La petición de Kyojuro
-¿Eh???!!!!!
¿Acaso estaban escuchando bien? ¿El mundo se había vuelto loco? Tanjiro y Zenitsu se miraron, cada uno con la boca más abierta que el otro, sus expresiones de pura incredulidad y sorpresa.
- A...Aniki ¿estás seguro de eso?- Tanjiro miró por un instante a su maestro y luego bajo la cabeza, él estaba completamente rojo. No podía ni mirar a los ojos al pilar del fuego.
- ¡Umu! - asintió muy feliz Rengoku Kyojuro. - Si no, no se los hubiera pedido. Algo como esto es de mucha importancia, no puedo pedírselo a cualquiera...
- ¡Será un honor entonces! - exclamó Tanjiro haciendo una profunda reverencia, si Rengoku estaba tan seguro de ello, Tanjiro no iba a poner más peros, no era como si él no hubiera estado fantaseando con ello desde que empezó a pasar tiempo con el pilar de las llamas - ¡Me encargaré de cuidarte bien Rengoku san!
-¡Gracias joven Kamado! Normalmente es Tomioka san quien me acompaña, pero él está en una misión ahora mismo...
To..Tomioka? Tomioka acompaña a Rengoku? ¿QUÉ? ¿Cómo? ¿Por qué? Tanjiro sentía una sensación agria recorrer su cuerpo, no lo malinterpreten, el mayor de los Kamado admiraba y quería mucho al Pilar del Agua, era como un hermano para él incluso, siempre le estaría agradecido... pero justo ahora...sacudió la cabeza, debía centrarse, por supuesto que Rengoku habría tenido a otros compañeros antes. Pero ¡porqué tenía que ser precisamente Tomioka!
-Y entonces ¿el joven Agatsuma y Hashibira también? - preguntó esperanzado el pilar.
- ¿Nosotros también? - Zenitsu estaba a punto de volverse loco, ¿este tipo está bien de la cabeza? En todo el tiempo que habían pasado entrenando con el pilar de las llamas, Rengoku Kyojuro se les había presentado como la encarnación de todo lo que era puro, bueno y honesto del mundo. Un hombre honorable, un maestro brillante y un hermano mayor para los tres. En ningún momento a Zenitsu se le pasó por la mente que esa misma persona pudiera estar haciéndoles una proposición como aquella.
- ¡Sí, creo que con los tres será mejor! Ustedes aún son jóvenes, y aun no manejan a completamente la respiración de concentración total... y yo... bueno...puedo ser muy intenso en...
- ¡Woah! ¿Mas intenso que lo usual? - preguntó Inusuke que se había mantenido al margen. Él no sabía de que iba todo aquello, pero si el ojos de pescado se ponía más salvaje de lo que ya era cuando los entrenaba, pues él quería ver eso.
- Si...- respondió el pilar tímidamente. - es un poco vergonzoso...incluso Himejima san se desmayó cuando estaba acompañándome.
- Espera Rengoku san - Tanjiro levantó una de sus manos para atraer su atención - ¿a cuantos pilares exactamente se lo has pedido?
- Ah, menos a Kocho san, pues a todos.
Ahora sí que estaba jodido, se dijo Tanjiro, ¿no solo tendría que superar a Tomioka sino al resto de los pilares también?
Zenitsu estaba mareado, ¿en serio Rengoku era capaz de algo así?
-¡Yo me apunto! - exclamó Inusuke - si ese tipo tan fuerte se desmayó, entonces! ¡Entonces! - no podía terminar la oración de la emoción que sentía, ¿qué tan fuerte era Rengoku en ese estado? ¿Podría él hacer lo mismo?
- Ah, bueno, ni siquiera habíamos empezado, solo me estaba cambiando y él se desmayó. Tuve que llamar al equipo médico para que se lo llevaran, terminé teniendo que hacerlo por mí mismo y fue muy molesto todo el rato. Con mis otros compañeros pilares tampoco resultó muy bien, Shinazugawa se comportaba muy raro, estuvo intentando morderme todo el tiempo... ¡luego me evitó como la plaga por un mes entero!
