Extra #1 Patrick X Fred
Narra Patrick:
Desde que mi padre volvió a casa todo se había puesto un poco raro.
El cuadro de la abuela había acabado acostumbrándose a mi presencia y ya no me insultaba tanto, Krecher siempre me había gruñido y me había insultado, pero él fue quien me crió, a pesar de todo.
Cuando mi padre entró por esa puerta el cuadro de Walburga se volvió loco y Krecher estaba más gruñón que de costumbre.
La verdad es que siempre había soñado en cómo sería el reencuentro con mi padre.
Me gustaba imaginar que el vendría hacia mi, me abrazaría y querría saber que ha sido de mi vida sin él.
Por eso cuando entró en casa, me preguntó si yo era Patrick, me tocó el hombro y acto seguido se puso a hablar de Harry no pude evitar sentirme decepcionado y empatizar con el día a día de mi mejor amiga, Rachel.
Yo no pasaba mucho tiempo en casa, aunque cuando estaba allí mi padre nunca se molestó en hablar conmigo.
Una de las pocas veces que lo hizo fue para comunicarme que algunos miembros de la orden vendrían a quedarse.
Yo no tenía ni idea de que mierdas era la orden, pero decidí no preguntar.
Aquel día cuando vi entrar a un ejercicio de pelirrojos a la casa los reconocí como los Weasley, Rachel me dijo que Harry hablaba de ellos en sus cartas.
Subí las escaleras rápido pues no quería romper el ambiente familiar que habían creado.
Me senté en la cama de mi habitación y decidí relajarme un rato y sentirme tranquilo.
Pero esa sensación no duró mucho, ya que mi padre abrió la puerta bruscamente.
-Y aquí dormiréis vosotros chicos.
Un par de pelirrojos idénticos y bastante atractivos, entraron a la habitación.
-La pega es que tendréis que compartirla con Patrick.
Los chicos me miraron y me dedicaron unas sonrisas alegres.
-¿Y quien...
-... Es Patrick?
Miré extrañado la manera que tenían de completar sus frases.
-Patrick es mi... Mi...
-Su hijo, aunque le apene que no sea Harry.
Interrumpí a mi padre en un tono venenoso para que no se notara el dolor que me había causado que no quisiera admitir que yo era su hijo.
-Si, bueno, eso, adiós.
Sirius salió de la habitación rápidamente y los gemelos dejaron sus cosas en las otras dos camas de mi habitación.
-Y ¿A que escuela de magia vas?
Me sorprendí al ver como uno de los gemelos intentaba conversar conmigo.
-A ninguna, soy un squib.
Respondí cortante, ya que no estaba acostumbrado a que alguien que no fuera Rachel o Santana me tratara bien.
-¿Y tu madre?
-Mi madre murió en el parto.
Uno de los gemelos se removió incómodo en su sitio mientras el otro me miraba con atención.
-Bueno, yo voy a ir con Ginny, adiós Freddie, adiós Patrick.
Me despedí con la mano del gemelo que se fue y miré al otro.
Este me dio una alegre sonrisa de nuevo.
-Yo me llamo Fred y estoy en mi último año de Howarts, cuando salga mi hermano y yo queremos montar una tienda de bromas. ¿Quieres ver alguna?
Suspiré triste al darme cuenta de lo que pasaba, le había dado pena por como me había tratado mi padre y ahora quería hacerme sentir mejor.
-No hace falta que estés conmigo si no te apetece, créeme sé apañarmelas solo.
Fred pareció sorprenderse ante mi comentario, pero se repuso de inmediato regalándome una sonrisa amable.
-Querido Patrick, estoy contigo porque quiero, porque me apetece conocerte. Me provocas curiosidad, no tengo ni idea de por qué, pero quiero ser tu amigo.
Por primera vez en toda la charla le dediqué una pequeña sonrisa.
-Veamos esas bromas.
Nos pasamos el resto de la tarde juntos, él enseñadome sus bromas y yo explicándole cosas del mundo muggle.
Cuando nos llamaron a cenar y me presentaron a todos, Fred, a quien diferenciaba de su gemelo por un pequeño lunar que tenía en su cuello y una chica llamada Ginny se sentaron a mi lado.
Pasaba el tiempo y Fred y yo nos habíamos hecho grandes amigos, yo ayudaba a los gemelos con ideas para bromas usando mi experiencia como chico con el que se meten en el colegio.
