
13. La huída.
Jesús
Llego a la sala principal y mi padre me observa negando con la cabeza disgustado. Ha pillado mis intenciones, lo sé.
-¿Me explicas por qué demonios has ido a ver a esa niñita desvergonzada que se atrevió a asaltar nuestro reino con su panda de canallas? -grita dejándome atónito.
-Tengo corazón, y sé que ella no llegó aquí por mero gusto -replico seriamente.
-Haya llegado con gusto o no, ¡ha asaltado nuestro reino!
-¿Ese es tu argumento más coherente? ¿En serio? Esa joven es menor que yo, esa niñita desvergonzada como tú la llamas es la hija del mismísimo pirata Cutlass Turner, el más temido de toda la superficie terrestre. ¿En serio crees que vino con esos insolentes por puro gusto?
-Me importa muy poco con quién y por qué ha venido, el caso es que va a pagar sentencia por todo el sabotaje acaecido -dice frío.
-Si la matas, atente a las consecuencias -amenazo.
-No te atrevas a desafiarme, Jesús Oviedo, o de lo contrario -le interrumpo.
-¿O qué? ¿Vas a desterrarme como haces con todo aquel que se opone a tu autoridad? -digo retándole.
-¡Jesús! -dice una voz femenina. Mi madre- no le faltes el respeto a tu padre.
-¿Cómo puedes defender a un ser que pretende matar a una joven pirata indefensa con escasa formación, y además de ello, que pretende desterrarme? -espeto furioso.
Sé que es un error y que quizás vaya a cometer una locura del tres al cuarto pero esa niña me tiene loco, loco de atar. Finalmente decido marcharme y dejar a un lado el asunto. Si lo que quiere es que me vaya del reino, lo haré pero no lo haré solo.
Cuando el sol se pone y observo el ocaso desde mi habitación, decido coger una espada, un arma de fuego que tenía oculta entre las sábanas y algo de ropa y calzado. Bajo a la mazmorra cuando los ruidos cesan y los guardias caminan de un lado a otro para inspeccionar la zona.
Cuando consigo depistarles diciendo que ha entrado un borracho en palacio, me acerco a su sombría celda y la abro despacio.
-Huye ahora o mueres al amanecer, tú decides bella -musito observando sus sutiles ojos oscuros.
-¿Has...has venido a salvarme? -balbucea sorprendida.
-Una bella dama debe vivir en un lugar tan hermoso como ella -respondo sonriendo.
De un impulso, apoya su rostro en mi pecho y la rodeo con los brazos al sentir una sensación verdaderamente extraña e inexplicable.
Espero que os esté gustando la novela. Siento no haber subido estos días, no tenía WiFi pero ¡he vuelto! Y ahora, en cada capítulo haré como un tag de preguntas y respuestas a las que tendréis que responder amablemente con el fin de conocernos mutuamente.¡Comencemos!
1. ¿Desde dónde me leéis?
Yo soy de Tenerife.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro