Confesiones epistolares
Verano Estival del Año 250 DG
Ciudad de Shu
Estimado Jibril:
Me he dado cuenta que su nombre original, en mi letra de fuego, se ve magnífico en su composición caligráfica. Así que me agradaría escribirlo, en tanto lo llamaré personalmente como "Gabriel", cuando sea el momento de verlo de nuevo. Espero que esto no genere confusiones ni incomodidades. Si compara ambos, podrá entender el motivo de mi elección para estas cartas.
Gabriel, en mi lengua, significa "la fortaleza de los dioses". Cuando halle la etimología quede maravillado. Me da curiosidad lo que quiere decir entre los suyos; si el significado es similar, su madre ha sido una magnífica criatura al nombrarlo. Ahora entiendo por qué es tan importante la línea materna entre los Agua.
Sepa disculpar mi delirio en tantas líneas referente a su nombre, pero me he quedado fascinado desde que le pregunté a mi Preceptor Real si podía ayudarme a descifrar este enigma. Su nombre es Dante Sforza, y estoy seguro de que el día que lo conozca en nuestra boda, le caerá de maravillas.
Sobre eso, y contándole algo más divertido.
Mi país natal nos recibió con gran algarabía. A pesar de que haber crecido en los hábitos de la guerra y lejos de casa fue algo necesario para madurar en la vida, fue un alivio ver a mis conciudadanos y súbditos abrazar a su familias, aliviados de volver a verlos. Del mismo modo, vi con pesar los cuerpos recuperados, pero los rostros aliviados, de los madres, padres y hermanos, esposas y esposas, hijos e hijas, al poder enterrar a sus muertos. Y una parte no menor volviendo resignados, mutilados pero con ganas de seguir viviendo. Estos son paisajes que seguramente le serán familiares entre los suyos, y espero sinceramente que las penas sean menores que las alegrías de verlos volver para vivir en paz. Tenemos algunos temas internos entre nuestras clases altas, pero es algo que no debe preocuparle.
Realmente creo que, más allá de cómo nos fue informado, a fin de cuentas ha sido una buena decisión por parte de nuestros señores y el regente Tierra. Espero que coincida conmigo en esto.
Tuve la ocasión de conocerlo, y me alegra hacerlo en circunstancias felices como esta, si me permite el atrevimiento; porque para mi lo son. Me pregunto qué pensará usted al respecto.
No haré mas larga esta misiva, porque así como quise saber de su nombre, quiero saber como vive todo esto.
Esperando una respuesta, saluda atentamente,
Príncipe Heredero Arthur
Nación del Fuego
Primer Invierno Polar del Norte
Año 250 DG, mes VI de la Luna Menguante
Estimado Arthur:
Me alegra y alivia saber de usted, y que han llegado bien al hogar. Nuestro viaje fue igual de largo, pero productivo. Tuvimos la oportunidad de ver a nuestros hermanos y hermanas en el camino, rumbo a combates que aún se desataban, y tuvimos el agrado de anunciarles y esparcir la palabra en los Polos de que la guerra ha terminado.
Las reacciones han sido mayoritariamente positivas, aunque muchos se han sorprendido con mi padre, ya que la propuesta vino de él, donde pensaban que el Señor del Fuego pondría las condiciones. Pero entendieron que la pérdida de mi hermano Liben le dio cierto peso a la decisión. El Consejo de Ancianas, presidido por nuestras mujeres más sabias, coincidieron con la decisión por el bien de la paz; y le pudieron dar sosiego a mi madre, allí donde todavía tenía resquemor por perderme o que me ocurra algo a partir de ahora. Trato de calmarla siempre que puedo, porque siento que está más preocupada por mi ahora que cuando fui a la guerra con mis hermanos.
A veces las mujeres tienen reacciones extrañas.
Por lo demás, se están comenzando a hacer los preparativos. Esta vez iremos con mucha gente, y estimo que usted también. Me gustaría conocer a todas las personas que usted considera de confianza, porque ciertamente deben ser interesantes. Del mismo modo, creo que dos de mis tres hermanos querrán tener charlas con usted cuando nos volvamos a ver; así que le recomiendo que se haga la idea de recibir interrogatorios largos. No serán agresivos pero sí incisivos.
Y, ciertamente, no ha sido un comienzo que quizás esperábamos para alguna aventura de nuestras vidas, pero aquí estamos, tomando un papel que quizás nos exceda de nuestros propios reinos y, aún así, tampoco lo veo como algo malo, como temí en el momento que padre y madre me eligieron. Si le soy honesto, todo el trayecto me ha generado expectativa y entusiasmo. Lo cual ha llevado una pregunta a mis nanas, mis madres de tribu y mis conocidos ¿Cómo es ser Consorte en su reino? Aquí hay todo un sistema que me gustaría explicarle la próxima vez, pero me gustaría saber del suyo.
