Noche Fría
Joey estaba acurrucado en su cama, la habitación por completo a oscuras, rondaba el reloj las 10:30 de la noche pero parecía mucho más tarde gracias a las nubes oscuras que aun poblaban el cielo.
La lluvia ya no era tan fuerte pero se mantenía y hacia del ambiente frío e incluso algo tenebroso.
A Joey esto último no le importaba pero el frío sí que lo estaba obligando a hacerse bolita, lo más acurrucado posible y con la manta cubriéndolo de pies a cabeza, para mantener el calor.
Y ni aun así conciliaba el sueño.
—Esto tiene que ser una broma —ni aun con su cola y orejas fuera, que le ayudaban a regular su temperatura, podía olvidarse del frío.
Preguntándose si alguien de la mansión seguiría despierto Joey saltó de la cama -colocándose las pantuflas- decidido a bajar a la cocina y buscar algo caliente de beber.
Con la cola enrollada en la cintura bajó las escaleras de dos en dos, aunque procurando no hacer ruido. Tampoco quería despertar a su hermanita ni a Mokuba... Mucho menos a Seto.
Pero esa noche Kami-sama no estaba de su lado... Seto estaba en la cocina, calentando un poco de chocolate.
Quiso mandar a la mierda lo de tomar algo caliente y regresar a la habitación sin importarle lidiar con el frío, pero su novio se percató de su presencia.
—Joey —le llamó el castaño con voz suave — ¿quieres un poco? —señaló la taza donde se calentaba el dulce líquido espeso.
—Sí... Gracias —suspiró ligeramente cuando el vaso tibio hizo contacto con sus manos y empezó a beber con gusto.
— ¿El frío no te deja dormir? Le di un cobertor extra a Serenity por si acaso —comentó, buscándole conversación.
—Te lo agradezco, Serenity es algo friolenta —dijo, sin mirarle a los ojos.
—Lo sé, Mokuba igual —dijo con una pequeña sonrisa. Joey solo asintió —Joey, por favor, paremos con esto —dejo su vaso vacío sobre la encimera y, con rapidez, se paró frente al rubio —discúlpame ¿sí? Realmente no debí hablarte de aquel modo.
Joey frunció el ceño — ¿esa es tu idea de una disculpa? ¿No "debiste" hablarme así? —recriminó —tranquilo, me alegra saber lo que piensas... Saber que no confías en mí, Kaiba —hizo amago de irse pero Seto no lo dejó.
—Deja de llamarme por mi apellido —le soltó, en un gruñido muy humano —sabes que no soy bueno con las palabras —añadió, apresándolo a la fuerza entre sus brazos —no es que no confíe en ti... es que temo perderte —rebeló al fin con los ojos fijos en los ambarinos de Joey, quien dejó de revolverse entre sus brazos en ese instante.
— ¿Qué?
—Escucha, sabes que soy muy feliz de que me hayas elegido como tu compañero y que trato de comprender todas tus costumbres —tomó con una mano el dije de dragón —pero compréndeme tu a mí, recuerda que soy humano; los humanos vemos todos los días la fragilidad de las relaciones, lo fácil que ver a dos personas que se juraban amor separándose por cualquier cosa... yo no quiero perderte.
Joey estaba boquiabierto, casi sin aliento ¿Era el mismo Seto Kaiba, la persona destinada a ser su compañero de vida, el chico más serio de la escuela, el que ahora le decía todo eso? —Seto, yo... —lentamente llevó una mano a la mejilla del castaño —nunca podría dejarte... Somos compañeros ¿lo entiendes? Nuestras almas están ligadas de un modo que un humano común no podría comprender... ni mucho menos romper —acercó sus rostros lentamente —nos pertenecemos el uno al otro ¿de acuerdo? Eso es todo lo que debes entender... Te quiero.
—Y yo a ti, mi dulce cachorro —sin esperar más, Seto unió sus labios con los de su pareja, acariciándolos con cariño y vehemencia, sintiendo la posesividad y el sabor a chocolate por parte de ambos —Joey... Estás muy frío —hizo ver, notando por primera vez el frescor de su rostro contra su palma.
Joey se mordió el labio —sí, hace mucho frío y por alguna razón no logro mantener una temperatura estable —Joey tembló un poco, Seto notó que el pelaje de sus orejas estaba erizado.
