Capitulo 1 - Elecciones ganadas.
Año 2017.
Presente.
Buenos aires, Argentina.
Elecciones ganadas.
El tiempo pasaba lento, el aire se sentía tenso en la pequeña habitación en la cual se estaban estas dos mujeres que se encontraban mirando la televisión, observando como los números del conteo de votos cambian a cada minuto. Esta noche se decidía quien ganaba como el nuevo presidente de la Argentina.
Elisabeth sintió una leve presión en la mano, despego su mirada de la tele y giro su cabeza, vio que era María. Se encontraba sentada a su lado, le sonreía. Su sonrisa la tranquilizaba. Sea cual sea el resultado, todo iba a estar bien.
- Ganamos - susurro María. Elisabeth la observo mejor, sus ojos color café claro casi no se notaban por las lagrimas que desbordaba y capto su mensaje, algo tarde, pero lo entendió. Se quedo por unos minutos sin hablar, simplemente no podía. - ganamos -volvió a repetir. Elisabeth la miro nuevamente, esta vez se encontraba igual que ella, sus ojos cafés nublados por las lágrimas que amenazaban por salir.
- Con el 75% por cierto de los votos más de 37 millones de personas en el país votaron por la nueva presidente Elisabeth y su colega la vicepresidente María Inés - anunciaba el periodista que se encontraba en vivo desde la sede del partido político de Elisabeth, lugar donde debían estar ellas. - ahora el tema es ¿Dónde esta la nueva presidente? Por lo que me han informado se fue por una salida secreta que tiene aquí en su sede de Palermo, además de que la vicepresidente se encuentra con ella. Muchos comentan que serian más que amigas ¿será verdad? ¿tendremos una presidente lesbiana? -la voz del periodista dejo de ser relevante para ambas amigas.
- No lo puedo creer -suelta Elisabeth una vez que su amiga la libera del fuerte abrazo - tenemos que volver a festejar con todos.
- Cierto, hay que tener una buena imagen ¿la nueva presidente esta escondida? ¿Por qué se fue? ¿estará con la vicepresidente? ¿son pareja? - ambas soltaron una carcajada, mientras salían de la pequeña habitación que había en la sede de su partido político. Extrañaría ese lugar, se volvió como un bunker para ambas chicas, nadie sabia de ese lugar oculto y esperaban que siguiera así.
Caminaron por unos minutos por el largo pasillo hasta llegar al ascensor. Elisabeth trato de apretar el botón, pero su mano temblaba, es algo que no podía evitar. Cuando tiene emociones muy fuertes normalmente no los habla, pero su cuerpo se encarga de expresarlo físicamente. María al captar esto, se hizo cargo y apretó ella el botón. Elisabeth se lo agradeció con una mirada. Era algo que pasaba cotidianamente, cuando una no podía la otra siempre estaba ahí para ayudarla.
- ¿Qué voy a hacer? - pregunto Elisabeth de golpe sorprendiendo a María, observo como bufo frustrada. Sabía que estaba algo cansada de lo mismo pero que podía hacer Elisabeth si se encontraba en ese mismo momento insegura.
- Primero que nada relájate, respira profundo. Inhala y exhala - respondió María, su amiga hizo lo que le pidió, una vez que la vio algo mas tranquila. Siguió hablando - segundo, tu aceptaste mi propuesta de postularnos. Estamos las dos en esto - tomo la mano de su amiga y la apretó tratando de darle algo de apoyo - y tercero y no menos importante, entiende que a partir de ahora tienes que mostrarte fuerte. No puedes permitir que te vean susceptible, a ninguna de las dos. Debemos ser fuertes.
- Tienes razón - soltó un suspiro - muy bien, vamos a dar el show que se necesita para este momento.
- ¡Eso mamona! - exclamo María justo en el momento donde el ascensor abrió sus puertas. Ambas soltaron una carcajada y comenzaron a caminar por el largo pasillo blanco, a lo lejos se podía escuchar a la gente gritando los nombres de ambas.
