
Capitulo 6 - Yo no amenazo, solo aviso
Año 2017, 18 de diciembre.
Presente
Buenos aires, Quinta presidencial de olivos.
Yo no amenazo, solo aviso.
Elisabeth bajo de la camioneta con la ayuda de Ángel, el medico le había recomendado que por su lesión usara la silla de ruedas. María espero en la puerta de la casa, no se atrevía a entrar ella primero. Esa casa por alguna razón le provoco un escalofrió que le recorrió toda su columna vertebral.
— Y esta es la famosa quinta de olivos. — Comentó Elisabeth sarcástica. Todos al acto lo captaron y soltaron una carcajada, todos menos María, su mirada seguía en la imponente casa. — ¿Qué sucede?
— Esta casa no me gusta mucho, no lo sé. Es algo raro, es un presentimiento. — contesto María, esa extraña sensación seguía ahí con ella, molestándola.
— Ya pasara, y en todo caso de ser verdad ese presentimiento. Lo vamos a descubrir...
— Tu no puedes hacer mucho con esa silla de ruedas. — interrumpió Emmanuel mientras sacaba las enormes valijas de María, Elisabeth lo miro ofendida.
— Tranquilos, ya habrá tiempo para seguir molestándonos. — dijo Ángel, traía una gran valija donde estaban las pertenencias de Elisabeth. —Entremos antes de que me derrita del calor aquí afuera.
Ingresaron a la casa y como si fuera magia. La imagen de afuera era lo mejor, todo estaba destrozado, cada cuadro. El papel tapiz color blanco de las paredes estaba totalmente roto por partes. La escalera se encontraba totalmente rota.
— Díganme que lo que estoy viendo es una broma, una horrible broma — soltó Elisabeth, no podía creer lo que veía. Como alguien podía destruir todo solamente por ganas de molestar.
— 33-12 Debemos irnos de aquí, este lugar ya no es seguro. ¡Hay que proteger a la presidente! — grito Ángel asustando a Elisabeth y María.
Ambas giraron a su derecha dando una clara visión de lo que sucedía. La sala principal estaba totalmente destruida, el sofá blanco dado vuelta, la mesa ratona de vidrio totalmente hecha trizas y lo que más les causaría terror se encontraba arriba de la chimenea donde tenía que haber un gran cuadro, fue totalmente removido para dar lugar a un texto mal escrito con lo que parecía sangre "no hai un lugar SEGURO para ustedes, nos vemos PRONTO"
Rápidamente Ángel junto con Martin sacaron a Elisabeth y María, provocando que todas las maletas que tenían en la entrada terminaran en el suelo junto con Emmanuel que no entendía que estaba sucediendo. Se levanto rápidamente, algo desorientado. Aunque capto el grito de Ángel diciéndole que se apure que hay un 33-12.
Todos los guardias que estaban ahí, escucharon el grito y rápidamente se pusieron en alerta. Debian sacar a la presidente de ahí como sea.
— Noticia de ultimo momento, la presidente volvió a sufrir un atentado. Por lo poco que se sabe, al parecer irrumpieron en la residencia de la quinta de olivo. Lo cual aun no sabemos como hicieron, ya que siempre está protegida. Hasta donde hemos llegado con la inseguridad. — Comentó el periodista Lucsen, sus ojos color azules fueron captados por la cámara en un acercamiento a su rostro serio, se podía percibir cierto enojo.
— Así es, ¿Como es posible que hayan podido entrar a la casa más custodiada del país? Es una de las preguntas aun no fueron respondidas, la policía aún sigue investigando como es que paso esto. Por el momento la presidente junto con la vicepresidente se encuentra en la base militar de Morón. — Mientras la periodista Juárez hablaba, pasaban imágenes de la quinta de olivos envuelta humo y fuego, pero una foto apuntaba directamente a las caras de Elisabeth y María donde se podía observar claramente el miedo que sentían en ese momento.
— Así es, la fiscal Naismen está llevando este caso, por la tarde se la pudo ver ingresando a la quinta de olivo para ver todas las pericias que se están llevando a cabo...
La televisión fue apagada por un molesto Martin que ya no quería seguir escuchando, el cual procedió buscar a los chicos. Emmanuel y Ángel desde que entraron en la base militar andaban con los generales de un lado a otro coordinando la protección para la presidente y vicepresidente que se encerraron en la sala de reuniones.
Elisabeth seguía escuchando atentamente lo que decía María, aunque su mirada estaba dirigida al gran ventanal que daba vista a donde estaban Emmanuel y Ángel ambos reflejaban seriedad y gran imponencia, que hasta a los militares intimidaban.
