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Capítulo 5

Caminé hasta perder de vista la casa de los Dursley. No sabía a dónde ir ahora, no podía ir a casa de Santana pues no sabía donde estaba, y la de Patrick estaba demasiado lejos para ir a pie, además ahora, por lo que Patrick me contó se necesita decir en alto la dirección de la casa para que aparezca. Me preocupa Patrick, sé que Dumbledore se está metiendo en su vida, y sé por experiencia que eso nunca acaba bien.
Todo el mundo cree que es la mejor persona de él mundo y esas cosas, en mi opinión es solo un gran tiriritero, juega con la gente como si fueran marionetas, y cuando ya no le sirven las lleva al matadero.

Miré mi móvil, eran las 23:55.

-Demasiado tarde para llamar a alguien - Susurré.

Apagué el teléfono para tener batería mañana y así poder llamar a alguien y me dispuse a encontrar un lugar donde poder dormir.
Sabía que los sitios oscuros y solitarios no eran la mejor opción.

-Tal vez si voy a la zona de edificios cerca de la ciudad y tengo suerte puedo entrar a algún portal y dormir allí - Con el tiempo sola en casa de los Dursley adquirí la costumbre de susurrar mis pensamientos para aclarar mis ideas, Dudley solía decir que estaba loca, pero nunca me importó.

                               ***

Ya llevaba un buen rato en la ciudad y todos los portales estaban cerrados. La ciudad comenzaba a darme miedo, si bien había gente caminando eran muy pocas personas y estaba todo muy oscuro. Decidí ir en estado de alerta permanente, por ello me sobresalté más que nadie cuando escuché los gritos:

-¡NO, POR FAVOR, NO PUEDE HACERME ESTO, NO ME ECHE, SE LO SUPLICO! - Era la voz de una chica joven, y parecía tan desesperada y asustada como yo esa misma tarde.

-¡YO HAGO LO QUE ME DE LA GANA NIÑATA, SAL DE MI VISTA O VERÁS! - Se escuchó la voz de un hombre, el tono de voz fue tan agresivo que movida por la preocupación me dirigí hacia el callejón del que venían los gritos.

La imagen que me encontré al asomar la cabeza fue espeluznante : Una chica rubia estaba tumbada dándome la espalda, mientras que un hombre mayor y fornido la apuntaba con un dedo mientras la decía todo tipo de insultos, todo esto ocurría a los pies de lo que parecía un edificio abandonado.
Por mucho que mi conciencia me dijo que me fuera de allí y que ese no era mi problema la ignore y tomando una decisión que más tarde sería una de las mejores decisiones de mi vida di un paso al frente y dije:

-¿Algún problema? - Tanto el hombre como la chica se giraron hacia mi, pero no me detuve a analizar mucho a esta última, ya que tenía la mirada clavada en el hombre.

-Nada que le incumba, señorita, Le recomiendo que se large de aquí - El tono de amenaza era evidente, tuve la tentación de irme, pero al escuchar un sollozo de la chica comencé a andar y me paré frente a ella, aun sin mirarla, mientras desafiaba al hombre con la mirada.

-No creo que esta chica esté llorando y en el suelo porque sí, y para su desgracia y la mía tengo un gran sentido de la justicia, así que le agradecería si me explicará que estaba pasando aquí - El orangután comenzó a caminar lentamente hacia mí, pero yo no me moví de mi sitio, solo me crucé de brazos, como si no me intimidara en absoluto.

-Esta guarrilla no tiene dinero para pagar el alquiler así que se larga de aquí - Dirigió su mirada agresiva hacia ella de nuevo, por lo que me acerqué más a él reclamando su atención.

-Es curioso, por lo que veo este edificio no está en condiciones de ser alquilado, pero yo no soy una experta, tal vez podemos llamar a la policía y les preguntamos - Ante ese comentario el hombre se acercó todavía más a mí tanto que podía oler su asqueroso aliento.

