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Capítulo 19

Cuando todo tiene sentido

Se quedó quieto mirando a la chica bailar frente a él. Jensen lo miró sin entender qué le había sucedido pero las cosas empezaron a tener sentido cuando siguió su mirada y se encontró con Diana. Un sentimiento de desilusión recorrió su cuerpo pero intentó ocultarlo, no le gustaba que los demás lo viesen vulnerable.

Felix ignoró por completo el hecho que Jensen estaba a su lado viendo todo y caminó sin ser consciente hacia Diana. Ella lo miró acercarse y dejó de bailar, ambos sintieron como si ya habían vivido ese momento antes, pero era la primera vez que sucedía. De todas las veces que Felix había regresado al día del baile, esa era la primera vez que sentía que había una conexión entre ellos.

Como si con sólo mirarse pudiesen entender que eso era justo lo que necesitaban.

—Hola—dijo él, Diana le sonrió y pasó su cabello detrás de las orejas. Ese gesto le causó ternura a Felix, viendo un lado de Diana que no conocía. Su lado tímido.

—Hey—le dijo ella bajo, le tendió la mano y Felix la tomó—. Soy Diana.

—Yo Felix—respondió, las miradas de ambos volvieron a encontrarse y sonrieron sin pensar.

La sensación que Felix sentía era de calma, se sentía tranquilo, estable y cómodo mirando los ojos de Diana.

—Yo emm—ella no sabía qué decirle, era la primera vez que se encontraba nerviosa por alguien—. ¿Quieres tomar algo?

La alerta llegó a Felix. Beber algo significaba que irían a la mesa de bebidas y la mesa de bebidas significaba ponche, el cual tendría alcohol por el pequeño envase que seguramente tenía Diana en su bolso.

Negó y luego le sonrió.

—Mejor bailemos—dijo, aunque se arrepintió porque no sabía bailar.

—Oh, sí, sí quiero—lo tomó de la mano y se metieron un poco más entre las personas.

De pronto la música comenzó a escucharse por los oídos de Felix, quién había ignorado por completo el sonido a su alrededor. Volteó un momento y pudo ver a Jensen observándolos.

Él le regaló una sonrisa forzada y se volteó para alejarse de la pareja. El castaño se sintió triste por ello, pero lo entendía, él había sido el culpable de eso.

Las manos de Diana lo tomaron del cuello y se acercó un poco a él para bailar la pieza lenta que sonaba en la pista. Felix llevó sus manos a las caderas de la chica y acercó su rostro lo suficiente como para que su respiración chocase contra el cuello de ella.

—No hago esto, pero extrañamente se siente cómodo—confesó ella.

— ¿Bailar?

—Bailar lento con alguien—respondió moviéndose de un lado a otro con suavidad. Felix separó su cabeza del cuello de la chica y la miró.

—Está perfecto así—ella asintió.

Para ambos era sorprendente la forma en que se hablaban, como si se conocieran de mucho tiempo.

Pudo ver cerca de él a Jensen hablando con un chico, su sonrisa y la forma en que se ría por lo que el otro estuviese contándole, lo hizo sentir conocer cómo sería si la persona que estuviese ahí bailando en la pista, fuese él y no Diana.

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— ¿Tomamos algo? Estoy sedienta—rió ella caminando con Felix hacia la mesa de bebidas.

Felix no quería ir, no quería alcohol en ningún momento pero también se encontraba un poco sediento. Había bailado junto a ella unas cinco canciones y necesitaba descansar un poco.

—¿Tomas alcohol?

—No—se apresuró a decir—. No alcohol hoy, no debemos—dijo y ella rió.

—Pero si el alcohol hará que nos relajemos más—le sonrió dulce y Felix negó—. Eres un aburrido—besó su mejilla con suavidad, produciendo un cosquilleo en el estómago de Felix.

Estúpidas mariposas, con ella parecían que fuesen asesinas.

Diana hizo caso omiso a lo que Felix le había dicho, se echó un poco de ponche y sacó se su bolso su pequeña botella de alcohol y le echó algunas gotas al vaso. Bebió un poco de su bebida y le sonrió victoriosa al chico.

—Delicioso—mencionó y Felix suspiró. Ya sabía cómo iba a terminar eso, y no era delicioso en ningún momento.

Una sensación de mareo apareció y luego quitó todos sus pensamientos sobre esa escena de él y Diana.

—Salgamos, no quiero que nos acaloremos—dijo él y ella estuvo de acuerdo.

Ambos salieron a los pasillos del Instituto, habían chicos conversando entre ellos y otros jugando cartas en el suelo. Diana caminó un poco llegando a una esquina en donde no habían muchas personas; no quería salir fuera del Instituto porque estaba haciendo un poco de frío.

—Y dime Felix, ¿cómo es que nunca te había visto? —dijo ella mostrándose con la Diana que él conocía. Confiada y sin pena de decirle las cosas.

—Vengo de Leosville, esta es mi primera semana—ella asintió.

—Leosville es genial—mencionó—. Fui el verano pasado y estuvo genial, visité el estudio en donde Kloss grabó Canciones para Jane.

—Wow, yo nunca he ido—dijo y ella lo miró impresionada.

—Chico de la capital, ¿cómo eres de Leosville y no has visitado ese lugar tan memorable? Kloss son los reyes del mundo—rió ella—. Me tomé un foto con Verne cuando me lo encontré en la calle. ¿Sabes quién es? El de La Invasión de Verne, el programa de radio.

Él sabía del programa pero no lo escuchaba.

—Sí, sé quién es—respondió—. Mi hermana lo escucha—ella asintió alegre de saber que había alguien más con quién compartir sus gustos.

— ¿Y te gusta Coramora? —preguntó ella.

Le gustaba Coramora, aunque le gustaba más los amigos que había hecho en la ciudad.

—Sí, es agradable, pero sólo llevo unas semanas—rió—. No puedo decir mucho.

—Espero te guste, es un lugar tranquilo pero nunca te aburres—se recostó en la pared y miró hacia unos chicos que estaban riendo—. Las personas aquí son bastante interesantes y no sé, es agradable conocer sobre todos.

—Oh—dijo al no saber qué responderle.

Un chico pasó frente a ellos y se detuvo para regresar y colocarse al lado de Diana, ella lo miró con una expresión neutra.

—¿Diana? ¿Me das más alcohol?

—No, Sean—le dijo—. Ya bebiste suficiente.

—Pero si no estoy ebrio—respondió.

Felix lo estudió en silencio, podía parecer físicamente que no lo estaba pero cuando hablaba podía sentirse el balbuceo y el olor a alcohol salir de su boca. Fabricio, quién era amigo de Sean, llegó junto a ellos y le sonrió a Diana.

—Disculpa, Di—dijo y tomó a Sean del brazo—. Me debo llevar a este chico.

—No quiero—dijo Sean y Felix suspiró cansado, quería que ambos chicos se alejaran de ellos.

Sean se soltó del agarre de su amigo y este intentó tomarlo nuevamente. El más bajo forcejeó para soltarse nuevamente y se mareó por un momento. Miró sus pies y vio el suelo moverse, tan rápido sucedieron las consecuencias que Felix no tuvo tiempo de apartarse cuando el vómito salió de la boca del chico y se esparció por el suelo cayendo un poco en los zapatos del castaño.

— ¿Qué...—no tuvo tiempo de decir nada más cuando todo se oscureció.

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La historia entrará en us capítulos finales u.u 

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