
"Se Acercan Los problemas"
*Nota: Pasando el rato ratatatatatta.
En Ainbo, había huecos en los cuales sus residentes dejaban algunas cosas, o en temporadas torrenciales se quedaban ahí.
Muchos sabían en donde había armas, telares, comedor y cocina, incluso una biblioteca.
Donde se encuentra la hija del Jefe del pueblo.
*Kida Nediakh, Ornir.
Kida: nunca pensé que el lenguaje Ornir sería algo así como un dialecto raíz, ¡básicamente puedo entender cualquier idioma de este mundo!.
Opinó, mientras entre sus garras tenía un pergamino, sobre el idioma Ornir.
Kida: básicamente es como el atlante, que ironía.
Mientras ella estaba concentrada leyendo, no sintió la presencia de dos individuos, que se le acercaban de forma silenciosa.
"¡Oye, Ratón de biblioteca!"
Dos voces gritaron, y ante el repentino sonido Kida chilló y dio un pequeño saltó, y sus plumas se erizaron.
Kida: ¡Acaso me quieren matar de un infarto!¡parde de trolls!.
Miro con descontento a sus dos amigos, que no parecían para nada arrepentidos.
Ezee: ya, ya, no exageres ratoncito.
*Ezee, akknir, sub-especie de los Ornir, son más pequeños y delgados, pero son mejores en cuanto a misiones de sigilo o búsqueda.
Kida le arrojó el pergamino a la cara, y este fácilmente lo esquivó.
Ezee: ¡Bro!, ¿no vas a hacer nada?, ¡trato de golpearme!.
Morton: nop, te lo merecías de todas formas, estos dos son unos raros, y para peor, uno es mi hermano
*Morton, akknir.
Ezee: ¡eso es traición!
Morton: no, es supervivencia.
Luego de decir eso se aparto de su hermano menor, él cuál lo miró confundido.
Antes de que cualquiera pregunta saliera de su boca, fue derribado por una hembra muy enojada.
Morton: al parecer seré hijo único, y creo que Ezee va terminando siendo hembra.
Reflexionó, mientras veía a los dos más jóvenes pelearse en el suelo de la biblioteca, un día normal.
Pasaron unos 3 minutos, en los cuales seguían peleando.
Seguían olvidando lo temperamental que era Kida, bueno no por nada era la hija de la líder de los guerreros y el Jefe.
Delicada y educada, palabras que jamás escucharas en la misma oración que Kida.
Morton: ¿ya terminaron?,¿o los tengo que separar?.
Ezee: ¡Ella empezó!.
Kida: Una hembra nunca empieza los pleitos, ¡pero si los saben terminar!.
Morton: ¡Ya maduren!.
Al final tuvieron una discusión de media hora, para ver quien era el que tenía la razón y de por qué el otro estaba total y absolutamente equivocado.
La discusión terminó, ya que se dieron cuenta que tenían que cumplir sus tareas dentro del Árbol.
Se despidieron como si nada hubiese pasado y se fueron juntos un rato, incluso se rieron de los malos chistes de Ezee.
Pavi: haz mejorado.
Observó, mientras se limpiaba un hilo de sangre amarillenta de su hocico.
Kida: viniendo de ti, es un halago. Enserió nuestra sangre es amarilla, ¿Acaso somos exorcistas o que?
Por estar distraída, su madre aprovecho el momento y di un golpe de lleno en el área torácica de su hija.
Kida retrocedió con dolor, olvido que esa parte era sensible.
Kida: ¡Eso fue un golpe bajo!.
Pavi: tú te distrajiste, yo solo aproveche la oportunidad, ya te lo he dicho muchas veces, pero nunca aprendes.
La menor sólo murmuró algunas palabras como "no soy tan distraída", mientras la madre sólo pudo poner los ojos en blanco ante el actuar tan infantil de su hija.
¡Ya era una adolescente!, ya debía saber que responsabilidades tendría como futura líder. Tenía que ser ruda con ella, por el mundo no sería amable.
