CAPÍTULO 20. ¿Me perdonas?
Natalia
—No tenemos nada que hablar —le digo en apenas un susurro.
—Por favor Nat —me suplica.
Voy a cerrarle la puerta por completo para impedirle el paso, pero antes de que yo lo haga él empuja hacia dentro consiguiendo entrar. David resopla una y otra vez pasándose las manos sin parar por el pelo caminando de lado a lado.
—Yo Nat... —se acerca hacia mí y acaricia ambas mejillas con sus pulgares—. Perdóname yo de verdad que... —para de hablar.
Escuchamos resonar unos pasos bajando las escaleras. Jorge es quien viene bajando estas, sonriendo, pero de repente al fijar su vista en David su rostro pasa a ser todo lo contrario. La sonrisa es sustituida por una fina línea en los labios y entrecierra los ojos, al igual que David lo hace fulminándole con la mirada.
—¿Quién coño es este? —escupe señalando hacia Jorge.
—Es Jorge —le digo.
—¿El puto friki? —pregunta con los ojos muy abiertos, al igual que su boca.
Le golpeo en el hombro por llamarle mediante un insulto. Creo que David está bastante impresionado con el cambio, Jorge es competencia para David y estoy segura de que él más bien que nadie lo sabe.
—No vuelvas a llamarle otra vez así, ¿vale? Tiene nombre y ese nombre es Jorge.
—Vale, vale... El puto Jorge —vuelvo a golpearle, esta vez con ambas manos empujando contra su pecho.
Hago que retroceda un par de pasos, pero no lo bastante que me gustaría para mantener las distancias. David consigue distraerme con el más mínimo de sus movimientos. Es una tentación demasiado difícil de evitar, al menos para mí.
—Nat yo me voy —dice Jorge, incómodo al parecer, pero como para no estarlo cuando David se encuentra mirándole de una manera de lo más retorcida.
—Nos vemos mañana —le digo dedicándole una agradable sonrisa.
Él hace lo mismo. Me mira por última vez con una sonrisa formada en los labios y desparece.
David me mira haciéndome ojitos y con las palmas de sus manos pegadas en forma de suplica. No sé qué es lo que pasa por su cabeza, pero si piensa que va a conseguir mi perdón tan fácilmente está muy equivocado. Me siento traicionada. Soy su supuesta mejor amiga, se supone que los amigos se lo cuentan todo, que no hay secretos entre ellos. Se supone que yo debería de haber sido una de las primeras en enterarme de que ha vuelto con Vir.
—Nat por favor perdóname... —suplica.
Esta situación me recuerda tanto a hace un par de años que volvería el tiempo atrás.
—Por favor Nat no podía decirle que no... —sé que miente—. Vale joder, la vi llorando —también miente ahora.
—No te creo.
Me apoyo contra la pared. Viene un largo discurso de mentiras y después de todas ellas, entonces, me contará la verdad. Le conozco como la palma de mi mano. Ha hecho lo mismo ya tantas veces que ni siquiera puedo contarlas con los dedos de las manos y de los pies. Puede que haya estado en todos mis malos momentos, pero la mayoría fueron y son causados por él y hasta entonces parece no darse cuenta de que sus actuaciones traen consecuencias, y la verdad no muy buenas.
—Está bien... —susurra colocándose frente a mí, acortando la distancia entre nosotros—. Te diré la verdad, volvimos porque... —aparta la vista hacia un lado, evitando así que mi mirada haga contacto con la suya y ya sé que va a mentir, que va a inventar alguna excusa.
—No me vuelvas a mentir —le advierto.
—Vale está bien... —resopla echando su mirada hacia el techo—. Nos acostamos —dice rápidamente.
—Eso ya sí que me lo creo.
Doy un leve empujón para apartarle de mí y suspiro.
—Lo siento Nat... —se disculpa—. Luego comenzó a llorar suplicándome que volviese con ella y... —se corta.
Ahora si le creo, el tono con el que lo dice me está diciendo que dice la verdad.
—No pudiste decirle que no... —asiente—. Vale.
—¿Eso quiere decir que me perdonas? —me pregunta.
Niego con la cabeza, debo ser más dura y no dejarme vencer a la primera.
—Nat por favor... —suplica volviendo a acercarse a mí—. Somos mejores amigos desde que éramos pequeños.
—¿De verdad? —ironizo.
—Sí, de verdad. A veces odio que me conozcas tan bien —gruñe entre dientes.
—Y yo a veces odio haberte conocido.
Sé que ha sonado un poco brusco. En realidad no odio haberle conocido, porque es mi mejor amigo. Lo que odio es que mis sentimientos por él hayan traspasado la barrera del límite amigos. Eso es lo que más odio de todo esto.
—Eso me ha dolido —dice señalándose el pecho—. Y como me ha dolido quiero... ¡Venganza! —eleva ambos brazos cerrando sus manos formando puños.
Sé lo que viene ahora, guerra de cosquillas.
