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CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 15

Caín Rinaldi:

Desciendo del jeep blindado, seguido de Salvatore que cubre mi espalda. Con un gesto de mi mano le indico que proceda. Ajusto los lentes de visión nocturna mientras avanzamos en medio de las paredes metálicas que se ciernen sobre nosotros. Atacar en territorio enemigo y con tan pocos hombres, no es prudente; ¡pero a la mierda! Es la vida de mi hermana la que peligra.

Cuatro camionetas con guardias, esperan fuera cubriendo cualquier posible salida, asi que solo somos mi primo y yo, aquí dentro. Salva truena los dedos y Apolo, su pastor Alemán se adelanta olfateando la puerta frente a nosotros, cuando se sienta en posición recta, avanzamos descartando que hayan explosivos.

Comparto una mirada con mi acompañante cuando el sonido de las voces que gritan en albanes, al otro lado de la puerta, resuenan llamando nuestra atención. Me agacho colocando el c4 en la cerradura, y luego retrocedemos pegando la espalda contra la pared.

—Tres...dos... uno.

La puerta estalla y ajusto el agarre sobre mi rifle de asalto, al igual que el hombre a mi lado, que ahora apunta en la misma dirección, mientras avanzamos a toda prisa dentro del lugar con las armas apuntando al frente. El humo inunda todo el lugar y ambos nos bajamos las mascarilla anti gas antes ingresar a la habitación.

El sonido de los balazos me obligan a retroceder, cuando reacciono cubriéndome contra el lado lateral del muro, y a mi primo a lanzarse al suelo.

Varias voces diferentes se pronuncian dentro, pero no me pongo a prestar atención a la mierda que dicen, en cambio deslizo el cañón de mi fusil y disparo derribando al primero de ellos que cae al suelo.

Avanzo sin dejar de disparar a los guardias que empiezan a salir cubriendo al verdadero objetivo, pero aun asi no nos detenemos y derribados a todo el que se nos atraviesa. El humo dificulta un poco la visión cuando entramos en la habitación aparentemente vacía, desplazo la mirada por el lugar y me quito la máscara pero todo el lugar parece estar vacío, a excepción de los cadáveres que yacen en el suelo.

—¿Tu información era correcta?—Pregunto y asiente.

—Lo era. Esa miedecilla tiene que estar cerca. —Habla y recorre el lugar con la mirada—Sal a jugar princeso—. Grita mientras observa a su al redor el desastre de sangre y casquillos de bala.

Estrecho la mirada recorriendo el lugar, justo cuando Apolo Ladra en dirección a lo que parece ser un dicto de ventilación.
Codeo al hombre a mi lado y señaló con el mentón, guardo el arma y tomo la ballesta que cuelga tras mi espalda. Salvatore sonríe y da una mirada por encima de su hombro hacia la salida, en busca de posibles amenazas pero al parecer hemos acabado con los seis guardias que cubrían al bastardo que vinimos a buscar.

—Hace tiempo que no voy de casería—. Me rio mientras tomo la flecha que coloco en la mira de la ballesta, apunto a mi objetivo y presiono el botón que libera el seguro y suelta el disparo.

El metal filoso atraviesa la chapa de la puerta y la maldición que suelta el albanés dentro del pequeño ducto me hace sonreír.

—Justo en el blanco. —Se ríe Salva, que palmea el chaleco antibalas de su perro y se acerca para terminar de quitar de un jalón el metal destartalado de la pequeña puerta, luego jala la pierna del hombre que intentaba huir pero que en cambio, acaba cayendo al suelo con la flecha que le ha atravesado la pierna.

—Tiempo sin verte Jacob. —Sonrió.

—Púdrete Rinaldi. ¿Qué mierda creen que están haciendo?—Ladra mirando de hito en hito entre mi primo y yo.

—Ah... no mucho, solo tenemos algo de lo que queremos hablar contigo.

—¿Hablar? Ustedes son un par de lunáticos salvajes; no saben lo que es hablar—. Me enseña la mano y sonrió al recordar como papá le corto la mano cuando pidió la mano de mi hermana.

—Al parecer eso no te impidió acosar y luego llevarte a mi hermana, maldito hijo de puta. —Doy un paso hacia adelante.

—¿Qué? ¿La princesa italiana se les ha perdido?

