Capítulo 1: El regreso a casa
Habían existido y existirían para siempre, espíritus gemelos unidos por un destino compartido y un destino duro. Comenzó en el santuario roto en la luna y se prolongó a lo largo de eras incalculables, vidas que se unen como hilos gemelos de glorioso escarlata.
Todos corrían por los pasillos oscuros tan rápido como sus piernas pudieron llevarlos.
Llevaban bastante tiempo en el palacio y debían haber comprobado cientos de pasillos, pero ninguna tenía lo que buscaban.
–¡¿Dónde diablos estás?! –Gruñó un chico de cabellera rubia, mirando en otro pasillo.
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Sus demás compañeros escucharon su frustración a través del comunicador. Ellos tampoco habían tenido mucha suerte y eso que se habían separado en diferentes direcciones para cubrir más terreno y facilitar más rápido la búsqueda de lo que estaban buscando.
–¡¿Dónde estás?! –Susurró un chico en la oscuridad mientras corría por otro pasillo interminable que conducía a otro.
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–¡¿Dónde estás?! –El rubio corrió más rápido por el pasillo oscuro– ¡MINA-CHAN! –Gritó a todo pulmón el nombre de la persona que estaba buscando. En este caso, a su amiga, quien se había convertido en su todo: en su amiga, su hermana, su madre, compañera de clase, de bromas y de equipo.
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Desde el exterior, hubo una gran explosión que se creó dentro del recinto. De ser un maravilloso salón que se encuentra un trono, una escalera a los pies de este, se encontraba destruido y con huellas de una reciente batalla. El silencio rondaba el sitio tras la destrucción.
Al escuchar la explosión, todos encontraron milagrosamente el único pasillo que conectaba con el lugar donde había tenido lugar la explosión.
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Entre los escombros, sale una joven de larga cabellera blanca, el cual lleva suelto con un simple lazo blanco, dejando dos largos mechones frontales, haciendo a un lado el característico mechón de su frente, para mostrar su luna creciente, el cual ahora se encontraba suelto, de ojos color rosa black baccaras, los cuales brillaban de manera exótica, unas marcas lavanda en el borde de los ojos, viste una chaqueta blanca con sode-kukuri (cordones) a través de las mangas y hombros abiertos, lleva una chihaya sobre su atuendo de miko. Su atuendo contiene un collar de cuentas y cordones cuerdas llamadas muna-himo, que fueron atadas a cada solapa y atadas al frente para mantener la prenda cerrada. El kosode es muy parecido a un Kendo moderno o Naginata Keikogi, con la manga ajustada un poco como una camisa holgada moderna y extendiéndose un poco más allá de la muñeca. Las aberturas en el costado de su hakama y las aberturas en las mangas y los hombros de su hitoe (chaqueta) mostrando el kosode blanco que luce, un nagabakama rojo brillante (un hakama muy largo), que incluía una pequeña tabla en la parte inferior de la espalda, luce un obi rojo, sobre todas sus otras prendas, no llevaba zapatos e estaba descalza, hecha jirones y cubierta de sangre.
Mientras su oponente se encontraba ileso parado delante de su adversaria. Es un hombre alto y musculoso de unos treinta y tanto, en el cual se podía ver sus arrugas y ojos azules oscuros. Tiene un largo cabello negro, que se extiende ligeramente más allá de sus hombros y generalmente está atado en una cola de caballo lateral con un emprendedor dorado, barba y bigote. Su flequillo está dividido en el centro y algunos mechones son más largas y onduladas que el corte normal. Usa una armadura negra debajo de una capa roja.
Miró a la guerrera de cabello blanco. Estaba de rodillas, apoyada de su espada y jadeando por respirar. La sangre goteaba de su rostro y profundos cortes en sus brazos y hombros.
–Eres patética, Momozono. –Escupió el hombre que está delante de la guerrera– Tuviste la oportunidad de tener una mejor vida y no volver a este lugar, para no morir con los tuyos.
La Momozono lo miro sin miedo –¿Y dejar este mundo en manos tan podridas como las tuyas? –Luchó por ponerse de pie, los brazos le temblaban de fatiga– ¡Jamás, Raizel! –Se paró a duras penas y levanto su espada– Lo único que te daré... ¡Será la muerte! –Gritó, apuntando su espada a su rostro.
