CAPÍTULO 24. Ha sido él
Natalia
—Gracias por traerme —agradezco a mi mejor amigo.
Me inclino hacia la izquierda para depositar un beso cálido sobre su mejilla en manera de agradecimiento y me resulta raro que no huela a tabaco, si no que huele a perfume varonil, ese que tanto me gusta que lleve.
—Nos vemos mañana pequeña saltamontes —dice con una sonrisa en la cara.
Agarro la mochila, me la cuelgo del hombro y salgo del coche.
Me sigo despidiendo de David desde el exterior agitando la mano una y otra vez de lado a lado. Avanzo un par de pasos pero me detengo cuando veo a Jorge por el otro lado de la acera. Viene acelerado, ya que del instituto hasta aquí hay varios minutos andando y él acaba de llegar a la par que nosotros dos.
—¡Jorge! —le grito.
Parece no darse por aludido, o puede ser que no me haya escuchado.
—¡Jorge! —vuelvo a gritar esta vez.
Se gira hacia mí y echa a correr de tal forma que en una fracción de segundo no hay ni rastro de su presencia.
No entiendo que ha sido eso.
Como siempre después de llegar del colegio almuerzo y subo a mi habitación para comenzar a hacer las tareas. Siempre suelo hacerlos nada más almorzar, es una costumbre que tengo desde pequeña.
Al terminar las tareas cojo el libro de historia, es verlo y que un suspiro brote de mis labios de tan sólo pensar la tarde que me espera por delante. Leo, releo y vuelvo a leer una y otra vez las cincuenta y seis páginas que tengo que estudiar. En hora y media consigo entender y casi estudiar bien unas veinte páginas, quedándome así todavía más de la mitad de los temas.
Voto por tomarme unos minutos de descanso y despejar la mente, sinceramente ya no me estaba enterando de lo que estaba leyendo.
Agarro el teléfono móvil y miro los mensajes.
Mensaje nuevo
De: El mejor amigo del mundo
» ¿Cómo llevas historia?
» Yo lo llevo fatal.
» Nat ayúdame a estudiar.
Mensaje nuevo
De: Nat
» Apenas llevo veinte páginas aprendidas.
» Empieza a estudiar enserio.
Busco a Jorge entre mis contactos, seguramente estudiar con él me sería más fácil y también necesito preguntarle por la reacción que tuvo antes, se fue corriendo cuando me vio. Marco y espero a que conteste la llamada.
—¿Si? —responde al segundo toque.
—Hola Jorge —le saludo—. Verás me estaba preguntando si podrías venir aquí para ayudarme con historia.
—No —niega sin pensárselo al menos dos segundos—. No puedo porque... No puedo, lo siento Nat.
—Bueno está bien... —contesto cabizbaja.
—Adiós... —se despide.
—¡Jorge espera! —grito al micrófono—. ¿Te pasa algo? —le pregunto, necesito saber.
—No, no sólo que Nat no puedo ¿vale?
—¿Por qué echaste a correr antes? Te llame dos veces y a la segunda cuando te volviste hacia mí echaste a correr, ¿qué pasa? ¿Por qué huiste así?
—No puedo decírtelo.
—Jorge eres mi amigo... —le digo—. Me preocupo por ti.
Él se queda callado. Solo existe el silencio.
—Jorge, ahora mismo te has vuelto como un mejor amigo para mí.
Oigo su respiración a través del altavoz pero no responde.
—¿Vendrás?
Escucho un suspiro.
—Está bien, tardaré unos quince minutos.
Y así es, en quince minutos tocan el timbre y escucho la voz de mamá decir que estoy arriba, en la habitación. En unos segundos oigo los pasos dirigirse hacia aquí y un par de toques golpean sobre la puerta.
—¿Se puede? —escucho su voz.
Veo a Jorge asomar la cabeza por una pequeña rajita de la puerta.
—Pasa —le invito.
Le veo aparecer con la mochila colgada del hombro y la cabeza gacha. Me dirijo hacia la cama, en la cual me siento, y palmeo a mi lado para poder sentarnos los dos.
—Bien vamos a esperar, digo empezar, digo... —dice nervioso trasteando en el interior de su mochila hasta sacar el libro de historia—. No sé lo que estoy diciendo... —dice dejando escapar un largo suspiro.
—Explícame la regencia de María Cristina, porque no me entero de nada de esa página y como que es medio tema del primero.
—Está bien —dice.
Pasa hojas y hojas hasta llegar al punto que le he dicho pero en ningún momento me ha dejado ver su rostro, desde que ha entrado ha estado con la cabeza gacha mirando hacia abajo y evitando mi mirada a toda costa. Algo me pinta relativamente mal respecto a su comportamiento.
—¿Jorge? —trato de llamar su atención.
—¿Si? —responde con la mirada fija en el libro.
—Nada.
Comienza a leer el punto que he dicho que me explique, y una vez que lo lee trata de explicármelo con sus palabras de manera que le entienda.
