Capítulo 1 Un Libro en el Sótano
Ha pasado tres días desde que las clases iniciaron y he logrado cumplir con mi trato, ser una roca. Me desperté con dificultad, como siempre no quería levantarme tan temprano, revise la hora en mi celular
-Las 7:00 am... ¡Las 7:00am!- dije alterada y terminado de despertar, la clase de ciencias comenzaba en quince minutos y aunque quiera no puedo pasar desapercibida
Me arreglé a toda velocidad, terminé de colocarme la bota izquierda para luego salir corriendo por las escaleras, que por poco me caigo
-¡Adiós mamá!- grité para luego cerrar la puerta y salir corriendo
-¡Espera! ¡Eliana el desayuno!- alcancé a escuchar a mi madre en la puerta, pero no pude contestarle. Mi meta era la secundaria
-¿Dónde estabas? Ya es muy tarde y Max pasó hace rato- dijo Milexy, quien me esperaba en la puerta del salón de clases
-Me quedé dormida. Lo siento- dije para entrar con ella
-Señoritas, llegan tarde el primer día de clases de ciencias- dijo el profesor nuevo mirando su libreta, que a mi parecer él era bastante apuesto
-Lamentamos la tardanza profesor, fue mi culpa. Me quedé dormida y mi amiga me esperó- dije disculpándome
El profesor levantó la mirada y dio un pequeño salto al verme pero luego me miró con curiosidad, mientras yo me maldecía por dentro
-Miren eso, hasta el profesor se asusta al verte, fenómeno- dijo Keila en forma de burla, mientras los demás empezaron a reír por su mala broma, excepto uno.
Era la primera vez que vería una clase con él, lo admitía me atraía Max, puesto que a parte de mi amiga, era el único que no parecía divertirse con las malas bromas de Keila, aunque tampoco decía nada
-¡Silencio! ¿Les parece divertido reírse de alguien que muestra su belleza natural? Por esto se quedará media hora más de clases conmigo- dijo el profesor un poco molesto
-¡¿Qué?! No profesor, olvídelo, es el primer día con usted...- se quejaron todos
-Ya hablé. Ahora todos saquen sus libretas y ustedes vallan a sentarse- continuó él sin prestar atención a sus quejas
El nuevo profesor era joven y apuesto pero estaba loco ¿Belleza natural? ¿En dónde le quedaron sus ojos? A claro, él es el profesor y debía controlar a sus estudiantes
Después de la clase nos fuimos al comedor, no podía evitar las miradas de extrañado que tenían los nuevos al verme, ya estaba acostumbrada, sin embargo me sentía un poco incomoda
-No les prestes atención- me dijo Milexy para luego irnos a sentar en una de las mesas. Cuando llegué empecé a comer despacio y saborear el arroz chino con ensalada y pan, buscando llenarme rápido
-Miren quien está allí. Es la canosa... No es mi abuela... ¿Que les pasa? es una anciana drogada jajaja- escuché las burlas a mi lado de parte de las porristas y seguido de ello un profundo silencio.
Sentía las miradas sobre mí con intensidad, todos habían dejado de hacer lo que hacían para mirar la escena. De seguro estaban esperando otra pelea. Si no estaba incomoda antes, ahora si lo estaba. No levanté mi vista, ni tampoco dije nada, solo seguí comiendo con mi mayor delicadeza
-Valla, la extraterrestre no quiere hablar- dijo Keila, su líder
-Ya déjanos en paz y vete a otro lugar- dijo Milexy un poco molesta
-No hablo con la lagartija, sino con el fenómeno-
Me empecé a molestar pero para evitar problemas, solo apreté la cuchara con mi mano mientras la introducía a mi boca
-Oye ojos de ratón ¿no vas hacer nada para defenderte? Ah claro, no puedes porque eres una cobarde, jajajaja- dijo para luego soltar la risa con las demás
-Vámonos, no vale la pena seguir aquí- dijo Milexy un poco ofendida, mientras se levantaba. En acto rápido, la tomé por la muñeca para detenerla, luego levanté mi cabeza y la giré con todo mi orgullo hacia las porristas
-Son unas idiotas. Les gusta molestar a los demás porque saben que son mejor que ustedes. Es un gran honor ser la chica a quien envidian- dije con mi amplia sonrisa de satisfacción
-¿Es enserio? Nadie aquí desea ser como tú, un mutante extraño. Y a mí no me insultas de esa manera. Losser- dijo molesta para tomar mi plato de comida con mi jugo y arrojármelos encima al mismo tiempo para que todos se rieran
Sentí como mi corazón se rompió en mil pedazos con sus palabras, sabía que era verdad ¿Quién quería tener mi color de cabello y ojos? Estaba completamente humillada, lo que tenía de orgullo acababa de caer al suelo, mis lágrimas se empezaron asomar por lo que me volteé mientras escuchaba las risas burlonas de toda la secundaria, di un paso adelante con mi cabeza abajo para salir de allí y me topé con Max
-¿Estás bien?- preguntó serio
Yo estaba completamente humillada, molesta y él viene a preguntar eso, de seguro lo hizo para burlarse de mí. Esto es el colmo, ya no aguanto más. Esquivé a Max y me fui corriendo a mi casa
-¡Eliana Espera!- escuché detrás de mí, seguro era Milexy pero aun así continué
Me adentré a mi casa llorando como una desesperada, esto era demasiado, ya no quería sufrir más, no me importaba lo que pasara o mi madre pensara, yo me pintaría mi cabello, usaría lentes de contacto, me mudaría a un internado para que nadie me volviera a conocer y observara como lo más raro del planeta
-Eliana ¿Qué sucede hija?- escuché a mi madre detrás de mí
-¡No voy a volver a esa estúpida secundaria!- le grité para correr al sótano, mi lugar feliz o en donde puedo estar sola
Me encerré y caí en desesperación, empecé a tumbar todo lo que me encontrara a mi paso para luego volver acomodar, nadie me tomaba enserio, yo solo era un chiste para todos y ya estaba cansada de eso.
