
Capítulo 4
Tall and tan and young and lovely
The girl from Ipanema goes walking
And when she passes, each one she passes
Goes "a-a-a-h"
The girl of Ipanema ~ João Gilberto
-¿Ha llegado ya? - preguntó Selene con la sonrisa más dulce que podía ofrecer. El maître asintió dejando que pasase con una sonrisa. Ella lo agradeció antes de pasar. Aquel pasillo siempre le parecía eterno, aunque era maravilloso para poder despojarse de sus gafas de sol y del abrigo largo que cubría su cuerpo.
Atravesó varios salones de aquel céntrico café en Madrid. La mayoría de miradas seguían su figura, la cual estaba cubierta por una falda con mucho vuelo y un body negro. Probablemente lo que más llamaba la atención eran sus botines Louboutin. No lo sabía. Tampoco le importaba, pues había aprendido a aprovechar aquella falta de respeto.
-Estás igual que siempre, aunque esos tacones suenan más que los de la otra vez- la voz de Ophrant la recibió según cruzó la última sala. La sala de reuniones. Su sala. Dejó sus cosas con rapidez y cuidado antes de acercarse a su amigo. Le abrazó con la alegría plasmada en los ojos. Ir a verle siempre le hacía alegrarse.
-Tú estás más viejo, ¿eso que veo ahí es una cana? - habían pasado cuatro años desde que llegasen a aquel mundo totalmente nuevo. Cuatro años en los que habían empezado en la sombra, tratando pasar desapercibidos. Ahora habían pasado de ser jóvenes confusos a los adultos que debían ser. Nadie podía atacarles y, por suerte, nadie les buscaría más. - Toma, necesitaba darte esto - le dio una carpeta de cuero. Él alzó una ceja sin llegar a entender porque le cedía aquello.
Podía llegar a comprenderle. Con los años se había vuelto a coronar reina de algo. En lugar de tener el reino marino, tenía un reino lleno de información. Cada partícula de información que ella podía conseguir suponía un favor. Era clandestino y poco legal; pero con el tiempo había descubierto que la Atlántida también lo era.
-Sabes que no estoy de acuerdo con lo que haces...- empezó él antes de abrir la carpeta. Por mucho que fuesen amigos y hubiese amor y respeto entre ellos, ambos se conocían demasiado bien. La información no era gratis en el Imperio del crimen que la mujer había diseñado. Una red tan complicada que nunca llegaba a ser cazada, ni siquiera relacionada. No había sangre, tampoco drogas. Solo información.
-Pero sé que nada de lo que sueltas es gratis- completó Selena sabiendo que aquella era la segunda parte de la frase que él diría. Le conocía demasiado bien - esta vez es distinto. Esa carpeta es la muestra de que voy a dejar de encantar a tritones y sirenas. Es la historia de nuestro pueblo. Cuatro años han dado para mucho. Somos libres - el uso de su propia lengua descolocó a ambos. Aún cuando al principio solo se comunicaban en ella, habían perdido la costumbre.
Hacía exactamente 2 años y un día que no escuchaban una palabra en aquel idioma. Los días exactos que Dheera llevaba sin hablar con ninguno de los dos. Se había enfadado demasiado al descubrir lo que estaba haciendo Selene. No le gustaba que se metiera en líos, menos para devolverle el favor a T'Challa. En el fondo, todos sabían que aquella solo era la excusa de la mujer para hacer algo en aquel mundo.
-¿Qué me vas a pedir a cambio de esto? - la pregunta fue concisa y clara. La mujer no dejaba nada sin atar. Selene miró hacia otro lado antes de hablar.
-Esta vez no será nada, Fran - era raro llamarle por el nombre de su nueva identidad. Sin embargo, era más fácil para ambos. - Creo que necesitas esa información. Hay otra copia en manos de Nakia.
-¿Segura? Lena, tienes esa mirada- aún no se decidía a abrir aquel archivo. A pesar de confiar en la palabra de su amiga no quería deberle nada. Y la conocía demasiado bien para no saber que quería decir algo.
-Bueno...He escuchado que alguien ha llamado a tu jefa a una reunión en Estados Unidos - comentó ella con calma. Se quitó los guantes sentándose frente a su amigo. Él la siguió. Al momento, un camarero sirvió café con leche y un plato de dulces varios - Y yo tengo que hacer un viaje a Estados Unidos por negocios.
-¿Ha conseguido la reunión con Stark Insdustries gracias a ti? -comentó perplejo el hombre. Después bufó y se recostó en su propia silla - claro que es gracias a ti. Tus contactos llegan hasta el infierno.
-Mis susurros son poderosos. Simplemente me cobré un favor- se encogió de hombros con simpleza y sensualidad. Había aprendido a hacer uso de sus atributos para llamar la atención de los hombres y mujeres, era parte de su personaje. El problema era que el personaje empezaba a superar a su propia persona y no le importaba. - pero no. No fue con Tony Stark o Virginia Potts. Solo me encargué de que su expediente llegase a su mesa. Si esta noche viens a cenar y te has leído ese expediente podemos hablar de mi negocio al otro lado del océano.
-Eres increíble, Lena - respondió negando con una sonrisa él. Ella esperó su respuesta sin hacer ningún gesto. Sabía la respuesta y sabía que iba a pasar aquella noche así que tampoco estaba nerviosa o ansiosa por ello. -Está bien, nos vemos luego
-No esperaba menos, ven guapo - comentó antes de ver como su amigo se levantaba dándole un último saludo a la sirena. Se terminó el té con calma antes de recibir un mensaje.
