que tenga el Elixir de la Vida seré capaz de crear un cuerpo para mí... Ahora... ¿por qué no me entregas la Piedra que tienes en el bolsillo? -dijo mirando hacia mi hermano que parecía notablemente asustado pero yo demostraba rabia - No seas tonto -se burló el rostro-. Mejor que salves tu propia vida y la de tu hermana y ambos se unan a mí... o tendrán el mismo final que sus padres... Murieron pidiéndome misericordia...
-¡MENTIRA! -gritamos de pronto Harry y yo, defendiendo a nuestros padres. Quirrell andaba hacia atrás, para que Voldemort pudiera mirarnos. La cara maligna sonreía.
Además no te tenemos miedo, además nunca te perdonaremos de lo que hicistes – dije yo y mirando a Quierrel
-Qué conmovedor -dijo-. Siempre consideré la valentía... Sí,muchachos, sus padres eran valientes... Maté primero a su padre y luchó con valor... Pero su madre no tenía que morir... ella trataba de protegerlos... Ahora, denme esa Piedra, a menos que quieran que su madre haya muerto en vano.
-¡NUNCA!
Harry me agarró de la mano y me jaló hacia la puerta en llamas, pero Voldemort gritó: ¡ATRÁPALOS! y, al momento siguiente, sentí la mano de Quirrell sujetando mi muñeca. De inmediato, un dolor agudo atravesó mi cicatriz y sentí como si mi brazo fuera a partirse en dos. Grité, luchando con todas mis fuerzas con Harry ayudándome y, para nuestra sorpresa, Quirrell me soltó. El dolor en el brazo amainó... Miré alrededor para ver dónde estaba Quirrell y lo vi doblado de dolor, mirándose los dedos, que se ampollaban ante sus ojos.
-¡ATRÁPALOS! ¡Atrápalos! -rugía otra vez Voldemort, y Quirrell arremetió contra Harry esta vez, haciéndolo caer al suelo y apretándole el cuello con las dos manos... Harry y yo tratábamos de quitar a Quirrell y pude ver que éste estaba chillando desesperado.
-Maestro, no puedo sujetarlos... ¡Mis manos... mis manos!
Y no solo eso , nunca te perdonare, espero que ardas en el infierno - susurre
Y Quirrell, se paró de su lugar y contempló, aterrorizado, sus manos. Vi que estaban quemadas, en carne viva, con ampollas rojas y brillantes mientras se deshacían poco a poco.
-¡Entonces mátalos, idiota, y termina de una vez! -exclamó Voldemort. Quirrell levantó la mano para lanzar un maleficio mortal, pero Harry, instintivamente, se incorporó y se aferró a la cara de Quirrell, yo me acerque e hice lo mismo
-¡AAAAAAH!
Quirrell se apartó, con el rostro también quemado, y entonces me di cuenta: Quirrell no podía tocar nuestra piel sin sufrir un dolor terrible, cosa que me pareció muy extraño. Nuestra única oportunidad era sujetar a Quirrell, que sintiera tanto dolor como para impedir que hiciera el maleficio... agarré a Quirrell de los brazos, luego mi hermano hizo el mismo procedimiento.
Quirrell gritó y trató de empujarnos. El dolor de mi brazo aumentaba cada vez más y por el increíble dolor tuve que cerrar los ojos y, solamente podía oír los terribles gemidos de Quirrell y los aullidos de Voldemort: ¡MÁTALOS! ¡MÁTALOS!, y otras voces, tal vez sólo en mi cabeza, gritando: «¡____! ¡Harry!». Sentí que el brazo de Quirrell se iba soltando, supe que estaba perdido, sentí que todo se oscurecía y que caía... caía... caía... Algo dorado brillaba justo encima de mí. Parecía una snitch. Traté de atraparla, pero mis brazos eran muy pesados. Pestañeé. No era la snitch. Eran un par de gafas. Qué raro. Pestañeé otra vez. El rostro sonriente de Albus Dumbledore se agitaba ante mí.