Mucho menos con ellos.
Pavi: este es todo el entrenamiento, por hoy. Mañana a la misma ahora, más te vale mejorar.
Kida: si, señora.
A Pavi le dolía que la llamara así, lo aceptaba de sus guerreros, pero de su hija era doloroso; aunque sabía que ella fue la que se lo busco.
Pero, todo pensamiento se fue al olvidó, cuando se escucho un fuerte rugido, todos los habitantes del pueblo se pusieron alerta.
Y los guerreros se estaban preparando y algunos aldeanos estaban guardando provisiones.
Ese fue el rugido de su Jefe, él estaba en problemas, y parece que tenía que ver con esos seres mal paridos; los volvieron a encontrar.
Mientras que esposa e hija, ya estaban corriendo/valamciandose hacia la dirección, de la cual provenía el rugido, conforme se acercaban el olor a sangre inundaba sus fosas nazales.
Se acercaron de manera cautelosa, y lo que vieron les hizo hervir la sangre.
Su esposo/padre, estaba en el suelo con múltiples flechas en su pecho y estómago, tenía lo que parecía una apuñalado a un lado de su ojo izquierdo; pero lo que más las enfado/preocupó, fue que había un elfo encima de él.
Estaba parado, y con uno de sus pies presionando una herida de flecha en el estómago de Tendai, haciéndolo sisear, y el muy desgraciado tenía su espada en el cuello del akknir.
???: ah, ¿porqué te callaste?, tus gritos agonizantes eran muy lindos.
Comentó mientras ponía más presión en la herida, pero por estar distraído no alcanzó a esquivar el corte en s garganta, proporcionando por Pavi.
Pavi: Kida, lleva a tu padre al Árbol, yo me quedaré para ver si ahí más enemigos en la zona.
Kida: –si, ¡madre!.
Sin más la hija tuvo que cargar en sus brazos a su padre, al menos se estaba curando por sí solo, pero nunca estaba de más algo de ayuda profesional.
Mientras corría, volteó hacia atrás y vio como muchos guerreros llegaban con su madre, al menos eran de su lado.
Kida: espero, que esta no sea alguna señal.
Ante el mero pensamiento, su cuerpo sintió un intenso escalofrío, no quería perder a otra familia.
Kida estaba corriendo lo más rápido que podía hacia la aldea, su padre parecía que ya estaba mejor, pero aún no había despertado.
Cuando puso una pata en el Árbol, una multitud de sus semejantes se amontonaron a su alrededor, varios de sus rostros estaban cubiertos por el velo de la desesperación.
"¿Ya nos encontraron?"
"¡¿Qué le pasó al Jefe Tendai?!"
"¿Tenemos que huir?"
"¿Porque nos siguen persiguiendo?"
"¡Maltidas criaturas sin corazón!"
Eran las palabras que salían de las bocas de su gente, y cada vez estaban más cerca de ella pidiendo una solución.
Kida: ahí mucha gente, demasiada...¿Por qué se acercan tanto?...
Su cuerpo temblaba y su respiración se estaba volviendo más agitada, su agarre en el cuerpo de su padre se volvió más fuerte.
Sentía que él mundo se estaba volviendo demasiado, demasiado ruidoso, le faltaba el aire, y solo quería desaparecer.
Sus piernas estaban por dejar de funcionar, y sentía como las lágrimas querían salir.
Kida: eh...y...yo...
Apenas si podía hablar, solo quería llorar y que todo esto terminará.
Morton: ¡Todo mundo aléjese!
Todos volteran a ver al joven akknir, que se estaba abriendo paso a través de tal multitud, a sus espaldas lo seguía otro akknir más pequeño.
Morton se acercó a Kida, y puso su mano en el hombro ajeno, y con una voz más suave y baja se dirigió a la joven.
Morton: ya, respira y exhala, todo estará bien.
