–Hay una razón por la que el clan Momozono fue considerado el más temido. –Dijo un hombre enmascarado.

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Muchas guerras se habían desatado en lo largo de los años, trayendo consigo el dolor, odio y rencor de la humanidad.

–Mira la verdad a la cara. –Dijo el hombre enmascarado mientras una chica de cabello blanco observaba una banda con el logo de un Sol que tenía entre sus manos.

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–Sólo el dolor, el sufrimiento y las trivialidades... existen en este mundo... –Habló un hombre mientras varias imágenes de gente luchando y destruyéndose entre sí se apreciaban en el lugar junto a recuerdos tristes y dolorosos de una chica albina.

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–Traeré la paz y traeré de vuelta la justicia. –Habló un hombre de cabello naranja a dos chicos; uno rubio y la otra plateada.

–¿La paz...? ¿La justicia...? –Murmuró el rubio– No te metas con nosotros. –Dijo molesto– Después de todo lo que has hecho... ¡¿Cómo te atreves a hablar de paz y justicia?! –Pregunto furioso mientras él y la albina luchaban contra el pelinaranja.

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–¿Cómo lidiaron con el odio para traer la paz? –Pregunto el pelinaranja a los dos chicos– Quiero escuchar su respuesta. –Exigió.

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–¿Soy fuerte...? ¿Mantengo la calma...? –Cuestionó una chica albina observando el horizonte mientras su cabello ondeaba por la brisa del viento– Vi morir a mucha gente, pero...

–¿De qué hablas, dattebayo? –Le interrumpe el rubio, sin comprender lo que estaba diciendo.

–El verdadero trabajo de mi clan es trabajar entre la luz y las sombras... Y yo... no soy la excepción. –Explicó la albina, el verdadero propósito en ese mundo.

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–¡¿Crees que me pueda acostumbrar a tanto dolor?! –Exclamó en un grito la albina a su amigo rubio.

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–Si me contengo, es solo para no fallar en mi próxima misión... ¡Por eso trato de reprimir mi dolor! –Excusó la albina, en un arrebato de ira y de dolor a su mentora y figura materna.

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–¿Y me dices que soy fuerte...? –Dijo la albina, entrecortándosele la voz a un chico de su misma edad.

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–¿Sabes cuánto... –La joven albina sollozaba delante de la persona que se encontraba delante de ella– sufró...?

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–En este punto... Naruto y Minako... deberían rendirse. –Comentó un hombre.

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–Las posibilidades son escasas... pero... incluso si no debería, cuento con ellas. –Comentó chico de cabello rojo, saltando entre rama tras rama junto a dos chicos más a cada lado suyo.

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–Ya no cuentan para Sasuke, se ha hundido demasiado en la oscuridad. –Les explicó el pelirrojo a sus dos amigos.

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–Una vez me dijiste... que querías convertirte en Hokage. –Le comento el pelirrojo al rubio– Bueno, yo... me convertí en Kazekage. Si realmente decides ponerte el abrigo de Kage... –Le dijo, poniendo una mano en el hombro– y tú, en el guardián... –Ve a la chica para luego poner su otra mano en su hombro– entonces deben hacer lo que sea necesario... para salvar a Sasuke.

Ambos chicos al escucharle, se quedaron pensativos ante su respuesta.

–Tienen que pensar por sí mismos. Me sacaron de la oscuridad, tal vez también puedan salvar a Sasuke. Creo en ustedes... –Los alento– Sé que ustedes... pueden hacerlo. –Los ánimo.

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–Dolor... Pena... Rabia... Resentimiento... No puedo dejar de pensar en eso... –Murmuró la albina mientras se desataba otra guerra en el mundo– Traeré la paz a este mundo. –Prometió.