Pero escuche algo, que me pareció raro, - perdóname, aunque sé que no me lo merezco, quiero decirte que te amo _____Potter - susurro una voz
-Buenas tardes, ____ -dijo Dumbledore. Lo miré asombrada. Entonces recordé.
-¡Señor! ¡La Piedra! ¡Era Quirrell! ¡Él tiene la Piedra! Señor, rápido...
-Cálmate, ____, estás un poco atrasada -dijo Dumbledore-. Quirrell no tiene la Piedra.
-¿Entonces quién la tiene? Señor, yo, nosotros... ¿Dónde está Harry? -pregunté de repente.
-Está ahí -dijo señalando la cama siguiente a la mía, seguramente debido a los nervios no lo había visto-, oh, parece que ya despertará -dijo y efectivamente eso estaba ocurriendo e hizo las mismas preguntas y expresiones que yo-. Harry, por favor, cálmate, o la señora Pomfrey me echará de aquí.
Tragué y miré alrededor. Y me di cuenta de que estábamos en la enfermería. Estaba acostada en una cama, con sábanas blancas de hilo, y cerca había una mesa, con una enorme cantidad de paquetes, que parecían la mitad de la tienda de golosinas.
-Regalos de sus amigos y admiradores -dijo Dumbledore, radiante-. Lo que sucedió en las mazmorras entre ustedes y el profesor Quirrell es completamente secreto, así que, naturalmente, todo el colegio lo sabe -dijo a lo que yo puse los ojos en blanco mientras reía un poco-. Creo que sus amigos, los señores Fred y George Weasley, son responsables de enviarles un inodoro. No dudo que pensaron que eso les divertiría. Sin embargo, la señora Pomfrey consideró que no era muy higiénico y lo confiscó.
-¿Cuánto tiempo hace que estamos aquí? –pregunto Harry
-Tres días. El señor Ronald Weasley y la señorita Granger estarán muy aliviados al saber que han recuperado el conocimiento. Han estado sumamente preocupados.
-Pero señor, la Piedra...
-Veo que no quieren que los distraiga. Muy bien, la Piedra. El profesor Quirrell no te la pudo quitar, Harry -y mis sospechas eran ciertos, Harry tenía la Piedra en aquel momento -Yo llegué a tiempo para evitarlo, aunque debo decir que lo estaban haciendo muy bien.
-¿Usted llegó? ¿Recibió la lechuza que envió Hermione?
-Nos debimos cruzar en el aire. En cuanto llegué a Londres, me di cuenta de que el lugar en donde debía estar era el que había dejado. Llegué justo a tiempo para quitar a Quirrell...
-Fue usted.
-Tuve miedo de haber llegado demasiado tarde.
-Casi fue así, no habríamos podido aguantar mucho más sin que agarrara la Piedra...
-No por la Piedra, por ustedes... El esfuerzo casi los mata. Durante un terrible momento tuve miedo de que fuera así. En lo que se refiere a la Piedra, fue destruida.
-¿Destruida? -dije sin entender-. Pero su amigo... Nicolás Flamel...
-¡Oh, saben lo de Nicolás! -dijo contento Dumbledore-. Hicieron bien los deberes, ¿no es cierto? Bien, Nicolás y yo tuvimos una pequeña charla y estuvimos de acuerdo en que era lo mejor.
-Pero eso significa que él y su mujer van a morir, ¿no? -dijo mi hermano preocupado.
-Tienen suficiente Elixir guardado para poner sus asuntos en orden y luego, sí, van a morir.
Dumbledore sonrió ante nuestras expresiones de desconcierto.
-Para alguien tan joven como ustedes, estoy seguro de que parecerá increíble, pero para Nicolás y Perenela será realmente como irse a la cama, después de un día muy, muy largo. Después de todo, para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura. Saben, la Piedra no era realmente algo tan maravilloso. ¡Todo el dinero y la vida que uno puedan desear! Las dos cosas que la mayor parte de los seres humanos elegirían... El problema es que los humanos tienen el don de elegir precisamente las cosas que son peores para ellos.