— ¿Quieres subir a dormir conmigo, cachorro? —le propuso en un susurró a la oreja, dejando que su aliento cálido le cosquilleara la sensible piel.
Joey se abrazó más a él —si quiero —dijo con mimo, rozando su cabeza en el pecho del mayor, como una mascota buscando cariño.
—Perfecto —sin decir nada más, Seto lo tomó en brazos, para llevarlo escaleras arriba.
— ¡oye! ¿Qué haces? ¡Bájame! Puedo caminar yo sólo —le recriminó el menor.
—Deja de ladrar, vas a despertar a los niños —le dijo con gracia.
Joey gruñó y se ruborizó.
—Dragón tonto —murmuró por lo bajo entre gruñidos caninos que Seto no comprendió.
-o-
La mañana siguiente alcanzó a todos con una ligera llovizna, las calles estaban empapadas y los jardines cubiertos de rocío.
—Es hora de irnos par de gatitos —apresuró Malik.
—Tranquilo zorrito, nos iremos por nuestra cuenta —le calmó Ryou, con un vaso entre sus manos —purrr, no hay nada como un vaso de leche tibia para el frío —ronroneó, ondeando su cola de arriba a abajo.
—Es cierto —Yugi se terminó su vaso de leche tibia —es hora de irnos o se nos hará tarde —se puso la mochila a los hombros —vámonos.
Los tres se dirigieron a la salida trasera que daba al patio, allí subieron de un ágil salto por el tronco del gran y frondoso roble que daba sombra al jardín, luego saltaron sobre el tejado de la casa.
— ¿Hay moros en la costa? —Malik agitó sus orejas mientras sus ojos inspeccionaban atentos los alrededores de la casa.
—No hay nadie cerca Malik, calma —aseguró Ryou, agazapándose en su posición —hora de irnos —con ágiles piruetas, los tres hanyou empezaron a saltar sobre los techos de las casas hacia el colegio.
Siguieron ese ritmo, con Malik encabezando a los tres, hasta llegar al patio trasero del colegio. Para su buena suerte no había ni un alma por el lugar, así que les fue sencillo aterrizar en los árboles y bajar para dar la vuelta hacia la entrada principal luego de cambiar su apariencia.
— ¿Ves Malik? Llegamos sin problemas —dijo Ryou, encogiéndose de hombros.
—Sí, sí. Yo sólo... —un dulce y atrayente aroma distrajo la atención del kitsune, quien desvío de inmediato la mirada hacia el portón de la entrada, por donde Marik no tardó en aparecer —los... Los alcanzo en el salón, adelántense ¿sí? —dijo sin siquiera mirarlos y, sin esperar respuesta fue al encuentro del pelicenizo mayor.
Ryou rodó los ojos —sí, claro, como digas —musitó irónico, a sabiendas de que el moreno no le prestaba atención, luego compartió unas risas con su primo —andando Yugi.
—Ho-hola. Bu-Buenos días Marik —le saludó una vez llegó junto a él.
—Buen día Malik —le regresó el otro con una pequeña sonrisa — ¿llegaste bien ayer?
—Ah, sí yo, ejem, nosotros llegamos bien a casa de Yugi —respondió mientras reanudaban el paso hacia el aula, un poco más lento.
—Me alegra oírlo —soltó sin más, acomodándose la maleta a las espaldas.
—Sí, yo... Etto, estaba preocupado por, ya sabes, haberme llevado tu sombrilla, yo —rebuscó en su mochila hasta dar con la sombrilla y se la entregó —quise llamarte o algo pero, me di cuenta de que no... que no tengo tu número jeje —se llevó una mano tras la nuca con una risilla nerviosa "Oh mi Ra, estoy actuando como un tonto" se reprendió mentalmente.
Marik guardó la sombrilla en su maleta —tienes razón, yo llegué a lo mismo —Marik sacó su celular de su bolsillo, tenía un forró de colores gris y beige, dibujó una 'M' en el patrón de bloqueo y se lo tendió — ¿qué te parece si nos ahorramos una próxima vez e intercambiamos números?
Malik lo miró boquiabierto unos instantes pero tomó aun así el teléfono, ambos estaban al pie de la escalera —suena bien para mí —sacó su propio celular, cubierto en colores dorados, y se lo entregó.
