CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 6
Sasha:
Con el paño que tomo de encima de la mesa, me limpio la sangre de mis manos antes de tomar el cuchillo para que no resbale de mi mano, deslizo la punta en una casi caricia amenazante, sobre el cuello del hombre que tiembla inmovilizado en la madera de la silla, en la cual permanece amarrado de pies y manos.
—¿Tienes idea de quien es mi padre? Si me matas, el va a matarte a ti.
Ignoro las amenazas que salen de su boca, mientras lo acecho caminando a su alrededor, aún sin dejar de deslizar el filo de la navaja por cada rincón de su piel expuesta. Su boca puede decir lo que quiera, pero su piel, su carne... esas no mienten y la forma en la que aferra las uñas de sus manos a la madera del posa brazos donde las he clavado, con una estaca a cada lado, me gritan lo aterrado que esta.
—¿Acaso crees que me importa?—Farfullo en tono casual.
Lev, sonríe de lado, desde el otro extremo de la habitación, donde suelta el humo del habano, observando desde las sombras, con la espalda recostada a la pared.
—¿Qué quieres? —Pregunta el hombre que tiembla cuando la hoja de mi cuchillo le recorre el tatuaje de dragón que le ocupa gran parte de la espalda.
—Preguntas... preguntas... ¿Qué quieres? ¿Por qué yo?—Blanqueo los ojos—Todos son iguales. Me creen un imbécil.—Sacudo la cabeza soltando un suspiro.
—No se de que...
—Eres algo bocón. Y eso me molesta. —Explico y lo veo pasar saliva guardando silencio -Un pajarito me ha dicho, que crees que puedes tocar lo que es mio.
Observo como la postura de su cuerpo cambia, volviéndose automáticamente más rígida y tensa, una vena se marca a un lado de su frente y su nuez de adán comienza a subir y bajar cuando pasa saliva nervioso.
—No se de que demonios estas hablando Ivanov. Pero sea lo que sea que te hayan dicho, no es verdad. —Miente descaradamente.
—Me han dicho que tienes planes de compromiso.—Ladeo un poco la cabeza observando el filo de mi cuchillo antes de fijar la mirada otra vez en el idiota frente a mí.
—¿Cómo...? ¿Cómo lo supiste?
Su respuesta trémula no es un no, lo cual me confirma que la información que me dieron es correcta. «Bien... Lastima para el. » Entrecierro los ojos sin quitarle la mirada de encima y con mi mano hago un gesto desinteresado.
—Rumores, ya sabes. Pero tu acabas de confirmarlo.
El imbécil pasa saliva alzando el mentón, mientras mira por encima de su hombro, hacía mi acompañante que como siempre, permanece en silencio, disfrutando del espectáculo.
—Todo se hará de acuerdo a la ley de nuestras costumbres, no será precipitado, no pretendo que sea ahora, asi que no es lo que crees. —Intenta darme explicaciones que me importan una mierda. Porque he sido claro con el tema desde siempre, y no me canso de repetirlo, "nadie se mete con lo mio". Pero al parecer, se niegan a escuchar.
—¡Katrina es muy joven!—Advierto irascible —Y el que tu con treinta años, pongas tus ojos sobre ella, me repugna. Y créeme, pocas cosa logran despertar repulsión en mi. Y esto solo me recalca lo que ya sabía y es que eres un maldito enfermo al igual que tu jodido padre.
—Ivanov... escucha...
Las palabras son remplazadas por gritos de dolor, cuando sin preámbulos, le entierro el filo de mi navaja en el muslo, retorciéndola dentro de su carne, haciendo que la sangre brote de la herida.
—¡El que pretende lo mío... se muere! ¡Esa es la única ley que me importa!—Siseo arrancando la hoja filosa de su pierna.
Sujeto con mi mano su brazo afirmándolo sobre la estaca que lo sujeta, y comienzo a cortar sus dedos, dejándolos caer al suelo uno tras otro, en medio de los sollozos y lamentos del bastardo que no deja de suplicar para que no lo mate. Pero es inútil, ya es tarde para el.
Cuando termino con todos los dedos, afirmó mi agarre sobre su brazo y tomo la cierra eléctrica con la que acabo por cortarle la mano, que queda clavada a la madera de la silla. Suspiro aburrido mientras observo al bastardo que se desangra en medio del llanto cuando al fin lo suelto y doy un paso atrás, apartando con la tela de mi corbata las gotas de sangre que me han salpicado la cara.
—Jesús... Sasha... por favor...
—No hablo con cadáveres.—Respondo tomando de la mesa el mazo con el que le rompo las rodillas.
—¡Basta! Piedad... ¡por favor! —Jadea en medio de temblores y respiraciones aceleradas.
—¿Piedad? —Indago alzando una ceja y encuadro la espalda mirándolo desde arriba.
—Si... ten piedad. Por favor. —Suplica y asiento repetidas veces sosteniendo el maso apoyado en mi hombro.
