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Capítulo 18

La noche era tranquila. Eso parecía hasta que las pesadillas atacaron de nuevo al americano. Selene se despertó antes del ataque y fue capaz de evitarlo. Desde el suelo, vio como el soldado de invierno fruncía el ceño a la vez que presionaba el lado de la cama en el que había estado. Su mandíbula también estaba tensa y su cara se volvía roja por culpa del esfuerzo. Le costó recomponerse unos segundos. Cada vez estaba más segura de que el canto de sirena solo empeoraba la salud mental del estadounidense. Si hubiese pasado antes de encariñarse con él, no habría hecho nada, pero las conversaciones cuando era James Buchanan Barnes solo hacían que quisiese ayudarle.

Movió su hombro con la suficiente fuerza como para que él fuese a atacarla. Evitó el ataque y cuando él abrió los ojos, completamente turbios, se preparó por si volvían a tener una pelea como había pasado cuando se conocieron por primera vez. Por suerte, el azul clarito apareció tras unos segundos. Parecía confundido.

-¿Te he vuelto a hacer daño? - La culpabilidad en su voz era tan obvia que sintió cómo su corazón se resquebrajaba. Él se giró incapaz de mirar a los ojos a la mujer.

-No, no lo has hecho. - Susurró ella contra la piel de su espalda. Lo abrazó con fuerza, él no reaccionó al momento. Tras unos segundos de indecisión, en los que ella empezó a sentir las gotas saladas que él parecía soltar, acabó por agarrar sus manos con cuidado.

-No quiero ser un peligro para ti. - Su voz sonaba lastimera, su corazón palpitaba de forma irregular. Selene apoyó su oído en su espalda con tranquilidad.

-No lo eres, me he levantado antes de que me tocases. Estoy bien.

-Pero no has sido capaz de descansar de verdad a mi lado, tenías miedo. - Aquello no podía negarlo, no cuando el miedo a volver a despertarse boqueando era tan real.

-Pasará eventualmente y estaremos bien. - Se convenció más a sí misma que al propio muchacho.

-Deberías echarme. - Se giró para mirar a la mujer de frente. Seguía llorando, pero él consideraba que la confianza con la sirena era tal que podía confiarle sus momentos de flaqueza-. Esto no es profesional y estoy muy jodido por dentro. - Ella sonrió con ternura antes de acariciar su pómulo (llevándose las lágrimas con el gesto).

-Yo también estoy rota y jodida por dentro. Y aquí estamos. - Le acarició el pelo. Él no conseguía mirar a la mujer a los ojos a pesar de sus palabras bonitas-. Lucharemos contra lo que nos atormenta y remontaremos más fuertes que antes. A lo mejor podemos conseguir un psicólogo o un psiquiatra que te trate sin avisar al FBI o la CIA.

-No lo conseguiremos, nadie se aliaría con un criminal que ha derramado tanta sangre. - Negó sin mucha esperanza. Una risa afloró del pecho de ella, James llevaba demasiado tiempo trabajando como un autómata para conocer realmente el mundo.

-Hay una gran frontera gris, hay gente que lo hará. Si no, aprovecharemos mi poder para conseguirlo. - Se encogió de hombros y dejó un ligero beso en su clavícula - dónde llegaba sin ponerse de puntillas -, después levantó su barbilla para conectar sus miradas-. Siempre consigo lo que quiero, esto no será distinto.

-No quiero molestar.

-No lo haces- dijo con un susurro que alteró la respiración del soldado de invierno-. Si no hubieras sido necesario ya no trabajarías para mí y correrías a esconderte por el mundo. Si no me hubieras gustado te hubiese despedido tras el primer episodio violento. Sin embargo, aquí estamos.

-¿Te gusto? - Una intento de risa burlona decoró sus facciones, Selene lo celebró interiormente antes de responder.

-Has entrado al selecto grupo de personas por las que me preocupo y a las que cuido.

-Tú también me gustas- susurró sin saber cómo explicar todo lo que suponía su presencia. Esa presión agradable que le hacía recordar que estaba vivo y que eso no tenía por que estar mal.

Se besaron. Se fundieron en un beso que hizo que ambos se olvidasen de todo. Lo habían puesto en palabras y después se convirtió en acción. La sirena estaba segura de que llegaba un momento que no sabía si el corazón acelerado era el suyo o el del soldado. Cuando había hablado con Dheera se había reservado un poco de la verdad, un tierno secreto que no merecía ser dicho a la ligera. Su amor solo debía ser escuchado por la persona a la que se lo profesaba. Cayeron y las pesadillas que ambos sufrían desaparecieron durante las horas que quedaban para que el sol se alzara.