El joven Kamado no podía creer lo que su maestro decía, ese nivel de descortesía era imposible, se supone que esas personas deberían haber cuidado de Rengoku san, ¡y solo le habían hecho pasar un mal rato! ¡Desatendiendo sus necesidades! ¡Poniéndolo en peligro! Él, aunque inexperto sabía que podría comportarse mejor, ¡él no descuidaría a Aniki!
-Kanroji me dijo que solo después del matrimonio, lo que me confundió bastante, le dije que no era muy diferente de lo que normalmente hacía con todo el mundo y ella se ofendió muchísimo. - dijo pensativo - Quizás no debí pedírselo a Obanai...al menos no a él solo, terminó deshidratado, y no pudo levantarse de la cama en unos tres días...
- ¿Quizás Kanroji san se comportó de esa manera porque es una chica? - ofreció el chico de los aretes hanafuda.
- ¿Supongo? Aunque eso que tiene que ver con...
- ¡Ya quiero ver cómo te mueves! - el chico jabalí sacó sus espadas muy excitado. Zenitsu se palmeó la cara.
- Tengen fue el que peor la pasó, incluso se envenenó él mismo, - Kyojuro siguió relatando sus experiencias - igual no dejaba de querer morderme, aunque dicen que es normal, no me parece correcto ese tipo de comportamientos. Por suerte Tomioka vino a mi rescate, se ha ocupado de mi desde entonces. ¡Es realmente una persona muy amable! Por otro lado, Tokito kun nunca se presentó cuando se lo pedí, se le olvidó, digamos que el error fue mío desde el principio ...- dijo para luego estallar en carcajadas.
Tanjiro oía la explicación con un poco de lástima y preocupación, que tan "intenso" podría ser para que la mayoría de los pilares actuaran de aquella forma, perder el control era algo que un cazador de tal rango no podía permitirse nunca. La inseguridad lo asaltó, qué tal si él también se comportaba como un animal sin sentido, se dio dos palmadas en las mejillas. ¡No! se dijo, ¡él no era como esos brutos, si Tomioka podía controlarse, entonces él también! Él cuidaría de Rengoku, si quería tener una oportunidad de que el pilar de la llama lo viera como algo más que su discípulo, pues tendría que hacer las cosas muy bien.
-Yo creo que mejor no...- dijo Zenitsu - yo no quiero meterme en esos asuntos, no crees que s
Tanjiro no lo dejó terminar, lo agarró y se giraron de espaldas a su maestro y a Inusuke.
-Zenitsu ¡necesito tu ayuda! - le susurró - ¡Es mi oportunidad!
- ¡¿Tu oportunidad?! ¿Estás loco? ¿Quieres morirte acaso?
-¡No! ¡Quiero demostrarle a Rengoku san que soy un buen partido!
- ¡Ya oíste lo que les pasó a todos esos pilares! ¿Qué crees que pasará contigo? ¡Yo no quiero morirme! Además, ¡no se para que nos lo pidió a Inusuke o a mí en primer lugar! ¡Inusuke ni siquiera sabe que es nada!
- ¡Por eso mismo! ¡Debes estar ahí para llevarte a Inusuke! Ustedes se van y yo... yo me quedo con Aniki, ¿qué te parece? - le explicó Tanjiro a su amigo.
- ¿En serio vas en serio? - Zenitsu lo miró con cara de incredulidad, Tanjiro estaba loco.
- Creo que soy bastante obvio.
- La verdad es que sí que eres bastante obvio, excepto para Rengoku y su mal sentido del olfato, y su mal sentido de ... - el chico del haori amarillo se lo pensó un poco - en general de todo...
- ¡Pues mi sentido del olfato es perfecto, y me dice que Rengoku san es el indicado! - respondió Kamado. - Vas, te llevas a Inusuke y ¡pan comido!
- ¡Me vas a deber una por esto Tanjiro!
- Si, si... ¡Gracias! - le dio un par de palmadas en la espalda.
Ambos jóvenes se giraron, Zenitsu tenía cara de resignación y Tanjiro lucía una radiante sonrisa en su rostro.
- ¡Ya nos hemos puesto de acuerdo Aniki! - anunció el tsuguko del pilar de las llamas - ¡los tres iremos contigo!
- ¡Perfecto! - exclamó felizmente el pilar - ¡hagamos los preparativos de inmediato!
...