—Bien. Tendré piedad de ti.
Mis palabras le hacen alzar la mirada, mientras lágrimas corren por su rostro, dejo caer el pesado mazo en el suelo y llevó la mano tras mi espalda. Su ceño se junta, y sus labios se separan, pero no le doy oportunidad de decir nada más, en cambio saco mi arma y le vuelo la cabeza.
—Ahí tienes tu piedad. Pocos la conocen asi que disfrutala.—Murmuro encaminándome a la salida.
—¡Desháganse de esa porquería!—Ordeno al guardia en la puerta que asiente y se pierde dentro de la habitación.
—¿Su padre será un problema?—Pregunta el hombre que se aparta de la pared y me sigue.
—Encárgate de que no lo sea. —Digo sin detenerme mientras avanzo hacia mi oficina.
—Dalo por hecho.—Afirma—Ah y deje lo que pediste en tu escritorio. —Avisa y me volteo para responder, pero Lev ya no está.
«Parece una jodida sombra.»
Tomo lo que vine a buscar a la oficina y mientras recorro los pasillos subterráneos que dan acceso a la salida trasera de la bodega, acomodo las mangas de mi camisa nuevamente antes de colocarme el saco y sacar las llaves de mi coche.
Reviso las cámaras de seguridad de mi celular, las cuales me confirman que desde que me fui, Sarah no ha salido del dormitorio, tampoco a dejado que nadie entre a la habitación, ni ha abierto la puerta, ni siquiera para recibir los alimentos que la mucama acaba dejando en la mesa junto a su puerta.
***
Guardo el teléfono satelital en mi bolsillo y cuando llego a la puerta de su habitación desplazo la mirada a la bandeja con alimentos sobre la mesa junto a la entrada.
Tomo el pomo de la puerta pero por un momento dudo y blanqueando los ojos, aparto la mano antes de golpear dos veces para anunciarme. La respuesta no llega y es entonces, que abro la puerta dando un paso dentro de la habitación, y recorriendo con la mirada el lugar vacío, junto el ceño observando la cortina de la ventana abierta, que se sacude con el viento luego vuelvo a dar una mirada a la cama perfectamente arreglada.
—Es imposible... ¿Cómo ha salido por allí? Estamos en un segundo piso y...
Una punzada me atraviesa la cabeza, cuando algo pesado impacta contra mi nuca, haciendo que me tambalee hacia adelante, los pasos que se alejan a toda prisa me alertan de quien fue la persona que me ataco y maldigo sacudiendo la cabeza aturdido. Me apresuró a la ventana justo para ver a Sarah que sale desde la entrada principal y corre a través del jardín con dirección al bosque, en medio de la nevada que empieza a caer. Rápidamente marco el número del mi jefe de seguridad al que le doy la orden de no interferir, ni acercarse a la chica.
«Mi niña quiere jugar y yo no soy quien para negarme. »
Me mantengo de pie en la ventana observando como se aleja, y luego bajo la mirada al reloj en mi muñeca mientras sonrío. Le daré treinta segundos de ventaja y luego iré por ella.
La observo mientras sigue corriendo sin mirar atrás, y vuelvo a mirar el reloj. La aguja marca el número que da por finalizada la cuenta regresiva y volteo sobre mis talones hacia la salida, silbando una melodía.
El frío helado de la noche me abraza mientras recorro el sendero en dirección al bosque.
—Adoro el juego del escondite... ¿Dónde esta la pequeña Sarah?—Hablo mientras camino observando la oscuridad a mi alrededor.
Conozco la propiedad como la palma de mi mano, no hay muchos lugares donde pueda esconderse sin que yo logre dar con ella. Eso no es lo que me preocupa, pero la idea de que se congele no me hace gracia, así que me propongo no alargar el asunto, solo me divertire un rato con ella y luego la arrastrare al calor de nuestro hogar nuevamente.
El sonido de las suaves pisadas sobre la nieve me hacen sonreír y voltear para encontrar a Sarah que corre en dirección contraria, mirándome por encima de su hombro, mientras se aleja.
Entonces sin prisas volteo y comienzo a caminar en su dirección; El recinto es hermético, no hay forma de que pueda atravesar los muros de concreto que rodean la propiedad, eso si primero lograse cruzar por el lago congelado y el espeso bosque que nos rodea. Pero como dije, no quiero que se congele así que apresuró mis pasos, en tanto ella sigue corriendo hasta que tropieza y acaba cayendo al suelo. Voltea y empieza a retroceder apoyada sobre sus codos mientas intenta poner distancia. Ladeo mi cabeza y sin dejar de sonreír sigo avanzando, incluso cuando me lanza puñados de nieve que no llegan a tocarme.
—¡Aléjate de mi demente! —Me grita haciendo que mi sonrisa se ensanche.