"Estás muerta"
Guardó el móvil con prisa negando enfadada. Era la quinta vez que se cambiaba de número en menos de 2 meses. Aquello rozaba la paranoia, pero no podía estar tranquila. Por mucho que no llegase a la sangre en su día a día necesitaba llegar hasta el fondo de aquel asunto y acabar con la amenaza. Necesitaba un gorila más ágil y confiable que el resto de los que había conocido. Y tenía puesta su mirada en Estados Unidos. Le habían dado el chivatazo de que el mejor soldado del mundo se encontraba allí.
🌊 🌊 🌊
-¿¡En serio, Lena!? - preguntó él según entró a la habitación del hotel. No se podía creer lo que aquella mujer estaba haciendo. Parecía que no tenía corazón.
-¿A qué te refieres? - preguntaba ella con una copa de champán en la mano mientras yacía en la bañera (que parecía una piscina) manteniendo su forma humana. Ophrant bufó al ver aquella escena. Era habitual, más entre ellos, pero aún así no entendía la actitud de la chica.
-Lo que hay en estos papeles, Lena. Has abandonado a tu familia en el corredor de la muerte- la gravedad de aquella acusación agitó los cimientos de la morena. Trató de mantenerse serena antes de hablar.
-No, yo no abandono a la gente - negó con una sonrisa que escondía el enfado que sentía al ver lo que su amigo creía - Les estoy dejando tomar un poquito de su propia medicina. He tenido que vivir años a la espera de ser emparejada, después perseguida. He descubierto que nuestro pueblo sufría por su manera de reinar...¡Eran tiranos! - la última afirmación del hombre hizo que se le descuadrasen los hombros. Por mucho que les doliese aquello era una realidad y debían aceptarla. Ella tenía claro que les salvaría, en algún momento, pero dejaría que sufriesen un poco de todo aquello que ella había sufrido.
-Siguen siendo tu familia
-Desde que tuve que huir la única familia que tengo sois tú y Dheera - su comentario fue tajante, su expresión seria y con ello, Ophrant entendió que era el momento de parar. Ella tenía razón, en parte, por mucho que les doliese. La información que ella se guardó era que ya estaban muertos, ni siquiera habían pasado por juicio. Por supuesto, eso era algo que prefería sufrir sola. -Nuestro pueblo está a salvo, la nueva república parece más justa.
-¿Parece? - preguntó no muy seguro él.
-Son democráticos e incluso hablaron conmigo para que aceptase que aquello pasase. No estoy de acuerdo con su justicia, ellos también quieren cambiarla. Pero una república no se instaura si hay reyes - la respuesta fue contundente. Parecía que la chica no sufriera por hacer desaparecer cientos de años de realeza. Le dolía, pero había sido educada para seguir los pasos de sus padres y se negaba a ello. - Ahora, ¿quieres una copa?
-Está bien- aceptó Ophrant antes de meterse en la bañera con la mujer. A los pocos segundos ambos se besaban de manera acalorada. Sus aventuras eran habituales. Nunca llegaban a una relación, tampoco la querían. Sin embargo, la soledad se sobrellevaba mejor de aquella manera.
🌊 🌊 🌊
-¿Por qué quieres que te acompañe? - preguntó Ophrant mientras acariciaba la tersa piel de la sirena. Ninguno había salido de la bañera, tampoco querían. Eran del entrono marino y, por supuesto, se sentían cómodos sumergidos. Aunque preferían utilizar sus formas humanas.
-Me han amenazado de muerte y voy en busca de un buen guardaespaldas- respondió con simpleza. Solo confiaba en él para hacer aquel tipo de confesiones. Dheera había sido descartada hace mucho.
-¿Con quién te has metido? - la preocupación teñía la voz del hombre. Incluso cuando parecía existir la calma, siempre estaban en peligro.
-No lo sé - aquello descolocó por completo al tritón. Selene siempre tenía amenazas, pero siempre estaban localizadas. Siempre eran controladas y reducidas a 0 sin dificultades - puede que la Yakuza, o KingPin. No tengo ni idea.
-¿Entonces cómo sabes que guardaespaldas quieres?
-HYDRA. Me deben un favor y están dispuestos a dármelo- se acercó a las carpetas junto a aquella bañera y sacó una de ellas. Se la tendió antes de seguir hablando - El Soldado de Invierno. Una leyenda urbana perfectamente engranada en el sistema. Sigue las órdenes y me han prometido que en cuánto acabe con su misión actual será mío
-Pero...
-No lo necesitarán más e, incluso, si su plan sale mal...Ya me han dado toda la información que necesito para llegar a él - la frialdad de su voz fue la que llamó la atención en aquel momento. Aquel hombre era su nuevo capricho. Cuando Ophrant cogió el informe y lo vio por encima entendió por qué.
-Si le cortas el pelo podría ser tu tipo - comentó divertido. Una carcajada brotó de la garganta de la mujer quien se giró para mirar al hombre de cerca. Sus narices rozándose.
-¿Crees que necesito un soldadito de plomo que sea de mi tipo para no pasar las noches sola? - fue un susurro de lo más sugerente. A ello añadió el movimiento de sus manos, desde el pecho del tritón hacía abajo. Cuando llegó al bulto que comenzaba a formarse volvió a hablar - porque creo que para eso no necesito viajar hasta Estados Unidos.
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