—Entonces eso fue porque... —es aquí cuando levanta su mirada y me deja ver su rostro.
Noto algo raro en su cara y tras unos largos segundos tratando de averiguarlo me doy cuenta de lo que es. Jorge tiene un leve moratón en el ojo izquierdo.
—¿Qué te ha pasado? —pregunto abriendo mucho los ojos sorprendida.
Dejo el libro sobre la cama sin cuidado algunao y le quito el suyo de las manos para hacer lo mismo con el. Me deslizo sobre el colchón y me acerco a él.
—Nada, no es nada... —dice agachando de nuevo la cabeza.
—Jorge... —pongo el dedo pulgar sobre su barbilla de manera que le obligo a levantarla—. ¿Qué te ha pasado aquí? —acaricio suavemente por el lado dañado y él se queja sin intención—. Lo siento —me disculpo.
Le he hecho daño.
—No ha sido nada sólo... Sólo me di con la puerta y ya está Natalia, no es nada —miente.
—Eso no es de haberte dado un golpe con la puerta Jorge... —digo inspeccionando el moratón.
—Da igual Natalia, no te preocupes. No tiene importancia —agarra mi brazo y me lo aparta de su cara.
—¿Quién te ha hecho eso? —le pregunto.
Está claro que es un golpe hecho por voluntad propia y por parte de alguien.
—Natalia no ha sido nadie ¿vale? Déjalo.
—No, dime quién ha sido —pido—. Eres mi mejor amigo —le digo.
—Tú mejor amigo es David... —dice en un susurro.
—¡Tú también lo eres Jorge! —le chillo para que se entere bien—. Dime quién ha sido Jorge, por favor —le suplico agarrando sus manos.
—No, no quiero que... —comienza a decir, pero se vuelve a callar.
—¿Que, qué Jorge? Dímelo... —insisto.
—No quiero que os volváis a pelear por mi culpa... —me dice murmurando, más para él que para mí.
Pelear por su culpa... Ahora todo me encaja.
—Ha sido él... —le digo.
—Nat no... —niega.
—¡Ha sido David! —grito.
—Nat sólo ha sido... Ha sido jugando.
—¡No! ¡No Jorge! Jugar se juega a las cartas, al fútbol, a la Play Station... —voy mencionando—. ¡Pero no a golpearse el uno al otro! —grito.
—Nat no es nada, por favor déjalo. Lo que menos me apetece ahora es meterme en líos... —dice cortante.
—¡No voy a permitir que te trate así!
Acabo de explotar, ya estaba tardando mucho David en hacer algo de lo cual se va a arrepentir eternamente toda su vida.
Me levanto de un salto de la cama y empiezo a bajar las escaleras de dos en dos. Tengo ganas de golpear a David, de gritarle, de que me dé explicaciones del por qué lo ha hecho. Necesito un buen motivo por parte de David para que le crea, porque con sinceridad no me creo ni una sola palabra de lo que me ha estado diciendo en estos últimos meses.
Pensándolo bien todo encaja esta vez.
David no iba a fumar, no olía a tabaco cuando entro al coche, no cuando me acerqué para depositar el beso sobre su mejilla. Vino sonriente luego de que supuestamente "Vir le diese un final feliz" el cual fue una farsa, ya que Vir salió de clases conmigo. Y me mintió, y lo vuelve a hacer una y otra vez.
—Nat por favor... —Jorge me sujeta de la muñeca para impedir que avance como una loca hasta la casa de David.
Ese mi próximo objetivo.
—¡Voy a matarlo! Te juro que voy a matarlo —intento deshacerme del agarre de Jorge y una vez que lo consigo sigo mi camino.
Voy a ir a casa de David, voy a pedirle una explicación de todo esto, voy a hacerle que le pida perdón de una u otra forma y si no lo hace, me va a perder de una vez porque ya estoy cansada de perdonarle todos los errores, que supuestamente son eso, sólo errores. Al igual que sus palabras son sólo eso, al fin y al cabo sólo palabras. Y al igual que sus promesas, todas están rotas nada más cumplirlas.
Y esto ha sido la gota que definitivamente ha colmado el vaso. Ese vaso que estaba a punto de rebosar y ahora lo acaba por terminar de hacer. Acaba de rebosar y no hay vuelta atrás.
Para mis nuevos/as lectores/as he de deciros que está es mi primera novela. Tendré mil fallos, lo sé. Tengo que corregirlos, lo sé. Sólo espero que os quedéis para ver mi evolución cual pokemón mientras avance la novela. También sé que la protagonista es débil, pero a lo largo de la novela veréis el cambio. Os aviso porque os puede llegar a desesperar en ciertos momentos como por ejemplo cuando siempre acaba perdonando a David. No sigo hablando que os hago spoiler yo sola. Espero que lo hayáis disfrutado.
¡FELIZ NAVIDAD! Con atraso pero la intención es lo que cuenta.
Muchas gracias por leer.
PD: se acerca lo interesante de la historia, todo dará un giro inesperado *___*
Un beso.
Dreamy.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro