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Acto tres; et tenebris


»Sólo sonrisa permanece cómo muchas estrellas sobre ti, y pronto también sobre mí.«

Rainer Maria Rilke

Tae besaba a Jungkook debajo de las sábanas, le agradaba el sabor de los belfos del contrario, ese fuego leve que nacía en su tórax y se extendía hacia todo su cuerpecito le encantaba, pensaba en simplemente aproximarse más al contrario y hacerlo reír con cosquillitas pero no podía, era tarde y ellos estaban aún despiertos. Taehyung se separó un poco trazando con sus ojos el rojizo rostro de su amigo.

Sonrió levemente.

— Debemos dormir Jungkook, mañana debemos ir a las calles.

Observó cómo el contrario puchereaba y a la vez suspiraba.

— No quiero llevarte, no es para ti — desvió su mirada — quiero que te quedes aquí, a salvo, yo puedo cuidarme pero tú no sabes de los peligros de las demás personas, quiero protegerte y allí afuera a veces es difícil — unas leves gotitas transparentes caían salvajes de Jungkook preocupando al mayor — quiero que te quedes aquí, yo, no podría concebir el perderte.

Unió su frente con los de su contrario.

— No me perderás Jungkook, yo soy tuyo, tú mejor amigo, tú me salvaste y te debo mi existencia, no te pongas mal —tomó sus frías manitas y las besó con delicadeza — siempre te perteneceré Jungkook, eres el dueño de todo mi ser — se aproximó lentamente, hasta rozar sus labios, besó sus mejillas y nariz sin nada más que leves toquecitos de sus labios hacían sonreír al menor.

— Siempre serás mío Taee, nadie te arrebatará de mi lado, no lo permitiré— sonrió buscando la sonrisa de su acompañante — es un juramento, sólo serás mío y yo tuyo — ambos se miraron y esas curvaturas alegres impregnaron sus rostros.

— Prometido Jungkookie — la voz más profunda del mayor creo una paz en su ser.

Luego de eso ambos decidieron dormir, Jungkook aproximó sus brazos hasta esa cintura y lo abrazó haciendo que Tae escondiera su rostro en su pecho, sintiendo los leves golpes de su miocardio y la tranquila respiración del contrario, le agradaba demasiado esa sensación acogedora de serenidad, proximidad y cariño que él no obtenía de nadie más.

Por eso para Jungkook el mayor era y sería sólo suyo, nadie más podría tenerlo, solo él y sería el mejor hombre para él. Sí, quizá aún era muy pequeño pero el comprendía el mundo mayor, el mundo de los robots, sabía que algún día saldría de allí, se compraría una casa y llevaría a Tae consigo, lo tendría por la eternidad.

Porqué era sólo de su posesión y ni los años o contrariedades del destino podrían romper su lazo.

📍

La mañana llegó en un pestañear y sin constarlo en su mente Jungkook estaba acomodando esa bufanda grisácea en el cuello del mayor.

— Jungkook — llamó su padre, rápidamente volteó a su dirección — ya sabes, cuidate de las autoridades y de los demás, cuida a Tae, nada de hacerse los valientes, esta semana estará plenamente ofuscada de magnates ya que es la celebración del pueblo, así que no se despisten y anden con cuidado— ese tono severo pero levemente salpicado de preocupación lo devolvieron a su realidad.

— Si padre — articuló volviendo a observar los ojos profundos de su amigo quién dirigió su mano a las suyas apretándolas levemente cómo queriendo calmarlo.

— ¡Vámonos ya! — exigió Jimin quién mantenía su caminar ya fuera de la casa.

Tae fue el primero en salir, Jungkook sólo suspiró y los siguió.

A Jungkook le parecía graciosa la manera en que Taehyung se sorprendía por toda la oleada de colores, sonidos y personas que mareaban al inexperto niño que tenía bajo sus ojos levemente rociados de alegría, Tae observó a su amigo con emoción, le encantaba la ciudad.

— Oigan, oigan miren — habló Jimin estirando a Jungkook — ese pañuelo parece costoso — esos ojos obscuros se posaron en ese pedazo de tela color amarillo brillante perteneciente a ese hombre bien arreglado que leía un libro — debe ser de seda, vale mucho, vayamos por ese primero — alentó el menor de los tres.

TTae mantuvo su silencio y sólo miró a Jungkook, el cuál asintió.

— Sólo debemos tomarlo y ya, nada malo podría pasar vamos Jungkook— lo llamó.

Tae asintió, esperaron un poco hasta que uno de los carruajes pasara, Taehyung sintió un choque fuerte que lo desestabilizó al momento en que debía de correr haciéndolo perder unos instantes, vio como Jungkook hábilmente sacaba del bolsillo del aristócrata la tela y a Jimin correr al oír al dueño de la tienda de libros exclamar que eran ladrones, Tae atinó a correr y topándose por completo con la mirada de ese hombre lo aterrorizó.

— ¡Este niño ha robado a este hombre detenganlo! — Tae se inyectó de temor tratando de correr a la medida que veía a los demás posar sus ojos sobre su débil anatomía, corrió, comenzó a mover sus piernas hasta la velocidad que le permitían las mismas.

Observó una horda de personas perseguirlo y perdió de vista a Jungkook y Jimin, la desesperación lo comenzó a llenar haciendo que no pudiese siquiera razonar una manera más rápida de zafarse de eso, se distrajo unos segundos los cuáles no previno que un hombre lo esperaba en la curva próxima y le propinó un golpe dejándolo noqueado y con la sangre recorriendo desde su nariz hasta su labio. Todo había sucedido tan rápido, tan aprisa que no pudo protegerse.

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