Los chicos charlaban animadamente por el camino, se habían perdido varias veces rumbo a la residencia donde su maestro les dijo que los estaría esperando.
-Es tradición que los miembros de mi familia pasen estos momentos en un lugar aparte de la casa familiar - les había explicado el pilar - he pedido permiso a Oyakata sama para ausentarme de las misiones por estos tres días, ¡ustedes también tienen permiso! ¡El lugar es muy bonito, les encantará! Aunque puede que no vean mucho, no creo que los suelte por mucho rato. - Kyojuro se había reído al ver la cara de espanto de Zenitsu.
El lugar era realmente muy bonito, era primavera y los cerezos estaban en flor, todo el pueblo estaba rodeado de glicinias, y algunos de los habitantes los saludaron al verlos pasar, al parecer era un lugar que conocía la existencia de los cazadores y les daban la bienvenida abiertamente. Muchas de las casas o locales tenían banderines con llamas pintadas o motivos similares representando el fuego. Zenitsu se preguntaba si los habitantes seguían algún tipo de culto.
La residencia donde los esperaba Rengoku era una casa apartada sobre una colina, desde allí se podía divisar todo el valle y los tres chicos admiraron la vista antes de cruzar el umbral.
No más entrar el olor los golpeó, bueno a Tanjiro, Inusuke no se percató gracias a su mascara y Zenitsu no podía sentirlo con intensidad debido a su condición.
El cuerpo del joven cazador se tensó, no podía dejar de respirar con fuerza aquel aroma, su propia piel le incomodaba y sus colmillos empezaron a picar y a dolerle.
- Estas babeando - Zenitsu le golpeó el hombro y le tendió un pañuelo mirándolo con asco. A Tanjiro no le importó, agarro el pañuelo para limpiarse, no podía presentarse ante el señor Rengoku luciendo tan desagradable.
- Oye Monjiro, ¿estás bien? - Inusuke le dio un manotazo en la espalda, sacándolo de sus pensamientos.
- Rengoku san está en celo. - dijo, aspirando mejor aquel aroma.
Él había estado cerca de omegas antes, Genya kun, y la propia Kocho Shinobu eran omegas, la mayoría de las chicas de la casa de té donde había sido destinado en el distrito rojo lo eran, incluso alguna que otra había entrado en celo delante de sus narices, el pobre Genya entró en su primer celo frente a él y sus amigos también, por supuesto, lo habían llevado corriendo a la enfermería. Él jamás se había sentido de aquella manera, ¡él era un alfa decente! ¡sus padres lo habían criado para que fuera un hombre de bien! ¡Él era el hijo mayor! No podía dejar que aquellas feromonas lo llevaran por el mal camino, pero en esos momentos él solo quería llegar y agarrar al pilar de las llamas por los cabellos, hundir sus dedos en las suaves y doradas hebras, pegar su cuerpo al del otro y presionarlo contra el suelo o cualquier superficie, verlo someterse ante él y clavar sus colmillos en su nuca, reclamándolo para sí.
Se dio un par de palmadas en la cara, rebuscó entre sus cosas y sacó una jeringa, y se inyectó el contenido rápidamente. Sacando otro se lo inyectó a Inusuke también.
- ¡Que mierda me acabas de hacer Tontaro!
- ¡Es solo un supresor! ¡Por si acaso! - quizás debió decir otra cosa porque Inusuke ni se enteraba de que era eso y había adoptado una postura de combate, sin dudas dispuesto a golpearlo.
Antes de que pudieran ponerse a pelear como era costumbre entre ellos en estos casos, su maestro salió a recibirlos. Tanjiro y Zenitsu lo miraron boquiabiertos.
A decir verdad, esperaban otra cosa, el mayor de los Kamado solía fantasear imaginando como sería Rengoku Kyojuro durante su celo, que caras pondría, se revolvería entre las sábanas sonrojado, su piel perlada por el sudor, su caliente y húmeda entrada produciendo tantos jugos que correrían por entre sus muslos mientras gemía desesperadamente cuando Tanjiro lo penetrara con sus dedos, preparándolo suavemente para algo mejor, algo que Tanjiro le daría sin contenerse más adelante...