Saluda atentamente,
Amalok—kin
Sucesor del Cacicazgo - Tribu Agua del Norte
Posdata: ¡Qué curiosidad lo de mi nombre! En mi tierra quiere decir lo mismo. Y no me molesta que me llame como más le sea cómodo; como le dije la primera vez en Ba Sing Se, me gustaba como sonaba.
Asimismo, su curiosidad contagiosa me llevó a hacer lo propio, ¿y sabe que? Aquí hay uno similar: Artorius. En su lengua sería /arkotrios/, y significa "El Guardián de la Osa Mayor". La Osa Mayor es la constelación mas importante de los Polos; es tan grande que cruza el mundo de Norte a Sur, y ha servido como guías y brújulas para mis ancestros en el arte de la navegación del Mar Grande, desde tiempos inmemoriales. Gracias a ellos, el mundo fue habitado por las Cuatro Naciones. Así que, para nosotros, es un nombre con mucho poder. Creo que le queda perfectamente.
Posdata II: ¡Su caligrafía es muy bella!
Verano Estival del Año 250 DG
Ciudad de Hokage - Palacio Fuego
Estimado Jibril:
¡Qué alegría recibir una misiva tan larga! Estoy fascinado que en sólo dos mensajes yo haya podido aprender tanto de su gente. Desde en como fecha las cartas hasta como firma, y todas las cosas que me ha contado de mi nombre en el lenguaje lunar. ¿Guardián de la constelación más grande del mundo? Me hace sentir importante, mi título mundano se empequeñece ante tal designio.
Le agradezco me haya puesto al día sobre la reacción de su pueblo al respecto de la decisión de nuestros padres. Estaba algo preocupado por la recepción que tendría a partir de ahora entre los suyos; porque aunque seamos muy diferentes, el sistema del honor y el orgullo de guerra es algo de lo muy poco que se ha conservado en los códigos de enfrentamiento, y ambas naciones le damos un peso capital a tales cuestiones.
En una fibra sensible, espero que su hermano caído sea honrado como corresponde, y le den el duelo que se ha ganado después de su sacrificio. Una vez más, lamento enormemente su pérdida. Por bendición de los Dragones, no he perdido a nadie tan querido ni cercano, pero si se han ido muchos viejos compañeros de entrenamiento y de las Academias de Fuego que nos educan a los nobles, así que lo acompañó en el sentimiento desde mi humilde posición. De todos modos, si ha sido recibida la noticia con calma y está siendo analizada, tendrán tiempo de organizarse, mientras aquí hacemos lo propio con nuestros asuntos.
Respondiendo su pregunta, y ansioso de que me de la suya, me empeñare en la tarea de poder ser didáctico y quizás groseramente honesto. Me gustaría, sin embargo, que este punto en particular no quede al azar en las cartas. No me malentienda, seré honesto y hablaré con la verdad; mas cuando el momento se aparezca, quisiera hablar de esto personalmente. Hay cosas que no se pueden transmitir en el papel.
Como usted sabrá, tengo designada una mujer para concebir al siguiente Heredero. Su nombre es Tora Kaminari, y es la primogénita de una de las casas nobles mas influyentes del reino. Su padre, Hiro Kaminari y su abuelo Yuuto Kaminari, han sido leales consejeros, amigos y Guardias de la Luz, guerreros que manejan el trueno-control, la forma máxima del fuego-control. Ambos han sido Generales en la guerra, pero el tío Hiro ha sobrevivido y regresado ya a su hogar, con su familia. Él será el abuelo de mi progenie.
A su vez, y quizás le suena algo pedante en lo escrito, pero tengo varios amantes que comparten lecho conmigo. Lamento reafirmar frente a sus ojos la "fama" que tenemos en el mundo sobre la frivolidad y la lujuria, pero no quiero hacerme el casto ni mentirle. Somos pasionales. El cuerpo es nuestra forma de vincularnos: en los negocios, en la guerra, como familia, como amigos y como compañeros, esposos o engendradores. Así se nos fue designado por nuestros creadores, los Dragones. Somos el origen de la chispa de la vida, y la destrucción que acarrea para que pueda volver a crearse. Esta vitalidad ocasiona más que una piel caliente al tacto; nuestros corazones siempre están ávidos de ser llenados. Puede sonar ridículo, pero realmente es el combustible que nos mueve para ser la Nación que somos. De esa sentencia fundamos nuestro Reino, y con ese ímpetu hemos tomado todas las decisiones hasta ahora, buenas y malas.
