Hannah

Tras una larga y desastrosa tormenta, ponemos rumbo a un nuevo destino pero esta vez desconocido y recóndito. Hoy, 20 de Noviembre, después de un descanso que duró más de quince días, zarpamos en dirección a lo inhóspito, lo inesperado.

Nadie sabe a dónde nos llevará cada cambio de marea, si al norte o al sur, si al este o al oeste. Todos dudamos salir vivos de esta nueva aventura salvo mi padre, Cutlass Turner, siempre tan decidido y seguro con cada movimiento que realiza. Siempre me ha contado historias en las que nuestros antepasados corrían peligros mayores y que cuando se aproxima la estación invernal, las tormentas no cesan y que cada vez que surge una, esta se bifurca formándose un desastre natural incrementado por mil. Pero quizás sólo sean simples historias, ¿no?

-¿En qué piensas, preciosa? -musita una voz a mis espaldas. Muerdo mi labio inconscientemente y me giro pudiendo ver a Jesús.

-En lo que nos deparará este nuevo viaje -me limito a decir.

-¿Tienes miedo? -dice cuando sus ojos se encuentran con los míos. Mierda. Otra vez no.

-¿Miedo? ¿Yo? No me hagas reír -evito su mirada.

Siento cómo se acerca y su calor hace resurgir a las mariposas adormiladas de mi corazón en llamas. Acaricia mis brazos lentamente y baja su mirada a mis manos. Las suyas viajan de arriba a abajo sin prisa alguna pero el movimiento cesa cuando, inconscientemente, me pego a él observando sus carnosos labios sin levantar ni un segundo la vista de ellos.

-¿Por qué me haces esto, Hannah? -susurra rozando mis labios tímidamente.

-No...no lo sé, Jesús -balbuceo nerviosa- estoy confundida, no sé qué es lo que siento -suspiro profundamente- es como si muy adentro de mi ser, estuvieran tocando la puerta de mi corazón y por miedo la esté cerrando.

-¿Nunca has sentido amor por alguien? -traga saliva. Niego rotundamente con la cabeza y muerde su labio.

-¿Y tú? -pregunto frunciendo el ceño nerviosa.

Se aleja de mí aferrándose con las manos a la barandilla del navío y observa el océano mientras numerosos suspiros salen expulsados de su boca.

-Nunca me he enamorado, ni siquiera sé que es el amor pero algo me dice que ese sentimiento está presente -musita.

Me coloco en su espalda y le abrazo ocultando mi rostro en ella. Mis brazos rodean su cuerpo y una ligera presión en mi pecho se vuelca anormalmente y se altera conforme paso más tiempo aferrada a él.

«¿Te estás enamorando Hannah? ¿Estás segura de que sientes amor hacia Jesús? Recuerda: hay otro hombre que también aviva la llama apagada de tu mercenario corazón. Quizás estés confundida», susurra mi subconsciente.

-No sé si lo que siento es amor o aprecio, Jesús. Me ayudaste a escapar de esa cárcel por pura bondad, ¿qué podría ofrecerte yo que no sea una eterna gratitud? -musito sincera.

-Sentimientos, Hannah -espeta con la voz entrecortada. Mierda Hannah, no lo eches todo a perder ahora.

-Dudo que pueda amarte algún día -suelto sin pensar. Me tapo la boca rápidamente y seguidamente el rostro.

-Entonces no sé qué hago aquí -masculla marchándose. Joder.

Mis ojos comienzan a humedecerse y se llenan de lágrimas. Descienden por mis mejillas a velocidad de vértigo y es imposible controlarlas. Las empapan considerablemente y mis pómulos se tiñen de un tono rojizo bastante llamativo, muy similar al fuego.

-Pequeña, ¿estás llorando? -pregunta mi padre a mis espaldas.

-Quiero volver a casa -me limito a decir con un hilo de voz que sé que le quiebra el alma- por favor -suplico observándole.

Todo se queda en pleno silencio a nuestro alrededor y siento cómo me reconfortan unos fuertes brazos. Mi padre está abrazándome. Es extraño pero nunca había sentido el calor de sus brazos tan cerca. Oculto mi rostro en su pecho y acaricia mi cabello negro despacio. Dudo que sepa la batalla interna que está sobrepasando mi débil corazón pero, sinceramente, lo necesitaba.

Aquí os dejo una nueva pregunta del tag lectoras mías. Quiero que respondáis con plena sinceridad.

9. ¿Creéis que Hannah ha hecho lo correcto o simplemente creéis que la confusión la está llevando a actuar de forma precipitada?