Había una vez, en el Palacio del Este Soleado, una princesa de lo más agraciada, era una señorita muy alegre. Se la pasaba ayudando a su madre, la reina Joana, una mujer grácil de mirada dulce, la ayudaba en casa y en los vastos jardines recolectando bayas y plantas, cuyas propiedades medicinales eran bastante envidiadas y codiciadas por los reinos y palacios vecinos, por lo que, la princesa Lianne hacía también las veces de vigilante para que ningún individuo, dándoselas de listo, se colara por las bardas de los terrenos del palacio.

       Sin embargo, la princesa también se entretenía jugando en las tierras con los caballos, las vacas y ovejas, por el día, debido a que por la noche, si no vigilaba, leía (o releía) una y otra vez su colección de libros románticos, misteriosos o de medicina natural para así saber aprovechar hasta el último helecho que existiera a su disposición y a la de los demás en el palacio.

       Una noche, Lianne se hallaba en una de sus jornadas de vigilia –cuya obligación no había sido impuesta por nadie más que por sí misma). La chica, poseyente de una mata de cabello denso de un negro azabache, estaba sentada en un delicado taburete tallado, los pliegues de su vestido turquesa ondeaba suavemente gracias a la brisa que serpenteaba por los verdes prados y los campos de flores, de aspectos y colores clasificados como exóticos y pintorescos.

       Todo parecía tranquilo particularmente en esa noche despejada y estrellada, sobre las flores caían los destellos de una luna blanquecina, era luna llena esa noche, aquel detalle hacía sonreír a la princesa y, mientras le echaba un vistazo a las plantas que se había asignado cuidar, a su vez contemplaba la belleza de la blanca bola que parecía de queso sobre el cielo y que además esa noche se mostraba incluso más imponente y radiante que de costumbre.

       En esas, mientras tenía sus cavilaciones mentales acerca de plantas, comercio, intrusiones, protección y ese satélite natural que la deleitaba, frente a sus ojos divisó un hombre aparecerse y comenzar a correr por los prados de su familia.

       La princesa le gritó pero no fue escuchada, así que, levantándose de su asiento, sujetó sus faldas y empezó a perseguir al invasor indeseado, sin embargo, estaba tan ocupada corriendo detrás del hombre del sombrero aplastado que no se percató de que la ropa de este estaba intacta, ni una sola arruga tenía.

       Lianne estuvo rato tras el sujeto del sombrero hasta que de repente se vio sola en ese espacio, ella frunció los labios y miró a todos lados, sin visualizar al causante de todo ese revuelo hasta que dio un paso más y sintió que flotaba, observó algunos gnomos traslúcidos que parecía que se reían de ella y gritó con toda la capacidad que sus pulmones le permitieron, pero aquello tampoco dio resultado ya que pareció que nadie de los alrededores oyó ni una palabra.

       La princesa de ojos cafés lloriqueó en cuanto se encontró cara a cara con el suelo, pero al observar sus manos, las mismas atravesaron el piso, sus ojos se abrieron de par en par y corrió a su habitación en el interior del Palacio, lo que consiguió estando en su alcoba fue su cuerpo acostado en la cama, se notaba apacible y dormida pero la coloración de sus labios expresaba otra cosa, ahí supo lo que sucedía.

       Todo ese rato había estado cuidando plantas y terrenos pero ya entendía por qué no la veían ni la escuchaban. Tal vez habría sido mejor que ella no se hubiera tomado ese té para dormir, pero Lianne ni habría podido saber que su mamá confundiría las hierbas del té con las hierbas a las cuales era alérgica.

       ¿O tal vez no las confundió y ese señor había aparecido para guiarla a su nuevo hogar?

        ¿A dónde van los fantasmas de las personas que mueren injustamente?

       Esas y muchas preguntas más se hacía la princesa, que ya no era más que esencia, más que aura.

       Se percató de que, no estaba custodiando las plantas de un mundo real, que su cuerpo llevaba allí más de tres días, mas no era el suyo el único que ahora pertenecía al mundo del limbo y que los fantasmas que vagaban junto a ella en las tierras del Palacio, eran de personas que habían corrido con el mismo desfortunio que ella. Tal parecía que en esta ocasión, su madre le dio la vida y también fue su verdugo.

       Joana veía a cada uno de los fantasmas a excepción de uno, el de su niña. Probablemente las paredes de ese Palacio acabarían por consumirla en vida a ella también, si no hacía algo pronto.

       Un poco de combustible, una antorcha y luego un cuerpo pendiendo de una cuerda colgada del gran árbol, nadie más sabría la historia del Palacio del Este Soleado, ni que existía una reina dulce y una princesa carismática, que junto a sus súbditos tuvieron un destino terrible.

       Según Lianne, no existía destino peor que la muerte, pero ahora, junto a Theodore, su amigo del gorro, veía que era un destino pacífico y sinceramente se sentía ligera.

       Claro que, el fantasma de la reina Joana no podría decir lo mismo, cada quien al final se labra su destino y para ella no fue distinto.

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¡Hola mis buitrecitos del señor!

Cómo han estado? Aquí estamos de nuevo, pero con otra cuestión un poco distinta, un cuentito para el reto de los Desafíos Fantásticos. Fue interesante cuestionarme algunas cosas por aquí, la historia no tiene una sola interpretación pero son libres de darle ustedes la suya propia.

Ah sí, la serie de emojis en la que fue basado el cuento está en multimedia, el que guste curiosear ya sabe ;)

En fin, vamos con algunas preguntas aparte de las dos que hay en la historia

La mamá es culpable? Si sí o no por qué?
Theodore realmente bajó o llegó a guiar a Lianne a su nuevo hogar?
Lianne entonces estaba custodiando plantas por ser peligrosas? Tal vez no era medicina sino veneno? Tal vez las custodiaba para que su madre no hiciera lo que hizo?
Ella sabía todo?
Y de último, la mamá tenía cargo de conciencia y por eso decidió terminar con todo incluida ella?
Si cada quien se labra su destino, al fantasma de Joana qué le pasó si no se reunió con todos los demás?

En fin, eso era, sean libres de dejarme sus teorías, preguntas, deducciones y todo, quiero saber todo. En fin, me voy retirando, recuerden que mis demás historias están disponibles, nos podemos leer por ahí, ahora estoy con la del detective pero las demás también serán seguidas.

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Se les quiere y se les aprecia 💘

Con parte de mi amor 💜

Tiniebla.