Mi padre seguía sin hablarme.
Aquel día Harry Potter entró por la puerta realmente enfadado, junto con más miembros de la orden.
Decidí no hacerles mucho caso y dirigirme con los gemelos a nuestra habitación.
Estábamos tranquilos jugando a las cartas cuando escuchamos los gritos de Harry.
-¡Ella pretendía que dejara Howarts! ¡Es una egoísta! ¡Ella no me entiende! ¡Por eso le dije lo de nuestros padres!
Me tensé ante las palabras de Harry y corrí hacia mi teléfono.
Lo tenía en la mano cuando Fred me tomó del brazo y nos aparecímos en la habitación donde estaba Harry.
Los gemelos comenzaron a hablar con él, pero yo no presté atención ya que estaba marcando frenéticamente el número de Rachel, estaba muy preocupado por ella.
Al ver que no me contestaba me asusté aún más.
-Escuchame bien Harry, quizá tu hermana no signifique nada para ti, pero ella es una de las personas más importantes de mi vida y si le ha pasado algo te juro que no sales vivo.
Dicho esto me dirigí a la salida de la casa dispuesto a ir a buscar a Rachel cuando un agarre en mi brazo me detuvo.
-Sueltame Fred, tengo que ir a buscarla.
-No, tienes que ir a dormir y mañana cuando sea de día irás a buscarla.
Al ver que no iba a soltarme asentí.
Ambos subimos hasta la habitación, pero los gemelos salieron a escuchar a escondidas una conversación de la orden.
Yo me tumbé en la cama preocupado por el estado de mi amiga.
Al final Rachel se encontraba bien y estaba viviendo con una prima segunda mía, Queen Malfoy.
Hoy sería el último día que la gente de la orden estaría aquí antes de que los más jóvenes volvieran a Howarts.
Cuando me tumbé en la cama no pude evitar clavar mi mirada en Fred.
Le iba a echar mucho de menos, él había sido mi primer amigo chico y eso significaba mucho para mi.
Pero había algo que me molestaba, había empezado a sentirme nervioso cuando él me tocaba o estaba cerca. Me maldecía a mi mismo al comprender que Fred comenzaba a gustarme.
Cuando nos despedimos al día siguiente fue un poco incómodo, ya que quería abrazarle, pero estábamos rodeados de gente, así que me conformé con un apretón de manos y su promesa de escribirme.
No tuve que esperar ni un día para eso, ya que su lechuza estaba aquí todos los días a las 10 de la mañana para que yo contestara a sus cartas.
Un día mi padre entró por la puerta y me dijo que el señor Weasley había tenido un accidente y sus hijos y Harry vendrían.
Me sentí triste al ver como le brillaban los ojos con solo mencionar a Harry, aunque también estaba preocupado por el estado del señor Weasley.
Cuando los hermanos junto a Harry aparecieron todos parecían bastante alterados, mi padre me indicó con la cabeza que me fuera y eso hice, no quería alterar más a los hermanos poniéndome a discutir con mi padre.
Me acosté en mi cama pero me incorporé al oír la puerta chirriar.
Me encontré con un Fred con ojeras y sin su habitual sonrisa.
-Tengo miedo Pat.
Me acerqué a él y lo envolví en un abrazo.
-Todos tenemos miedos, pero el poder reside en tener la capacidad de enfrentarse a ellos. Ahora vete a dormir, ya verás como mañana será un día mejor.
Le ayudé a tumbarse en la cama y le tapé con la manta, iba a irme a dormir a mi cama cuando su mano tomando la mía me detuvo.
-¿Puedes quedarte conmigo?
Asentí, me metí en su cama y él me abrazó como si fuera un peluche.
-Patrick.
-¿Qué?
-Me alegro de volver a verte.
Pocos días pasaron de eso, el señor Weasley ya estaba estable y los gemelos habían vuelto a sus experimentos.
Un día Fred entró corriendo a la habitación con un pequeño frasco que contenía una poción rosa.
Él parecía alterado, olió la poción y luego se acercó y me olió a mi.
-Mierda, mierda, mierda.
Salió de la habitación y no me volvió ha hablar hasta después de dos días, donde nos quedamos solos en la habitación probando caramelos.
El resto de la historia de esta pareja se encuentra en la novela.
Me apetecía mucho profundizar en el personaje de Patrick y en este ship :-)
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