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Epílogo


Epilogo:


Sarah:

—Cariño, date una vuelta.

Obedezco dando un giro lento sobre mis pies, moviendo el acampanado de la falta del vestido antes de detenerme frente a mamá que me mira con una enorme sonrisa en el rostro y los ojos llenos de lágrimas cargadas de emoción.

—Por dios, mi niña... pareces un ángel. —se aparta una lágrima de la mejilla y me abraza.

—Por favor no llores mamá. —pido y se aparta acunando mis mejillas con ambas manos.

—No puedo evitarlo. Aun no puedo creer que mi niña esté a punto de casarse. Ni que vayas. A vivir tan lejos de nosotros.

Sonrió dejando salir un suspiro y coloco mis manos sobre las suyas. Mamá es la persona más maravillosa del planeta y comprendo a la perfección porque papá está tan perdidamente enamorado de ella.

Ella ni siquiera dudo en perdonar a Sasha cuando supo que fue el quien me rapto, pese a su pasado me ha entendido y prácticamente le resto importancia al asunto en cuanto le asegure que estaba bien, que pese a lo extraño y particular de los hechos Sasha se había convertido en mi ancla, en la persona que había logrado contener mis demonios, los cuales cedían ante el, y me hacia sentir segura de mi misma.

"—Se que es difícil de entender, pero te lo juro que no es un síndrome, estoy enamorada de el. El me hace sentir completa, el es como...

Una extensión de ti...—Susurró—El te complementa."

Fueron sus palabras cuando le confesé que me sentía normal y viva estando con el. Claro que entendió ese sentimiento, ella y papá prácticamente son uno mismo y pese a que el nunca rapto a mamá, creo que entendió mi punto. Aunque admito que muy posiblemente ayudo que Kiara y Kat se presentarán con el para pedir mi mano oficialmente, seis meses atrás.

—Chicas... ¿puedo entrar ya?

Los golpes al otro lado de la puerta hacen que mamá se aparte y me sonría antes de recorrerme con la mirada una última vez y asentir satisfecha con el resultado. Ha pasado horas arreglando mi peinado y el maquillaje. Sonríe y se voltea hacia la puerta cuando vuelven a golpear, por mi parte me acerco al espejo para detallarme apartando los mechones de cabello que enmarcan mi rostro. La tela del vestido blanco se ajusta a mi busto y cintura, dos finas cintas de encaje se sujetan de mis brazos como delicados brazaletes de tela y la falda cae naturalmente por mis caderas hasta llegar a mis pies. El vestido es lo suficientemente sencillo para sentirme yo misma luciéndolo, pero lo bastante elegante como para la ocasión.

—¡Carajo!

Sonrió con la voz del hombre que se pega a mi espalda, observando mis ojos a través del espejo. La forma en la que me observa hace que se me llenen los ojos de lágrimas, «otra vez» ya que me ve como si aún mirase a la niña pequeña y torpe que lo seguía por toda la casa, sujetando la tela de su pantalón y arrastrando un feo oso con un solo ojo.

—¿Tan mal me veo?—Muerdo mi labio nerviosa, volteando hacia papá que me mantiene la mirada y traga saliva, mientras recorre mi atuendo con la mirada.

—¿Verdad que se ve hermosa cariño? —Mamá recuesta su cabeza en el brazo de papá y sonrío observando como el parece haberse vuelto mudo, hasta que se queja cuando veo a mamá golpearle un lado del abdomen con el codo, logrando que parpadee y se aclare la garganta.

—Si... es decir...—Se corta extendiendo su mano hacia mi, la cual acepto de inmediato, dejando que me dé una vuelta—Tesorina... te vez como todo un ángel.

—Gracias. —Musito y bajo la mirada a su mano que presiona la mía como si no quisiera soltarme nunca. El sigue el recorrido de mis ojos y sonríe jalándome hacia su pecho para rodearme con sus brazos, en un fuerte abrazo.

—No puedo creer que me deje convencer para esto.—Murmura sacudiendo la cabeza y comparto una mirada con mamá que me sonríe conmovida.

—Te amo papá.—Susurro en respuesta cuando besa mi cabeza y presiona aún más sus brazos a mi alrededor-No me perderás... solo voy a casarme. No es el fin del mundo, seguiré amándote aún cuando no viva con ustedes.

—Pero vivirás en otro país, no podré verte seguido y...

—Lo se... pero prometo que vendré a visitarlos. Además ya sabes que pueden visitarnos cuando quieran.

Bufa y cierro los ojos dejando que me presione contra el, mamá acaricia su brazo dándole el consuelo que necesita y eso parece traerlo a tierra ya que carraspea y se aparta sujetándome por los hombros para mirarme. Sus ojos se fijan en los míos un momento y mete un mechón de cabello tras mi oreja; aparta con los nudillos una lágrima que resbala por el rabillo de mi ojo y suspira encuadrando la espalda .