–¿Realmente puedes darte el lujo de estar diciendo cosas tan casuales como esas en un momento como este? –Raizel sonrío. La luz púrpura se acumuló a través de sus brazos mientras cargaba por otra ráfaga de relámpago.
Lanza la segunda ráfaga de relámpago haciendo que la Momozono hiciera un zigzag y zag a lo largo del perímetro, pero dondequiera que se moviera, usaba los pocos pilares que quedaban aun en pie para protegerse de su línea de fuego. La chica corrió hacia Raizel con espada en mano. Balanceó su espada hacia abajo, y Raizel rápidamente levantó la suya, contrarrestando la suya. Continuaron chocando espada y espada. La guerrera estaba empujando a Raizel un poco hacia atrás. Él hizo un movimiento descendente hacia sus piernas, notando que la albina rápidamente saltó fuera del camino.
La chica volvió a correr hacia Raizel con la espada en mano. Raizel vio esto cómico. Hace años nunca se imaginó que aquella niña que era resguardada de los muros del Castillo de la Paz solo para mantener a salvo de él, se convertiría en shinobi, en la actual Hikage y quien salvaría su aldea, recuperando la paz que alguna vez le robaron. Raizel alzó su espada para contrarrestar el ataque de la Momozono. Las dos cuchillas se encontraron en un estruendoso rugido y una lluvia de chispas.
La albina al verle, utiliza su otra mano y hace rápidamente un sello de manos con una sola mano –¡Hiton: Escudo!
El pelinegro al ver lo que estaba planeando hacer, hizo igualmente un rápido sello de manos con su mano desocupada. La mano de Raizel empezó a brillar y varios rayos de chakra que iban en todas direcciones y hacían un raro sonido –¡Chidori!
Hubo un choque inminente en los dos ataques, causando un gran destello luminoso en el campo de batalla, la fémina mantenía su seriedad y fuerza, pero de un momento a otro el escudo se quebró, obligando a la albina a pensar rápido como zafarse de eso. Raizel simplemente sonrío de lado mientras su ataque impactaba en la chica y además dejaba ciertas marcas en el suelo. La albina desaparece en una nube de humo y Raizel aun con su sonrisa, subió su mirada para encontrarse con la albina que venía con una patada directa.
Raizel tomó de manera rápida y estratégica el talón y tobillo de la albina, lanzándola de nuevo a la pared haciendo que se estrellara de espaldas con un pilar que sostenía la estructura del salón. De manera rápida, el pelinegro llegó con un certero puño destruyendo el piso y aún más el salón. La albina volvió a escapar del ataque corriendo de manera ágil, ahora estaba algo agitada.
–Nada mal para ser la princesa de la luz de la esperanza, heredera del clan Momozono. ¡¡Momozono Minato!! –Dijo con mucho odio en su voz.
Minato estaba desconcertada con esas palabras –¿Por qué me odias...? No. ¿Por qué odias tanto a nuestro clan? –Se corrigió– ¿Qué fue lo que te hizo mi clan, para que lo odies tanto? –Pregunto en tono suave cuando de repente el cuerpo del pelinegro se desvaneció... No en una cortina de humo, no en un movimiento... Simplemente se desvaneció. Minato se mantuvo alerta unos momentos, cuando sintió que algo la tomo del cuello de imprevisto y la levanto del suelo apareciendo frente a ella.
–Es sencillo, mocosa del clan Carmesí. –Respondió. Su voz era tranquila como un estanque helado, que inclusive le dio escalofríos a Minato– Mi intención era usarte como el arma secreta para destruir e invadir las Seis Naciones.
Minato se mantuvo seria y cerró los ojos con fuerza. Sin pensarlo mucho tiempo, Raizel levanto su otra mano llena de chakra que aun hacia sonido, pero no estallaba por todas partes como el anterior, era más una lanza de luz, pero algo pequeña, la cual llevo rápidamente al rostro de la albina y un enorme destello apareció en el lugar.
–¡Hiton: Hikari no Bakujatsu! –La explosión mando atrás a Raizel, obligándolo a cerrar fuertemente los ojos, además de colocar sus brazos frente a él para protegerse y esquivar como podía los rayos, aunque unos le rasgaron levemente la ropa y le cortaron brazos y piernas.
