23. Dueña de mis pensamientos.
John
El sueño se apodera de mis párpados y los cierra considerablemente hasta que entro en un profundo lapsus. Su recuerdo regresa a mi mente adormilada del cansancio acumulado. Ella, la joven pirata, hija de Cutlass Turner, Hannah Lemaire, me atormenta una noche más con su idílica belleza mercenaria y frágil.
Se acerca considerablemente y acaricia mi abdomen desnudo con la yema de sus dedos.
-¿Volveré a tenerte a mi merced? -le pregunto y su rostro se torna con una sonrisa dulce esbozada entre sus carnosos pero pequeños labios.
-No soy plato de segunda mesa, Hawkins -musita en un susurro.
Deja de acariciarme y clava su mirada oscura en la mía color café. Joder, ¿por qué se me hace tan difícil controlarme estando con ella?
«Los piratas también se enamoran», musita mi corazón atormentado. Han pasado tantas almas por mis manos que quizás mi única salvación sea cuidar la suya.
-Aprende a valorar el amor, Hawkins, porque quizás lo pierdas con un sólo gesto -añade y se desvanece.
Me sobresalto y grito su nombre tan alto como me permiten mis cuerdas vocales y el sudor empapa mi piel.
-Capitán, ¿se encuentra bien? -pregunta un miembro de la tripulación irrumpiendo en mi camarote.
Observo detenidamente todo mi alrededor con esperanzas de encontrarla y tapo mi rostro con mis manos.
-No está, capitán -susurra él.
-¡Ya lo sé, joder! -grito con furia- ¡váyase, quiero estar solo! -ordeno seriamente.
Asiente con la cabeza cabizbaja y cierra la puerta. Suspiro profundamente y un mar de lágrimas baña mis mejillas.
-Te gusta Hawkins, admítelo -musito.
Seco mis pómulos y su rostro aparece en mi mente una vez más.
-¡Deja de atormentarme! -mascullo gritando.
Me pongo en pie, lavo mi rostro con agua para refrescarme y decido subir a la borda. La tripulación me mira anonadada. Intuyo que saben qué me está sucediendo pero ninguno es capaz de abrirme los ojos. Quizás sea amor, o quizás pasión, no lo sé. Dudo mucho que sea amor.
-¡Cambiad el rumbo! ¡Dirijan el navío hacia el sur! -ordeno. Tomo el mando y obedecen.
Minutos más tarde, cuando ya consigo calmarme considerablemente, uno de ellos se acerca y apoya sus brazos en la barandilla del barco.
-Capitán, quizás no sea el más indicado para preguntarlo pero ¿qué siente por esa niña? -dice observándome.
-¿Sinceramente? -asiente- no lo sé -suspiro.
-Sabemos que ha cambiado el rumbo para encontrarla -añade. El furor de las olas baña la superficie del barco pero no me aparto de la barandilla. La batalla de mi interior es más fuerte que esto.
-Tengo miedo de encontrarla y que no sienta lo mismo. Es todo tan contradictorio. En ocasiones pienso que sí, en otras tantas no. Dudo mucho que sea amor pero es tan frágil -digo tragando saliva- cada noche recuerdo cómo se estremecía cuando me acercaba a ella durante su estancia aquí.
-No la secuestró por maldad, ¿cierto? -asiento observando el azul del océano. Coloca su mano en mi hombro y con la mirada me hace un gesto de considerabilidad. Todos comprenden qué me sucede, salvo yo.
10. ¿Qué creéis que sucederá con el capitán John Hawkins, una de las causas de la confusión atormentada de Hannah Lemaire?
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