-¡Hija Abre por favor! ¡Eliana!- gritaba mi madre desesperada desde arriba en la puerta del sótano mientras la golpeaba
-¡Déjame sola! ¡No quiero ver a nadie!- grité rompiendo en llanto
-¡Eliana! Abre para que podamos hablar- me dijo mi madre un poco más tranquila
-¡Solo déjame sola! Quiero quedarme aquí para pensar-
-¡Eliana!-
Me recosté en un estante lleno de las cosas que mi madre guardaba para los días feriados. Volví a llorar mientras me deslizaba por el mismo hasta caer sentada al suelo. Después de un rato me quedé dormida en el suelo.
Cuando desperté, me levanté, estiré y me golpeé el codo con el estante para que luego algo duro y fuerte me cayera en mi cabeza por lo que grité, llevándome las manos a la misma y revolcándome en el suelo del dolor para tropezar con los pies la cosa que me cayó encima.
Me volví a sentar sin quitarme las manos de la cabeza, parpadeé varias veces mirando al suelo y observé que el objeto caído era un libro muy antiguo lleno de polvo.
-¿Por qué mamá tienen este vejestorio aquí?- me pregunté a mi misma
Solté mis manos de la cabeza y tomé el libro. Este tenía una especie de cerradura y parecía que no había sido abierto en mucho tiempo. Le pasé mi mano para limpiarlo, luego lo soplé, tosí y estornudé varias veces debido al polvo y vi que la cerradura no tenía por donde abrirse, en cambio de eso tenía una escritura
-Mira fijamente el centro del libro y piensa en abrirlo- decía la escritura
-¿Qué mire en el centro del libro? Y ¿Eso qué significa?- me dije a mi misma para luego intentarlo
-"Ábrete, Ábrete"- pensé con fuerzas mientras miraba el centro del libro
De pronto el centro del libro se empezó a iluminarse con una luz color fucsia, dejándome impactada. No podía dejar de mirar la luz que emanaba del libro, estaba hipnotizada. De pronto la cerradura que tenía desapareció y la luz dejó de brillar.
Moví mi cabeza varias veces para luego levantar la portada. Me acomodé en el suelo para empezar a leer en voz alta, me gustaba escucharme
-La Princesa de Blanco... Se oye aburrido, pero aun así lo leeré... Advertencia: se le recomienda no leer en voz alta a menos que desee adentrarse en la historia... ¿Es broma? Ni que fuera un libro mágico o una máquina del tiempo. Si brilló y eso es raro, pero ¿Qué puede pasar?- dije mientras leía
-Eliana ¿sigues allí hija? ¿Estás bien?- preguntó mi madre, me había olvidado de ella
-Sí, subiré después- le dije para calmarla
-Capítulo I Nacimiento de una Princesa no conocida: En un lugar lejano, existía un reino y su reina estaba a punto de traer al mundo una pequeña princesa. Bien no ha pasado nada hasta ahora- dije después de haber leído la primera parte
De pronto empecé a sentir como si me encogiera, algo extraño estaba sucediendo. El libro volvió a brillar con una gran intensidad y sentí que me empezó a aspirar y desaparecer. Esto dolía y me aterraba demasiado, por lo que solté el libro, dejándolo caer en el suelo
-¡Ah!- alcancé a gritar
-Prepararé sándwiches ¿de que los quieres? ¿Pavo, pollo o cerdo?- apenas escuché a mi madre muy lejos
Todo a mí alrededor se volvió blanco, me veía y estaba volando a gran velocidad, el viento deformaba mi cabello, ropa y todo lo que tenía. Yo giraba y volaba con brusquedad en el aire
-¡AAAHHH!- grité de nuevo, esto era demasiado aterrador para mí
Fuese lo que fuese, me arrepentía de no haber obedecido la advertencia. A lo lejos pude ver una pequeña luz blanca que crecía cada vez más, hasta cegarme la vista. De un momento a otro caí en algo duro y polvoroso. Me desmayé
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