Zenitsu había visto a un par de omegas en celo antes, sinceramente esperaba ver a Rengoku bastante afectado, él mismo les había dicho que su celo era bastante intenso, ¡pero allí estaba el muy maldito! ¡Con su misma cara de siempre! Tanjiro se veía peor que él! incluso el bestia de Inusuke que normalmente ni se daba cuenta de lo que tenía delante y que pasaba sus propios celos en el monte (ni él ni Tanjiro querían saber qué hacía allí durante esos momentos) se quitó la máscara y olisqueó un poco el ambiente, relamiéndose.
-¡Bienvenidos! - exclamó el pilar de la flama con su usual energía - ¡ya iba a empezar sin ustedes! ¡Qué bueno que llegaron! - les hizo señas para que se adentraran en la casa - ¡vengan, vengan! Sus habitaciones ya están preparadas, pueden dejar sus cosas allí. - Kyojuro los guió hasta sus respectivos cuartos, todos eran espaciosos y estaban elegantemente decorados. - la cocina es en aquella dirección, hay suficiente comida para estos días! Cuando terminen de acomodarse reúnanse conmigo en el patio. ¡Estoy ansioso por empezar!
Luego de que el pilar se marchara, Tanjiro y Zenitsu se miraron, allí había gato encerrado, ¿qué diablos tenía en la cabeza Rengoku? ¿Tenían habitaciones separadas? Echaron rápidamente una ojeada a la habitación de su maestro en lo que Inusuke exploraba la suya, no había ningún indicio de que el único omega entre ellos estuviera haciendo un "nido" o algo parecido, ¿acaso lo había hecho en el patio? ¿Rengoku era tan pervertido que quería no solo pasar su celo con sus tres estudiantes, sino que quería hacerlo al aire libre también?
Cuando terminaron se dirigieron a la parte trasera de la residencia, a esas alturas solo les guiaba la pura curiosidad, no sabían lo que les esperaba, pero nunca imaginaron ver a Rengoku con una espada de madera mirándolos excitadamente.
-¡Al fin! ¡Ya iba a ir a buscarlos! ¡empecemos ya! ¡Tengo muchas ganas de entrenar ahora mismo! ¡Vengan con todo porque no me contendré!
El chico jabalí resopló emocionado y agarrando dos espadas él mismo le fue encima a su maestro, su ataque fue desviado fácilmente y pronto lo vieron estrellarse contra un árbol, en un abrir y cerrar de ojos el pilar de la flama estaba sobre los otros dos, el usuario de la respiración del rayo apenas pudo bloquear el ataque gritando:
-¡Espera, espera!! ¡Esto es lo que haces normalmente en tu celo aniki!!!!- chilló antes de que lo mandaran a volar.
- ¡Sí! ¡Exactamente! - dijo batiéndose ahora con Tanjiro. El chico pelirrojo quería llorar. - Que bueno que no te quitaste tu haori para entrenar joven Kamado! Me gustaría que me lo prestaras luego, ¡tu olor me gusta mucho! ¡Me calma! ¡Tomioka san siempre me presta el suyo cuando terminamos!
Tanjiro no sabía si estaba furioso o deprimido, ahí se iba su oportunidad, ¡cómo podía Rengoku comportarse de esta manera! ¡Decirle que le guastaba su olor para luego mencionar a Tomioka en la misma frase! Blandió su espada con más ímpetu.
-¡No menciones a otro hombre delante de mí, Kyojuro san! - le gritó a la vez que usaba la tercera postura de la respiración solar.
Kyojuro lo miró extrañado, era la primera vez que su tsuguko decía su nombre sin volverse un carbón ardiendo. ¡Era bueno ver que ya el joven le tenía más confianza!
Continuaron batiéndose hasta que el sol se puso.
Zenitsu había intentado huir en varias ocasiones, pero siempre era arrastrado de vuelta por alguno de los otros tres, ¿por qué tenía que sufrir aquel tormento? ¡Él ni siquiera había querido venir! ¿No que Tanjiro quería quedarse a solas con Rengoku? ¡Que se lo comiera con patatas entonces! ¿Por qué lo tenían que arrastrar a él? El pilar de las llamas estaba muy feliz dándose madrazos con dos alfas en su celo, ¡bien por él! ¿por qué tenían que meterlo a él en eso? Para su suerte un golpe lo dejó inconsciente.