Cuando la luz ceso y Raizel pudo ver con mayor claridad, observo a su alrededor y se puso de pie aun alerta por la chica que ahora no veía en ningún lado, pero volvió a revisar de nuevo.
–«Arriba... Atrás... Derecha... Izqui...» –No pudo terminar sus pensamientos cuando una patada rápida lo levanto varios metros del suelo, sacándolo de sus pensamientos y enfureciendo al pelinegro cada vez más. Recibió una y otra y otra patada, elevándolo aún más al cielo y la albina preparó su siguiente ataque.
–¡Hiton: Ryūsei-gun! –Un fuerte estallido se escuchó, cuando el ataque impacto.
Raizel fue golpeado contundentemente y cayo de cabeza al suelo mientras Minato aterrizaba de pie y dobló algo las rodillas. Cuando el humo de la caída se disipo, vio a un pelinegro tirado en el suelo inconsciente, Minako bufo.
–Se acabó... –Dijo totalmente feliz– «Ani-ue... Ane-ue Shiori-sensei... Haha-ue... Chichi-ue... Hermanos míos... Finalmente puede vengar sus muertes... Ya pueden descansar en paz...» –Se dio la vuelta, dispuesta a irse cuando de repente escucha un ruido y lo siguiente que pasó, pasó en cámara lenta...
Cuando se dio la vuelta, una mano erró una lanza de luz, que lanzó a la dirección de Minato y voló directamente hacia donde se encontraba mientras se escucharon pasos saliendo por la única salida y corrieron hacia el salón para presenciar el momento.
Minato trató de replegarse, pero la lanza la atravieso. Ella sintió que tenía frío. El aire circundante, con cada uno de sus movimientos apresurados, se deslizó imperceptiblemente a lo largo de sus miembros doloridos, pareciendo precipitarse en su boato, buscar en su cabello desordenado. Su respiración se queda atrapada en su garganta y un gemido reprimido de dolor escapaba de sus cuerdas vocales segundos después. Escupió sangre por la boca de la herida que le había proporcionado.
–Mi...Mako... ¡MINAKO! –Gritó alguien en el momento que la Momozono caía de espaldas al duro y frío suelo.
~
El canto de los pájaros dio inicio al hermoso día que se presentó en Konohagakure, junto con unas voces de niños y gritos de adultos.
–¿Uh? –Pregunto uno de los niños. La niña tenía el pelo naranja atado en trenzas y sostenido por bandas rojas.
–¡¿Qué paso...?! –Pregunto otro de los niños. El chico parecía como si tuviera un resfriado con su nariz mocosa, pero era todo lo opuesto.
–¿Por dónde se fue?
–¡Por allá!
Los niños, tan dulces y a la vez tan traviesos pasaron por un camino tomando así una sábana que se fueron ya limpia.
–¡Esa es mi sábana!
El ruido de cosas rompiéndose se dio a escuchar en aquella aldea y alguno que otro regaño de los dueños de aquellos objetos.
~
La Gondaime Hokage, Senju Tsunade se encontraba observando con los brazos cruzados al nieto de su antiguo maestro y Hokage de la aldea.
El nieto del Sandaime Hokage miraba como una mujer apretaba a aquel pequeño gato quien rogaba 'por su libertad'.
–Con una guacamaya así como ama, yo también habría escapado...
–¡Silencio Konohamaru-kun!
–Muy bien, aquí está la paga. Vamos pequeña, es hora de ir a casa. –La mujer se retiró dejando a los pequeños enfrente de la actual Hokage.
–Era un simple caso de gato perdido. ¡¿Saben cuánto tiempo estuvieron allá afuera?!
–Sí, pero Sensei... ese gato era más rápido que un rayo. –Dijo Udon.
–Hasta parece que ya había huido antes... –Dijo Moegi.
–¡No quiero oírlo! ¡Una misión de esa naturaleza requiere velocidad y precisión, no hay de qué hablar! ¡Les falta habilidad! –Dijo su Sensei.