Yo yacía allí, sin saber qué decir. Dumbledore canturreó durante un minuto y después sonrió hacia el techo.
-¿Señor? -dije confundida-. Estuve pensando..., aunque la Piedra ya no esté, Vol...quiero decir Quién-usted-sabe...
-Llámalo Voldemort, ____. Utiliza siempre el nombre correcto de las cosas. El miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra.
-Sí, señor. Bien, Voldemort intentará volver de nuevo, ¿no? Quiero decir... No se ha ido, ¿verdad?
-No, ____, no se ha ido. Está por ahí, en algún lugar, tal vez buscando otro cuerpo para compartir... Como no está realmente vivo, no se le puede matar. Él dejó morir a Quirrell, muestra tan poca misericordia con sus seguidores como con sus enemigos. De todos modos, ustedes tal vez han retrasado su regreso al poder. La próxima vez hará falta algún otro preparado para luchar y, si lo detienen otra vez y otra vez, bueno, puede ser que nunca vuelva al poder.
-Señor, hay algunas cosas más que me gustaría saber, si me las puede decir... cosas sobre las que quiero saber la verdad... -dijo Harry con misterio.
-La verdad -Dumbledore suspiró-. Es una cosa terrible y hermosa, y por lo tanto debe ser tratada con gran cuidado. Sin embargo, contestaré tus preguntas a menos que tenga una muy buena razón para no hacerlo. Y en ese caso te pido que me perdones. Por supuesto, no voy a mentirte.
-Bien... Voldemort dijo que sólo mató a nuestra madre porque ella trató de evitar que nos matara. Pero ¿por qué iba a querer matarnos a nosotros en primer lugar? -y eso era algo que yo también me había preguntado.
Aquella vez, Dumbledore suspiró profundamente.
-Vaya, la primera cosa que me preguntas y no puedo contestarte. No hoy. No ahora. Ambos lo sabrán, un día... Quítenselo de la cabeza por ahora. Cuando sean mayores... ya sé que eso es odioso... bueno, cuando estén listos, lo sabrán.
Y supe que no sería bueno discutir.
-¿Y por qué Quirrell no podía tocarnos?
-Su madre murió para salvarlos. Si hay algo que Voldemort no puede entender es el amor. No se dio cuenta de que un amor tan poderoso como el de su madre hacia ustedes deja marcas poderosas. No una cicatriz, no un signo visible... Haber sido amado tan profundamente, aunque esa persona que nos amó no esté, nos deja para siempre una protección. Eso está en su piel. Quirrell, lleno de odio, codicia y ambición, compartiendo su alma con Voldemort, no podía tocarlos por esa razón, aunque usted señorita ____hizo que el tuviera un poco de amor hacia usted. Era una agonía para él tocar a unas personas marcadas por algo tan bueno.
-¿Y la capa invisible... sabe quién nos la mandó? -pregunté.
-Ah... Resulta que su padre me la había dejado y pensé que les gustaría tenerla. -Los ojos de Dumbledore brillaron-. Cosas útiles... Su padre la utilizaba sobre todo para robar comida en la cocina, cuando estaba aquí.
-Y hay algo más... -continuó Harry.
-Dispara.
-Quirrell dijo que Snape...
-El profesor Snape, Harry
-Sí, él... Quirrell dijo que nos odia, porque odiaba a nuestro padre. ¿Es verdad?
-Bueno, ellos se detestaban uno al otro. Como tú Harry y el señor Malfoy. Y entonces, su padre hizo algo que Snape nunca pudo perdonarle.
-¿Qué?
-Le salvó la vida.
-¿Qué?
-Sí... -dijo Dumbledore, con aire soñador-. Es curiosa la forma en que funciona la mente de la gente, ¿no es cierto? El profesor Snape no podía soportar estar en deuda con su padre... Creo que se esforzó tanto para protegerlos este año porque sentía que así estaría en paz con él. Así podría seguir odiando la memoria de su padre, en paz...
Traté de entenderlo, pero me hacía doler la cabeza, así que lo dejé.
