
Capítulo 9
-Este será nuestro asentamiento, de momento- comentó ella según hubo entrado en la suite que le pertenecía en el hotel. Más bien, todo el piso del hotel la pertenecía en aquel momento. Ella sonrió con sorna cuando James llegó al sitio.
-¿No crees que sería mejor algo de perfil bajo? - preguntó alzando una ceja el hombre, ella negó de vuelta quitándose los tacones para andar descalza. Técnicamente, ella pagaba, también era su estancia.
-No, no lo sería - la vida de Selene casi siempre había estado rodeada de lujos. El único momento fue cuando se fue de Wakanda para crear su propio imperio. De eso hacía cuatro años y no volvería a ello. Estaba demasiado a gusto rodeada de Moète & Chandon, Gucci, Louboutin y un largo etcétera de marcas que no le interesaba recordar en aquel momento.
-Esto...
-Trabajas para mí, acepto la observación pero no la compro - tiró los tacones en algún punto entre el hall y el recibidor. Luego llevó sus manos a su camisa con una sonrisa pícara hacia el hombre - mi habitación es esa, la tuya la de en frente. Haz tu trabajo y protégeme. Estaré dándome un baño al que, si así lo deseas, estarás invitado - le guiñó un ojo al hombre antes de ir deshaciéndose de todas sus prendas para poder llegar a la bañera que hacía días había compartido con Ophrant.
Hubiera sido un momento relajante y maravilloso si no hubiese sido por la llamada que hizo que sus ojos se abrieran bajo el agua. Bufó antes de coger el móvil. Tenía muchas llamadas que hacer para arreglar tres citas y preparar todo para su visita a Marruecos, pero todo podía esperar a la mañana. Madrid lucía gracias a las luces en las calles, había vida y había fiesta. Era el tipo de ambiente en el que se movía para las entregas, a veces, pero no con esa rapidez.
-¿Sí?
-¿Dónde estás, zorra? - bufó negando a la vez que salía de la bañera. Conocía aquella voz y llegaba antes de lo previsto. Cogió una toalla para cubrirse, aunque utilizó sus poderes para secarse al momento. No respondió aquella pregunta, en su lugar colgó. Cuando llegó a la habitación de James, se estaba desnudando.
-Siento interrumpir, pero parece que te vas a tener que poner esos pantalones de nuevo - cuando escuchó la voz, Bucky se giró mirando con una mirada más que asesina a la mujer. Parecía que el daño colateral de una mente inestable era no estar al completo. Ella podía llegar a entender eso, bueno, tampoco mucho en realidad- por mucho que me guste esa vista. Tenemos trabajo.
🌊 🌊 🌊
-Te estarás pensando donde están mis guardespaldas y mi chófer - comentó ella mientras llegaba al Lamborghini que yacía a la espera de su conductora habitual. Selene se había cambiado de ropa, ahora llevaba un mono con más transparencias y escote que tela. Sus labios pintados de rojo sangre, su maquillaje a punto y sus armas preparadas. Aquella visión había distraído a Bucky, incluso más que la primera vez - El trabajo de hoy va por nuestra cuenta. ¿Has pensado en algún nombre ya?
-¿Qué? - preguntó sin entender que estaban haciendo cuando ella ya había entrado en el coche. Ella alzó una ceja y suspiró a la vez que encendía el motor.
-Necesitas una identidad. O varias- habló con sorna sin mirarle a la vez que salían en dirección al sitio que necesitaba. Tendría que gastarse más dinero del habitual, pero todo aquello valdría la pena si aquel hombre significaba un seguro para ella.
-No sé, ¿Sebastian? - ella se encogió de hombros sin mirar al hombre. Le servía, no necesitaba más. A lo mejor un simple apellido...
-¿Sabes español?
-Sí, puedo hablar español perfectamente - el acento no era lo suficientemente convincente, pero le servía. Una vez aparcó habló
El viaje duró unos 20 minutos, tiempo en el que ninguno habló. La radio ocupó todo el sonido del coche, a veces acompañada de los cantos de la mujer. Él miraba el camino de vuelta, se aprendió cada edificio y calle. Sabía que había estado en aquella ciudad en algún momento, pero no sabía cuándo. Tenía que volver a mirar aquella carpeta.
-Quítate la corbata y el primer botón de la camisa. Si queremos conseguir lo que vamos a conseguir no puedes aparecer como mi guardaespaldas- no esperó para escuchar como él se quejaba. Su mirada fue suficiente para que el hombre hiciese lo pedido - durante las próximas horas serás mi novio - aunque no quiso, hubo algo de canto de sirena en aquella frase. Necesitaba que aquello saliese a la perfección y no podía depender de la dañada mente del moreno.
Cuando ambos salieron. Se encontró con un club privado en la zona empresarial de la ciudad. Allí donde ella y la gente de su calaña hacía los negocios. Si a Bucky le sorprendió aquel lugar, no lo mostró. Aunque si había estado en todos los sitios que su expediente reflejaba, aquel sitio no era nada. Se podía decir que la capital española era un lugar tranquilo en cuanto a ese tipo de actividades, pero también era seguro.
-¿Qué quieres? - preguntó ella con una sonrisa más que sugerente a su pareja. Habían entrado de la mano, saltándose la cola que aclaraba el sitio. Ahora iban hacia la barra.
-¿Cómo? - ella soltó una carcajada sonora, Bucky la miró de forma extraña. Por ello, Selene se acercó a él, a una distancia en la que sus respiraciones se mezclaban para susurrar.