- Hoy no gane yo, ni gano el partido político al cual pertenezco - soltó un suspiro. Su mano izquierda con la cual sostenía el micrófono en estos momentos temblaba levemente. Sintió una leve presión en su hombro derecho, desvió su mirada de la gente hacia su derecha para saber quién era, aunque ya lo intuía, solo una persona era capaz de tocarla en público. María se encontraba justo a unos centímetros atrás de ella, observo su rostro y lo único que logro captar fue una leve sonrisa dándole apoyo. Miro de nuevo a la gente y a los miles de cámaras que estaban a unos metros de distancia. Lo cual agradecía - hoy ganaron ustedes, todos los que me apoyaron y estuvieron ahí cuando nadie más creía que una mujer podía llegar a ser presidente. Ustedes me dieron su voto, su confianza y yo a partir del 10 diciembre hare que su confianza siga conmigo intacta. Gracias por hacer esto posible, prometo dar lo mejor de mi para que este país, para que esta Argentina salga adelante. - dicho lo último la gente que se encontraba ahí estallo en aplausos, soltó una sonrisa y dio media vuelta para poder entregarle el micrófono a su amiga. Ella también debía hablar, ahora era la vicepresidente.
- Cuando le hice la propuesta a Elisabeth de que se postulara como presidente, ella me dijo "lo hare, si tú te vuelves mi mano derecha", la verdad es algo que recuerdo casi siempre. Yo no tenía pensado unirme de esta forma, pero la verdad no me arrepiento. Gracias a todos por confiar en ella y en mí, vamos a hacer que esta Argentina vuelva a ser lo que era hace muchos años atrás, un país productor. - los aplausos se volvieron a escuchar y María ya estaba tomando la mano de su amiga para volver al frente junto con ella. La música de it's time de imagine dragons sonaba de fondo.
- No quiero irme de esta ciudad, aunque seamos sinceros esta ciudad jamás duerme. Es hora de empezar ¿no? me hago un poco más grande pero después admitiré que soy el mismo que antes. Ahora, ¿no entiendes que nunca cambiaré quien soy? - tarareo Elisabeth, le encantaba ese tema.
- ¿Tu jamás te cansaras de traducir temas en inglés? - preguntó sarcásticamente maría mirándola con una sonrisa.
- Jamás - respondió Elisabeth. Ambas soltaron una carcajada.
La música seguía sonando, ambas amigas festejaban con la gente que se encontraba en el lugar, los miles de cámaras captando todo el momento.
Cuando un fuerte ruido se escuchó, luego otro. La música se dejó de escuchar, la gente corría de un lado al otro.
Elisabeth no entendía que sucedía, quedo paralizada en el lugar que estaba, sintió como la tomaban del brazo fuertemente y la obligaban a caminar, mejor dicho, a correr. Nada de esto tenía sentido, todo estaba bien y de un momento a otro todo se volvió confuso para Elisabeth que seguía corriendo con la persona que la tomó del brazo.
- En pleno festejo de la nueva presidente, sucedió lo impensado...uno de nuestros colegas fue asesinado mientras cubría el festejo como todos nosotros aquí en la sede de Palermo... - la voz del periodista dejó de escucharse abruptamente por que Elisabeth lo puso en mute, no podía seguir escuchando.
- ¿Qué carajo sucedió? - preguntó Elisabeth enojada. Habían llegado hace unos minutos al departamento que tenía. María estaba sentada en el sofá observando cómo caminaba en círculos Elisabeth, cosa que ya estaba por sacarla de quicio a ella.
- Primero deja de dar círculos que me vas a terminar mareando, segundo por lo que me acaban de avisar, lo que sucedió fue un aviso de lo que vendrá ahora que eres presidente. Encontraron a un periodista muerto, él había declarado abiertamente estar a favor nuestro. Su nombre era Pablo...
- Mierda - interrumpió Elisabeth a su amiga - quiero que le envíen flores a su funeral y de ser posible quiero ir. Si nos declararon guerra, pues eso van a tener.
- Le diré a tu secretaria que lo haga bajo tu seudónimo, la familia sabrá que eres tú. Y con el hecho de ir a su funeral, no va a poder ser posible. Elisabeth ahora eres la presidente de Argentina tienes un cartel en la frente que dice dispárame.
- Gracias por tu aclaración - soltó un suspiro frustrada. Camino hasta el sofá donde se encontraba María, se sentó a su lado y observó el televisor que aún estaba en mute, pasaban imágenes del periodista que murió en la sede de Elisabeth, lo cual le provocaba un nudo en la garganta. - Esto es una mierda, no voy a permitir que ellos maten a cualquiera solo por seguirme, por tener ese pensamiento distinto. Ellos empezaron la guerra y yo la terminare.
- Ni creas que lo harás tu sola, somos dos aquí y sabes muy bien que no te dejare sola en medio de la guerra - le respondió María mientras se levantaba del sofá. Camino hacia la cocina para buscar que comer - ¿Quieres comer? Puedo cocinar algo.
- ¡Si! - exclamó entusiasmada Elisabeth si había algo que amaba mucho era la comida de su amiga y en estos momentos era mejor pensar en su comida.
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