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Las trompetas y demás instrumentos comenzaron a sonar por toda la avenida, los sonidos de expectación de las gentes no se hizo esperar. Mi madre y mi hermana estaban anonadas con el despliegue de masas que había en estos momentos; y Hyunjin miraba expectante las grandes puertas del palacio que estaban comenzando a abrirse.

No sabía el por qué estaba nervioso en cierto modo, ya que el tema de la familia real nunca me ha importado mucho, lo respeto pero nunca ha llamado mi interés. Supongo que tanto alboroto y emoción alrededor me ha contagiado una mínima parte.

Las puertas terminaron de abrirse y una figura femenina empezó a subir al palco real. Ella era Dione, la princesa. Estaba cubierta por un velo de color lavanda que ocultaba su rostro mas no su pelo, el cual era rizado y castaño y se presentaba con un recogido al estilo griego antiguo. Su vestimenta conjuntaba con el velo en color y tela, tenía detalles de color plata y rosáceos. Desde donde podía verla parecía alta y esbelta. Alzó el mentón y comenzó a hablar.

-Queridos ciudadanos y ciudadanas del reino, nobles, y queridos amigos, hoy es un día de profunda importancia y trascendencia en la historia de nuestro amado reino. Reunidos aquí, en este lugar donde las voces del pasado resuenan en cada rincón, nos encontramos para celebrar y dar la bienvenida a una nueva era. Una era de unidad, de esperanza y de cambio.

Tenía una voz dulce y calmada pero a la vez denotaba seguridad y emoción. Tal vez no le pudieramos ver las facciones en este instante, pero se notaba la daterminación y el cariño con el que hablaba a su gente, aún sin conocerlos.

>>Desde los anales de la historia, los cuentos de héroes y heroínas que se alzaron en momentos oscuros, nos han enseñado el valor del coraje y la determinación. Hoy, una nueva página se escribe en ese legado eterno. Con gran humildad y gratitud, me presento ante vosotros como vuestra princesa, dispuesta a enfrentar los desafíos y buscar las oportunidades que nos depara el futuro.Este reino, con su belleza inigualable y su gente llena de bondad y valentía, ha sido el corazón de mi educación y formación. Hoy, al alzarme en este podio, no solo asumo el papel de la princesa, sino también el de una líder comprometida con el bienestar de cada uno de vosotros. Mi objetivo es guiar con sabiduría, escuchar con empatía y tomar decisiones que reflejen los deseos y las necesidades de nuestra comunidad diversa y rica en tradiciones.

>>Hoy, al mirar a los ojos de los que me han acompañado desde mi infancia y a los que he tenido el honor de conocer recientemente, veo un futuro lleno de posibilidades. Juntos, crearemos una narrativa que trascienda el tiempo y que haga que las generaciones venideras se sientan orgullosas de nuestro legado.

A este punto mis padres y mis amigos estaban emocionados, pequeñas lágrimas se escapaban de los ojos de Hyunjin y Mis otros dos amigos la miraban impresionados con los labios separados. Solo escucharla era una bandición para los oídos de todos nosotros. Su paz, armonía y dedicación, emocionaba incluso a la persona más seca y seria como yo. Su voz era como una brisa de primavera en los días más fríos. Como una gota de agua en el desierto más seco.

>>Por último, quiero expresar mi inmensa gratitud a todos los que han trabajado incansablemente para hacer de este día una realidad. Agradezco a mis padres, a nuestros consejeros y a cada individuo que ha contribuido a dar forma a este reino. Vuestra dedicación y apoyo no pasan desapercibidos y son el cimiento sobre el que construiremos nuestro futuro. En este día de celebración y promesa, me comprometo ante vosotros a servir con honor, integridad y pasión. Juntos, como un reino unido, enfrentaremos los desafíos y abrazaremos las alegrías que nos depara el camino. Gracias por compartir este momento conmigo y con mi familia. Como muestra de gratitud mi rostro será desvelado en este mismo instante. Que la luz de la esperanza ilumine siempre nuestro reino y guíe nuestros pasos hacia un mañana mejor.

La princesa finalizó su discurso ante la atenta mirada de sus padres, quienes asintieron con los rostros bañados en orgullo y cariño. Se acercaron a ella y se dieron un corto abrazo. Su madre se posicionó detras de la princesa y llevó sus manos hacia el enganche del velo.