-El joven Agatsuma se desmayó. - dijo Kyojuro, mirando a Zenitsu tirado en el suelo.
-¿Lo tiro al estanque, Aniki? - preguntó Tanjiro sencillamente.
-¡Sí! ¡Hagámoslo! - le siguió el chico jabalí.
-¡No! - exclamó Rengoku - ¿Por qué iban a hacer eso?
- Una vez cuando nos mandaste con Himejima san, Zenitsu se desmayó y lo tiramos al río. - explicó Tanjiro como si nada.
- Nadie va a tirar a nadie a mi estanque - dijo el pilar de la flama - ¡podrían lastimar a los peces!
- ¿Hay peces? ¡Voy a pescar unos cuantos! - exclamó Inusuke. ¡Este viaje estaba siendo perfecto! No sabía que el ojos de pescado podía tener aún más fuego dentro de sí! Tenía un par de huesos rotos, ¡pero había valido la pena! Estaba con sus subordinados Kentaro y Monitsu enfrentándose a su jefe el ojos de búho, que por cierto tenía un aroma delicioso en esos momentos, su instinto le indicaba que lo sometiera y lo mordiera, lo había intentado en un par de ocasiones pero lo habían enviado contra el suelo antes de que nadie pudiera darse cuenta de aquello, habían entrenado todo el día bajo el cielo azul a los pies de una montaña, ¡ahora podría pescar unos peces en el estanque! Solo faltaba que aparecieran unos demonios para poder liquidar y el día sería perfecto. Aunque dudaba que aparecieran, pues todo aquel lugar estaba rodeado de los "arboles mágicos"...
- ¡Inusuke no puedes pescar esos peces! - Tanjiro corrió tras él.
Los tres cazadores se acercaron al estanque, varias carpas nadaban en él. Inusuke por suerte no intentó nada.
-¡Mira Rengoku san! ¡Ese luce como tú! - dijo el pelirrojo señalándole un bonito pez dorado, sus aletas iban tomando un color naranja hasta terminar en un profundo carmesí.
- ¡Tienes razón Tanjiro! - dijo el pilar alegremente, rodeó a su tsuguko con un brazo - mira ese otro - dijo señalando a uno blanco más pequeño una mancha roja en la cabeza- ¡eres tú, versión pez!
Tanjiro se echó a reír. El pez realmente se le parecía, eso y que estaba muy cerca de Kyojuro ahora, se pegó más al cuerpo del otro inhalando su olor con felicidad, podía oír a Rengoku hablar algo más sobre los peces, pero él ya le había perdido el hilo. Así de cerca podía ver que la piel de su maestro estaba húmeda por el sudor y enrojecida por el esfuerzo tras un día entero entrenando. Mechones de su cabello se habían pegado a su frente y cuello, se relamió. ¿Sería muy malo si lamiera aquella zona? ¿Kyojuro le miraría mal o quizás se dejaría hacer? El aroma de su maestro era tan potente, que aun con su supresor sentía sus rodillas temblar al estar tan juntos. Aprovechando la oportunidad Tanjiro se restregó contra su costado como un gato. Rodeó con un brazo la cintura del pilar atrayéndolo hacia sí y con la otra intentó abrir un poco su camisa.
-Joven Kamado, ¿qué estás haciendo? - la voz de su maestro lo sobresaltó, el muchacho se separó de un salto, podía sentir su cara arder.
- Oye Kompachiro, ¡no hagas esas cosas donde todos puedan ver! ¡Sé que es la temporada! ¡Pero ten decencia y busca una buena madriguera en el bosque! - le susurró Inusuke, que se había acercado a él.
- ¿De qué estás hablando? ¿Cómo que una madriguera?
- ¡Una buena madriguera para que te lleves a Aniki y puedas aparearte con él! - exclamó el de la máscara de jabalí, soltando una risotada al final.
A Kyojuro le sorprendió que su tsuguko más pacifista mandara a volar de una patada al joven Hashibira. Tanjiro se volteó hacia él con la cara muy roja.
- ¿Qué tal si te das un baño Aniki? ¡Prepararé la cena mientras!
-Podemos tomar un baño todos juntos...
-¡NO! - gritó el chico pelirrojo - quiero decir, no, gracias, en tu condición es mejor que te bañes tu solo Rengoku san.