Admito que es difícil para mi también marcharme, por eso quise que la boda fuese aquí en Nueva York. Rusia es hermosa, y luego de la boda será mi nuevo hogar. Sasha dijo que podríamos mudarnos aquí, pero decidí mudarme a Moscú. Toda mi vida he estado bajo la protección de mi familia y es momento de que abra mis alas y me permita salir de mi zona de confort.

—Aun puedes arrepentirte...—Masculla papá haciéndome reír en medio de lágrimas que no logro contener—puedo mándalo con una patada a Rusia. —Señala—Claro, eso si tú me lo pides. Piénsalo. —insiste enarcando una ceja en un gesto divertido y mamá se acerca cuando niego con la cabeza como respuesta sin dejar de sonreír.

—Estaré bien. Pero me encantaría que me acompañes al altar. —Ladeo la cabeza y está vez me sonríe antes de asentir y extenderme el brazo para que lo sujete.

—Me adelantaré para avisar que ya vamos.—Se emociona mamá que me besa la frente, luego rodea con los brazos a papá logrando que la sostenga con un brazo desde la cintura para que no se caiga cuando ella deja un beso rápido sobre sus labios y sale casi corriendo de la habitación.

—Se ve emocionada.—Sonrío mirando la puerta abierta y papá suspira.

—Si... ha pasado tiempo desde la última vez que la vi tan feliz. —Responde acariciando mi mano.

—Tal vez deberían renovar sus votos.—Propongo y me mira un instante juntando el ceño antes de sonreír.

—De hecho no lo había pensado, pero es una excelente idea tesorina... una excelente idea.—Repite sonriendo, y levanto el mentón mientras acomodo la falda del vestido antes de respirar hondo, dejando salir una cargada exhalación.

—El helicóptero está listo en la parte de atrás si quieres que nos larguemos cariño.—Clavo mis ojos en los suyos esperando que se ría, pero permanece serio, hasta que suspira resignado y me sonríe.—Bien... supongo que haremos esto después de todo —Se ríe cuando asiento y doy el primer paso a la salida, y de inmediato papá me acompaña, dejando que me aferre a su brazo, mientras me guía a lo que será el inicio del resto de mi vida, junto al hombre que amo.

***

Sasha:

Suspiro recorriendo con la mirada a las personas en el jardín. La alfombra roja se desliza en medio desde mis pies, hasta la entrada principal simulada con un enorme arco de flores blancas y lilas. El atardecer tiñe el cielo de anaranjado y el sol cayendo sobre los arboles baña el jardín de un dorado casi mágico, mientras el sonido suave de los violines resuena con una suave melodía.

Sacudo la cabeza por los pensamientos pendejos que toman mi mente, cuando en realidad debería estar más enfocado en los cinco minutos de atraso que lleva la mujer con la que voy a casarme y que aun no aparece.

Desplazo la mirada a las personas sentadas del lado izquierdo frente a mi y recorro a cada uno de ellos que parecen estar sumidos en su propio mundo. Aurora Rinaldi se ríe a carcajadas de algo que dice su esposo, el hermano pequeño de Sarah Damon, se mantiene con esa expresión de muerto viviente, pero de vez en cuando desplaza la mirada hacia la entrada principal. Larusso el capo de los Ángeles y sus hijos están más atrás sentados junto a los abuelos de Sarah. Y por un instante fijo la mirada en el hombre de ojos grises y cabello canoso que me mira fijamente a los ojos, su expresión es sería y fría, pero ladeó la cabeza y junto el ceño, cuando se acomoda el saco y deja ver de forma poco disimulada la pistola plateada atravesada en su cinturón; me dedica una sonrisa poco amigable. Y decido ignorarlo desplazando la mirada a la mujer a su lado, « Amelia Rinaldi, su esposa.» la cual me sonríe amable, pero que en cuando nota que el hombre me mira, le golpea el brazo atrayendo su atención de inmediato, mientras le dice algo al oído logrando que bufe y blanquee los ojos, apartando la mirada de mi.

Sigo recorriendo a las personas y aunque en mayoría son todos familia, la seguridad es casi abrumadora, esta es la primera vez en años, en que la Bratva se une en un matrimonio con los italianos, por lo que todos quienes no pertenecen a ninguna de las familias directas, lucen algo tensos.

«Claro... cómo si fuese a permitir que algo dañe este día.»

Vuelvo la mirada a mi reloj y suspiro moviendo los hombros, sintiéndome repentinamente más nervioso. « Ocho minutos de atraso.»  ¿Y si se arrepintió? ¿O si alguien la convenció de no hacerlo?