-¡Viva el reino y su gente! ¡Viva la unidad y la prosperidad! ¡Viva nuestro futuro! ¡Por la princesa Dione!-gritó el consejero real.

-¡Viva!.-dijimos todos los presentes al unísono mientras se lanzaban al aire serpentinas, flores y pétalos blancos.

La reina desabrochó el velo con la princesa cabizbaja. Lo dejó caer, y entonces la princesa levanto el rostro con una sonrisa plasmada en él.

Las gradas y todos los presentes enloquecieron en más gritos de Viva la princesa y vivan los reyes. 

Su rostro era una mezcla de gracia y belleza que evocaba la elegancia de las esculturas esculpidas por los antiguos maestros griegos. La pureza de sus rasgos destacaban, dotándola de una apariencia divina que parecía haber sido moldeada por los mismos dioses. Su piel, tenía un matiz cálido y dorado, como si hubiera capturado la luz del sol de la costa mediterránea. Sus ojos grises eran profundos y brillantes como las aguas del mar Egeo, reflejaban la vastedad de su espíritu y parecían contener secretos ancestrales. Sus labios, de un rosa natural y suave, parecían esculpidos para sonreír y transmitir palabras de aliento y dulzura. En conjunto, su belleza era abrumadora, podría decir que era una diosa y nadie lo negaría. En mi vida había presenciado tanta hermosura, tanta gracia y tanta determinación. Su mirada dulce y cálida, imponía.

-Creo que acabo de ver a la diosa Afrodita en persona.-dijo Han embobado.

Chan y mi hermana asintieron abrumados por el rostro recién desvelado.

-Le pienso hacer la escultura más grande de todo el reino. Que belleza, que armonía, que facciones más simétricas. Digna de artistas como Fideas o Escopas.-dijo Jinnie mientras hacía un boceto de la princesa en uno de sus cuadernos.-¿Crees que tu padre podría hablar con el rey para que se me diese permiso para esculpirla?

-No lo sé, y tampoco quiero abusar de la confianza que tienen ambos.-dije inseguro.-Podría preguntar pero no te prometo nada.

Hyunjin sonrió y siguió a lo suyo. Volví a dirigir mi mirada al palco real donde los monarcas estaban saludando a las personas que pasaban. La princesa tomaba entre sus propias manos los regalos que le hacían y agradecía tomando las manos de la gente con una sonrisa sincera. Un niño de no mas de dos años, sonrojado subió al palco para obsequiarle una rosa blanca, ella la cogió delicadamente y se agachó para darle un abrazo al pequeño y acariciarle el rostro. Los padres del niño los miraban impresionados, al igual que las personas a su lado. Los reyes se acercaron también y agradecieron a la familia del niño, la princesa cogió al niño en brazos quien se reía a carcajadas por algo que ella le había dicho. En un simple momento me vi sonriendo como idiota mientras veía la tierna escena, fantaseando con que algún día tuviera la suerte de encontrar a alguien tan bello por dentro y por fuera como aparentaba la princesa.

-Ojala ser nobleza para poder acercarme tan facilmente a ella.-lloriqueó el mayor.

-Lo mismo digo.-suspiré.

Los tres me miraron sorprendidos por mi repentina respuesta.

-¿Qué? A mi también me parece guapa.-me defendí cruzandome de brazos.

-Mi hermanito pequeño se ha enamorado de la princesa..Que típico y que romántico y que bonita historia.-dijo Sori con su mentón apoyado en sus manos entrelazadas y con una expresión risueña.

-Deja de soñar, Sori, como si fuese a tener oportunidad si quiera de conocerla.

-Osea que estás afirmando que te gusta.-me guiñó un ojo.

-¿Qué? Eh ¡no!-.grité aleteando las manos.-Escucháis lo que queréis y lo lleváis siempre a vuestro terreno. Además, ¿qué si me gusta? Se va a casar con Yoongi.-me encogí de hombros.

-Esperemos que no pase, no creo que la princesa, ahora que ha revelado su identidad, quiera dejar su libertad por un simple capricho. Ella es una persona, por los dioses, no es un juguete.-defendió.