-Y señor, hay una cosa más...
-¿Sólo una?
-¿Cómo pude hacer que la Piedra saliera del espejo?
-Ah, bueno, me alegro de que me preguntes eso. Fue una de mis más brillantes ideas y, entre ustedes y yo, eso es decir mucho. Saben, sólo alguien que quisiera encontrar la Piedra, encontrarla, pero no utilizarla, sería capaz de conseguirla. De otra forma, se verían haciendo oro o bebiendo el Elixir de la Vida. Mi mente me sorprende hasta a mí mismo... Bueno, suficientes preguntas. Les sugiero que comiencen a comer esas golosinas. Ah, las grageas de todos los sabores. En mi juventud tuve la mala suerte de encontrar una con gusto a vómito y, desde entonces, me temo que dejaron de gustarme. Pero creo que no tendré problema con esta bonita gragea, ¿no les parece?
Sonrió y se metió en la boca una gragea de color dorado. Luego se atragantó y dijo:
-¡Ay de mí! ¡Cera del oído!
Profesor oí una voz que me decía - perdóname, aunque sé que no me lo merezco, quiero decirte que te amo _____Potter
Así era el profesor Quirred – dijo – parece ser que usted le dio un poco de luz a su corazón y lo oculto a Voldemort, pero es cierto que se enamoro de ti, ____, porque tu vistes como era en realidad en su interior. Dumbledore se fue pero yo seguía confusa
La señora Pomfrey era una mujer buena, pero muy estricta.
-Sólo cinco minutos -suplicó Harry.
-Ni hablar.
-Usted dejó entrar al profesor Dumbledore...
-Bueno, por supuesto, es el director, es muy diferente. Necesitan descansar.
-Estamos descansando, mire, acostados y todo lo demás. Oh, vamos, señora Pomfrey... -dije sonriendo de lado.
-Oh, está bien -dijo-. Pero sólo cinco minutos.
Y dejó entrar a Ron y Hermione.
-¡Harry/____!
Hermione parecía lista para lanzarse en mis brazos, pero me alegré de que se contuviera, porque me dolía la cabeza.
-Oh, chicos; estábamos seguros de que los... Dumbledore estaba tan preocupado...
-Todo el colegio habla de ello -dijo Ron-. ¿Qué es lo que realmente pasó?
Fue una de esas raras ocasiones en que la verdadera historia era aún más extraña y apasionante que los más extraños rumores. Les contamos todo: Quirrell, el espejo, la Piedra y Voldemort. Ron y Hermione eran muy buen público, jadeaban en los momentos apropiados y, cuando Harry les dijo lo que había debajo del turbante de Quirrell, Hermione gritó muy fuerte.
-¿Entonces la Piedra no existe? -dijo por ultimo Ron-. ¿Flamel morirá?
-Eso es lo que yo dije, pero Dumbledore piensa que... ¿cómo era? Ah, sí: «Para las mentes bien organizadas, la muerte es la siguiente gran aventura».
-Siempre dije que era un chiflado -dijo Ron, muy impresionado por lo loco que estaba su héroe.
-¿Y qué les pasó a ustedes dos? -pregunté.
-Bueno, yo volví -dijo Hermione-, desperté a Ron (tardé un rato largo) y, cuando íbamos a la lechucería para comunicarnos con Dumbledore, lo encontramos en el vestíbulo de entrada, y él ya lo sabía, porque nos dijo: «Harry y ____ se fueron a buscarlos, ¿no?», y subió al tercer piso.
-¿Creen que él quería que lo hicieran? -dijo Ron-. ¿Enviándoles la capa de su padre y todo eso?
-Bueno -estalló Hermione-. Si lo hizo... eso es terrible... los podían haber matado.
-No, no fue así -dije con aire pensativo-. Dumbledore es un hombre muy especial. Yo creo que quería darnos una oportunidad. Creo que él sabe, más o menos, todo lo que sucede aquí. Acepto que debía de saber lo que íbamos a intentar y, en lugar de detenernos, nos enseñó lo suficiente para ayudarnos.
