Yoongi.

El tener a Jimin en mis brazos me hacía el hombre más feliz del mundo, tal vez aquella pintura de Van Gogh si era mágica, pues me había llevado a encontrar a la persona adecuada para mí o al menos eso era lo que yo creía y quería. Mis manos viajaban por la espalda desnuda de Jimin, haciendo pequeñas caricias que lo estremecían, mientras que las manos de Jimin, trataban de quitar mi pantalón desesperadamente, sabía que él me deseaba con la misma intensidad que yo a él.

Una vez que pudo quitarlo, me dispuse a quitar su pantalón para poder entrar en él, cuando lo hice, empecé a penetrarlo suavemente, tratando de hacer el menor ruido posible, pues no podíamos olvidar que su madre aún estaba en la casa. Las manos de Jimin se aferraban a mi espalda tratando de guardar silencio y no gemir, mientras que yo me aferraba a su cintura impidiendo que se cayera o moviera.

—Hazlo más rápido. —suplicó Jimin en un susurro.

—¿Y si nos escucha tu mamá? —pregunté empezando a moverme más rápido.

—Solo hazlo. —murmuró e inmediatamente lo hice más rápido— ¡Ah, sí! Sigue así por favor. 

Jimin empezó a gemir al son de mis embestidas, así que rápidamente empecé a besarlo para callar sus gemidos y mis jadeos, los cuales empezaban a hacerse presentes. Cada vez lo penetraba más rápido, logrando entrar completamente en él, podía sentir su piel húmeda y caliente, mientras escuchaba por lo bajo nuestros sonidos cada que nuestros cuerpos chocaban uno contra el otro. Después de un tiempo, pude sentir el cuerpo de Jimin contraerse, haciéndome entender que estaba a punto de venirse, así que empecé a penetrarlo a un más rápido, para así llegar juntos, pero cuando estábamos a punto de hacerlo, escuchamos unos pasos por la escalera.

—¿Jimin? ¿Eres tú? —preguntó su madre acercándose a la cocina.

—¡Mierda! Es mi mamá. —exclamó Jimin.

Rápidamente salí de él y empecé a acomodar mi ropa, Jimin se bajó del muro y al igual que yo, empezó a vestirse. Después de unos segundos, su madre entro a la cocina, así que inmediatamente di media vuelta dándole la espalda, tratando de calmar mi respiración y tratando de ocultar mi erección, ya que no había logrado terminar, Jimin la miraba nerviosamente mientras se recostaba en el muro tratando de disimular lo que había estado pasando hace algunos segundos atrás.

—¿Quién es él y qué hace en mi casa? —cuestionó la señora seriamente.

—Él... —Tartamudeó tratando de buscar que decir— él es un amigo mamá.

Yo me reí por la bajo y lo miré de reojo. —¿Amigo? Soy más que tu amigo Jimin. —dije dando media vuelta para luego extender mi mano y acercarme a su madre— es un gusto conocerla señora, soy el novio de su hijo.

Seguí sonriendo esperando a que su madre tomara mi mano, pero a cambio de eso, la señora retrocedió y me miró fijamente, con su rostro pálido como si hubiera visto un fantasma, traté de acercarme nuevamente, pero la señora nuevamente retrocedió, cayendo fácilmente de sus muletas, Jimin rápidamente corrió hacia su madre tratando de ayudarla a levantar, pero ella seguía inmóvil en el suelo sin quitar su mirada de mí, yo la miré sin entender nada.

—¿Hijo? —susurró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—¿Qué estás diciendo mamá? —preguntó Jimin—. Él no es tu hijo, yo soy tu hijo, Jimin.

—Jimin. —susurró mirando fijamente a Jimin— él es tu hermano.

—¡¿Qué?! —gritamos al unísono.

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Se enloqueció esto.
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