🌊 🌊 🌊

-¡Los Vengadores arrasan con una ciudad de Sudáfrica! - Las dos parejas solo tenían ojos para la televisión. Aquello era desastroso-. No sabemos qué tipo de estratagema siguió Ultrón, pero el resultado ha sido devastador. Todavía no se conocen las cifras mortales y de heridos, se calcula que habrá decenas de ellas.

-Qué barbarie- susurró T'Challa a un lado de la televisión. Sujetaba el café con fuerza y trataba de pensar cómo reaccionaría su padre. La respuesta llegó desde el otro lado. Que no fuese a ser reina no significaba que no se acordase de todo lo estudiado.

-Llama a tu padre, entérate de cuánto ha perdido Wakanda allí. - Su voz era automática, le salía solo. Mandar era natural y tanto T'Challa como Dheera lo sabían-. Si no habéis perdido mucho podrías mandar algo de ayuda sin olvidaros de la tapadera.

-T'Chaka no estará de acuerdo con que alguien ayude. Solo levantará el grito al cielo. - La afirmación de la otra sirena era más dolorosa para el wakandiano que para la propia mujer.

-Algún día tendrá que hacerlo si quiere que le ayuden si pasa algo en Wakanda. - El príncipe miró a ambas y suspiró. Se pelearían por cualquier cosa. Incluso si habían hecho una especie de tregua, la tensión entre ellas seguiría existiendo. Selene no descartaba que su trabajo fuese meter cizaña a la sirena y viceversa.

-Iré a llamar.

James posó una de sus enguantadas manos sobre el hombro de la princesa. Estaba siendo dura y no entendía por qué había resuelto los problemas de T'Challa. Él era el primero que sabía qué conllevaba estar en un imperio al otro lado de la ley, pero no entendía por qué sabía manejar crisis de aquel tipo. Si eres el malo, las consecuencias no llegan de esa forma.

-Estuve trabajando allí hace tres meses, Nakia me relevó...- No había hablado cuando el príncipe estaba allí porque se quería hacer la fuerte y apoyarle en sus decisiones.

-Estará bien, es inteligente. - Las palabras de su amiga no la tranquilizaron.

-Pero su labor humanitaria es más importante, es capaz de perseguir la estela de la pelea para ayudar. - No se equivocaba en su lectura. Sin embargo, no quería creer que le hubiese pasado algo.

-Selene, ¿puedes venir un momento? - Miró a T'Challa. Su mirada era demandante. Después miró a su amiga.

-Un segundo. - Se acercó a ella con calma. Se agachó junto a ella y acarició su mano con un cuidado que quien las hubiese visto discutir no debía creer fuese posible-. Hay un jacuzzi en la segunda planta que es de agua salada. No es el mar, pero te relajará un poco. - Tras ello fue con James. Él quería preguntar qué pasaba. Ella tiró de él hasta el pasillo. El príncipe esperaba-. Ve al despacho, está en el segundo piso, primera puerta a la derecha.

-¿Estás bien? - Habló cuando la puerta del despacho hubo sonado. La agarraba de los hombros con cariño para que se tranquilizase. Conectó sus miradas y eso fue suficiente para que ella suspirase y hablase.

-Tengo que hablar con el príncipe, ¿puedes ir a por un vaso de agua para Dheera? - pidió antes de dejar un beso en el dorso de la mano del hombre, aunque estuviese enguantado.

-Claro.

-A lo mejor luego sube al jacuzzi. Si te dice que no la agobies, no lo hagas. - Él acarició sus mejillas tras el beso. A veces odiaba la falta de brazo por no poder sentir su piel con ambas extremidades. Estaba seguro de que ella también prefería el calor por mucho que su piel fuese más fría que la del resto de mortales.

-Por supuesto. Y si llaman con algo lo apuntaré para que mires si te apetece. - Dejó un beso en su frente. Ella sonrió débilmente y asintió agradecida. Okoye, escondida al otro lado de la estancia, no se creía que la mujer pudiese tenerle tanto cariño a una persona. No había visto ese tipo de actitudes ni siquiera con Ophrant, aunque tampoco había podido ver interacciones en los que ellos creyesen que nadie miraba.