Todo esto suena a una larga excusa, pero tiene un punto, lo prometo.
Le he comentado de Tora, su origen noble, su posición ya aceptada como engendradora para el futuro — estimo que pasará un buen tiempo, pues somos jóvenes aún— , y de mis amantes. Entre ellos está Dante, el hombre que comente en la carta anterior. Es el actual Preceptor Real, cuyo lecho también comparte con mi padre. Y aquí es donde seguro le parecerá extraño; y, de hecho, es una de las partes más complejas de explicar.
Los Señores del Fuego tienen, desde pequeños, muchas pieles por las cuales pueden pasar, vientres escogidos donde dejar su semilla; pero hay siempre un compañero, eterno entre generaciones. Lo llamamos el Primer Esposo, y es la nominación que le damos a nuestro pueblo, a todos los habitantes de la Nación del Fuego. Nuestros súbditos son quienes nos hacen lo que somos, y a ellos les respondemos por sobre todas las cosas. Todo lo que hacemos, pensamos, e inclusive con quienes enredamos nuestras piernas, siempre giran en torno al beneficio del Esposo.
No significa que no amemos a nuestros compañeros de cama, o que no escojamos una o más parejas para compartir la vida y la felicidad. Para el soberano, la prioridad la tendrá su gente. A veces, a costa de la alegría personal. Así le ha pasado a mi padre, por desgracia; pero ese cuento si me gustaría contárselo en persona algún día. Es parte importante de la vida familiar que vamos a compartir a partir de ahora. Así que espero que me cuente la suya, cuando sea el momento.
Ahora espero comprenda por qué Lord Keegan decidió aceptar la propuesta de su padre. Cuando aquello ocurrió, yo mismo me sorprendí. Pero en mi viaje de regreso reflexioné, y le di la razón. No fue algo que nos beneficiara en la comodidad a ninguno de los dos; pero él pensó en su Esposo, que ya estaba cansado de perder hijos, día tras día, en los humos lejanos de la guerra que no devuelve ni siquiera los recuerdos de los que se fueron. Con eso en mente, yo fui el medio para lograr esa paz a la que hemos llegado hoy. Como ahora comprendo su accionar se lo transmito, para que no le queden dudas.
Ante la pregunta de qué es ser consorte, entonces, le responderé sin mas dilaciones. Aquí, el Consorte Real es el Segundo Esposo o Esposa. Es el amante principal del Señor del Fuego... y en verdad no es un término adecuado, reflexiono mientras escribo. Es un amante que deja de ser tal y se convierte en amado, ¿se entiende? Me explayaré.
Como bien sabe su padre y lo ha dicho, el Consorte Real accede a derechos de gobernanza, títulos y poder similares a la realeza, con un trono a la derecha del regente. Si es mujer, es quien engendra la progenie; si es hombre, es quien cría a la progenie junto a su Señor. Sin más, el Consorte administra la intimidad de su esposo; y es quién decide cómo, cuándo, y con cuantos se maneja el lecho del Lord. Hasta tiene la potestad de su propia servidumbre, libertad de movimiento en el Palacio — algo que no tiene nadie —; e inclusive puede tener sus propios favoritos y amantes, entre otras virtudes nobiliarias. Como verá, es un puesto sumamente importante, codiciado y poderoso para nosotros.
Tengo mucho que contar con respecto a esto, mas no sé si desea otra carta o aguardar al día que podamos mirarnos a los ojos. Seguramente mis palabras le habrán generado preguntas, y no respuestas. Y no le he contado quizás lo más complicado, pero no quiero confundirlo en demasía.
Ahora, quisiera saber sobre los suyos.
Con afecto,
Príncipe Heredero Arthur
Nación del Fuego
Primer Invierno Polar del Norte
Año 250 DG, mes VII de la Luna Llena
Querido Arthur:
Lamento la tardanza en la respuesta, pero su última carta me dio mucho para pensar. Por favor, no me malentienda ni se preocupe. La ley varía a veces para poder integrar todas las costumbres de las que forma parte, y son ciertamente muy diferentes a las mías. Espero que lo que yo tenga para contarle no le resulte chocante, y le genere la misma curiosidad que me sigue generando todos los aspectos que me cuenta de su vida. Saber que esto es la antesala de todo lo que podemos charlar en persona simplemente me aumenta la ansiedad de que llegue el día finalmente. Y no falta mucho ya. Espero que todo esté organizándose correctamente de aquel lado.
Cumpliendo mi parte de su pedido en esa ocasión, le contaré acerca de la cultura de mi pueblo.