–¿Y cómo espera que llegue a mis límites con misiones tan patéticas como está, kore? –Se quejó Konohamaru– Oe, Iruka-sensei. ¿No tienes algo más interesante para mí? –Pregunto.
–Ah... Veras... No es tan sencillo... –Justifico Iruka.
–Escúchenme bien, ustedes tríos de mocosos, se acaban de convertir en genin. Nadie les asignaría misiones más allá de las fronteras. –Dijo Ebisu.
–Solo tendrán misiones de nivel D. –Sentencio la Hokage.
–¡Ay! ¡No aceptaré un no como respuesta, kore! –Exclamo sentándose en el suelo– Después de todo están viendo al Hachidaime Hokage.
–¿El Hachidaime? –La Hokage lo miro confundida al igual que Iruka que se encontraba a su lado– ¿Y qué paso con el Rokudaime y Nanadaime Hokage?
–Esos ya existen. Y van a ser Naruto-niichan y Minako-aneko. –Hablo con seguridad, sorprendiendo a todos.
~
La Quinta Hokage, Shizune e Iruka veían al Equipo retirarse desde la ventana de la oficina.
–El Hachidaime tal vez, pero un segundo Naruto es un hecho... –Dijo Tsunade.
–«Espero que estén haciendo lo correcto haya fuerza Naruto, Minako-hime...» –Dijo Iruka.
《Flash Back》
–No me importa cuánto me cueste. Me haré más fuerte y traeré a Sasuke de vuelta, dattebayo. –La sonrisa del rubio y la animación de él hizo que una sonrisa apareciera en su rostro.
~
–Como el Guardián... ¡hago mi juramento de servir y proteger a las Seis Naciones Shinobi! –Hizo Minato su juramento arrodillada con una mano en el pecho e sonrisa en la cara se le vino a la mente del Jounin.
《End Flash Back》
–Ya tiene tiempo que los escuché pronunciar esas palabras y que se fueron a entrenar con Jiraiya-sama. –Dijo Iruka.
–Sí. Ya es hora que regresen a casa, ¿no creen? –Comento Shizune.
–La aldea de Konoha necesita que regresen. Están pasando muchas cosas para que ellos estén lejos. –Dijo Tsunade.
~
El sol abrasador brillaba sobre el vasto terreno de las muchas tierras ninja. El frío del invierno había dejado nuestros huesos y el calor de la primavera comenzó a llenar nuestras venas. El sol parecía un poco más brillante y los colores un poco más ricos. Las flores brotaban del suelo dando al aire un olor dulce. Los animales emergieron de sus soñolientos huecos para parlotear y parlotear.
Tres personas se aproximaban caminando por el camino familiar que conducía a las puertas de la entrada de Konohagakure.
Una pequeña sonrisa se formó en el rostros de uno los dos jóvenes mientras ellos dos y el adulto que los acompañaba aceleraban su caminata cuando el pueblo se acercaba a la vista, pasaron las puertas, pasando de largo a dos ninjas que estaban de guardia.
Se sacudieron sus pensamientos cuando escucharon a más viajeros atravesar la puerta. Sus bocas cayeron por segunda vez cuando vieron a un Genin de cabello rubio vestido de rubio, naranja y negro —el anterior era naranja y azul— y una Hitai-ate en la frente de Konoha y a una chūnin de cabello plateado vestida de beige —el anterior era un conjunto escotado y algo revelador en blanco y negro— muy familiares caminando con su sensei.
La chica había dejado crecer su cabello, durante su entrenamiento, volviéndose más largo y voluminoso. Los mechones que enmarcan su rostro se vuelen más largos debido al crecimiento de su pelo. Su busto se volvió más grande. Durante su entrenamiento, su vestimenta se volvió un poco más reveladora y cómoda para el combate, viste un mini kimono de hombres descubierto de color beige de mangas largas, ahora con el símbolo del clan Momozono en su espalda, ocultando sus manos, en su antebrazo lleva atado su Hitai-ate. Un listón le rodea la cintura, lleva unas altas medias hasta los muslos, no lleva sandalias, lleva el vendaje, salvó que este es más corto que el anterior y su porta-armas. En medio de su frente se encuentra una media luna.