-¿Quieres morir? - Mientas el hablaba noté un pequeño golpe en la parte trasera de mi pierna, era la chicha, me estaba pasando una barra de hierro por detrás. Llevé mis manos hacia atrás y agarré fuertemente la barra preparándome para pelear.

-Amigo mío - Dije mientras le dedicaba una sonrisa sarcástica y me preparaba para golpear - No tienes ni idea.

Antes de que le diera tiempo a reaccionar le di fuertemente con la barra el la cabeza tirándole al suelo, y antes de que se levantara comencé a golpearle una y otra vez en la tripa con la barra. En uno de los golpes el agarró la barra y me tiró al suelo para acto seguido comenzar a ahogarme con ella. Intenté apartarlo con mis manos y darle patadas, pero nada de eso hacía que dejara de ahogarme.
Justo cuando iba a darme por vencida unas manos golpearon la cabeza del hombre con una roca, para acto seguido quitarle de encima de mi y comenzar a gritarle:

-¡VAS A DEJAR QUE ME QUEDE AQUÍ TODO LO QUE YO QUIERA! - La chica rubia volvía a darme la espalda, aunque ya no parecía indefensa.

-¡Nunca perra! - El hombre estaba débil pero aún así se negaba. Me dí cuenta de que tenía la mirada clavada en unos papeles que se le habían caído al suelo, así que mientras la rubia seguía amenazandole yo me dirigí hacia los papeles, los levanté, los leí por encima y sonreí triunfante.

-De hecho, no sólo va a dejar que se quede lo que ella quiera, sino que se va a largar de aquí y no va a volver nunca - Me dirigí hacia ellos con una mueca de diversión, la chica rubia me miró con duda, mientras que el hombre se puso blanco.

-Sí, sí - Dije riéndome - Porque según estos papeles este edificio le pertenece a Emily Rogers desde 1790, y a menos que usted sea un fantasma, señorita Rogers - Puse énfasis en la palabra señorita - Deberá largarse de aquí antes de que llame a la polícia y le contemos el negocio que tenía montado aquí.

El hombre me miró con miedo en los ojos y con un rápido movimiento empujó a la chica rubia, a lo que me apresuré a sujetarla y salió corriendo.

Ambas nos quedamos en silencio, después nos miramos la una a la otra.

-Muchas gracias - Se incorporó, y tanto su tono de voz como su expresión transmitían una tranquilidad increíble. Al analizarla mejor me di cuenta de que tenía una pequeña barriga hinchada.

-No pasa nada, a propósito. ¿Podría pasar la noche aquí? No tengo donde dormir - La rubia se sobresaltó y dijo:

-Por supuesto, esta noche y las que quieras, adelante - Me colocó la mano en la espalda y me animó a entrar. Una vez dentro me encontré con una casa vieja y destartalada.
La entrada contaba con un pasillo estrecho con dos puertas a los lados y una escalera de madera que subía hacia arriba.

-Ven, las habitaciones están en el primer y segundo piso - Cuando subimos me encontré con otro pasillo, esta vez un poco más ancho y con varias puertas a los lados, al final, igual que en la otra planta había una escalera.

-Te enseñaré donde puedes dormir, y luego si quieres podemos tomarnos un chocolate y presentarnos como es debido - Abrió la tercera puerta de la derecha, con un número 6. Al entrar me encontré con una cama polvorienta y vieja, con aspecto de no ser muy cómoda, la habitación también contaba con una ventana grande tapada por una cortina, una pequeña cómoda donde dejé mis cosas y una puerta a lo que suponía que era el baño.
La chica rubia entró por la puerta de nuevo con dos tazas de chocolate caliente, ni siquiera me di cuenta de cuando se fue, ambas nos sentamos en la cama, y tras extenderme la taza con una expresión de tranquilidad me dijo:

-Mi nombre es Queen, Queen Malfoy.



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