-No creo que fuera por accidente que nos dejó encontrar el espejo y ver cómo funcionaba. Es casi como si él pensara que nosotros teníamos derecho a enfrentarnos a Voldemort, si podíamos... –dijo Harry pensativo.
-Bueno, sí, está bien -dijo Ron-. Escuchen, deben estar levantados para mañana, es la fiesta de fin de curso. Ya están todos los puntos y Slytherin ganó, por supuesto. Harry te perdiste el último partido de quidditch. Sin ti, nos ganó Ravenclaw, pero la comida será buena.
En aquel momento, entró la señora Pomfrey.
-Ya han estado quince minutos, ahora FUERA -dijo con severidad.
Después de una buena noche de sueño, nos sentimos casi bien.
-Queremos ir a la fiesta -le dijimos a la señora Pomfrey, mientras ella nos ordenaba todas las cajas de golosinas-. Podremos ir, ¿verdad?
-El profesor Dumbledore dice que tienen permiso para ir -dijo con desdén, como si considerara que el profesor Dumbledore no se daba cuenta de lo peligrosas que eran las fiestas-. Y tienen otra visita.
-Oh, bien -dijo Harry-. ¿Quién es?
Mientras hablaba, entró Hagrid. Como siempre que estaba dentro de un lugar, Hagrid parecía demasiado grande. Se sentó cerca de nosotros, nos miró y se puso a llorar.
-¡Todo... fue... por mi maldita culpa! -gimió, con la cara entre las manos-. Yo le dije al malvado cómo pasar ante Fluffy. ¡Se lo dije! ¡Podían haber muerto! ¡Todo por un huevo de dragón! ¡Nunca volveré a beber! ¡Deberían echarme y obligarme a vivir como un muggle!
-¡Hagrid! -dije, impresionada al ver la pena y el remordimiento de Hagrid, y las lágrimas que mojaban su barba-. Hagrid, lo habría descubierto igual, estamos hablando de Voldemort, lo habría sabido igual aunque no le dijeras nada.
-¡Podrían haber muerto! -sollozó Hagrid-. ¡Y no digas ese nombre!
-¡VOLDEMORT! -gritó Harry, y Hagrid se impresionó tanto que dejó de llorar-. Nos encontramos con él y lo llamaremos por su nombre. Por favor, alégrate, Hagrid, salvamos la Piedra, ya no está, no la podrá usar. Toma una rana de chocolate, tenemos muchísimas...
Hagrid se secó la nariz con el dorso de la mano y dijo:
-Eso me hace recordar... Les he traído un regalo.
-No será un bocadillo de comadreja, ¿verdad? –dijo Harry preocupad, y finalmente Hagrid se rió.
-No. Dumbledore me dio libre el día de ayer para hacerlo. Por supuesto tendría que haberme echado... Bueno, aquí tienen...
Parecía un libro con una hermosa cubierta de cuero. Lo abrimos con curiosidad... Estaba lleno de fotos mágicas. Sonriéndonos y saludándonos desde cada página, estaban nuestra madre y nuestro padre...
-Envié lechuzas a todos los compañeros de colegio de sus padres, pidiéndoles fotos... Sabía que ustedes no tenían... ¿Les gusta?
No podíamos hablar, pero Hagrid entendió.
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Bajamos solo a la fiesta de fin de curso de aquella noche. Nos había ayudado a levantarse la señora Pomfrey, insistiendo en examinarnos una vez más, así que, cuando llegamos, el Gran Comedor ya estaba lleno. Estaba decorado con los colores de Slytherin, verde y plata, para celebrar el triunfo de aquella casa al ganar la copa durante siete años seguidos. Un gran estandarte, que cubría la pared detrás de la Mesa Alta, mostraba la serpiente de Slytherin.
Ni bien entramos todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Harry y yo fuimos a nuestra mesa en Gryffindor .
Narra Draco
Cuando vi a ______entrar me alegre tanto pero creo que no fui el único también mi hermana y aunque me parece extraño Pansy también estaba feliz de ver a _____hay mismo.