Me detengo ante la forma en la que sus cejas se elevan al cielo, lo cual me hace dudar de que sea la persona que busco; pero aun asi no puedo descartar nada ni a nadie. Mientras pierdo el tiempo dudando, quien sabe que clase de torturas esta sufriendo mi hermana.

Le hago un gesto a Salvatore y saca la jeringa que pretende enterrar en el cuello del bastardo que se remueve intentando zafarse, pero mi primo lo inmoviliza pateándole el rostro y dejándolo inconsciente en el acto. Luego se acuclilla jalando al chico de la tela de la camisa y simplemente le inyecta el sedante.

—Si ibas a desmayarlo a golpes ¿para que demonios trajimos el sedante?—Sacudo la cabeza cuando mi primo se pone de pie y encoge un hombro.

—Es mejor prevenir. —Responde y suspiro blanqueando los ojos, mientras me acerco para cargar al infeliz bastardo que vine a buscar.


***

Sebastián Rinaldi:

—Creí haber dicho que quería discreción—. Digo tratando de mantener el tono calmado, mientras observo a los dos niños frente a mí. Ambos no sólo han provocado un desastre en territorio albano, si no que han raptado y torturado al maldito hijo del rey de la mafia albana, mismo imbécil al cual le corte una mano tiempo atrás, cuando quiso darme dinero a cambio de un acuerdo de matrimonio arreglado con Sarah.

Caín alza el mentón sosteniendo mi mirada, mientras que mi sobrino Salvatore parece demasiado entretenido acomodándose el jodido peinado y luego mirando el reloj en su muñeca, como si le importara un carajo lo que he dicho.

—Ya no podemos pararnos a pensar en ser discretos padre, lo siento pero si tengo que sacudir cada maldita organización para encontrarla, lo haré y si tengo que ir por cada uno de los imbéciles que pusieron sus ojos en mi hermana, entonces que se preparen, porque las cabezas ya han empezado a rodar.

—Además si fuimos discretos esta vez—Señala Salvatore la pantalla donde se ve a Jacob Malaj, encadenado en mi maldito sótano—. mira, no lo matamos tío—. Me sonríe con cinismo y me tomo el puente de la nariz cuando me recuerda a mi hermana Aurora, con esa expresión descarada en su rostro.

—¿Y eso se supone que sirva de algo?

Me dejo caer en la silla tras el escritorio y suspiro masajeando mis cienes con ambas manos. La cabeza parece que me va a estallar a cada nada, pero al menos estoy más lucido que antes. La medicación adormece gran parte de mis sentidos y en estos momentos no puedo permitirme bajar la guardia, por lo tanto necesito estar en mi estado natural, alerta y listo para cualquier cosa.

—¿Te sientes bien padre?

La voz de Caín me vuelve a la realidad, y cuando veo su expresión desconcertada, y confundida, bajo la mirada siguiendo el recorrido de sus ojos, percatándome del abre cartas en mi mano que sostengo con firmeza. Lo suelto y suspiro antes de carraspear y enderezar la espalda.

—¡No quiero que hagan más mierdas como esa! —Señalo— por su imprudencia Sarah puede estar corriendo peligro justo ahora. Si esos hijos de puta...

—Sarah ha corrido peligro desde que ese infeliz la ha acechado y nosotros no estábamos enterados. Esto solo es una advertencia de lo que les pasara si la tocan. Tienen que saber que iremos por ella, quizás si sacudimos lo suficiente, alguien al fin hable.

—No quiero ser pesimista, pero basados en el tiempo que lleva desaparecida y que nadie se ha contactado por un rescate o lo que mierda sea, me temo que Caín tiene razón, si no procedemos con dureza, puede que las posibilidades de que la encontremos se reduzcan o peor aún que...

—¡No lo digas!— Me pongo de pie apretando los ojos conteniendo las puntadas que me cruzan la cabeza.

Caín sigue hablando pero no logro entender nada de lo que dice, las voces se empiezan a volver molestas y junto el ceño sintiendo que mis oídos pitan.

Ayúdame... por favor.

La imagen de mi esposa años atrás, se hace presente, desplazo la mirada a mi alrededor y lo primero que visualizo es el lago y el bosque que nos rodea a ambos, su escaza ropa esta empapada y sus ojos tristes y asustados no dejan de verme.

—Sole mio... ¿Qué ha pasado?

Le hablo intentando dar un paso hacia ella, pero poco a poco la imagen se empieza a distorsionar y Sarah es quien esta frente a mí ahora; su piel pálida, sus ojos llenos de lagrimas, mientras se abraza a sí misma en medio de temblores, me disparan el pulso.

