• El beso •
Habían podido llegar a destino, el lujoso cine "Gaumont" estaba desbordado por una inmensa cantidad de ciudadanos que eran motivados a asistir por los prometedores estrenos cinematográficos.
Angelo estaciona el vehículo, y juntos comienzan a caminar en busca de sus entradas.
—¿Tienes en mente alguna película?—pregunta él curioso mientras caminan con pasos un poco lentos.
—No, pero allá veo una publicidad interesante: "Muerte sangrienta".
—¿Segura? ¿No prefieres algo más romántico? ¿O comedia tal vez?—sugiere él con el fin de persuadirla.
—Honestamente me gusta el misterio o el terror.
—Como quieras...elige una—comenta dándole la libertad de elección dejando su orgullo de lado.
—Me gusta esa que te dije o sino "El silencio de un secreto"—dice mientras esperan al final de una hilera bastante extensa.
—Bien.
—¿No te gustan esos géneros? ¿Te da miedo?—interroga Diana mientras se escucha un tono de burla en la segunda pregunta.
—No, aunque comedia es lo que más consumo...aunque no soy de mirar demasiadas películas, pero si me tengo que inclinar, prefiero las de ese estilo.
—Si quieres elegimos otra—afirma ella con el fin de que disfrute de ese día, para disminuir los pensamientos involucrados con su familia.
—No, está bien, quiero ver de qué trata esa muerte — contesta de forma carismática aceptándolo.
Estuvieron varios minutos esperando ansiosos para poder ingresar, por fortuna, la hilera se movía con agilidad, conduciendo una espera ínfima, teniendo en cuenta la cantidad de ciudadanos que habían decidido disfrutar de las distintas ficciones audiovisuales un sábado por la noche.
—¡Buenas! Dos entradas para "muerte sangrienta" por favor— solicita Angelo al tener en frente a uno de los vendedores.
—Hola, solo quedan entradas para "Un amor como el café" o " Campamento de verano: El musical"—asegura el taquillero esperando que puedan decidirse rápido.
—Musical no por favor— suplica Diana.
—Dos boletos para la película de romance —ordena él logrando hacer la transacción de forma correcta.
—Ahora entiendo porque las personas de adelante pasaban tan rápido —acota ella un poco pensativa mientras él asiente con la cabeza.
Al atravesar la sala principal, antes de ingresar al sitio donde se proyecta la película, se dirigen, por pedido de Angelo, hacia la zona de ventas de comida.
—Buenas noches, palomitas en el envase enorme por favor— pide con una sonrisa, mientras Diana queda confundida por las expresiones empleadas en su lenguaje.
—¿Palomitas? Regresa a Disney...se llaman pororó.
—Otra vez no, siento un déjà vu—se queja Angelo al recordar la anécdota de la berlinesa, vivida en aquella ocasión en la panadería.
—Es que sí amigo, pareces de...—interrumpe su propia oración al observar que Angelo extrae su billetera—.Yo pagaré, vos te hiciste cargo de las entradas.
—No, yo te invito.
—Mínimo déjame contribuir a los gastos— suplica ella.
—Me porté mal contigo por confirmar nuestro "romance", es lo menos que puedo hacer— contesta él enterneciendo el instante mientras trata de convencerla mirándola fijamente.
—¿Dulces o salados?— pregunta la joven interrumpiéndolos.
—Dulces.
—Salados— dice Diana provocando una risa entre ellos.
—Ambos— solictó él recurriendo al separador y que ninguno ceda.
Al obtener sus pochoclos, ahora sin perder más tiempo, se dirigen hacia la sala de proyección para poder iniciar viendo una de las opciones cinematográficas presentadas en ese día.
Lograron ingresar al lugar, ambos caminan en busca de sus lugares en las lujosas butacas de terciopelo: fueron destinados espacialmente en la parte central, a varios asientos del proyector, teniendo una vista privilegiada.
°°°
Una hora y media habían transitado, aún faltaban cuarenta y cinco minutos para concluir la película. Durante su reproducción, no hablaron con frecuencia, en ciertos períodos, se oían monosílabos de ambos, producto de las reacciones auténticas al ver ciertas secuencias de la trama.
Aunque un detalle a destacar, eran las cuantas veces que tocaron sus manos en busca de las palomitas, aún con el separador, produciendo en ellos instantes de rubor facial por la timidez.
Después de un beso apasionado de los protagonistas, en medio de la conmovedora película, rodeados por la pequeña penumbra que circunda la oscuridad del lugar, envueltos por una serie de emociones, conectan sus miradas durante un corto intervalo de tiempo.