________ hablaba con sus amigos y su hermano, se giró un momento, para verme me sonrió, que sonría tan preciosa pensé, después miro a...Pansy ¿Por qué le enseño algo que tenía en el cuello, le dijo algo que no pude descifrar....llego Dumbledore y hablo
Narra _____
Habla con mis amigos y mi hermano me gire para ver a Draco y le sonreí, después a Pansy, le sonreí y le enseñe el colgante que tenía que ella me regalo y le dije que la quería mucho con los labios, llego Dumbledore, dijo
-¡Otro año se va! -dijo alegremente Dumbledore ya en su lugar-. Y voy a fastidiarlos con la charla de un viejo, antes de que puedan empezar con los deliciosos manjares. ¡Qué año hemos tenido! Esperamos que sus cabezas estén un poquito más llenas que cuando llegaron... Ahora tienen todo el verano para dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo año... Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de la casa.
A nadie le agrada esa idea pero... ¿les gustó el inodoro que les enviamos? -dijo George divertido hacia mi y Harry.
-No -dijimos confusos, ya que no había ninguno- ahora que recuerdo, Dumbledore dijo que Madame Pomfrey lo confiscó -agregué yo a lo que él frunció el ceño y se dispuso a susurrar cosas con Fred.
-Bien, sigamos -continuó el profesor Dumbledore al ver que la mayoría no le hacía caso-, los puntos ganados son los siguientes: en cuarto lugar, Gryffindor, con trescientos doce puntos; en tercer lugar, Hufflepuff, con trescientos cincuenta y dos; Ravenclaw tiene cuatrocientos veintiséis, y Slytherin, quinientos cincuenta y dos.
Una tormenta de vivas y aplausos estalló en la mesa de Slytherin.
-Sí, sí, bien hecho, Slytherin -dijo Dumbledore-. Sin embargo, los acontecimientos recientes deben ser tenidos en cuenta.
Todos nos quedamos inmóviles. Las sonrisas de los Slytherin se apagaron un poco.
-Así que -dijo Dumbledore- tengo algunos puntos de última hora para agregar. Déjenme ver. Sí... Primero, para el señor Ronald Weasley... -Ron se puso tan colorado que parecía un rábano con insolación-... por ser el mejor jugador de ajedrez que Hogwarts haya visto en muchos años, premio a la casa Gryffindor con cuarenta puntos.
Las hurras de Gryffindor llegaron hasta el techo encantado, y las estrellas parecieron estremecerse. Se oyó que Percy le decía a los otros prefectos: Es mi hermano, ¿saben? ¡Mi hermano menor! ¡Consiguió pasar en el juego de ajedrez gigante de McGonagall!
Por fin se hizo el silencio otra vez.
-Segundo... a la señorita Hermione Granger... por tener gran habilidad y conocimiento sobre las plantas, premio a la casa Gryffindor con cuarenta puntos.
Hermione enterró la cara entre los brazos. Tuve la casi seguridad de que estaba llorando. Los cambios en la tabla de puntuaciones pasaban ante nosotros: Gryffindor estaba ochenta puntos más arriba.
-Tercero... a la señorita Hermione Granger y la señorita ____ Potter... por el uso de la fría lógica y astucia al resolver el enigma de las pociones, premio a la casa Gryffindor con cuarenta puntos.
Los vivas y aplausos no se hicieron faltar, yo sonreí abiertamente mientras los más cercanos a mí, me felicitaban.
-Cuarto... al señor Harry Potter y a la señorita ____Potter... -continuó Dumbledore. La sala estaba mortalmente silenciosa-... por todo su temple y sobresaliente valor, premio a la casa Gryffindor con cuarenta puntos.
El estrépito fue total. Los que pudimos sumar, además de gritar y aplaudir, nos dimos cuenta de que Gryffindor tenía los mismos puntos que Slytherin, cuatrocientos setenta y dos. Si Dumbledore nos hubiera dado un punto más... Pero así no llegábamos a ganar. Dumbledore levantó el brazo. La sala fue recuperando la calma.