Barro el jardín con la mirada buscando a Caín Rinaldi, pero no parece estar a la vista, Salvatore tampoco y en la lejanía a mi derecha, veo a Lev que parece una estatua con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos fijos en mamá y mi hermana que se ríen a carcajadas mientras hablan con otro chico que no tengo idea quien es. Una persona me toca el hombro y volteo encontrando al Pakhan que me sonríe burlón.

—¿Nervioso?—Pregunta y se acomoda la corbata—La chica no escapó, así que tranquilo.—me guiña un ojo y blanqueo los ojos.

—No estoy nervioso.—Alzó el mentón volviendo a mirar a las personas que ríen y conversan entre si.

—Claro que no. El sudor a un lado de tu frente es por el calor sofocante que hace aquí dentro.—señala los árboles que se mueven con la brisa primaveral y por reflejo me tocó la frente, logrando que se ría.

—Bien... si estoy nervioso. —Confieso —¡Carajo! Si se arrepintió...

—¿Volverás a raptarla y está vez la llevarás a alguna guarida en el polo norte? O quien sabe... ¿tal vez construirás una fortaleza en el Machu Picchu o algo así?

Lo observo estrechando los ojos y suspiro sacudiendo la cabeza, aprovechando para darle otra mirada al reloj en mi muñeca.

—Entendí el mensaje a la primera, no volveré a secuestrarla. Y de hacerlo no la llevaría al Machu Picchu . —Aclaro ajustando los gemelos de mi camisa—No le gustan las alturas.

El Pakhan suelta una carcajada y palmea mi hombro negando con la cabeza.

—¿Que demonios voy a hacer contigo Sasha?

Estoy a punto de responder cuando aparecen Salvatore y Caín quien asiente en mi dirección mientras Salvatore se voltea hacia Larusso a quien le sonríe y le dice algo al oído logrando que la hija bufe y blanquee los ojos antes de ponerse de pie y marcharse hacia el otro lado, sentándose justo al lado de mi hermana que cuando la nota le sonríe tan amable como siempre.

—Estoy empezando a reconsiderar lo del rap...

Las palabras quedan a medias cuando el sonido de las notas del piano me hacen girar hacia la entrada principal. El Pakhan pasa a mi lado y almea mi hombro, mientras paso saliva y enderezó la espalda esperando cuando la melodía nupcial sigue y pronto la sombra de la figura de dos personas se asoma entre las flores.

Mis ojos se fijan en la chica que aparece atrayendo la atención de todos los que se giran para verla, mientras alza el mentón con una enorme sonrisa y avanza en línea recta, sin observar a los lados. Con la mirada fija en mi, sus ojos están brillosos y el cabello lo lleva recogido en un elegante moño alto, dos mechones de cabello enmarcan su perfecto rostro y el vestido hace resaltar su hermosa y perfecta figura de muñeca. «Dios...parece un ángel. No, mi Freya es más que eso, es una diosa, mi diosa.» Ni siquiera recuerdo haber visto algo tan hermoso en toda mi maldita vida y lo mejor de todo, es que es mia. Mi mujer, mi esposa, mi Freya.

La música se detiene al tiempo que lo hacen las personas frente a mi, ambos nos mantenemos la mirada todo el tiempo, hasta que Rinaldi es quien besa la mano de su hija y alza el mentón fijando sus ojos en mi.

—Te estoy confiando a ti, uno de los tesoros más preciados de mi vida.—Advierte y por como le brillan los ojos cuando la mira, no soy capaz de decir nada—Espero que hagas honor al apellido que cargas y des tu vida por ella de ser necesario o no vacilare en arrancarla de tus brazos muertos.—Acaba por arruinar el momento con otra amenaza y suspiro resignado antes de asentir.

—Papá deja de amenazarlo por favor...—Susurra Sarah mirando por encima del hombro en dirección a su mamá que permanece de pie tras ella.

—Cuídala.—Termina Rinaldi extendiéndome la mano de su hija.

Asiento y envuelvo mi mano con la de Sarah, beso sus nudillos y vuelvo la mirada a Rinaldi y a su esposa.

—Prometo que cuidare de ella con mi vida. —Les aseguro y el asiente antes de besar un lado de la cabeza de Sarah, su mamá en cambio frota mi brazo y me sonríe, luego besa la mejilla de Sarah y retrocede junto con su esposo para tomar asiento más atrás en primera fila.

—Te vez hermosa. —Susurro a la mujer a mi lado mientras nos acercamos al sacerdote que espera con la biblia en la mano.

—Gracias. De hecho... estoy bastante nerviosa.—Murmura mirando por el rabillo del ojo hacia los invitados.

—¿Tu estás nerviosa?—Susurro sobre su oído—Yo creía que habías escapado.