El más grande le dio una señal a su hermano menor, Ezee entendió y tomó el cuerpo inconsciente de su Jefe en sus brazos y se dirigió a donde estaban los curanderos.
Mientras que el mayor, cargaba a la joven en sus brazos, y les dio una mirada de muerte a su gente.
Todos sabían lo sensible que era la hija del Jefe, y aún así todos se abalanzaron sobre ella; aunque no los podía culpar, el pánico se había apoderado de todos ellos.
Y ahora cargaba una dormida Kida en sus brazos.
Morton: nunca me gustaron las lágrimas en tu rostro.
En su caminar empezó a ronronear, sabía que eso podría calmar la mente de su amiga.
¿Por qué le tenían que pasar estas cosas a ella?.
Aparentemente no importaba donde estuviera, su débil ser siempre regresaría.
Y no importa cuantas veces le dijeran que no era su culpa, ella sabía que lo era.
Si ella no hubiera estado entrenando con su madre, tal vez ella hubiera estado con su padre y nada de esto hubiera pasado.
La gente buscaba respuestas en ella, y ella solo atinó a desmoronarse.
Entro en pánico, hasta había olvidado como de sentía una crisis.
Trató de recordar los ejercicios de respiración que le había enseñado su psicóloga.
Se río con amargura, aún podía recordar su vida de humana, como para recordarle lo débil que era.
Su gente odia con todo su ser a todas las criaturas, ya que estas causaron la casi extinción de la misma.
Y ella...
No era capaz de odiar a nadie, y lo intentó, de verdad que lo intentó.
Pero...no podía, solo podía sentir fascinación por todo.
Era infantil, los sabía; ¿la pueden culpar?.
Pasaba tanto tiempo en la biblioteca leyendo tanto como podía, y cada cosa escrita aumentaba su fascinación.
Puede que su gente se haya aislado, pero aún seguían siendo exploradores y aventureros. Sabía que había un pequeño grupo de Akknir y Ornir salían del Árbol, para registrar cuanto había cambiado el mundo y buscar un nuevo hogar en caso de emergencia.
Sabía más del mundo, de lo que jamás supo.
Su cabeza deba mil vueltas, pero se sintió segura de repente, así que decidió aferrarse a esa sensación.
Cuando Pavi volvió a la Aldea, estaba preocupada.
Ya habían revisado todos los alrededores y encontraron campamentos que parecían ciudades, a solo algunos kilómetros de ellos.
Aunque esa no era su máxima preocupación, lo eran su pareja e hija.
Sabía la situación de su pareja, y al llegar se entero que su gente fue la causante de un ataque de pánico a su hija.
Al subir a su nido, pudo ver a su pareja dormida, eso la alivio un poco, sus heridas ya habían sanado, pero seguía durmiendo; le dio un beso en la frente y fue en busca de su hija.
La encontró en la biblioteca, durmiendo en los brazos de un joven akknir que de forma suave, acunaba a su pequeña.
El joven la vio y estaba por hacer un saludo, pero ella lo detuvo, y se acercó a su hija.
Pavi: ¿está mejor?.
Cuestionó en tanto sus garras acariciaban el rostro de su hija, le dolía ver este estado.
Morton: ha estado durmiendo durante la próxima hora, mi señora.
La voz uniforme y grave del joven le dio paz, y podía ver la forma en la que el cuerpo de su hija y el joven estaban.
Pavi: mi pequeña tiene un buen apoyo, eso es bueno.
Pensó, mientras extendía sus brazos para cargar a su hija, el joven no dudo en pasarle el cuerpo a la mayor, y ya con su hija salió de la biblioteca.
Ahora tenía a su pareja y el fruto de su relación, dormidos a ambos lados de su cuerpo, y con sus brazos los protegía de los malos sueños.
Todos los habitantes del Árbol ya habían caído dormidos; ignorando como todo su mundo iba a arder.
*Nota Final: espero les haya gustando este capítulo.
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