Capitulo 18 Final
Leander se levantó y rápidamente me arrojó otro de sus rayos, dándome a penas un poco de tiempo para esquivarlo provocando que me rozara una pierna. Inmediatamente coloqué mi mano derecha en la pierna afectada, ya que el dolor era insoportable, por lo que utilicé mi otro brazo para arrojarle hielo cortante color rosa para disminuir sus poderes o algo
-Ya basta. Estás atacando a la persona equivocada Eliana- dijo como si tratara de convencerme
-Olvídalo Leander. Atacaste mi ciudad, mi pueblo, trataste de engañarme para que te siguiera y destruyera mi mundo, así que ni siquiera pienses que te apoyaré- le dije mientras dejaba salir una ráfaga de hielo de mi mano derecha y él lo desasía con facilidad mientras me arrojaba uno de sus rayos golpeando mi otra pierna provocando que cayese al suelo.
Él se empezó acercar mucho más y el calor que emanaba de su cuerpo me afectaba hasta deshacer parte de mi ropa. Mi cuerpo estaba demasiado débil, el calor era insoportable y no me dejaba pensar, me movía con mucha dificultad hacia atrás. Él levantó ambos brazos formando una bola enorme de luz y me la arrojó encima. Pude sentir como mi cuerpo se empezó a hornear con esa luz por lo que grité lo más fuerte que pude y después de un rato dejó de intensificarme con esa luz. Mis ojos se cerraban sin fuerzas, ya no me movía.
-Eras muy hermosa. Que lastima que te fuiste al lado equivocado y no controlaste tus poderes- dijo soltando una risa de lastima mientras volteaba su rostro hacia un lado.
Yo lo veía con mis ojos entre cerrados y no podía creer que ese pudiera ser el fin de todo. Lo único que deseaba en ese momento era ver a mis padres por última vez, no sabía dónde estaban pero tenía la esperanza de que hubiese huido antes de que esto pasara.
De pronto una capa de hielo inmensa se formó a gran velocidad detrás de Leander mientras este gritaba de dolor y se elevaba con intenciones de escapar del frío hielo, cosa que no pudo, por lo que cayó a unos pocos metros de mí. Mi rostro borroso se hizo presente en frente de mí, cerré mis ojos y el pensamiento de que había muerto vino a mí pero de la nada me empecé a sentir mejor hasta que el dolor y toda la agonía desaparecieron, me sentía como nueva, no me lo creía, tal vez ya había muerto pero para asegurarme abrí mis ojos y vi a Elena en frente de mi gritándome que despertara, fue cuando comprendí que no era mi rostro el que había visto sino el de mi dremium
-Al fin despiertas, pensé que no lo harías. Date prisa, tenemos que proteger nuestros mundos- dijo a gran velocidad ayudándome a levantar
-¿Cómo lo...?- dije sin terminar y más que sorprendida por estar viva
-El poder rosa no solo colorea o quita poderes- dijo con una sonrisa y colocándose en posición de guerra
Miré a mí alrededor y observé como varias criaturas mágicas entraban en mi mundo siendo controladas por Leander para destruir todo a su paso. Ambas corrimos de nuevo en dirección a Leander y unimos fuerzas para detenerlo. Nos tomamos de las manos en medio de la corrida por detrás para sorprenderlo y sin más usamos todas nuestras fuerzas impactando nuestro poder rosa sobre él, provocando que cayera al suelo inconsciente
-Eso es para que veas lo que se siente- le dije al cuerpo tirado de Leander
-Si, lo logramos- dijo Elena con entusiasmo y una gran sonrisa
De la nada un rayo de luz amarilla con gran intensidad estalló sobre la espalda de Elena, provocando que ella se elevara en el aire y cayera al suelo unos tres metros más delante de donde estaba. Ella quedó inconsciente al instante y mi mirada automáticamente se dirigió al origen del rayo. Sol venía de la escuela, por lo que inmediatamente supuse que salió del famoso portal creado en aquel salón de clases.
-¿Creyeron que se desharían de nosotros así tan fácil?- dijo con una malévola risa mientras me arrojaba uno de sus rayos y yo lo esquivaba a duras penas
Ella se elevó en el aire con su mayor comodidad y desde arriba creo de nuevo al gran ejército de luz amarilla para luego aumentar la temperatura en una manera brutal, por lo que rápidamente me adapté a la situación, sin embargo no era suficiente y el calor me estaba venciendo. Traté de cubrir a Elena con hielo por protección pero fue más un baño de agua fría que una capa de hielo.
El calor provocaba que mis fuerzas disminuyeran a tal grado que me desvanecí en el suelo y se me dificultaba moverme. Las personas que aún quedaban a los alrededores se habían desmayado, algunos policía se intentaron hacer presentes pero apenas llegaban con las patrullas, estas se le recalentaba el motor y todos ellos salían rápidamente con desespero. Leander se levantó con fuerzas y se unió a Sol, mi abuela parecía no estar afectada en lo absoluto pues al parecer Leander le colocó una protección
Ya no había esperanzas de nada, de seguro ahora si moriríamos aquí por dos seres completamente inmortales como Leander y Sol, sería el fin de dos mundos paralelos. Mis ojos estaban a punto de cerrase cuando un gran lobo blanco saltó del portal hacia mi mundo, colgándose de un talón de Sol con su mordida la hizo gritar de dolor y caer al suelo, ambos empezaron a luchar entre mordidas, aullidos y magia la lucha se intensificó, la intensidad del calor disminuyó y Leander se desconcentró e intentó ayudar a Sol y mantener el calor, cosa que le era más que difícil.