-Hay muchos tipos de valentía -dijo sonriendo Dumbledore-. Hay que tener un gran coraje para oponerse a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con los amigos. Por lo tanto, premio con diez puntos al señor Neville Longbottom.
Alguien que hubiera estado en la puerta del Gran Comedor habría creído que se había producido una explosión, tan fuertes eran los gritos que salieron de la mesa de Gryffindor. Harry, Ron, Hermione y yo nos pusimos de pie y vitoreamos a Neville, que, blanco de la impresión, desapareció bajo la gente que lo abrazaba. Nunca había ganado más de un punto para Gryffindor.
-Lo que significa -gritó Dumbledore sobre la salva de aplausos, porque Ravenclaw y Hufflepuff estaban celebrando la derrota de Slytherin-, que hay que hacer un cambio en la decoración.
Dio una palmada. En un instante, los adornos verdes se volvieron escarlata; los de plata, dorados, y la gran serpiente se desvaneció para dar paso al león de Gryffindor. Snape estrechaba la mano de la profesora McGonagall, con una horrible sonrisa forzada en su cara. Capté la mirada que Snape me envió, parecía como de ¿orgullo?, no lo sé...pero hice algo que tenía que hacer, cogí la varita sin que nadie se diera cuanta ni siquiera él, le dije un conjuro, Florius ( inventado) salió en su mesa una rosa verde, él se dio cuenta de la rosa y le sonreí
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Parecía que la vida iba a volver a la normalidad en el año próximo, o a la normalidad típica de Hogwarts. Aquélla fue la mejor noche de mi vida, mejor que ganar un partido de quidditch, o que la Navidad, o que hacer que se desmayara el monstruo gigante... Nunca, jamás, olvidaría aquella noche.
Casi no recordaba ya que teníamos que recibir los resultados de los exámenes, pero éstos llegaron. Para nuestra gran sorpresa, tanto Harry como Ron pasaron con buenas notas. Hermione y yo, por supuesto, fuimos las mejores del año. Hasta Neville pasó a duras penas, pues sus buenas notas en Herbología compensaron los desastres en Pociones. Nosotros confiábamos en que suspendieran a Goyle, que era casi tan estúpido como malo, pero él también aprobó, medio rabia y lástima pero bueno, como dijo Ron, no se puede tener todo en la vida.
Y de pronto, nuestros armarios se vaciaron, los equipajes estuvieron listos, Neville encontró a su sapo en un rincón del cuarto de baño... Todos los alumnos recibimos notas en las que nos prevenían para que no utilizáramos la magia durante las vacaciones - Siempre espero que se olviden de darnos esas notas, dijo con tristeza George, eso seria imposible pensé . Hagrid estaba allí para llevarnos en los botes que cruzaban el lago. Subimos al expreso de Hogwarts, charlando y riendo, mientras el paisaje campestre se volvía más verde y menos agreste. Comimos las grageas de todos los sabores, pasamos a toda velocidad por las ciudades de los muggles, nos quitamos la ropa de magos y nos pusimos camisas y abrigos... Y bajamos en el andén nueve y tres cuartos de la estación King Cross.
Tardamos un poco en salir del tren porque había un montón de alumnos reunidos cerca de la puerta, estaban observando algo. Así que decidimos acercarnos más deprisa y al ver por qué se habían detenido, me sorprendí bastante.
-¡Un inodoro de Hogwarts! -dije sorprendida e inmediatamente me puse a buscar con la mirada a los gemelos que se estaban riendo abajo del tren. Nosotros bajamos también.
-¿Vieron eso? ¿Quién podría haber hecho algo así? -preguntó Ron en voz alta, así que yo miré a los gemelos que me miraron divertidos y ahí supe que mis sospechas eran cierta.
-¿Cómo creen que volverá ese inodoro a Hogwarts? –pregunto Harry con una sonrisa .
-Quien sabe, quizás vuelva como alumno en el tren -dijo Fred riendo y ambos se alejaron sonrientes del lugar para no ser descubiertos.
