Los labios de Taehyung danzaban entre el sabor amargo de la nicotina, observó su reloj, la noche estaba aburrida, los tragos y risas andantes eran el violín roto entre tanta aparición de anfitriones delegando derroche pésimo de su tiempo. Arregló su boina entretejida con detalles de la época, el bar estaba en la muerte de la madrugada, ningún humano que subió al escenario llegó a impactarlo —»tontos imitantes del arte«— se dijo observando el palco vacío, oía la bella danza del canto de ese hombre de pasada, el martini mezclado con el olor de las flores que resecas se pegaban a sus suelas le exclamaban que se desechara de la idea de permanecer allí por más tiempo.

Su cigarro lo apagó contra la mesa y observó a su círculo de colegas.

— Me ne vado per stasera [me marcho por esta noche] —su acento italiano era la peculiaridad del deseo, sus ojos mieles se escondieron detrás de ese cabello rebelde y ondulado.

— ¿Vai così presto Tae? [¿ya te marchas Tae?] — se detuvo a sonreír con cansancio, la noche no le prometía nada que saciara su apetito, su cámara reposaba al lado de quién le había hablado — quédate a una última pieza, dicen que este chico es muy bueno — reluciente idioma natal de ambos que carcomía su ser.

—Todos—respondió en su lengua madre—estuvieron pésimos Yoongi, nadie pareciese entender la pasión de la poesía o lo que la comprende, todos hablan pero no dicen nada en realidad, si quiero llenarme en baratijas de letras me encierro entre las piernas de un alma vacía y anhelante de placer y ya.

—Florencia está muerta en andenes y lágrimas, despiste del destino fatídico del choque de tú carretera contra mi bandera, entre el cadáver de sonatas mal sonadas, lejanías de soles y cosmos que brillaban en tus pupilas. ¿Me muestras el camino al infierno que posees entre tus muslos?. Y quizá con suerte haga que las flores renazcan en el Sahara cuándo debajo de tú ombligo te llene de cosquillas ondeantes cuáles mariposas. 20 años y no he dicho nada para permanecer incauto del amor obsesivo de la primera persona del plural.

Esa voz lo meció y golpeó cuál director de orquestas, chelos, luz tenue, su mente entre la nebulosa de los presagios de un amor peligroso, ese timbre vocal era perteneciente a un joven que ni en sueños él podría admitir ver cómo algo más que un colega en el drama de la madrugada, pero lo hacía. Cuál imán siendo embestido por un agravio a la realidad esa imagen permaneció en su memoria.

— ¿Tae? ¡Taehyung! —un chasquido de dedos lo despertó — ¿no que la noche se escapaba de tus dedos y por eso corrías con prisa? — la sonrisa ladina de Yoongi se mezclaba con lo ebrio de sus sentidos.

—No esta noche en la que encontré la razón del solfeo en mis insomnios— sus palabras ondeaban su mirada foragida en esa esbelta figura varonil, tan diferente a lo que él buscaba — »ve« — voz que incita a caer en redes de peligro total lo tomó haciendo que sus pies se movieran solos.

Su cigarro en sus dedos largos y llenos de viejas heridas de guerras contra sí mismo se afilaban igual que su penetrante mirada miel.

— Alma, stai scappando da te stesso, cosa stai cercando, sciocco, negli altri? [alma que vas huyendo de ti misma, ¿qué buscas, insensata, en las demás?]

Sin riesgos seductores no habría recompensa placentera se decía a la par que su voz contrarrestaba esa figura que curiosa se dio vuelta confrontando iris llenos de cosmos contra pupilas llenas de agujeros negros.

— Il giovane sangue bolle, il cuore è pieno di respiro, e il pazzo pensiero sogna e crede che l'uomo sia, come gli dei, immortale [hierve la sangre juvenil se exalta lleno de aliento el corazón y audaz el loco pensamiento sueña y cree que el hombre es, cuál los dioses, inmortal].

Dos vidas chocando entre imperceptibles púas ensangrentadas de estereotipos y de modelos estancados en sus mentes atinando a pegarse en ambos labios atentos de respuestas poéticamente directas pero con toques sutiles de dos poetas corriendo el riesgo de caer en redes del arte de un sentimiento tan demacrado de sus pieles cómo lo era el amor a primer verso.

— Chi è questo terribile ragazzo blu, strano e brillante, come se fosse caduto da una stella? [¿Quién es este terrible muchacho azul, extraño y brillante, como caído de una estrella?]— su sonrisa se formaba sin prisa y con la desdicha de quién conoce a su asesino en su última noche, pero esa alma era lo que él jamás conoció, lo sabía, lo podía notar en la manera en la cuál su piel se erizaba ante sus ojos cuales cazador orbitando el punto exacto dónde atacar a la presa.

— Più diventa incurabile, più lo nascondono da te [cuánto más incurable se vuelve, más lejos lo esconden a uno] — su sonrisa se desviaba a una curva que invitaba a un trago en el cuál se ahogaban penas, llantos nunca mostrados, llagas de heridas tan notorias ante el temor — da cosa ti stai nascondendo? [¿de que te estás escondiendo tú?].

Su risa pareció palidecer por unos instantes en los cuáles trató de alinear de manera más sensata sus problemas ante ese planeta tan asombroso y él tan estrella enana queriendo colisionar ante él.

—Kim Taehyung — dijo con su voz profunda causando que esos notorios ojos finos se entrecerrasen y dejaran notar sus destellos de un alma bañada en antidostos pasajeros.

—Jeon Jungkook — paso sus dedos por sus labios rozandolos, cómo pidiendo en indiscreción la presurosa osadía de ser presos de los suyos, ante el alcohol, nicotina, blues, poesías recorriendo sus venas mareándolo en la pasión de querer derramar su lívido en una noche de desenfreno en un par de manos que gritaban a corazones rotos y desdichas en cada línea —y quizá tú musa en malas poesías quemadas en madrugadas llenas de insomnio si quieres.

Ninguno presentó objeción ante la corrida de la vida y la sensatez, quizá solo querían saciar su apetito por un abrigo, calidez en noches frías, reírse del cadáver del azul de la tristeza manchada en sus palabras.

AMANTES DESERTORES
CHAO AMORE; TAEKOOK
artl-her

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XXVIII