Capítulo 9.
Yoongi.
Nos dirigiamos en el auto de Hoseok hacia la dirección que Jungkook nos había dado, pues según él, esa era la única que su padre había dejado antes de morir y podría asegurar que aquella pintura no había salido de allí, ya que nunca se volvió a saber de la pintura mágica de Van Gogh y ni los medios ni otras personas, supieron de su paradero. El lugar en el que se encontraba la dirección, era un barrio adinerado, con buenas casas y autos de último modelo, lo que significaba que la persona que tenía la pintura, era alguien de dinero y eso complicaría más las cosas, pues alguien que lo tenía todo, no se podía sobornar fácilmente.
Después de conducir por un largo rato, llegamos a la dirección exacta que nos habían dado, sin embargo: a diferencia de las demás casas, esta estaba vieja, sucia y se veía que hace muchísimos años no había sido restaurada, incluso su jardín estaba seco y hacia lucir a la inmensa mansión, como una casa de terror. Rápidamente me dirigí hacia la puerta y para mi sorpresa, esta estaba abierta, así que me dispuse a entrar, pero antes de hacerlo por completo, observé que Hoseok no me seguía.
—¿Te ocurre algo J-hope? —pregunté al notar su nerviosismo.
—No quiero entrar. —susurró— ¿Y si hay fantasmas?
—No seas tonto —dije—. Bueno, está bien, quédate aquí afuera y vigila que no venga nadie.
—Como órdenes. —musitó un poco más calmado.
Yo rodee mis ojos y luego entré cerrando la puerta tras de mí, me puse un pasa montañas viejo y saqué el cuchillo que tenía guardado en mi zapato, después empecé a caminar por toda la mansión, tratando de hacer el menor ruido posible, pero en mi intento de hacerlo, deje caer un jarrón pequeño causando un eco por toda la casa, eso significaba que la persona que vivía aquí, ya sabía que estaba en su casa y debía estar atento.
Seguí caminando sigilosamente, hasta que escuché unos pasos bajar por la escalera, rápidamente me escondí detrás de la pared y cuando sentí que estaba cerca, saqué mi cuchillo logrando cortar su cara, sonreí al saber el daño que le había ocasionado, así que salí de mi escondite para enfrentarlo, pero rápidamente golpeó mi rostro haciendo que mi nariz sangrara y cayera al suelo. Así fue como empezamos una pelea, él trataba de golpearme con sus ágiles movimientos, mientras yo trataba de apuñalarlo con mi cuchillo.
Así seguimos por un largo tiempo, hasta que en un descuido, el desconocido logro quitarme el cuchillo, cortando un poco mi hombro derecho, inmediatamente gemí al sentir el ardor recorrer mi brazo y en un movimiento ágil, logré recuperar mi cuchillo, luego lo lancé al suelo y me senté en su regazo, tomando con una mano su cuello y con la otra lo amenace con el cuchillo.
—¡¿Dónde está la pintura?! —pregunté con voz firme.
—Prefiero morir antes que entregartela. —murmuró poniendo sus manos en la mano que tenía en su cuello.
No pude evitar sentir que aquella voz la conocía, así que rápidamente busqué algo que me dejara ver mejor, ya que todo estaba oscuro y la única luz que alumbra, era la poca que se filtraba por las oscuras cortinas negras. Después de buscar por un momento, al fin había encontrado una lámpara vieja, así que la encendí y alumbre el rostro del desconocido, mis ojos se abrieron grandemente al ver de quién se trataba, rápidamente quité mi mano de su cuello y quité mi pasamontañas, haciendo que su rostro serio se convirtiera en uno de sorpresa.
—¿Jimin? —pregunté sin creer todavía.
—¿Yoongi? —cuestionó de vuelta.
—¿Qué haces aquí? —preguntamos al unísono. Nada de esto tenía sentido.
Últimos capítulos.
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