— ¿Qué piensas? — pregunto María desconcertando a Elisabeth, dirigió su mirada hacia ella que la estaba mirando con una ceja levantada.
— Perdón, no te estaba escuchando. — admitió.
— Te estaba diciendo que en una semana tienes la primera reunión, iba a ser mañana, pero con todo lo que sucedió se postergo, mejor dicho, ellos lo postergaron.
— No porque tenga una pierna rota significa que no pueda tener una reunión, si ellos no quieren reunirse conmigo, yo iré a visitar cada provincia. Sabes que me gusta ver con mis propios ojos como están las cosas.
— De acuerdo, tú eres la que manda. Aunque me dé algo de flojera viajar, tienes razón. Hay que ver cómo está el país...
Unos golpes en la puerta interrumpieron a María, ambas dijeron al mismo tiempo que podían pasar. Unas de las puertas fueron abiertas por un Matías que traía una bolsa de papas en una mano.
— Mujeres, ¿Qué están haciendo? —pregunto mientras tomaba un buen puñado de papas.
— A veces me pregunto como es posible que estuviste en el ejército, a no, cierto que para entrar no hay que tener cerebro. — soltó María, Martin al escuchar lo que dijo la miro ofendido.
— A veces siento que me odias, pero yo se que en el fondo me amas mucho — respondió el mientras comía sus papas fritas.
— ¿No deberías estar con Emmanuel y Ángel? — pregunto Elisabeth algo molesta de que viniera a molestarlas justo cuando estaban acordando las dichosas reuniones.
— Emmanuel pidió que estuviera con ustedes, sino me cortara la cabeza y bla bla bla, no sé qué mas dijo porque entre de nuevo a la casa. No quería seguir escuchando como me amenazaba si me apartaba de ustedes.
— De acuerdo, pero ahora no es momento que estés aquí Martín, estamos discutiendo cosas importantes, por favor te puedes retirar. — pidió Elisabeth tratando de sonar amable, sabia muy bien que si era demasiado directa podría cagarla. Martin que aun seguía sacando papas fritas de la bolsa para llevárselas a la boca, solamente procedió a retirarse mientras se escuchaba el ruido que hacía al masticar.
— Bueno, ya que se fue la chusma, — soltó María mientras se sentaba en el sofá marrón oscuro que daba justo al frente del escritorio donde estaba Elisabeth. — me vas a decir ¿Porque observas tanto a Ángel y Emmanuel?
— Antes de contestarte esa pregunta. Me vas a explicar toda esta mierda, no creas que me olvide que me debes una charla. Necesito saber si mi vicepresidente es mi amiga o es otro de mis guardaespaldas. — dijo Elisabeth algo enojada, con todo lo que estuvo sucediendo se merecía saber que sucedía, al menos para entender un poco mejor todo. María cambio su cara a una totalmente seria, se sentó mejor en el sofá y empezó a hablar...
— Cuando Emmanuel me propuso ser la candidata para presidente, le dije que no porque no me sentía lista para liderar, sabes que no me gusta ser el líder. Simplemente doy mi punto de vista y dejo que los demás hablen por mí. Algo que tu haces mucho, — ambas rieron — entonces pensé en ti, nadie sería mejor para liderar al país que tú, porque si, escuchas mi punto de vista y lo acoplas con lo que piensas, le das una mejora a la idea. Sabes como liderar. Entonces Emmanuel me entreno para cualquier situación si es que tu llegabas a ser presidente y por alguna rara razón no está el o Ángel, sepa protegerte y entiendo que estés enojada por no contarte todo, pero a veces es mejor que no sepas todo...
— Cuando se trata de mí, prefiero saberlo, sé muy bien cuidarme sola. Sabes que odio que me oculten cosas. — dijo interrumpiendo Elisabeth
— Lo sé, pero entiende eres la presidente, intentaron matarte como dos malditas veces, obviamente debes tener seguridad. — dijo María dejando a Elisabeth muda, en cierto punto tenia razón y eso la molestaba porque no le gustaba que los demás creyeran que es débil, una niña indefensa que no sabe cuidarse sola. — Se como piensa esa cabecita tuya, no eres débil simplemente porque tengas varios guardaespaldas, eres una de las personas mas fuertes que he conocido en mi vida además de tu maldita terqueza. — soltó una carcajada. — Tienes que entender que eres la persona mas importante de este país, un blanco fácil, todos van a querer atacarnos por eso hay que estar preparados.
— Bien, esta vez tienes razón. — soltó de mala gana Elisabeth, provocando que María soltara nuevamente una carcajada.
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