–Oe... ¿Acaso son quiénes creo que son...? –Preguntó un Jounin, inclinándose sobre la mesa para ver la parte de atrás de dos chicos caminando, —un chico y una chica— y un hombre hacia la aldea.
El otro Jounin asintió con rigidez –Aja... No hay duda de eso.
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Antes de que la conversación pudiera continuar, Konohamaru pareció cambiar su mirada para mirar más allá de ella, Moegi y Udon hicieron lo mismo justo después. Se dio la vuelta y notó un traje rojo familiar que llevaba una chica con el pelo corto de color rosa.
–¡Oye, Sakura-nēchan! –Konohamaru gritó haciendo que la kunoichi mayor se volviera en la dirección de su voz.
Pareció detenerse y darse la vuelta cuando los tres niños se acercaron a ella –¡Ah! Hola Konohamaru. –Dijo Sakura mientras miraba a cada niño.
–¿Adónde te diriges, kore? –Konohamaru preguntó.
–A la puerta principal. –Respondió la ninja médico– A recoger los registros de tráfico matutino que me encargo Tsunade-sama. ¿Tú quisieras venir conmigo? –Preguntó.
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–Han pasado como dos años y medio... –Soltó el rubio haciendo que la Momozono asintiera con la cabeza en silencio.
–Así es. –Asintió Jiraiya.
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Fue menos una caminata pacífica y más una caminata de Konohamaru decidido a despotricar sobre su encuentro con Tora.
–¡Y el gato se volvió loco y comenzó a arañarme la cara! –Relato Konohamaru.
–Nosotros también tuvimos misiones así. Eso me trae muchos recuerdos. –Comento Sakura.
–Ah, por cierto, ¿has oído alguna noticia de Naruto-niichan y Anego, kore? –Pregunto Konohamaru.
–No, nada aún. –Dijo Sakura.
–Ah, qué mal... –Dijo triste Konohamaru.
–Pero seguramente aparecerán por aquí muy pronto. –Dijo sonriente Sakura.
Al llegar a la puerta principal, llamó a los dos guardias, Kamizuki Izumo y Hagane Kotetsu.
–Kon'nichiwa Izumo-san, Kotetsu-san. ¿Cómo va su día? –Sakura dijo cuando finalmente se dirigieron a la puerta.
–Oh, miren quiénes están aquí. –Dijo Kotetsu, lo que causó confusión entre los cuatro.
–¿Eh?
–¡Alguien os esta esperando en el pueblo!
–Sí, debes verles para creerlo. –Añadió Izumo.
–¿De qué están hablando? –Konohamaru dejó escapar un murmullo confuso.
A pesar de eso, Sakura giró su cabeza para mirar hacia la aldea. Ella pareció darse cuenta rápidamente de lo que estaban hablando los dos chūnins.
–¡No me digas! –Sakura jadeó, antes de salir corriendo en la dirección de donde vinieron.
–¿Oíste? Hakuyasha ya regreso. –Dijo una mujer.
–¿En serio? –Preguntó asombrada otra mujer por el regreso de Minato.
–Momozono-Senju ohime está aquí. –Comento otra mujer.
–Estamos a salvo, la Guardián ha vuelto. –Comento un señor.
–Es increíble el cambio que dio la chica al revelar que proviene del clan Carmesí. –Murmuró otra mujer.
–¿A qué te refieres? ¿Ya la viste? –Pregunto otra mujer, sin comprender lo que dijo su acompañante.
–Sí, la vi muy cambiada. Su cuerpo es envidiable, tiene unos pechos grandes y una cintura pequeña. –Dijo la mujer, envidiando el físico de Minato.
–Qué envidia. Tal y como me lo cuentas, a de ser una chica bella. –Dijo celosa su amiga.
–Sí, amiga, hay que hacer dieta para tener esa figura.
Los murmullos sobre el regreso de Minato y Naruto a la aldea, Sakura escuchaba esas conversaciones halagando a la peliplata, esta bajo la mirada.
~
–Inquietos como siempre. –Dijo Jiraiya mientras miraba a Naruto y Minato, ríe al verlos parado en un póster.