Me acuclillo frente a ella cuando recuesta su espalda contra el tronco de un árbol y deslizo la lengua entre mis labios sin poder dejar de observarla. Agitada, jadeando pero con esa expresión dulcemente peligrosa en su rostro. Aunque no tan salvaje como la de la noche anterior. Aún me intriga saber que fue lo que paso allí y el porqué no puede recordar nada de lo que hizo, ni siquiera que casi mata a uno de mis guardias. Se veía extremadamente asustada, pero no de su entorno, si no, parecía asustada de ella misma y eso es algo que no logro comprender aun. Sarah Rinaldi es todo un enigma para mí, dulce y salvaje a la vez. Temerosa y temeraria al mismo tiempo... luz y oscuridad en un mismo cuerpo...
—Freya... es algo tarde para un paseo por el bosque, enfermaras.
La observo pasar saliva mientras me mantiene la mirada juntando el ceño. Su expresión es jodidamente adorable y me hace sonreír de forma natural. Pasa saliva y sacude la cabeza un momento sin apartar sus ojos de mi, parece un pequeño cachorro salvaje.
Mis propios pensamientos me hacen sonreír internamente y dejo salir un suspiro mientras veo la barbilla de la chica frente a mí temblar. La nieve cae sobre nosotros, y pequeños copos se adhieren a su cabello, entonces me quito la chaqueta y ya no tan animado para jugar con ella simplemente me inclino y la cargo sobre mi hombro, pese a que patalea y se resiste, hasta que le azoto el trasero y se queda inmóvil. Lanzó mi chaqueta sobre su espalda y me volteo con ella a cuestas hacia la casa.
Mientras subo las escaleras la escucho susurrar cosas en italiano, y pese a que hablo la lengua con fluidez, su voz es casi un susurro pero juraría que es la melodía de una canción.
Cuando llegamos a mi habitación la dejo sobre la cama con cuidado y le doy una mirada rápida cuando temblando se acomoda la chaqueta sobre los hombros. Sus ojos permanecen fijos en la nada y con su mano sostiene el collar de su cuello.
Mientras la observo analizo sus lenguaje corporal, ella es diferente a todo lo que conozco y se me hace demasiado difícil leerla, pero parece asustada y ansiosa a la vez. Toda ella me confunde, no puedo leerla y eso me disgusta, porque significa que no puedo comprenderla.
Me pongo de cuclillas frente a ella y toco la punta de su nariz con mi dedo índice llamando su atención, sus ojos ahora ya no vacíos, conectan con los míos y me mantiene la mirada en silencio.
—Hay algo mal conmigo y mi cabeza... solo deja que me marche. —Pide obligándome a acortar aun mas la distancia y sujetar su cuello atrayéndola hacia mi, cuando baja la mirada.
—En los ojos de un diablo como yo, tu infierno es el hogar perfecto para demonios como los míos Freya. Nada está mal contigo, eres simplemente perfecta. —Le aseguro juntando el ceño, mientras elevo su mentón para mirarla.
Sacude la cabeza y se pone de pie, le permito tomar distancia y la observo mientras se abraza a sí misma, dándome la espalda.
—No se que pretendes de mi. Pero te equivocaste de chica. Yo no soy normal... he lastimado personas... soy peligrosa y...
No contengo la risa, cuando una carcajada se me escapa y ella se voltea de golpe y me mira juntando el ceño, como si me hubiese vuelto loco.
—¿Y? ¿ Cuál es el problema Freya? —Acorto la distancia enfocándome en sus ojos —Por mi puedes asesinar a quien te plazca. Eso no cambia nada, sigues siendo perfecta para mi.
Abre la boca para refutar, pero las palabra mueren en sus labios, cuando pongo frente a sus ojos el teléfono satelital que traje para que pueda hablar con su familia.
—¡Come! —Ordeno —Aliméntate, cámbiate la ropa mojada y podrás llamar a tu familia. —Digo y pasa saliva sin apartar sus ojos del teléfono en mi mano.
—¿Por qué te importa? ¿Qué es lo que buscas de mi? —Pregunta y aparto un mechón de su cabello de su rostro.
—No lo se, pero la idea de que sufras me disgusta. Te dejaré hablar con tu familia, pero no te equivoques. Cuida tus palabras porque, soy incapaz de dañarte a ti. Pero eso no significa que no sea capaz de asesinar a cualquiera que intente tomar lo que es mio. Y tu... eres completamente mia. —Susurro inclinandome sobre sus labios.
💫Ayyyy Hola bellas aqui llegue con otro capitulo de "La posesion del ruso".
Preguntas:
¿Quien es Katrina? ¿Familia?¿Novia? ¿Amante? Teorías... las leo 👀
💫Sasha no comprende a Sarah pero aun asi le gusta jugar con ella y llevarla al limite... si solo supiera lo que puede despertar con esos juegos.. 😈
💫Sashita si la dejara hablar con su familia. 😍
(TENGANLE PASIENCIA A SASHITA QUE ESTA EN PLENO DESARROLLO DE PERSONAJE AÚN)
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