Anotaron los números mientras subían al piso correcto y luego se regresaron los celulares.
—Entonces ¿qué tal pasaste la tormenta? —continuó Marik mientras terminaban de subir las escaleras y doblaban por el pasillo.
—Oh, no fue tan malo. Los chicos y yo nos pusimos a ver películas y a llenarnos de palomitas y bocadillos hasta bien entrada la noche—sonrió.
—Suena como una buena tarde —respondió Marik —yo estuve solo hasta que mi hermano llegó, bastante tarde del museo.
—Comprendo, supe que mi hermana también llegó muy tarde ayer —suspiró —traté de convencerla de cerrar el museo temprano, pero por la lluvia varias personas quedaron aguantadas en el museo y no podía cerrar así.
—Ya veo —Marik movió la puerta del salón, dejando pasar a Malik primero y cerrando tras de él —Buenos días —saludó al ver que varios de sus amigos ya estaban dentro del salón.
Malik siguió su ejemplo y todos les regresaron el saludo. Malik fue a ocupar su lugar y Marik llegó a su asiento junto a Bakura, chocando puños con él y Yami como ya era costumbre.
Solo faltaban Joey y Seto.
—Creo que al perro se le pegaron sus sábanas —se rio Bakura, obteniendo como respuesta un suave codazo de Yami y las risas de Duke, Tristán y Marik.
—Pero ayer se quedó donde Kaiba —añadió Duke en tono divertido —a saber en qué se estarán demorado.
—Te escuché lobucho —Duke fue sor prendido por la voz de Joey quien venía entrado.
El pelinegro se mordió el labio inferior con diversión, girándose sobre su escritorio hacia la puerta para ver a su amigo entrar.
Joey venía con una sonrisa de oreja a oreja. Seto, a su lado, pasaba su brazo izquierdo sobre los hombros del rubio mientras, el brazo derecho de Joey le rodeaba la cintura y su brazo izquierdo estaba flexionado hacia arriba para que su mano alcanzara a entrelazarse con la de su compañero.
Parecían toda una pareja de enamorados.
—Hoy llueve el amor🎵 —canturreó Duke con diversión al ver a la pareja entrar tan acaramelados.
Joey no le tomó importancia, por alguna razón ese día están de muy buen humor y nada iba a arruinárselo; caminó con Seto de aquella forma hasta llegar a su asiento, enseñándole a Duke el dedo medio al pasar por su lado, cosa que solo hizo reír al pelinegro.
—Vaya, hoy amaneció alguien de buenas pulgas —bromeó Yami, extendiendo la mano para saludar a su mejor amigo, quien le correspondió el gesto enseguida con su característica sonrisa.
—Buenos días a ti también viejo —le regresó el rubio.
Luego de unos pocos minutos la escuela empezó a entrar en su actividad normal, los estudiantes y maestros terminaron de llegar y las clases dieron comienzo.
La lluvia había quedado olvidada, el sólo brillaba suavemente y toda la ciudad se movilizaba como de costumbre.
A la hora del receso, los chicos decidieron quedarse en el salón, el cual se quedó vacío a excepción de ellos.
Como les era ya costumbre, hablaron de cualquier cosa mientras comían, no faltaban los comentarios burlones y las risas, las bromas y las mandadas a callar.
A los pocos minutos se escuchó un pequeño ruido, pero casi nadie le puso atención, luego de que se repitiera un par de veces fue Yami el que habló.
— ¿Alguien escuchó eso? —preguntó el oji-vino.
— ¿escuchar qué, Yami? —le preguntó Bakura, apoyando su rostro en la palma derecha, cuyo codo tenía sobre el escritorio.
El ruido se escuchó otra vez —... Eso.
Continuará...
Yo no iba a subir capitulo hoy... pero me di cuenta de que cumple mi gran amiga, y artista favorita, Viki, y me dije "este cap va por ella" y me dediqué a él.
¡Viki, espero que te guste y que hayas pasado un lindo cumpleaños! Quizá no es el cap más entretanido y es algo más corto de lo habitual pero se viene una gran sorpresa.
¡Feliz cumpleaños, amiga!
Como siempre, Cuídense y nos leemos la próxima.
Ja ne~nya! ^^/
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