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Capítulo 12

Yoongi

El silencio en el lugar era estremecedor, solo se podían escuchar los sollozos de Jimin, combinados con sus lágrimas bajando lentamente por sus mejillas, pues aquella señora enferma que juraba ser mi madre, había acabado de morir, sus ojos se cerraron lentamente, con una sonrisa en su rostro, había muerto feliz, pues según ella, había encontrado al hijo que tanto extrañaba, aquel que se le había sido arrebatado con tan solo dos meses de edad, aquel al que la pintura mágica salvo y la cual, le devolvió a la madre, nuevamente a su hijo.

Yo, por otra parte, no podía creer todo lo que estaba pasando, ni siquiera había podido llamar madre a la mujer y a cambio de eso, le dije padre a un hombre que no lo era. Jimin seguía llorando al lado de su madre, imaginando que todo esto no era real y que sólo era una pesadilla de cual iba a despertar en cualquier momento, pero aunque así lo deseara, no se iba a hacer realidad, porque la realidad, era la que estábamos viviendo y realmente no sabía cómo íbamos a seguir después de aquella confesión.

—Jimin. —dije con voz suave, tratando de llamar su atención.

—¿Te das cuenta de la gravedad? —preguntó Jimin en un susurró—. Somos hermanos.

—No lo asegures aún, tal vez ella se equivocó. —murmuré deseando que fuera así.

—Nos haremos una prueba, Yoongi. —informó levantándose del suelo— si sale positiva, muchas cosas cambiarán entre nosotros.

Los latidos de mi corazón se aceleraron ¿Qué pasaría si realmente lo éramos? Todo cambiaría, nuestra relación, nuestros sentimientos y aquellos recuerdos hermosos e intimos entre nosotros, se convertirían en una pesadilla sin fin. Después de todo lo que había pasado, Jimin y yo decidimos ir al hospital para hacernos la prueba, luego iría en busca de mi supuesto padre y le pediría una explicación, mientras que Jimin se quedaría aquí en Corea velando a su madre.

El tiempo pasó muy rápido, ni siquiera tuve tiempo de despedirme de Hoseok, quién no entendía lo que estaba pasando al igual que yo, pues aquella pintura me había traído felicidad y la vez desgracia ¿Realmente era mágica? Quizá solo estábamos enloqueciendo. Las horas pasaron y al fin el avión aterrizó, rápidamente corrí hasta mi casa, abrí la puerta de golpe y entré a la oficina de mi padre.

—¡Dime! ¿Realmente eres mi padre? —grité tratando de contener mis emociones.

—¡Yoongi! Es un gusto volver a verte ¿Encontrarte la pintura? —preguntó sonriente.

—Te hice una pregunta. —susurré entre dientes.

—No, no lo soy. —respondió sin importancia— veo que aquella vieja bruja te contó la verdad.

—Quiero escuchar tu versión ¿Por qué lo hiciste? —cuestioné.

Aquel hombre, el cual yo consideraba mi padre, empezó a contarme todo. Hace casi 30 años, él y su esposa habían tenido un hijo, lastimosamente había nacido enfermo, por lo que a él no le quedó de otra más que buscar la pintura mágica, ya que ni siquiera todo el dinero que poseían, podría curar a su hijo, lastimosamente la pintura ya había sido robada del museo y había sido llevada a otro país, él la buscó por cielo y tierra, rogándole a Dios que no dejara morir a su pequeño, pero al encontrar la pintura, se dio cuenta que aquella persona no estaba dispuesta a negociar. Allí fue que tuvo la brillante idea de raptarme, a cambio de la pintura, pero ni siquiera eso la ablandó, con el paso del tiempo su hijo murió y luego su esposa igual, así que él decidió quedarse conmigo, pero cada que me veía, se daba cuenta que todo era mi culpa y que gracias a mí, su verdadero hijo había muerto.

Yo me quedé en silencio, escuchando todo, mientras mis lágrimas humedecía mis mejillas, pues eso solo significaba que Jimin y yo sí éramos hermanos, lo que significaba que habíamos cometido un gran error al estar juntos y enamorarnos, habíamos cometido un gran pecado.

—Desde ese momento, decidí hacerte la vida imposible Yoongi. —confesó— todo era tu culpa y debías pagar.

—Era un bebé —susurré— ¡¿Acaso yo elegí nacer?! ¡¿Cómo carajos va a ser mi culpa?! ¡Imbécil!

—Debi haberte matado desde el primer día que te tuve en mis brazos. —comentó, pero sus palabras fueron silenciadas con el sonido de las sirenas— ¿Qué es eso?

—¿La policía sabe que haces cosas ilegales? —pregunté con una sonrisa falsa.

—¡Eres un idiota! Yo te lo di todo. —exclamó— nos veremos en el infierno.

—Ya estoy en él.

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