Dejan de hacerlo, pero segundos después sus ojos vuelven a buscarse produciéndose esto en tres ocasiones más. Sienten el nerviosismo de sus almas, perciben una sensación inefable dentro de ellos, y no saben como ocultarla.
Él desliza sin poder contener las ganas, con agilidad, su mano sobre el reposabrazos, segundos después acaricia suavemente su mejilla, sintiendo la suavidad en la textura de su piel, mientras Diana se pierde en la intensidad de sus radiantes ojos color esmeralda. La complicidad entre ambos es palpable, como si el universo conspirara a favor de un amor incipiente.
Lentamente, él se acerca a ella, sus labios se rozan con delicadeza, como si el tiempo se detuviera para permitirles disfrutar plenamente olvidándose del alrededor.
Ambos sienten la suavidad al contactar sus labios dejándose llevar por unos segundos al sentir el apasionante beso entre ellos.
Mientras la película romántica se desenvolvía en la pantalla, el latido de sus corazones parecía sincronizarse al compás de la reproducción cinematográfica, creando una atmósfera perfecta.
Pero ese entorno magnifico, se vuelve efímero al separar sus labios, viéndose apenados y confundidos por lo que acaban de sentir posterior a ese beso.
—Lo siento, debo irme al baño —asegura Angelo que rápidamente se levanta, mientras que por el nerviosismo interno, colisiona con un objeto localizado en los pies de una señora.
Lo del baño claramente había sido una excusa, aún estaba procesando lo que acabó de hacer. No entendía sus impulsos que condujeron a eso en ese instante, sin embargo, lo único que sabía es que disfrutó cada segundo invertido en ese ardiente beso.
《¿Me gusta?》 Se plantea mentalmente tratando de comprender que había ocurrido. Él cree que a ella también le agradó el beso, sin embargo, se sumerge en un remolino de pensamientos colapsado de dudas.
Pensó que quizás hace tiempo empezó a despertar sentimientos por ella, intentaba reprimirlo con la excusa de su falso romance, y ahora que tuvo la oportunidad, dejó emerger sus deseos de besarla.
Seguía dando vueltas al asunto en su mente, demoró tanto tiempo haciéndolo, que cuando regresó, ya casi había concluido la película.
—Lo siento, había mucha gente esperando—miente al conectar nuevamente con sus ojos un poco nervioso.
—Está bien, terminaron juntos, como era de esperarse—responde ella menos agitada que antes.
En ese instante, ambos se acoplan a los aplausos acompañando a la multitud, y luego regresen hacia el vehículo sin dialogar absolutamente de nada, sumamente inquietos por dentro.
—Lo siento, por...ya sabes.
—No, vos también discúlpame, no sé que me pasó—asegura ella sonrojada sin querer reconocer que también hace tiempo comenzó a sentir una atracción hacia él.
—Fue el clima allí dentro, las parejas alrededor, la temática de la película, las hormonas, nosotros...—trata de excusarse Angelo buscando una justificación.
—Sí, pero creo que no tuvo importancia ¿no? Podríamos cambiar de tema si quieres—sugiere ella un poco apenada.
—Sí. Además podemos tomarlo como práctica —sonríe positivo mientras ella solo asiente al caminar juntos hacia el auto.
Cuando llegaron, ella se detiene maravillada por el estupendo cielo nocturno repleto de estrellas.
En ese instante, él, con pocas intenciones de regresar a su casa, la invita a subir al vehículo para ver la noche a través del sunroof.
Al extraer sus cuerpos por la ventanilla superior, empiezan a observar cada una de las constelaciones siendo hipnotizados por las maravillas celestiales.
—Esa es la osa mayor.
—¡No! Es aquella— contesta desafiante entre risas sumergida en el divertido momento.
—No.
—¿Aquella es el cinturón de orión?
—No— contradice ahora él, para ver su reacción sabiendo que sí es.
De repente, ella involuntariamente expresa un movimiento que manifesta frío, pero al notarlo Angelo, se quita su abrigo para dárselo, provocando nuevamente una mirada intensa entre ambos reflejando el brillo de sus ojos generados al mirarse.
Él decide apartarse de su mirada tomando su teléfono, y cuando lo hace, al ingresar a instagram, ve varios vídeos que le han mandado algunos de sus conocidos y seguidores.
Se trata de Juliana, hablando a través de un micrófono en la fiesta que organizó en su casa, diciéndole a los presentes, que así como ella mantenía un romance secreto con Agustín, Angelo y Diana comenzaron a intimar antes de su ruptura.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro