
Capitulo X. Los deseos del príncipe
Esa noche Sasuke estuvo ausente durante el resto de la cena, no dejaba de pensar en las palabras que le había dicho horas antes su madre, ¿realmente se había enamorado de la joven? O acaso solo era que ella era demasiado buena como para lastimarla, si, eso era lo más seguro, después de todo el caballero de hierro que era el joven Uchiha, no podía enamorarse como tonto de una niña.
Sasuke dormiría en una de las habitaciones de huéspedes que se encontraba a dos habitaciones de donde estaría Sakura, como ella había ocupado su alcoba, decidió ir por ropa para ducharse, al entrar a dicha habitación no se percató de la presencia de la chica, así que se adentro en ella sin tener cuidado y tomó ropa de uno de los cajones que estaban al lado de su cama, notó que se encontraba tendida sobre ella una camisola transparente en color rojo, Sasuke la rozó con sus dedos imaginándose a la pelirosa en ella, tuvo curiosidad de donde se encontraba ella cuando escucho ruidos en el cuarto de baño, decidió acercarse y pudo notar cuando la joven se bañaba dentro de su tina de baño, la chica estaba tan absorta cantando que no se percató de que la estaba observando el moreno, la chica enjabonaba delicadamente sus brazos con una esponja, y pese a que estaba recostada sobre la tina, el azabache pudo notar el cuerpo desnudo de la chica, pues ésta había dejado entreabierta la puerta, Sasuke luchaba mentalmente contra sus pensamientos, verla así y de esa manera le avivan deseos de tenerla, su libido había incrementado notoriamente, dejando prueba de ello una notable erección que se asomaba entre sus pantalones, la chica se levanto de la tina, dejando su cuerpo al descubierto totalmente desnudo y a la vista del moreno, Sasuke no pudo resistir mas y salió casi corriendo de la habitación azotando la puerta, Sakura escucho el sonido de la puerta pero no se percató de quien había sido.
Esa noche Sasuke se encontraba encolerizado, cómo era posible que tuviera que tener esas frustraciones por esa chiquilla, deseaba en ese momento más que nada tomarla y reclamarla como suya, jamás se había sentido tan frustrado, siempre que el deseaba algo lo obtenía, y esa chiquilla no sería la excepción, esa noche la haría suya a costa de lo que fuera, así que cegado por el deseo corrió de regreso a la habitación donde se encontraba la ojijade, tocó desesperadamente la puerta de su habitación, Sakura se apresuró a abrirle, percatándose de que era el azabache quien se encontraba afuera, al encontrarse con los ojos onix del moreno, lo miró confundida sin embargo le obsequio una sonrisa cálida, lo dejó pasar y un tanto preocupada le pregunto que era lo que pasaba.
Sasuke sin decir nada caminaba de un lado a otro, miraba de reojo a la chica, mientras hacía ademanes con sus manos cubriéndose la cara y tocándose el cabello.
-Sasuke ¿qué tienes?, luces preocupado – preguntó la chica inquieta, acercándose al moreno.
-Perdóname por lo que voy a hacer princesa – contestó Sasuke entre dientes, mientras tomaba a la chica y la acercaba a él.
Sasuke había juntado sus labios a los de la joven, a quien había tomado por sorpresa, ella aunque dudosa en un principio, correspondió al beso del moreno, poco a poco el beso se fue intensificando, haciendo que a ambos les costara respirar, Sasuke se separó primero, observó como los labios de la chica se encontraban hinchados lo que le resulto excitante, la bata que cubría su camisón, había dejado al descubierto su hombro izquierdo, por lo cual se acercó y lo besó, la chica tembló inmediatamente al tacto de los labios del moreno, tenía sus ojos jade cerrados y su cuerpo temblaba, lo que ocasionó que su libido se estimulara aún más.
-Sasuke ¿qué quieres? – le preguntó la chica con la voz entrecortada.
-Te quiero a ti, aquí y ahora – le susurró al oído el uchiha, mientras pegaba a la chica más a su cuerpo.
Sasuke volvió a perder el control y beso nuevamente a la joven, ella temblaba al tacto del moreno, Sasuke se quitó el saco y posteriormente le quitó lentamente la capa que cubría el camisón de la chica, el cual aunque era de color rojo, era transparente, sin que dejara mucho a la imaginación, Sasuke la observó detalladamente, sonrió de medio lado y recostó a la chica en la cama, volvió a besarla, y cada momento intensificaba más y más el beso, después se colocó encima de ella, comenzó a besar su cuello, lo que ocasiono que la ojijade soltará involuntariamente un gemido de placer, Sasuke sonrió maliciosamente de medio lado y volvió a besar el cuello de la chica, ella esta vez trato de ahogar su gemido, lo que divirtió al azabache.
