Capitulo 2
Yoongi.
Realmente no tenía mucho sentido lo que decía mi padre, pero aún así, decidí creerle. La pintura tenía un poder sobre natural, el cual era utilizado para curar a los bebés recién nacidos, ya que Van Gogh la había creado para su sobrino recién nacido y gracias a eso había obtenido aquel poder. Cuando mi padre me lo dijo no pude evitar reír, era una estupidez ¿Cómo una pintura podría hacer tal milagro? No podía ser real, pero al parecer habían personas que creían en esa tontería.
—La esposa de uno de mis socios dio a luz hace algunos días —contó mi padre—. El bebé nació con su salud inestable y es muy probable que muera.
—¿Qué tiene que ver esto con la pintura? —pregunté sin entender nada.
—Me ofreció mucho dinero a cambio de la pintura, cree que con ella podrá salvar a su bebé. —informó.
—Esto es una estupidez. —susurré despeinado mi cabello.
—Si logras encontrar la pintura, podrás quedarte con la mitad del dinero y además, te ganarás mi respeto como padre. —anunció con seriedad.
No me importaba la pintura en lo más mínimo, ni tampoco la situación del socio de mi padre, lo único que me importaba era su respeto, ya que si lograba obtenerlo, mi padre me daría la mitad de su empresa y vienes, era lo único que deseaba. La pintura no se encontraba aquí en Ámsterdam, la persona que la había robado se la había llevado a la capital de Corea del Sur, Seúl.
Hacía años que no viajaba a Corea, incluso podría asegurar que no recordaba nada de aquí, solo momentos vagos de mi vida como niño, donde solía llorar mucho por algo que no recordaba muy bien, realmente no me gustaba ese lugar y lo único que tenía allí era mi mejor amigo Hoseok. El avión privado había despegado, solo éramos el piloto y yo, así que en ese momento decidí llamarlo.
—Hola J-hope. —saludé una vez que contestó.
—¿Yoongi? ¿Eres tú? —preguntó incrédulo.
—¿Acaso te has olvidado de tu mejor amigo? —bromee mientras miraba el mapa que me había dado mi padre.
—Para nada amigo, es solo que no suelo escucharte muy a menudo. —confesó, podía sentir su emoción— ¿A qué debo tu saludo Yoongi?
—Necesitó tu ayuda J-hope. —dije frotando mi frente— debo hallar una pintura famosa.
—Sabes que puedes contar conmigo ¿Dónde estás? —cuestionó.
—Voy rumbo a Seúl, allá nos vemos.
—Voy en camino.
Hoseok era la única persona en la que podía confiar, éramos amigos desde niños y a pesar de que él no había nacido en cuna de oro, mi padre me había dejado mantenerme cerca de él. Estaba seguro de que Hoseok me ayudaría a encontrar aquella pintura mágica de la que tanto hablaba mi padre y su socio, además, a cambio de eso, le daría un gran porcentaje de las ganancias, pero poco sabía yo lo que me esperaba en aquella ciudad
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