Comienzo a correr buscando una salida, aunque sé que tarde o temprano me va a alcanzar. Chillo mientras corro del salón a la cocina, de la cocina al comedor y del comedor de vuelta al salón. Es aquí entonces cuando la mano de David se aferra en mi brazo y dándome un leve empujón me tira al sofá, tirándose seguidamente encima de mí. Sus manos se adueñan de mi cuerpo, haciéndome cosquillas de arriba abajo por los costados. Las yemas de sus dedos se pierden en mi piel y yo no puedo parar de retorcerme bajo de su cuerpo.
—¡David! —grito entre risas—. ¡Para! —agarro el cojín que tengo a mi alcance y le golpeo con este sobre la cabeza, de manera que le detengo.
Una buena opción también habría sido dejárselo en la cara hasta que se ahogase y así me soltase.
—¿Me perdonas ya? —hace un puchero sacando su labio inferior cuando me pregunta pero yo niego con la cabeza y resopla indignado—. ¡Venga ya Nat! ¡Tienes que perdonarme somos mejores amigos! —estoy consiguiendo sacarle de sus casillas y la verdad es que me divierte bastante verle así—. ¿Recuerdas cuando nos besamos de pequeños?
—Para no acordarme —suelto una enorme carcajada.
—Y cuando... ¿Y cuando te pille con Luis besándote? —pregunta.
—¡Oh dios sí! —exclamo dando una palmada sonora al recordarlo—. Lo recuerdo perfectamente —me tapo la cara con las dos manos al revivir mentalmente aquel momento tan vergonzoso.
«Y también recuerdo a la perfección nuestro beso», pienso.
—Luis era un gilipollas, y aún lo sigue siendo —escupe.
—Claro y por eso fuiste a pegarle delante de mis narices diciéndole que no se volviese a acercar a mí... —murmuro más para mí que para él.
Un silencio incómodo se hace presente entre nosotros dos.
—Eh, eh bájate de la nube —dice él acabando con el silencio establecido—. Sólo lo hice porque es y era un gilipollas —aclara.
—Pero sigue siendo guapo... —insinúo elevando ambas cejas de arriba a abajo.
—¡Vamos Nat no me jodas!
—Lo que no entiendo es cómo habéis acabado siendo amigos... —me rio.
Los dos se odiaban a muerte, no se podían ni ver la cara.
—Eso quisiera saber yo también... —suspira mientras se hace un hueco a mi lado.
Los dos encajamos a la perfección extendidos en el sofá.
—Nat —interrumpe.
Giro la cabeza de manera que quedo justo frente a él, quien se apoya contra uno de sus codos y con la mano libre acaricia una de mis mejillas con delicadeza, con ternura.
—¿Me perdonas ya?
—No.
—¿Y ahora?
—Déjame que lo piense... —cierro los ojos.
Creo que ya sé la respuesta. Sé lo que voy a decir pero es más que obvio, aunque no estoy muy segura de ello. Ahora mismo solo puedo concentrarme en seguir sintiendo las caricias del vaivén de sus dedos sobre la mejilla que está acariciando en estos justos momentos.
—¿Ya? —insiste.
—Sh —chisto para que se calle.
—¿Y ahora? —vuelve a preguntar de nuevo—. ¿Me perdonas? —asiento escondiendo mi cara en su pecho—. ¿De verdad? —asiento de nuevo—. ¡Te amo! —chilla.
Me despega de su pecho y agarra mi cara entre sus manos. Estos segundos se me hacen eternos, el corazón me bombea con fuerza con muchísima fuerza pero todos los nervios se calman en mi interior cuando siento sus labios sobre mi frente, dejando en esta un gran beso sonoro.
—Te quiero Nat... —susurra finalmente estrechándome entre sus brazos una vez más.
Para mis nuevos lectores he de deciros que está es mi primera novela. Tendré mil fallos, lo sé. Tengo que corregirlos, lo sé. Sólo espero que os quedéis para ver mi evolución cual pokemón mientras avance la novela. También sé que la protagonista es débil, pero a lo largo de la novela veréis el cambio. Os aviso porque os puede llegar a desesperar en ciertos momentos como por ejemplo cuando siempre acaba perdonando a David. No digo hablando que os hago spoiler yo sola. Espero que lo hayáis disfrutado.
Tan, tan, tan... ¡AQUÍ OTRO CAPÍTULO!
Espero que os haya gustado. Ya sabéis, actualizo siempre que puedo miércoles y domingos.
Muchísimas gracias por todo el apoyo, vuestros comentarios me hacen muy feliz y me encanta contestaros a todas. Y también muchas gracias a todas las que os tomáis una pequeña parte de vuestro tiempo en enviarme mensajes y escribirme en el tablón. Os agradezco muchísimo todo esto porque sin vosotras esto no sería posible.
La última vez que mire los puestos estaba en la 73, es flipante.
Ya os dejo.
Un beso, nos leemos en el próximo.
Dreamy.
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