Se ríe y me observa por encima de sus pestañas un momento, hasta que llevo la mirada al cielo juntando el ceño, cuando el fuerte sonido de las aspas de un helicóptero alejándose me hace sacudir la cabeza y mirar en dirección a su padre que se guarda el teléfono en el bolsillo. Sonrío y vuelvo la mirada a Sarah.

—Estamos aquí reunidos...

El sacerdote comienza a hablar mientras mantengo mis ojos en mi futura esposa y ella en los míos en todo momento. Las palabras del hombre se sienten lejanas y por un momento me pierdo en su mirada, no existe nada ni nadie a nuestro alrededor, solo somos ella y yo.

Bajo un instante la mirada al anillo en su mano que se aferra a la mía y vuelvo a mirar una vez más sus ojos, repitiéndome que a pesar de todo, ha valido la pena todo con tal de tenerla hoy aquí. Reclamándola como mia frente al mundo entero. Y no porque se sienta obligada, si no porque así lo ha decidido, ella me ha elegido. Ha elegido una vida junto a mi y observando sus ojos y la forma en la que no deja de sonreír me hago una promesa. A partir de hoy, y cada maldito día de mi existencia, voy a asegurarme de que el estar conmigo sea la mejor decisión que ha tomado en su vida.

—Sasha Ivanov; hijo legítimo de Mikhael Ivanov y Kiara del Castillo. ¿Acepta usted, y por voluntad propia a Sarah Rinaldi, como esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?

Sujeto firme la mano de Sarah y alzó el mentón fijando la mirada en sus ojos que brillan por las lágrimas que amenazan con escapársele.

—Yo. Sasha Ivanov... por voluntad propia te tomo a ti Sarah Rinaldi, como mi legítima esposa, para amarte, venerarte y respetarte cada día de mi vida, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza por el resto de mis días.

Sarah sonríe cuando coloco la sortija en su dedo y beso sus nudillos manteniéndole la mirada.

—Sarah Rinaldi; hija legítima de Sebastián Rinaldi y de Isabella Moreno. ¿Acepta usted, y por voluntad propia a Sasha Ivanov, como esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?

—Yo... Sarah Rinaldi, te acepto a ti Sasha Ivanov, para amarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte nos separe. E incluso más allá de ella.

Sujeta mi mano y observo mientras coloca la sortija en mi dedo, vuelvo a mirarla y me sonríe con lágrimas en los ojos.

—Por el poder que mi investidura me confiere, los declaro marido y mujer. Que lo que el señor ha unido no lo separe el hombre. Puede besar a la novia.—Me señala el hombre y doy un paso al frente acortando la distancia sujetando la cintura de Sarah que ríe entre lágrimas que le apartó con los pulgares cuando enmarco su rostro.

Coloca sus manos sobre las mías y mientras observamos nuestros ojos nuevamente, y nos unimos en ese espacio privado que nos separa del resto del mundo. Recorro su rostro con la mirada y por primera vez en mi vida siento nervios al besarla. Es la primera vez que lo haré siendo ahora mi esposa...

—Acabas de hacerme el hombre más feliz del planeta. —Susurro cerrando los ojos y suspirando antes de atraerla a mis labios y besarla con tanta necesidad que por un instante siento como sus manos empuñan la camisa en mi pecho.

Devoro sus labios sujetando su nuca con una mano, mientras mi brazo le rodea la cintura, hasta que lento me obligó a separarme de su boca en busca del aire que me falta.

Mi frente cae sobre la suya y suspiro su aroma, ella acaricia mi rostro y el instante es tan íntimo que cuando los aplausos estallan a nuestro alrededor ambos nos sobresaltamos girando el rostro hacia nuestras familias que nos observan sonriendo entre aplausos y silbidos.

Fin.

✨✨✨

Ay mis bellas y fieles lectoras, hemos llegado al final de esta historia.

Primero que nada quiero agradecerles a todas y cada una de las personas que se han tomado el tiempo de leerme y apoyarme en esta aventura y con este libro que ha tenido sus altos y bajos. Y sobre todo lea agradezco por la paciencia que han tendido conmigo por ser nueva en la escritura, y la demora en la actualizaciónes. Infinitamente agradecida con cada una de ustedes. Muchísimas gracias por todo su apoyo y sus lindos comentarios. Me gustaría invitarlos a que me sigan en mi Instagram: themorganking

Y que agreguen a su lista de lectura nuestra próxima aventura, en esta oportunidad estamos hablando del libro de Lev y Kat.

"El corazón del mafioso." Las actualizaciones empezarán la próxima semana, en mi Instagram estaré anunciando que días y compartiré detalles y responderé a todas sus dudas. 🥹 Nos leemos pronto ya que estoy trabajando en un pequeño y cortito extra de Sasha y Sarah, que me gustaría compartirles. 👀

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