Astrid y Elsa estuvieron en la sala estudiando y practicando para la fiesta que se aproximaba para dar a conocer a la princesa perdida.
Lo iban a decidir el rey y la reina por como iba el comportamiento y apariciencia física, también por como vivió cada una.
Así que debían estar practicando entradas y lo que dirían lo cual ocupaba gran parte de su tiempo.
A Astrid le molestó debido a que no tenía tiempo ni para ella misma, estaba siendo ahogada por sus clases y deberes.
Elsa estaba igual, pero la mayor parte de ella estaba triste porque ya no veía a Jack o al menos no solo, siempre estaba con Rapunzel y eso la molestaba.

- bien tomen un descanso de 10 minutos

Astrid salió del castillo lo más rápido que pudo y tomo aire fresco, al sentir el viendo golpeando su cara se sentía más tranquila y aliviada.
Cerró los ojos por un momento, no quería pensar en otra cosa, solo quería descansar su mente de tantas lecciones.
Sin dar se cuenta un chico se le estaba acercando, cuando abrió los ojos se topó con una cara familiar, está sacaba la lengua y ponía los ojos biscos,  que la espanto.
El al oír su grito dio un paso atrás y cayó al suelo con 2 cajas en sus manos.

- me espantaste tarado - grito Astrid molesta y tratando de calmar su respiración - ¿Que haces aquí?

- bueno en primera, tu madre me envió para ver como iba todo y en segunda, vine a dejar estas cosas que serán para la fiesta esa - dijo Eugen y se levantó, dejo las cajas a un lado y comenzó a limpiar su pantalón con sus manos

- espero y nada este roto - dijo Astrid sin dar le mucha importancia

- no te preocupes estoy bien

- no me refiero a ti, me refiero a las cosas inútil - dijo Astrid molesta

- deberías ser más amable no te gustará la idea de que a tu novio le parezcas grosera y se de cuenta de tus verdaderas intenciones

- calla te, para tu información tengo a ese príncipe comiendo de mi mano, no faltará mucho para que el me acepte a mí como su futura esposa

- y ¿Que ay de la otra chica?

- de ella no me preocupo está demaciado ocupada - mencionó Astrid

- ¿A sí? - preguntó el chico algo confundido - ¿Con que? ¿Está estudiando? ¿Tiene trabajo? ¿Algo que la mantenga ocupada todo el día?

- no es eso

- ¿A no? - pregunto, se quedó pensando por un momento - ¿Entonces?

- está ocupada vigilando a Jack

- ¿A su hermano?

- no es su hermano

- eso no lo sabes - dijo Eugen - puede que ella si sea la princesa

Astrid se molesto por el comentario.

- entonces ya no te diré nada acerca de la relación de tu linda florecita y mi hermano

- ¿Solo porque dije eso?

- ¡Si!

- pues no me importa

- bien, deja las cosas en la bodega y ya podrás ir te...

- mentira - la interrumpió - di me que relación tiene mi florecita con tu hermano

- está bien - Astrid formó una sonrisa - será 50 - mencionó y estiró la mano

- ¡¿Que?!

- la información que tengo es de buena calidad

- eres tan... - callo y le dió el dinero que le pidió

Astrid sabía perfectamente que Eugen estaba enamorado de Rapunzel. Siempre que tenía información de ella, cada vez que no podía salir a jugar, le cobraba a Eugen para dar le la información.
Así se llevaban de niños. Cuando Eugen cumplió los 16 años comenzó a trabajar para la Carlota, cuidando los establos y haciendo mandatos, el sueño de Eugen era ser un hombre de dinero y poder ir a donde el quisiera, el solo hecho de trabajar de empleado o ayudante no le favorecía mucho pero eso no le importaba. Lo que el quería era estar con Rapunzel y no apartarse de ella, siempre estaba al pendiente de ella.

- ahora di me

- Elsa está celosa de Rapunzel, debido a que pasa más tiempo con Jack

- ¿Cómo es su relación?

- no te preocupes solo son amigos

- eso espero

- oh vamos todo esto es para que esté reino sea de Rapunzel y mío - dijo orgullosa

- ¿En Cerio deseas esto?

- si

- pero...

- Eugen, estoy decidida destruiré este lugar cueste lo que me cueste

- en ese caso - dijo Eugen y saco un pedazo de manta de su bolsa que colgaba de su hombro, la tela era lo suficientemente grande para envolver un bebé - toma

- ¿Que es esto? - pregunto Astrid tomando la tela y examinando la

- bueno, si no lo has notado es una manta hecha con telas finas y suaves

- si pero ¿Porque lo trajiste?

- tu madre me dijo que te lo diera, según ella, esto demostrara que eres la princesa perdida

- claro, con esta tela verán que soy yo su hija, que buena idea pero... ¿De donde la saco?

- no me dijo

- no importa, si esto me va ayudar esta bien

La manta era de un tono crema y en las orillas estaba tejido por hilos de tono dorado estos formaban figuras como conejos, caballos, flores, mariposas, todos en fila y en las esquinas estaban adornadas con flores hechas con los mismos hilos. Astrid se imaginó cómo se vería la manta limpia, pero le costaba creer que aquel pedazo de tela sucio, con olor a tierra húmeda,  cullo  brillo  del  hilo  dorado  ya no se notaba, viejo y descocido de las puntas, podría ser el que se estaba imaginando.

- gracias

- ¿Crees que eso te ayude a demostrar que eres la princesa?

- claro que si

- pero no puedes llegar así de la nada y mostrar lo eso causaría confusión

- lo sé Eugen, no soy idiota - dijo Astrid mirando lo - yo sabre como mostrar lo sin que se vea tan obvio - mencionó viendo la manta

Estaba sucia y descuidada pero aún mantenía su suavidad.
Por alguna razón algo le parecía familiar en esa manta, como si su piso ya hubiera estado en contacto con ella. Pero solo eran sensaciones no estables para ella, solo fue una sensación que desapareció, no podía recordar lo. A lo mejor... Podría a ver la posibilidad de que... Recuerde.