Ay algo raro...

Y no, no es porque faltaba el florero, sabe que la vecina cleptómana de la casa de a lado lo tiene, sino porque su hijo llego con una sonrisita demasiado inusual en él, ha de ser esa parte Slytherin que ha tenido guardada dentro.

-¿Qué tal estuvo este año Harry?- quiso sacar conversación mientras se llevaba a la boca un poco de ensalada de papas.

-estuvo bien, no falle en ninguna, Snape me odia pero pudo darme un supera las expectativas. Conseguí una nueva escoba con mis ahorros, Ron comenzó a salir con Zabini, Hermione trabaja en algo de los elfos, le llamo con un nombre gracioso, el tío Remus está andando en citas con alguien, nadie sabe quién es, y Hagrid me enseño a montar un hipogrifo- comento de sopetón, dando un mordisco a su pollo.

-¿no pasó nada más?- dijo con disimulo.

-si Harry, ¿Qué paso con esa apuesta?- pregunto James relamiéndose.

-ah, eso- no le pasó desapercibida esa mirada de satisfacción por parte de él, no una normal, sino una depredadora y profunda, como león que ya comió gacela. –Malfoy fue mi sirviente por todo este tiempo hasta ayer. Hizo casi todo lo que le ordene, aunque se resistió un poco algunas cosas, pero nada como meterle presión para resolverlo- comenzaba a darle un poco de miedo, pero eso hacia excitante la historia.

Interesante, muy interesante.

No esperaba el momento de escribirle a su confidente y le diga todo de su lado, algo paso en esa apuesta, y no esperaba el momento de averiguarlo.

-y bueno Harry...¿has hecho más amigos?- pregunto serio James.

Y aquí vamos de nuevo...