–¡Ahora sí estoy de vuelta! –Exclamó– ¡La aldea no ha cambiado nada, dattebayo! ¡He vuelto a casa! ¡Uzumaki Naruto y Momozono Senju Minako, han regresado a la Aldea de la Hoja! –Su puño estaba en el aire– Vaya, todo me da mucha nostalgia, dattebayo.
–Mira. –Minato apuntó las cabezas de los hokages– Agregaron la cara de Tsuna-baaba al Hokage.
Todos corrieron hasta que se detuvieron cerca de un poste de metal alto.
–¿Acaso realmente son ellos? –Susurró Sakura mientras miraba a los dos ninjas, uno vestido de negro y naranja y la otra vestida de beige.
–¡Pues, parece! –Konohamaru exclamó felizmente.
–¿Naruto? ¿Minako-sama? ¿Naruto, Minako-sama, sois vosotros? –Gritó Sakura al verlos allí frente a ella de nuevo– ¿Cuándo fue que volvieron a la aldea, Naruto, Minako-sama? –Gritó de nuevo.
–¡Justo ahora! –Dijo Minato, mientras ella y Naruto, saltaban del póster en el que estaban parados.
Cuando aterrizaron, caminaron directamente hacia Sakura.
–Hace mucho que no te veíamos, ¿eh Sakura-chan? –Saludó Naruto con una sonrisa de risa en su rostro.
–Tadaima. –Dijo Minato cortés mientras hacía una reverencia.
–Tan formal como siempre Ohime. –Dijo Haku, parado allí con una mano en su cadera.
–Como sea. –Dijo fríamente.
Vieron que Haku se había cortado el pelo hasta las orejas. Le sentaba bien. Llevaba un chándal estándar Jounin de Konoha con pantalones azul oscuro.
Haku le sonrío a ambos cuando Naruto lo abrazo –Cuánto tiempo sin veros chicos.
–Digo lo mismo.
La sonrisa de Sakura se desvaneció rápidamente mientras lo miraba más de cerca con asombro.
–¿Eh? Un momento. ¡Ahora estáis un poco más altos que yo! –Cuestionó mientras comparaba mentalmente sus alturas, a lo que Naruto y Minato parecían confundidos.
–¿Eh? Sí. Creo que así es. –Dijo Naruto, levantando la mano para medir su altura en comparación con la de Sakura.
–«Parece que es mucho más maduro que la última vez que lo vi.» –Pensó Sakura para sí misma– Y, ah... ¿qué dices? ¿Crees que ahora me veo más mujer que antes? –Preguntó, con un sonrojo en sus mejillas.
–¿Hablas enserio? ¡Qué buena broma, estás igualita! ¡La única que ha cambiado es Ane-ue, dattebayo! –Dijo Naruto, levantando el pulgar en dirección a Sakura.
–«Bakaruto.» –Pensó Minato al notar que Sakura se molestó por su respuesta.
Cuando Sakura resopló y se dio la vuelta, murmuró un pequeño –¿Eh?
–Mmm. –Jiraiya suspiró a su lado– «Qué muchacho... No podría ser más inconsciente...» –Pensó, pero le dirigió una mirada a la peliblanca– Aunque... –La miro de arriba a abajo– Lo de mujer hay mucho en ella. –Dijo, pero Naruro volteo a verlo.
–¡Ero-sennin! –Dijo Naruto con el ceño fruncido mientras Minato solo rodeaba los ojos en silencio.
–«Wow... Minako-sama esta muy cambiada.» –Pensó Sakura, mirando a la peliblanca callada y con una mirada estoica en su cara.
–¡Oye, Naruto-no-niichan! Aneko. –Llamo Konohamaru. De repente, juntó las manos en lo que a ella le pareció el sello de carnero y se transformó– ¡Oiroke no Jutsu!
Konohamaru se transformó en una mujer adulta, sin ropa, y con el pelo largo y castaño, haciendo una especie de pose.
–¡Oh! –Jiraiya pareció volverse loco por la nueva apariencia de Konohamaru.
–¡¿Qué?! –Sakura se asqueo ante el jutsu.
Naruto, Minato, Haku y Moegi miraban con indiferencia mientras Udon parecía completamente avergonzado de haber visto eso. Se escucha el sonido de 'poof', lo que significaba que la transformación se estaba deshaciendo.