¡Pero si siempre se bañaban juntos! ¡Tanjiro al menos siempre quería bañarse con él! por eso a Rengoku le incomodaban tanto sus celos, ¡la gente actuaba muy distinta en esos momentos!
Kyojuro asintió, se veía que el muchacho estaba incomodo por algún motivo con la sugerencia, así que no hizo más hincapié. Cargó a Zenitsu en lo que se encaminaba a la residencia y lo dejó tendido en el engawa. Luego se dirigió a los baños. Su energía y ganas de moverse, de hacer algo, no habían disminuido, pero se sentía mejor. Un baño le haría bien, si bien no conociera su cuerpo, sabía que le esperaba una noche bastante larga.
...
Zenitsu se despertó cuando le echaron un cubo de agua encima, Tanjiro le anunció que Rengoku había ido a bañarse en lo que ellos preparaban la cena. Cuando todos se hubieron aseado, se sentaron a la mesa. Rengoku estaba muy feliz comiendo más de lo acostumbrado, con el haori de cuadros de Tanjiro sobre los hombros. Este se sentía muy orgulloso al ver a Kyojuro usar su haori, no le quitaba los ojos de encima. Charlaron animadamente el resto de la noche hasta que el sueño los venció, habían estado entrenando por horas sin tomar un descanso después de todo.
A la hora de dormir todos se fueron a sus respectivas habitaciones. Tanjiro no dejaba de removerse en su cama, el día no había sido tan malo, estaba rodeado del olor de Rengoku san, y este estaba usando una prenda empapada de su propio aroma, se levantó y salió al pasillo, en la habitación más adelante dormía el omega, o eso creería si su sentido del olfato, a pesar de estar nublado en gran medida por el supresor, no fuera tan bueno. Se acercó a los paneles shoji de la puerta, el olor de su maestro había cambiado, a Tanjiro no le gustaban los tintes dulzones que estaba tomando aquella esencia indicando claramente que el pilar estaba sufriendo.
-Rengoku san, voy a pasar - se anunció y abrió la puerta con cuidado.
-Joven Kamado...- susurró Kyojuro. El pilar de la llama estaba acurrucado en su futón, temblando, su ceño fruncido, ambos brazos rodeaban su bajo vientre.
- Rengoku san, puedo oler que estas sintiendo dolor. ¿Te lastimaste? - dijo preocupado.
El pilar negó con la cabeza, y forzó una sonrisa.
-No te preocupes por mí, es algo que siempre sucede. - dijo tratando de controlar su respiración. - durante el día me siento con mucha energía, siento que voy a explotar, pero en las noches...es más difícil...
El más joven se acercó, y se sentó junto a su maestro.
-Aniki, si puedo preguntar, ¿hay algo que te alivie en estos momentos? ¿Algo que hagas con lo que pueda ayudarte? - extendió una de sus manos inconscientemente y acarició su cabellera. El otro pareció relajarse ante sus ministraciones.
- No - susurro, Kyojuro no conocía como hacer que el dolor se fuera, ahora era incluso mucho peor que antes, lo cual era lo natural después de que sus órganos tuvieran que reacomodarse luego de su pelea con la tercera luna superior, por supuesto eso no iba a decírselo a su aprendiz, ya el chico se sentía bastante culpable.
- Sabes Tanjiro, nunca he tenido un buen sentido del olfato a pesar de que soy un omega, - se rió - pero tu olor es muy agradable - se movió un poco más cerca del joven- me calma, incluso ahora.
Tanjiro se puso rojo otra vez, Rengoku se había acurrucado alrededor de donde él estaba sentado, su cabeza y nariz lo más cercanas posible a su cuerpo, sintió un escalofrío recorrerle, y daba gracias a haberse puesto el supresor que Kocho le había dado, aquella cosa era muy fuerte, de no ser por ello, estaba seguro de que ya le habría saltado encima al pilar como sus anteriores compañeros. Y se preguntaba...
- ¿Rengoku san nunca ha yacido con alguien?
- ¿Eh? No entiendo joven Kamado.
¡!No puedo creer que haya dicho eso en voz alta!!
-¿Como pareja? Ya sabes, - dijo nervioso - para... para - ¡cállate ya Tanjiro!! se dijo. Sentía que cavaba más profunda su tumba cada vez que abría la boca.