"—Papi... ¿Eres tu?

Sus ojos se clavan en mi mientras intenta sonreír, en medio de las lágrimas.

—Tesorina... ¿Qué te han hecho?—Susurro al ver la sangre en su boca, sintiendo que el aire me falta.

¿Viniste por mi papá?

—¡Si! ¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! —Respondo dando un paso hacia ella, luego otro y otro, pero cuando más me acerco, parece aún más lejana.

—Sarah...

La llamo cuando retrocede lento sin quitar sus ojos de mi. -¡Sarah! ¡Sarah! No te vayas... Amore mio, ven aquí.

Su mirada se fija en un punto tras mi espalda y cuando volteo una gran sombra encapuchada se cierne sobre mi, ni siquiera lo pienso cuando lanzo el primer golpe, que lo hace soltar una maldición, el hombre retrocede y levanta las manos. Dice algo que no logro entender y volteo por encima de mi hombro hacia mi hija, pero ya no está.

—No... no...

Vuelvo mi atención al infeliz que intenta acercarse, y al cual voy a desgarrarle el cuello, pero alguien se interpone en mi camino y de un momento a otro la rabia y el miedo se desvanecen, mi respiración se normaliza, en el instante en que siento las cálidas manos que me sujeta del rostro, como cálidas cadenas de luz, que someten a la bestia, ya no puedo moverme, mis músculos se tensan y la fragancia a vainilla se cuela por mi nariz mientras esas manos suaves me acarician.

—Cariño... mírame amor. Soy yo, mírame. Tranquilo... Todo está bien.

Mi visión poco a poco se aclara y mi ceño se junta, cuando me encuentro con los ojos verdes de Issabella, que esta frente a mí sujetando mi rostro.

—¿Sole mio?

—Todo esta bien... —Susurra observándome con sus ojos llorosos—Salgan de aquí muchachos.

—Mamá, no creo sea prudente, Papá no esta...

—¡Que salgan ahora! El... jamás me lastimaría, asi que por favor obedece hijo.—Su voz es firme pero aun asi se escucha lejana, mientras parpadeo intentando aclarar mi visión.

Cuando al fin logro enfocar la mirada me llevo una mano a la frente confundido observando todo a mi alrededor con frustración.

—¿Pero que diablos...

—No es nada amor, tranquilo ¿si?
No se que diablos paso, pero la expresión en el rostro de mi esposa mientras me sostiene de la tela de mi camisa, con sus manos hechas puño, me dicen que sea lo que sea no fue agradable.

Desplazo lento la mirada por la oficina, por la cual parece haber pasado un terremoto y luego vuelvo a mirarla a ella, cuando asiente.

—Ha pasado otra vez. Pero tranquilo, todo está bien, no heriste a nadie amor. —Explica y junto el ceño cuando vuelve a repetirme una y otra vez que todo está bien.

—¿Desde cuando no lo tomas?—Pregunta de pronto y la miro apartando la mirada del desastre que nos rodea.

Suspiro observando sus ojos e incapaz de mentirle, paso saliva antes de confesar.

—Desde que Sarah llamó; necesito ser yo mismo si quiero encontrarla, si algo pasa, no puedo ser un incapaz Sole mio, no es agradable lo se, se que lo prometí pero necesito estar al cien por ciento y esas jodidas pastillas me adormecen y...

—Shhh... lo entiendo cariño, lo entiendo. —Susurra pegando su frente a mí pecho. —Lo solucionaremos, ella está bien y pronto volverá amor. Mi instinto de mamá me lo dicen.

Rodeo con mis brazos a Issabella y cierro los ojos intentando controlarme por mi cuenta, repitiéndome una y otra vez que voy a encontrarla, y a traerla a casa.

«Tal vez los muchachos tengan razón después de todo y ya sea hora de actuar enserio... lo que me recuerda... que tenemos a un invitado en el sótano con el cual podría empezar. »

💫Esto se está prendiendo chicas 🔥 Sebas a dejado de medicarse después de años de hacerlo... por suerte Issa siempre logra traerlo a tierra...😱

💫 Perdonen las tardanzas para actualizar, intentaré subir otro capitulo mañana. Las leo bellas... 👀
💫¿ Qué andarán haciendo Sasha y Sarah mientras tanto ?

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