–Bien, ¿qué opinas, kore? –Demandó Konohamaru, mirando a Naruto– Las curvas ya están bastantes decentes, ¿no?
–Konohamaru... –Murmuró después de reír ligeramente– ...ya no soy ese muchachito flacucho. Y tú tampoco deberías de estar usar ese tipo de jutsu. Es inferior, dattebayo.
–«Increíble. No sólo ha cambiado físicamente. Casi extraño al viejo Naruto, y... es evidente que el nuevo ha madurado muy bien. Conociéndolos, deben traer un montón de jutsus increíbles para enseñarnos...» –Pensó Sakura.
–¡¿Qué te pasa, Konohamaru?! ¿Es lo mejor que puedes hacer, dattebayo? ¡Hazte a un lado y aprende de mi nuevo e increíble Ero-ninjutsu - Ninjutsu pervertido. –Exclamo Naruto.
–«Sí. Como el nuevo Ero-ninjutsu.»
–¡Aquí vamos! –Dijo el Uzumaki, preparando su Jutsu.
Le tomé solo unos segundos a Sakura darle un puñetazo en la cabeza mientras le gritaba –¿Hablas en serio?
Konohamaru, Moegi y Udon estaban agarrando a Jiraiya con miedo mientras Naruto volaba hacia el camino de tierra.
–Aquí vamos de nuevo... –Murmuró cansada la Momozono de sus peleas infantiles.
Sakura se acercó a Naruto. Toda la mitad superior de su cuerpo estaba enterrada en la tierra, pero ella lo tiró del pie y lo tiró al suelo, agarrándolo por el cuello y tirándolo hacia arriba.
–¡¿Qué rayos te pasa, enfermo pervertido?! ¡No nos vemos por más de dos años, ¿y reapareces con una estupidez como esa?! ¡¿Tienes idea de cómo me hace sentir eso a mí y Minako-sama?! ¿Eh, la tienes? –Exigió ella, sacudiéndolo incontrolablemente.
–«Pero qué temperamento tan explosivo y monstruoso... Creo que ha aparecido una Tsunade junior.» –Pensó Jiraiya, sorprendiendo por lo sucedido.
–«Sí, Sakura-chan no ha cambiado nada. Está más histérica que antes.» –Pensó el mareado Uzumaki.
–¡¿Eh?! ¡¿Qué dijiste?!
–Nunca aprende. –Murmuró la Momozono mientras se iba de camino a la torre.
~
–Ha pasado mucho tiempo, muchachos. Vaya, vaya... –Dijo mirando a su alumna– Qué cuerpazo, ¿eh Minako?
–Como sea. –Dijo indiferente.
–Okari, kosou. –Minato siente que sus ojos se saldrían de sus órbitas en cualquier momento a causa del gran abrazo que le estaba brindando su tía prima. Debido a su enorme fuerza le era imposible respirar, cosa que al parecer a ella no le importaba en lo más mínimo.
–Suelta, idiota. –Dijo brusca, soltándose del abrazo. Tsunade vuelve a su asiento.
–Ojalá que su entrenamiento haya sido fructífero. –Dijo Tsunade, con una sonrisa en su rostro mientras descansaba la cabeza en sus manos.
–Dime, ¿tú crees que regresaríamos si no tuviéramos algún resultado? –Preguntó Jiraiya.
–¡Misión cumplida, baachan 'ttebayo! –Exclamó Naruto con su dedo alzado– ¡Con Mina-chan somos el dúo Jiraiya, los mejores que podrían haber en la aldea! –Naruto estaba, junto a Minato, Shizune, Jiraiya, Haku y Sakura, reportando a la Godaime Hokage, Senju Tsunade.
La Hokage se río entre dientes –Ah, me alegra escuchar eso. Muéstrenme sus avances, niños.
–¿Qué? ¿Justo ahora?
–Hay alguien que quiere enfrentaros. Lo he dejado sin misiones desde hace algunos días esperando que esté libre para este momento. Vuestro oponente será... –No termino al escuchar dos golpes en la puerta.
¡Toc toc!
–¡Adelante! –Gritó desde el otro lado de la puerta.
La puerta madera se abrió lentamente, reflejando las personas detrás de esa puerta, Naruto se sorprendió al verlas.
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