- Ah - le respondió Kyojuro - no, nunca.
-¿Ni siquiera Tomioka san? - Tanjiro no pudo ocultar el tono esperanzado de su voz.
El pilar de la llama negó con la cabeza.
Tanjiro respiró aliviado, al menos tenía una oportunidad de ganarse el corazón de Kyojuro, algún día, quizás. Pero lo que más le apremiaba era aliviar un poco el dolor de su maestro. Por lo que había visto su celo no era común, su madre le había explicado que los omegas generalmente se comprometían a una edad temprana, no más de dos años después de su primer celo. Pero su maestro estaba soltero. Además, los omegas en celo tenían un gran apetito sexual, y casi no podían mantenerse cuerdos frente a un alfa en los peores momentos, era simple biología, nada de eso cuadraba allí. Su aroma era demasiado fuerte también, Tanjiro empezaba a comprender por qué Himejima san podría haberse desmayado, en esos momentos Tanjiro se sentía perdido, ninguno de los consejos de su padre, ni las enseñanzas de su madre, ni lo visto en el distrito rojo le daban alguna pista sobre qué hacer en esa situación, Kyojuro estaba sufriendo, y él no podía hacer nada.
Una sensación de furia y tristeza lo invadió. ¿Acaso podría hacer algo bien? ¿Era tan inútil que ni siquiera podía brindarle un poco de confort a su omega? ¿Qué derecho tenía él a tan si quiera considerar el hecho de que Kyojuro pudiera ser su omega si no podía proveer para él?
-Tanjiro - la voz de su maestro lo sacó de sus cavilaciones. - podrías dejar de pensar por un rato, verte hace que me duela la cabeza - algo debió haberse dibujado en su rostro porque Rengoku se echó a reír lo mejor que pudo - es broma, es broma mi chico...
-Entonces tomaré tu idea - el pilar de la llama de incorporó un poco e hizo espacio en su futón. Tanjiro asintió con la cabeza y tragó en seco. - ¿podrías pasar la noche conmigo? Tu olor es muy agradable, como ya te había dicho, me relaja, quizás pueda aliviarme contigo a mi lado, sé cómo me pongo durante el segundo día, Zenitsu te lo agradecerá jajaja.
Tanjiro literalmente saltó dentro del futón junto a Kyojuro, esto le pareció muy gracioso y tierno al pilar, que enseguida lo rodeó con sus brazos.
-¡Me gusta que seas tan cálido! - le dijo mientras hundía su nariz en los rojos cabellos del más joven. - ¡Durmamos joven Kamado! ¡Mañana nos espera un largo día! - lo apretó más contra sí.
¡Como voy a dormir así!! Rengoku san!!
Tanjiro se esperaba otra cosa, algo bastante distinto a dormir, pero como casi siempre era el caso con el pilar de las llamas, su maestro desafió sus esperanzas una vez más, aun así, no se atrevió a pegar un ojo, no podía, ¡Kyojuro estaba demasiado cerca! Pasados unos treinta minutos el pilar de las llamas ya roncaba felizmente apretado contra su espalda, un momento ¿Feliz? Tanjiro inhaló profundamente, maldito supresor que adormecía su sentido del olfato, la realización lo golpeó como una ola, Kyojuro olía feliz, calmado, satisfecho, ya no podía distinguir en su aroma los tonos dulzones como a fruta muy madura, ¿su maestro ya no sentía dolor entonces?
El mayor de los Kamado se giró entre los brazos del otro, que no lo soltaban, para quedar frente a él, el semblante de Rengoku estaba completamente relajado, ni una arruga surcaba su ceño, Tanjiro sintió que su cuerpo de derretía, ¡él estaba tan feliz! ¡Había hecho feliz a su omega! Si hubiera estado de pie habría brincado de alegría. Como sintiendo su emoción Kyojuro se pegó más a él, metiendo su nariz en la intersección se su hombro y cuello, respirando contento y apretando a Tanjiro aún más. Si Tanjiro fuera otro tipo de hombre, le preocuparía la fuerza con la que era sujetado, pues por momentos Kyojuro parecía querer exprimirlo, pero Tanjiro se sentía tan satisfecho que poco le importaba. Acomodándose mejor, extendió su brazo y rodeó con él a su compañero. ¡Había que dormir después de todo!