Nos dirigimos todos juntos a la pared de piedra del andén. Un viejo y enjuto guarda estaba ahí, dejándonos pasar de dos en dos o de tres en tres, para que no llamáramos la atención saliendo de golpe de una pared sólida, pues alarmaríamos a los muggles.
-Tienen que venir y pasar el verano conmigo -dijo Ron-, los tres. Les enviaré una lechuza.
-Gracias -dijo Harry-. Voy a necesitar alguna perspectiva agradable.
La gente nos empujaba mientras nos movíamos hacia la estación, volviendo al mundo muggle. Algunos nos decían.
-¡Adiós, ____!
-¡Nos vemos, Potters!
-¡Hasta luego, Harry!
-Siguen siendo famosos -dijo Ron, con sonrisa burlona.
-No allí adónde vamos, eso te lo aseguro –respondió me hermano, ya que yo había decidido irme con Harry a casa de nuestros tíos, a decir verdad ese tema fue muy complicado de arreglar, porque al principio nuestros tíos no lo aceptaron de inmediato.
En eso pasamos la estación.
-¡Allí están, mamá, allí están, míralos!
Era Ginny Weasley, la hermanita de Ron, pero no señalaba a su hermano en específico.
-¡Harry y ____ Potter! -chilló-. ¡Mira, mamá! Puedo ver...
-Tranquila, Ginny. Es de mala educación señalar con el dedo.
La señora Weasley nos sonrió.
-¿Un año movido? -nos preguntó.
-Muchisimo -dijo Harry.
-Muchas gracias por el jersey y la camiseta , señorita Weasley -dije.
-Oh, no fue nada.
-¿Ya están listos?
Era tío Vernon, ¿cómo me di cuenta? fácil, según Harry, él tenía con el rostro "púrpura", un gran bigote y tenía un aire furioso. Detrás, estaban los que supongo que serían tía Petunia y Dudley, éste último con aire aterrorizado.
-¡Usted debe de ser de la familia de Harry y ____! -dijo la señora Weasley
-Por decirlo así -dijo tío Vernon-. Dénse prisa, muchachos, no tenemos todo el día.
Dio la vuelta para ir hacia la puerta. Nosotros esperamos para despedirnos de Ron y Hermione.
-Nos veremos durante el verano, entonces.
-Espero que... que tengan unas buenas vacaciones -dijo Hermione, mirando insegura a tío Vernon, impresionada de que alguien pudiera ser tan... desagradable.
-Oh, lo serán -dijo Harry, y nosotros vimos, con sorpresa, la sonrisa burlona que se extendía por su cara-. Ellos no saben que no nos permiten utilizar magia en casa. Vamos a divertirnos mucho este verano con Dudley... -dijo macabramente.
-¿Quién eres y que hiciste con mi hermano? -dije sonriendo y en eso los cuatro nos echamos a reír... juntos...
Llegamos a la casa y hable con una mujer creo que ella es Petunia, dejamos las cosas y fui hablar con ella
Tía Petunia, si puedo decirte así, - dije, ella me miro – quería decirte que me imagine que tú eras guapa pero me equivoque, eres preciosa – dije, ella se sorprendió mucho que incluso el tío Vernon se quedó sin habla, ella me abrazo con mucho cariño.
Me dirigí donde estaba mi tío y mi primo
Tío Vernon, quería decirte que sinos haces algo a Harry, a mi o a los dos , juro que nunca, pero nunca te lo voy a perdonar y no solo eso, juro que te voy hacer sufrir mucho, se hacer cosas sin magia así que no me provoques entendido – le dije con una mirada asesina que tembló ante mis palabras – y no solo a usted también a mi primo que tengo delante mi primo Dudley, lo entendiste, Dudley asintio con mucho pero con mucho miedo
Me fui donde estaba Harry, y hablamos
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PERDÓN :'(
Lo siento mucho chicas y chicos pero estuve sin inspiración y no solo eso se me rompió el móvil pero tranquilos pondré pronto otro capitulo un abrazo, comenten y voten
Así hoy es mi santo
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