CAPÍTULO V: Vestidos Reales
-Debo de recibir a mi madre con un obsequio, ella viene demasiado cansada cuando llega de trabajar y lo menos que puedo hacer por ella es regalarle unas cuantas flores silvestres para alegrar su laborioso día en el castillo, esa gente real siempre la deja agotada - exclamó Daela al ver que la luz del día impactaba menos sus suaves manos y la luminosidad caía.
Daela salió de aquel río prestigioso de los otros, corrió hacia su horizonte y sus sensaciones eran tan explícitas que los latidos de su corazón palpitaban hasta dejarla sin un sutil aliento.
-Mi madre merece estas hermosas y lindas flores, aunque si yo tuviera fortuna, le daría una florería completa - suspiró Daela tras cortar de los suaves campos las flores de colores, su sonrisa se desvaneció.
Daela se olvidó de lo que estaba haciendo, su sentir estaba deseando un espectáculo verañil, dejó las infantiles flores silvestres sobre una roca gigante y con un suspiro agachó su mirada y sobre el suave pastizal empezó a danzar y dar pasos de baile tal parecieran ensayados y declarados por la nobleza y la belleza.
Aquella chica de los suaves cantos se dejaba llevar por la rica brisa que se le ofrecía, aquel día se sentía más viva de lo normal, aquel día sintió la libertad, sintió que mientras cerraba sus ojos, los sueños se hacen realidad.
-Debo ir pronto a casa, mi madre no tardará demasiado en llegar - mencionó con una suave voz aquella chica al abrir sus ojos para posteriormente tomar las florecillas que había seleccionado.
Daela estaba feliz por varios motivos, sabía muy bien que cada vez que su madre iba al palacio real de Zenda, traía consigo los viejos vestidos finos de la princesa Charlotte, esas suaves telas que presentaba ante Zenda eran donadas para dárselos a ella, un privilegio compartir las frágiles texturas con la más hermosa princesa que había tenido Zenda.
El otro motivo de su inocente felicidad era haber sido tocada suavemente por su amor imposible, ese chico de ojos hermosos que la cautivó desde infante y que hasta el momento ningún otro caballero del reino le había hecho sentir nunca.
***
-Debo de preparar todo, la casa está impecable y las cortinas de seda están en orden, no creo que mi madre se moleste por ver esas manchas que hay sobre la mesa, sólo es un poco de pintura. - Exclamó al limpiar rápidamente la casa Daela para evitar que su madre se enfadara.
Daela fue a su pequeña y humilde habitación, sacó debajo de su cama una caja de roble y la abrió cuidadosamente como era costumbre, sacó unos adornos hermosos con bordes exquisitos y se los colocó en su cabeza, tomó el delicioso perfume de lavanda que su madre había comprado para ella y con su crema de caracol la aplicó a su suave y tersa cara.
Pronto se escuchaban golpes sobre la puerta, Daela reaccionó rápidamente y con pasos de prisa, gritando respondí :
-¡Un segundo, un segundo! - abrió la puerta.
El reflejo de la serenidad y trabajo cansado había llegado de una larga jornada de trabajo, esos ojos sumisos hundidos y sonrisa cálida habían llegado a casa.
-Madre, le he extrañado mucho a usted, ¿Cómo le ha ido en este día? - Preguntó con un abrazo Daela.
-Cariño, dulce cariño. Estoy demasiado agobiada, necesito descansar y prometo hablarte de todo lo que sucedió - dijo con una voz cansada Daesha.
Daela salió tomó la mano de su madre, sostuvo sus cargamentos y la sentó sobre la silla de enfrente y rápidamente le dio el racimo de flores que había cortado sobre el campo.
Su cara de Daesha era de grata felicidad, inmediatamente Daela se dio cuenta de los vestidos nuevos pero a la vez viejos de la princesa Charlotte. Tomó el vestido rosado que le había encantado tanto, ese color tan peculiar con finos detalles clásicos.
-Madre, ¿este vestido es para mí? Está realmente preciso, es un gozoso. - Exclamó con demasiado entusiasmo Daela.
Pronto Daesha se levantó del asiento y con una mirada triste y tocando las mejillas de su hija contestó :
-Es una pena linda, pero este vestido es para Charlotte, lo terminaré de diseñar adecuadamente en unos días, ¿a caso no miras las nuevas texturas?
Daela se sintió apenada y su sonrojo incrementó al mirar a su madre, corrió rápidamente hacia su habitación y abrazó fuertemente a la almohadilla, un acobijo de su ingrata vergüenza.
***
-¡CHARLOTTE! deja tus actividades y ven conmigo. - Exclamó una voz demasiado gruesa que sin duda transmitía miedo.
-Oh, padre ¿Qué sucede su majestad? - contestó Charlotte tras ser sorprendida.
-Tú madre se encuentra realmente enferma y dudo mucho que dure una noche más, la reina Carlota está en sus últimos momentos. Como la princesa que eres, debes de obedecer nuestro protocolo y despedirte de ella.
La princesa de la sonrisa pizpireta había sentido un cañón sobre su cuerpo, un completo avistamiento sin decreto que hizo que rápidamente se andará a correr a dirección a la habitación de su madre, el rey David tomó su mano fríamente y dijo :
-¿A dónde crees que vas?
-Necesito ver a mi madre, todo este tiempo no me ha dejado ver a mi infeliz madre y ahora de nuevo me lo está prohibiendo de nuevo usted. - Contestó con una voz llorosa y entre lágrimas entre los ojos la princesa Charlotte.
El rey David cerró la puerta bruscamente encerrando a aquella princesa tal pareciera un canario sin libertad.
La princesa Charlotte golpeó la puerta con sus delicadas manos suplicando a su padre que la dejara ver a su madre,hasta que una voz de un joven príncipe llegó a complacer tal petición.
-Herant, ¿eres tú? Te suplico que me abras la puerta. - Exclamó la princesa Charlotte a su hermano, el príncipe del reino.
-He venido a decirte que madre a muerto, la reina de Zenda ha dejado nuestro reino hermana. - al terminar el príncipe Herant calló sobre un llanto profundo pegado a la pared.
Charlotte sintió una verdadera guerra en su sentir, su cerebro se congeló y su llanto garantizó una despiadada lluvia sin fin.
-¡NOOOOOO! no mi madre no,ELLA NOOO. -gritó Charlotte sobre la puerta arrastrándose sobre el suelo y sus lágrimas caían y caían haciendo que sus ojos rojos cómo los vivos tulipanes de Zenda quedarán.
Nota dedicatoria
Le dedico este capítulo a una persona muy especial para mí, una gran amiga.
@CeciliaReyes576867
Gracias por todo tu apoyo.
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