...
El otro día llegó más tarde de lo pensado. Zenitsu pudo dormir hasta media mañana, y al ver que Tanjiro no se encontraba en su habitación arrastró a Inusuke al pueblo a los pies de la mansión. Cuando volvieron unas cuantas horas más tarde, el chico rubio esperaba que su amigo y su maestro siguieran haciendo cosas de alfa y omega en el dormitorio, así que él y el chico jabalí se fueron al patio de la misión, hacerlo fue un craso error de su parte.
-Ayuda - oyeron decir muy bajito.
- ¡Tanjiro, el descanso se terminó! ¡Oh, que bien que ya llegaron! - dijo en toda su gloria el pilar de la flama, espada de madera en mano. Tanjiro estaba tirado en el suelo, sudando a mares y respirando agitadamente, su ropa de entrenamiento estaba desgarrada en múltiples sitios, a todas luces parecía que le había pasado un tren por encima.
- Mierda...- fue lo único que pudo decir Zenitsu.
...
-¡Lo siento si me excedí - se disculpó el pilar de la flama poniendo un cuenco de arroz frente a cada uno de sus discípulos - ¡dormí muy bien anoche gracias al joven Kamado! ¡Nunca durante mi celo había dormido tan bien! ¡Así que me desperté con mayor energía hoy! ¡Ya saben cómo es!
- y una mierda voy a saber cómo es - replicó Zenitsu en un tono apenas audible.
- ¡No maldigas joven Agatsuma!
- ¿Cómo pudiste oír eso? - preguntó el aludido alzando un poco la voz, en esa ocasión no recibió respuesta alguna, Rengoku continuó sirviéndoles la cena.
Tanjiro se echó a reír al ver la cara que puso Zenitsu al ver que su maestro ni se había dignado a mirar en su dirección.
Inusuke había empezado a comer con las manos, hasta que Rengoku le dio un manotazo y le señaló los palillos. El muchacho refunfuñó un poco, pero obedeció.
-Joven Kamado, ¿no vas a comer? - dijo al ver que este ni siquiera había levantado su cabeza de la mesa ni tocado los palillos.
-Estoy muy cansado Aniki...- dijo sin ningún tipo de ánimo.
-¡Ya veo! - respondió Rengoku, nadie sabía qué diablos veía porque estaba mirando a la pared detrás de ellos, o al vacío cuántico. Se llevó una mano a la barbilla, pensativo - supongo que sí nos excedimos hoy, aun así, recuerdo que Shinazugawa san nunca dejó comida en el plato por muy cansado que estuvie...
- ¡Gracias por la comida! - Tanjiro se levantó de un tirón tomó sus palillos y comenzó a comer con muchas ganas. No le importó que Zenitsu lo mirara como él mismo solía mirar a su amigo cada vez que hablaba de chicas o de querer casarse pronto, ni que Inusuke se enfrascara en una competencia unilateral contra él a ver quién comía con más ímpetu.
Rengoku sonrió para sí mismo, ¡Tanjiro era muy lindo! Y era un excelente alfa, cualquiera se sentiría honrado de ser su pareja, no se comportaba raro, era tan amable con él, abrazándolo toda la noche y dejándolo usar sus prendas. Además, olía tan bien, Rengoku quería apretarlo tanto, ponerle una correa y no dejarlo partir de su lado. Sacudió esos pensamientos no más se dio cuenta de lo que podría significar aquello, que tonto, se dijo. Miró con ternura a su discípulo, y no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro. Se fijó en la mesa que los cuatro compartían, los chicos charlaban ahora animadamente, se lanzaban algún que otro golpe de vez en cuando, pero los tres sonreían, y Kyojuro apreció el momento por lo que era: paz.
Él se consideraba afortunado, y estaba agradecido, no podía ser codicioso, él no pediría nada más. Llevó un un pedazo de batata a sus labios, cerró los ojos agradeciendo a los dioses por cada instante que pudieran disfrutar juntos, por cada bocado que pudiera compartir con personas importantes para él, levantó la vista y se encontró la mirada escarlata de su discípulo fija en cada uno de sus movimientos, le sonrió de oreja a oreja y exclamó: ¡Umai!
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