-Lo sabemos todos, pero no podemos meternos ahí aunque queramos, son temas de la realeza. Solo esperemos que los reinos funcionen bien cuando se terminen de fusionar.-me encogí de hombros.

-No digas eso, Minnie, tu princesa se va a casar con otro desagradecido y no contigo.-dijo Jinni dramáticamente.

-Y dale con que es mi princesa, lo es y la tuya también, y la de todos los presentes.-bufé rodando los ojos.

-Pero así podrás tener tu historia fantasiosa con ella, sería como un mito griego, pero sin el mito.-aplaudió Han.-Aunque si no quieres eso, ya me encargaré yo de cortejarla.

Chan empezó a reírse al igual que mis amigos y mi hermana.

-No es gracioso.

-Ay que amargado estás ultimamente, hermanito.

Volví a dirigir mi mirada al palco real y para mi sorpresa, los reyes se habían movido y habían empezado a saludar a las personas que estaban unos metros por delante de nosotros. Busqué a la princesa y la encontré aún más cerca de nosotros.

-Mirad hijos, los monarcas vienen a saludar, acordaos de mantener la compostura y no hagáis el ganso. Esto lo digo por todos.-nos señaló mi madre.

Los chicos levantaros las manos como si de un arresto se tratara y Sori asintió rápidamente al ver que los siguientes en la fila de palcos éramos nosotros.

-Querida Sofía, qué gusto volver a verte y a tu familia. Es un placer teneros aquí junto a nuestra familia en tan importante día.-sonrió la reina tomando la mano de mi madre tras haberse reverenciado ante ella.

-Es un honor conocer finalmente a vuestra hija, la princesa, es hermosa.-contestó apretando su mano en un gesto de cariño.

-Alesandro, amigo mío, que gran día estamos celebrando, la princesa es bellísima, se ve que la habéis educado de la mejor manera.-mi padre le dio un apretón de manos.

El rey rió complacido por el comentario de mi padre y le dio una palmada en la espalda a modo de afecto.

-Me da gusto veros a todos tan bien, Seungmin, hijo, cuanto has crecido, hacía tiempo que no te veía, ya no vas por el taller de tu padre.-se dirigió a mi.

-Sí, esas cosas las dejé cuando me hice un poco más mayor, su alteza. Un placer verles, como siempre.-hice una leve reverencia.

-Oh, cariño, ya sabes que puedes llamarnos por nuestros nombres, a mi hay veces que cuando me llaman así me siento muy vieja y soy demasiado joven hasta para que me llamen señora.-dijo graciosa la reina.

Reímos juntos y entonces la estrella del día hizo acto de presencia.

-Buenos días, mi nombre es Dione, un gusto conocerles, me han hablado muy bien de su familia todos estos años, muchas gracias por todos los vestidos y trajes, son los mejores del reino.-sonrió hacia mis padres.

-Como ya sabéis, Dione siempre ha sido gustosa de los trajes que nos mandáis. Incluso cuando era pequeña se ponía los de Selene.-comentó el rey.

-Papá, no digas eso.-se sonrojó ella.

-Nos halaga inmensamente que le gusten nuestras prendas, lo mejor para los mejores monarcas.-sonrió cálidamente mi madre.

-Ay ¡pero qué maleducados! Ellos son nuestros dos hijos, la mayor Sori y su pareja Chan.-señaló a mi hermana quien saludó con una reverencia.-Y mi hijo menor, Seungmin, tiene su misma edad, princesa.

Ella me miró y por un momento juraría haber visto un atisbo de sorpresa cruzar por sus hermosos ojos.

-Encantado de conocerla, princesa, es un honor.-le tome la mano y le besé el dorso de esta.

Tuve que alejar mis labios rápidamente por la gran corriente eléctrica que que sentí al tocarla. La miré sorprendido cuanto menos ya que por su expresión, podía asumir que ella también lo había sentido.

Los demás nos miraron confundidos, obviamente parecía haber incomodidad aunque no fuera así.

La reina Selene nos miró detenidamente con el ceño levemente fruncido mas no dijo nada.

-E-Eh..Encantada de conocerle igualmente, Seungmin. Espero que nos llevemos bien.-dijo ella recomponiendose.

La única persona con la que he tenido esa corriente fue con Afrodita..Pero no puede ser, ¿verdad?

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