-Si te pierdes, puedes parar. No pasa nada. - La sonrisa esa vez apareció en las facciones del soldado.

-No sucederá, hoy seré fuerte por ti.

-Eres un pasteloso.

-Y aun así no te quejas, te recuerdo que también puedo morder. - Le guiñó un ojo y ella rio con fuerza. Después él se alejó-. Vamos, el deber te espera.

La sonrisa no desapareció durante su camino al despacho. Ni siquiera cuando entró y la postura del príncipe demostró que no era momento para sonreír.

-¿Qué pasa?

-Ha habido un desperfecto en la lucha, el edificio que compartía la Atlántida con Wakanda en Sudáfrica está destrozado. - Abrió mucho los ojos y después se llevó una mano a la frente-. ¿Cómo reaccionarán? - Se sentó en la mesa, dejándose caer. Había seguido los pasos de la nueva República y el nuevo gobierno.

-No pueden hacer nada contra la tierra a menos que se muestren como país, no de forma legal...- Cogió un papel y un bolígrafo. Garabateó un número que había marcado horas atrás-. Es el número de la persona que tienen en la superficie. Habla con él, ofrece que Wakanda dé un paso al frente para quejarse. Será más fácil, si caen no tardarán en descubrir vuestro secreto.

-Gracias, avisaré a mi padre. - Agradeció antes de sentarse frente a ella-. Mi padre no estaba seguro de que fuésemos a salir bien de esta.

-¿Nakia está bien?

-Sí, fue ella quién llamó a mi padre para hablar de los desperfectos. - Asintió y él volvió a hablar. ¿Dheera está bien?

-Sí, preocupada, pero bien. - El hombre suspiro a la vez que apoyaba sus brazos en la mesa. Su ceño se frunció y ella no supo como leer aquel gesto.

-No sé si está preparada.

-¿Cómo?

-La quiero muchísimo, pero cada día me cuesta más creer que se pueda acostumbrar a la vida de reina. - Selene frunció el ceño. No era fácil adaptarse a la expectativa de una corona. Por lo general pesaba demasiado.

-Háblalo con ella. Si tu compromiso con Wakanda es mayor que el amor que sientes por ella, es mejor que lo dejéis o busquéis una alternativa. - No eran palabras bonitas, pero ella era la primera que vivía en una nube que tarde o temprano explotaría. Ella era la que estaba alargando la confesión de su propia vida.

-Tú...

-Yo no soy un buen ejemplo, amigo mío. - La seguridad con la que hablaba dejaba claro su opinión sobre su propia vida-. Me he separado de la gente que más quería por huir de un matrimonio concertado. El pasado me ha mordido el culo porque no siempre se puede huir.

-Hablaré con ella, a lo mejor se quedé conmigo. ¿Crees que aceptaría la corona?

-Si te quiere lo suficiente lo hará. - No podía decirle que Dheera había dicho que no sabía hasta dónde llegaría con él. Selene estaba segura de que ella tomaría cualquier cargo político que al devolviese temporalmente al mar de forma legal, eso no quería decir que aguantase lo mismo por cualquier otro país.

-Gracias.

-No hay de qué.

-Tú también tienes cosas pendientes con ese hombre, Dheera me ha contado la situación por encima. - Maldijo a la sirena que debía encontrarse en algún punto de la mansión.

-Ya lo arreglaré. Ahora no tengo tiempo.

-¿Ni siquiera para un trabajo? - Se cruzó de piernas y suspiró de forma teatral.

-No puedo entrar a mi página, ¿qué necesitas?

-Se juegan una invitación a una fiesta clandestina que necesito. Esta noche en el local de ese hombre pretencioso que presentaste una vez a Nakia. - Jugar. Podía hacer eso, aunque si aparecía Teodoro, el jefe de una de las mafias más grandes que unían el este de Europa al país hispanohablante, sería complicado.

-¿A nombre de quién debe estar si la consigo?

-Nakia. Es importante, dicen que habrá vibranium.

-En ese caso será muy caro, lo sabes.

-Sabes que tengo ese dinero. - Asintió. Sus manos se juntaron en un apretón tras cerrar el acuerdo.

-En ese caso, iré a prepararme y le diré a James que se prepare. Cuídala.

-Llevo haciéndolo cuatro años. - Le guiñó el ojo con una sonrisa antes de salir. El trabajo era el trabajo y no se mezclaba con lo personal.

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