-No podemos hacer negocios directamente, es sospechoso. Soy la que se dedica a esto sin dejar rastros de sangre, confía en mí - dejó un beso en la comisura del hombre, después se alejó con una sonrisa coqueta. A pesar de estar demasiado perdido con todo aquello, James sonrió de manera tonta. En parte por los poderes de la mujer y en parte porque llevaba años sin poder tomarse algo con una chica de manera tranquila. Probablemente tendría que haber descansado en lugar de estar allí, pero el archivo de la mujer, su vida...Había ayudado a organizar su desestructurada cabeza y los recuerdos en ella.
-Dos martinis extra secos, por favor - el camarero atendió al momento a la mujer cuando la reconoció. James supuso que ella frecuentaba aquel negoció, lo que no entendía era porque iba a beber si tenía que conducir.
-Invita la casa - comentó una tercera voz cuando el camarero dejó las dos copas delante de la mujer. Ella se giró con la misma sonrisa coqueta con la que había hablado con Bucky.
-Muchas gracias, Gonzalo - el aludido sonrió de vuelta antes de señalar al americano.
-¿Nuevo fichaje, preciosa?
-¿En qué sentido? - aquella pequeña broma hizo que él se riera. Con una actitud relajada ella se apoyó en James, quien al momento rodeó su cintura. Algo le decía que aquel hombre era más que un simple conocido. Cuando la mujer le ofreció la bebida el la probó agradecido por poder probar algo como aquello después de años.
-En todos
-Gonzalo, te presento a mi novio, Sebastian - ambos se dieron un apretón de manos. Ella sonrió mirando a su pareja de actuación. Por un momento se perdió en su perfil.
-Encantado, aunque no te sientas dañado si te digo que te queda poco con ella - suspiró apenado a la vez que ella rodaba los ojos con una sonrisa tonta en la cara.
-Nunca pierdo la esperanza de encontrar el amor, yo creo que esta vez puede ser la definitiva- suspiró con el altruismo por bandera. El joven dueño del negocio que ella buscaba aquella noche negó con una sonrisa.
-Qué pena. Yo que creía que por fin volverías conmigo - después de una risa incómoda y un trago a la copa Bucky habló. Cosa que sorprendió gratamente a la mujer.
-No te preocupes, te entiendo- asintió con un tono jovial que aún no había escuchado por su parte - sé hasta que punto puede ser tentadora - aquella doble indirecta solo la entendió ella. Él buscaba encontrar lo que había en los ojos de la mujer debido al comentario, solo había diversión.
-Bueno, ¿has venido por negocio? - preguntó el hombre a la mujer dejando a James de lado. Se lo esperaba, de alguna forma. Aquello no era más que el movimiento de un mercenario que quería la atención y, más importante, la información de Selene.
-Sí, veníamos por eso- dictó la mujer dando hincapié al verbo que incluía a Bucky. Ninguno de sus acompañantes había pasado nunca con ella a aquella sala, ninguno lo dijo por muy extraño que fuera.
-Vamos
🌊 🌊 🌊
-¿Qué necesitas y qué me ofreces? - la pregunta de Gonzalo cuando llegaron a la zona del club más discreta fue simple. Se sentaron frente a él en aquella sala de terciopelo rojo y lámparas amarillas.
-Necesito documentación para mi novio, no necesariamente española - comenzó cruzándose de piernas. Una sonrisa se formó en la cara de la mujer, aquello era habitual - la necesitamos para mañana - buscó la mano del hombre encontrando más cómodo de lo que esperaba el tacto con los guantes.
-Sabes que eso es difícil...- comenzó el hombre sin llegar a estar seguro de lo que estaba pidiéndole. Ella le cortó, para la sorpresa de Bucky.
-Puedo pagarlo, incluso darte información jugosa - suspiró mínimamente antes de acercarse más a la mesa. Quedando más cerca del hombre frente a ella - sabes que soy fiel a ti, pero por el doble de lo habitual muchos lo tendrían hecho esta misma noche.
-Sí, eres habitual. También porque mi trabajo es mejor que el del resto - eso hizo que la mujer asintiese, era una realidad y, aunque no lo fuera, necesitaba que aquel hombre estuviese de acuerdo con su trato. - podría conseguirlo sin necesidad de dinero si me consigues información.
-¿Qué quieres saber? - James se sorprendió por la manera en que la mujer junto a ella estaba llevando la situación. Cualquiera diría que llevaba toda la vida haciendo negocios.
-Todo lo que HYDRA ha dejado libre en el mercado - ella asintió levantándose al momento. Para evitar que el hombre se fijase en la cara del soldado de invierno en el momento en el que había pronunciado la célula de inteligencia nazi.
-Me sirve, por ser tú. Nos vemos mañana - comentó ella con una sonrisa victoriosa cediéndole la mano al hombre frente a ella. James todavía se mantenía sentado, tratando de recomponer su postura.
-¿Te gusta Rumanía? Podríamos ir la próxima vez que vengas sola
-Me encanta - con un guiño de ojo dio por terminado el acuerdo. Apretó el hombro de su compañero con cariño para que le mirase a los ojos. Gonzalo seguía allí - ¿vamos, cariño?
-Sí, lo siento - salieron, dándole una última sonrisa al hombre. Una vez fuera, en la sala ella se volvió a girar hacia Bucky.
-¿Estás bien? - preguntó de nuevo ocultando cualquier sonrisa o muestra que no fuese preocupación.
-Yo... ¿Tienes algo más que hacer? - la voz del americano reflejaba la incomodidad del hombre. Probablemente no tenía que habérselo llevado, pero no quería arriesgarse.
-No, podemos irnos
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