Aprovechando así el momento, me levanté con todas mis fuerzas y le lancé un fuerte rayo con hielo rosa en el rostro provocando que cayese al suelo. Él y yo volvimos a luchar entre rayos de hielo y magia.
-¡SUFICIENTE! Daniel soy tu dueña así que obedece y ataca a las princesas de blanco- se escuchó a Sol furiosa en medio de su lucha
-No te seguiré escuchando, ya me cansé de que siempre me des órdenes para dañar a los demás, ese tiempo terminó y tu hora llegó- Escuché una voz intensa, fuerte y susurradora a la vez ¿Qué estaba pasando? A parte de estar en una guerra, podía entender el idioma de los seres mágicos aun cuando los de su mundo no lo hicieran. Sentí un fuerte ardor en mi brazo izquierdo que me hizo regresar a la pelea con Leander
-Eliana, por favor. Sé que no deseas salvar a este mundo ¿Qué han hechos las personas por ti? Nada, solo te han humillado y te creen inservible, yo sé que no eres nada de esto, tú tus poderes servirán en el nuevo mundo, solo debes unirte a nosotros- dijo Leander tratando de convencerla
-Cállate inepto- dije furiosa mientras le arrojaba un fuerte torrente de poder rosa y este lograba crear un escodo en contra de mi poder.
Tenía mucho miedo, yo sabía que él tenía razón, que mi vida había sido una completa basura
-¿De qué te vale luchar por este mundo o el otro? Cuando todo termine volverán a humillarte y nadie te tomará en serio- continuó mientras se me acercaba y esquivaba mis fallidos intentos de anular sus poderes
-Silencio- dije arrojando hielo que se derretía antes de tocarlo
-Haces esto porque sabes que lo que te digo es verdad. Si vienes conmigo podrás tener todo lo que desees, ya no serás rechazada, todos te amarán y tu vida será perfecta- dijo suavemente, estaba convenciéndome, traté de luchar en mi mente contra esto pero era muy difícil
-¡No lo Hagas!- escuché el grito de Elena quien corría apresurada a mi lado y arrojaba un rayo potente a Leander
-Tú prometes un mundo sin dolor y humillación cuando lo estás destruyendo- dijo ella con fuerzas haciéndome entrar en razón.
Era cierto él no podía prometer algo cuando lo destruía, era una tonta por haberlo considerado unos segundos. Ambas volvimos a unir fuerzas y le arrojamos una ráfaga de hielo para disminuir sus poderes, pero él intensificó su calor con gran fuerza que provocó que saliéramos volando hacia atrás y cayéramos al suelo.
-¿Por qué las más hermosas son las más difíciles?- dijo de forma irónica para luego lanzar fuego de sus manos hacia nosotras, por lo que cree un escudo del mismo que apenas duró unos tres segundos
Miré a mi alrededor por un momento y observé que todos los seres mágicos estaban cayendo al suelo débilmente, las hadas empezaban a perder su brillo y caer al suelo como estrellas fugases, entre ellas vi caer a Cleindes, por lo que me entró pánico y recordé lo que ella me dijo sobre los seres mágicos y el tiempo limitado en mi mundo.
-Se nos está agotando el tiempo, no durará mucho cuando todos mueran- le dije a Elena
-Entendido, pero ¿qué hacemos?-
-Tengo una idea. Dile al lobo que acerque a Sol a Leander- dije mientras me levantaba y me iba hasta él para luchar mano a mano y con algunos de mis poderes.
Elena hizo lo que le dije y el lobo intentó acercar a Sol hacia Leander. Mi idea era sumamente peligrosa pero debía intentarlo. "Puedo hacerlo, puedo hacerlo" me repetía una y otra vez en mi cabeza auto convenciéndome de mi locura. Leander se hartó de tanto intentar y empezó a mover los brazos y el cuerpo de forma coordinada, sabía lo que significaba, así que llegó el momento
-Ignis et Ice...- dijo mientras yo me acercaba a él a gran velocidad y el lobo blanco se arrojaban encima de Sol para que se acercara a Leander- nihil est est- continuó. Observé que no me quedaba nada de tiempo antes que anulara los poderes de todos y matara tanto a Elena como a mí, así que me arrojé- normalis!- terminó y en menos de un segundo aseguré a Sol junto a Leander con mis brazos los uní y una gran cantidad de luz cegadora emanó en medio de nosotros con fuerza hasta cubrir todo el lugar.
A lo lejos podía ver a mis padres en un lugar vacío y blanco con una enorme sonrisa y tomados de la mano mientras me saludaban con la otra. Milexy aparecía en el otro y me levantaba los pulgares, Max estaba del otro lado y también me sonreía, mientras me decía
-Bien hecho-
-Eliana regresa, aun te necesitamos- dijeron mis padres
-Te quiero amiga, ahora vuelve- me dijo Milexy mientras se acercaba y me extendía la mano para ayudarme a levantar.
Todos desaparecieron y a lo lejos empecé a escuchar cómo me llamaban, o daban órdenes algunos lloraban, las sirenas de los servicios de seguridad se oían por todas partes eran demasiados ruidos juntos que se escuchaban en medio de un susurro
-Eliana vuelve... A un lado, no se acerquen... pulso, 1 2 3 despejen...1 2 3 despejen... está despertando, de prisa... súbanla a la ambulancia- empecé abrir mis ojos con mucha dificultad y pude observar a los paramédicos que me atendían, el cielo estaba oscuro y las luces de las ambulancias, bomberos, policías me enceguecían. Volví a cerrar mis ojos y dejé que mi cuerpo se relajara.
La aventura de mi vida había terminado, no sabía en ese momento de nada ni nadie, solo me alegraba ver que aun todos seguían con vida y que las cosas volviesen a la normalidad.
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