-Sasuke por favor, te lo ruego, no sigas – suplicó la joven con la voz entrecortada.
-No haré nada que tu no quieras – sonrió de medio lado el azabache, quien tocaba el contorno del cuerpo de la chica – eres tan hermosa – murmuro mientras besaba uno de los hombros de la pelirosa.
-Sasuke por favor, no sigas, no quiero – comenzó a temblar la pelirosa.
Sasuke recorría con sus labios lentamente su cuerpo, de pronto sintió húmedo el cuello de la chica, volteó a mirar a la joven, quien ya se encontraba llorando, Sasuke se detuvo y la observó de frente, sin que la pelirosa pudiera detener su llanto.
-Por favor no sigas – suplicó nuevamente la ojijade, dejando ver sus ojos cristalinos, los cuales denotaban miedo hacia el moreno.
Sasuke se apartó de ella, pudo observar como la joven temblaba notoriamente, ella se puso de cuclillas, y se abrazo a si misma, pegando a su cuerpo sus rodillas, mientras lloraba desesperadamente.
-Por favor no me hagas nada – volvió a suplicar la chica.
Sasuke se sintió como el peor de los bastardos, él se había jurado asi mismo en que haría cualquier cosa por protegerla y ahora él había ocasionado su llanto, se había comportado como todo un patán, como todo un imbécil, como era posible que había tratado de corromper con la inocencia de su princesa, cuando ella había demostrado estar preocupada por él y lo había cuidado cuando estaba enfermo, y hasta incluso había estudiado y averiguado todo sobre la nación del fuego, mientras él y sólo él había tratado de deshonrarla, avergonzado de lo que había hecho, tomó su saco y se fue de la habitación de la princesa, sin decir nada.
Se encontraba más que molestó consigo mismo, se odiaba a tal grado que quería incluso deseaba desaparecer de la faz de la tierra, necesitaba despejar su mente, así que tomo a sharingan su caballo y cabalgo durante toda la noche.
Eran las doce del día y Sakura, aún no bajaba a desayunar, Mikoto se había preocupado un poco por la ojijade.
-Han visto a Sakura, ella siempre se levanta temprano, y ya es tarde, aún no ha bajado a desayunar – preguntó inquieta Mikoto.
-La princesa se siente un poco indispuesta su excelencia, esta mañana he ido a despertarla y me pidió de favor que no la molestará, quiere estar sola – comento Ino, haciendo una reverencia mientras se retiraba a la cocina.
Mikoto subió a ver a la ojijade, pero ésta se negó en siquiera abrir la puerta, Mikoto se preocupó aún más y decidió buscar a Sasuke para ver si él podría tranquilizar a la pelirosa; después de recorrer todo el castillo, encontró a Sasuke quien se encontraba entrenando y al parecer lucía demasiado molesto, Mikoto se acercó a su hijo y le pidió que fuera a ver a Sakura.
-Sasuke deberías ir a verla, quizá esta enferma o se sienta mal, eres su prometido y en dos días serás su esposo, yo intenté hablar con ella, pero no me dejo entrar, estoy preocupada quizá le haya pasado algo.
-Si a ti no te ha dejado entrar que te hace suponer que a mi me lo permita – comentó el moreno en tono molesto, mientras golpeaba fuertemente un árbol.
-Sasuke no puedes ser tan indiferente, ella será tu esposa, la madre de tus hijos.
-Ni siquiera creo que quiera tener hijos conmigo – se mofo Sasuke.
-Sasuke, porque dices eso.
-Eso no importa.
-Sasuke, a caso pelearon ustedes.
-No quiero hablar de eso
-Sasuke...
-Madre, por favor tengo muchas cosas que hacer – comentó Sasuke, dando la espalda a Mikoto mientras lanzaba un kunai a un árbol.
Mikoto dejó sólo a Sasuke y se dirigió a la habitación de Sakura, al principio ésta se había negado en abrirle a su futura suegra, pero ella siguió insistiendo tanto, que al fin logró que la pelirosa le abriera, Mikoto corrió a abrazar a la pelirosa, logrando así que ella soltara en llanto.
-Sakura-chan, mi pequeña flor de cerezo, que es lo que ha pasado entre tú y Sasuke, ¿a caso pelearon? ¿Él te hizo algo? – preguntó inquieta la azabache.
-Mikoto-sama, todo ha sido culpa mía – volvió a llorar la chica.
Toda la tarde Mikoto había estado con Sakura, Sasuke tuvo curiosidad de que era lo que habían platicado, así que había ido a ver a Mikoto para saber que tenía la ojijade.
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