Capítulo 28
Un mes pasó desde aquel día.
Un mes para llegar al día decisivo, el día que todo acabaría.
El día de la batalla de Howarts.
Comenzó como un día normal de aquella época.
Me desperté, saludé a todos en la casa y Santana, Patrick y yo nos fuimos a entrenar con los demás muggles y squibs.
En este mes había podido conocerlos a todos un poco mejor.
Ian era hermano de una bruja nacida de muggles. Él era el único superviviente de su familia pues los mortifagos habían asesinado al resto.
Gus era un squib de una familia de magos poco conocida. Ellos nunca fueron racistas con él , pero cuando el calvito volvió tuvo que huir.
Andrew también era squib, de una familia llamada Scamander. Me contó que tenía un hermano pequeño llamado Rolf.
Lauren y Meredith eran hermanas, ambas primas de otro chico nacido de muggles, el cual se encontraba desaparecido.
Y por último la chica de cabello negro se llamaba Ginger. Con ella no hablé mucho de nuestra familia, pero sí sé que le encanta el punk.
Aquel día estábamos entrenando lanzamiento de cuchillos cuando un Gus agitado entró junto a Remus.
-Es el momento. La batalla de Howarts va a dar comienzo.
Miré a todos los presentes y pude ver muchos tipos de reacciones. Miedo, valentía, tristeza.... Pero todas tenían algo en común, había decisión en su mirada, poder, y por un momento creí que todos saldríamos vivos de allí.
-Coger vuestras armas ¡rápido! Vamos a ganar esta batalla.
Todos gritaron ante las palabras de Santana y cogieron sus armas.
-Estamos listos Remus.
Él nos miró a todos con orgullo y nos dijo.
-Por supuesto que lo estáis. Dadme la mano.
Formamos una cadena de manos y nos agarramos a él.
Volví a sentir aquel tirón de estómago, pero esta vez no me puse mal, pues sabía que venía algo mucho peor.
Aparecimos en el sótano de un viejo bar. Allí un hombre anciano y alto nos recibió con cara de fastidio.
Nos metimos por el hueco de un cuadro y comenzamos a andar camino a la guerra.
Sentí una mano tomar la mía. Sonreí con cariño a Patrick y él me devolvió el mismo gesto.
-Pase lo que pase Rachel, quiero que sepas que te quiero mucho y que eres lo mejor que me ha pasado.
Una lagrima rebelde se escapó por mi mejilla.
-Patrick, eres mi hermano, yo también te quiero mucho.
Le dí un apretón en la mano cuando vimos el final del agujero.
-¡¿A quién más habéis llamado?!
Mi hermano enfurecido se giró, y al mirarnos abrió mucho los ojos.
-¡Fred!
Sentí la mano de Patrick dejar de tomar la mía. Salió disparado y se lanzó a los brazos de Fred, quien ríendose le dio un par de vueltas para acabar besándole.
Sonreí contenta y salí del cuadro.
Santana apoyó su mano en mi hombro y ambas nos miramos.
-Vamos a salir de esta.
Apreté su mano en mi hombro.
-Lo haremos.
Vi entrar a más gente por el retrato. Bill, Fleur, Dean...
Cuando vi salir a Luna mi corazón dio un vuelco.
Me acerqué a ellos.
Fleur me miró y vino rápida hacia mi.
-Estoy ogullosa de lo que vas a haceg hoy Gachel.
La miré con una sonrisa de agradecimiento.
Luna vino hacia mi y ambas nos fundimos en un abrazo.
-¿Estas lista?
Su voz como siempre calmada me hizo sonreír.
-Estoy preparada.
Nos sonreímos y nos giramos a mirar lo que decía Harry.
Nos colocamos al lado de una chica pelirroja quien suponía que era Ginny Weasley, AKA : mi cuñada.
-Necesito ir a la sala común de Ravenclaw.
Mi hermano parecía estar a punto de perder los nervios.
Una chica asiática dio un paso adelante y dijo.
-Yo puedo acompañarte Harry.
Ver como miraba la chica a mi hermano y la cara de furia de Ginny fueron lo suficiente para darme cuenta de las intenciones de la asiática.
-Que te acompañe Luna. Es muy curiosa y seguro que es la que más secretos de Raven... Como se llame conoce.
Harry me miró aliviado, como si le hubiera quitado un peso de encima.
Luna se dirigió hacia él y ambos desaparecieron bajo la capa de invisibilidad.
Ginny me miró sorprendida y yo la guiñé un ojo antes de girarme hacia Andrew.
Estuvimos hablando un tiempo mientras llegaba gente.
Los señores Weasley se pelearon con Ginny y al parecer apareció otro Weasley para luchar.
Los alumnos se habían ido al gran comedor.
Los adultos y los muggles nos dirigimos a las puertas del gran comedor, donde esperamos hasta que una voz sonó en nuestras cabezas.
Puse todo mi empeño en ignorar la voz y casi lo conseguí. Solo escuché : Entregarme a Harry Potter y todo saldrá bien.
Me estremecí por el horrible sonido de la voz de Voldemort.
Miré a Remus, me asintió con la cabeza y todos entramos al gran comedor.
-Filch, escolte a toda la casa Slytherin, a los alumnos menores de quinto y a aquellos mayores que no quieran quedarse a las mazmorras.
Vi salir a los Slytherins salir. También vi a alumnos pequeños peleándose por quedarse.
Me acerqué a un chico de 12 años con corbata roja que discutía con la mujer que había dado la orden.
-Chico, ¿Tus amigos van a ir a las mazmorras?
El niño asintió atento a mis palabras, al igual que la mujer con la que discutía.
-¿No crees que se sentirían más seguros teniendo a alguien tan valiente como tú que los proteja allí?
El niño me miró decidido.
-Sí
-Pues no pierdas el tiempo, ve con ellos.
El niño se dirigió corriendo al grupo que salía del gran comedor y la mujer me miró aliviada.
-Muchas gracias chica, no te conozco, supongo que eres una de las muggles que ha venido a luchar.
La sonreí divertida.
-Parece que las noticias vuelan.
La mujer me sonrió.
-Es muy inusual que un muggle quiera presentar batalla contra un mago. Admiro vuestro coraje.
-Así somos, no pensamos morir sin luchar.
-Y por eso os admiro. Minerva McGonagall.
-Rachel Potter.
La estreché la mano y me reí de su cara de sorpresa al oír mi nombre.
-Es un apellido bastante famoso por aquí ¿verdad?
-Si que lo es. Buena suerte Potter.
McGonagall se dio la vuelta y comenzó a dar órdenes para la protección del castillo.
-¡Muggles! Repartios cada uno con un grupo de magos.
Nos miros entre nosotros. Había llegado el momento.
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