El Norte y el Sur tienen sus diferencias; si bien el Sur tiene un Consejo de Ancianos democrático, en donde se debaten las decisiones y no hay sólo gobernante, el Norte es más tradicional y entendible, quizás, a sus propios términos. Donde yo vivo, la Jefatura Tribal es mas jerárquica, y en general se designa no a descendientes directos por derecho de nacimiento, sino al pariente de sangre que se gane ese título ya sea por la entereza, el valor en combate o la sabiduría. Con esto, el próximo Cacique puede ser el sobrino, ahijado o mejor amigo del jefe actual. Quizás he sido la excepción de esta regla, ya que el líder natural legítimo habría sido mi querido Liben, a quien extraño tanto, y dado que el propio Jefe ha designado el pacto de sangre, él fue quien me eligió para ascender. Como verá, no me hubiera correspondido si hubiera sido por nacimiento pues soy el menor. Pero la circunstancia lo ameritó por sabiduría — cosa que también deberé ocuparme en el tiempo que queda aquí, ya que debo aprender algunas cosas para estar preparado.
En referencia al consorte, aquí es bastante diferente. Las parejas suelen ser heterogéneas, pues nos preocupa mucho la descendencia y la permanencia de sangre. Los hombres tienen entre dos y siete hijos por camada, así que somos muy fértiles. Al no ocuparse el derecho de nacimiento para designar puestos, simplemente la gran mayoría del pueblo llano se encarga de engrosar a las Tribus. El que hace mérito para ganarse algún puesto, lo obtiene, no importa si es parte de una familia importante.
Con respecto a la intimidad, solemos tener amantes en la juventud por cuestiones de experiencias; pero una vez que se hace un pacto de sangre matrimonial y se acuerdan las dotes de las dos familias, se establece una monogamia que dura toda la vida. Esto quiere decir que ni uno ni otro tienen amantes activos, ya sea una o ambas partes. De hecho, la infidelidad es severamente castigada, ya que pone en riesgo la cruza de sangre y los derechos familiares. Tal es así, que una vez comprometidos las mujeres portan gargantillas que marcan su condición de casadas y son enterradas con ellas; perderlas es equivalente a la traición, y la familia debe compensar la ofensa a su esposo. Los hombres, por su lado, tienen anillos en los dedos y tatuada la piel con tintes plateados de lobo—foca, un animal sagrado, cuya sangre tiene propiedades mágicas cuando se inyecta bajo nuestra piel. Es un asunto de suma importancia espiritual, y solamente los sacerdotes realizan esa tarea en el novio.
De hecho, usted me ha visto con la piel inmaculada en ese entonces; pero cuando nos veamos, quizás presencie cómo marcarán mi cuerpo en su nombre, para reafirmarle a la tribu que estaré unido a vuestra merced el resto de mi vida. Los dibujos del tatuaje contienen elementos de la familia y el nombre del que se vuelve esposo; así que tendré unos dibujos bien curiosos en los pies, los muslos, las manos, los brazos y el pecho, porque tienen que construir ese dibujo para hacerlo. Debería ser en esos días previos a la boda.
Por si se lo pregunta sí, duele meterse tinta bajo la piel. Pero nuestro bending no nos deja sangrar mucho. Con el tiempo, cuando la piel lo asimila, quedan muy bellos.
Ahora que le he dicho esto, quizás sea consciente de las marcas de mi padre, el collar de mi madre y los anillos y tatuajes del mayor de mis hermanos que ha quedado; y es porque él ya está casado y me ha dado tres bellas sobrinas. Espero que pueda conocerlas pronto.
Mientras escribo, también reflexiono. Desde uno u otro lado, nuestra unión es diferente a una convencional. Dudo que se apliquen las restricciones o condiciones de nuestras culturas; al menos, usted podrá mantener su descendencia y a sus amantes; y a mi estimo no se me exigirá la monogamia.
Después de todo, es sólo un contrato.
Por último, y creo que será mi última carta antes del viaje, quiero jugar a adivinar un poco sus emociones, porque siento que ya nos tenemos confianza, así que le concederé un secreto mío que seguro querrá tener.
Es evidente que usted tiene una vastísima experiencia como amante, dados sus múltiples compañeros. Como no he sido casado ni he fecundado, tuve también algunos en mi haber desde que pasé el Rito de la Nieve, que es una prueba de fuerza y habilidad que nos permite convertirnos en hombres, socialmente hablando. Así que no poseo inocencia en las artes amatorias.
Y, en mi honestidad brutal, no dejo de pensar cómo se verán las esmeraldas que son sus ojos en el brillo del amanecer, después de conocer esa dicha breve que es el éxtasis de la unión.
Espero que al terminar de leer esta carta, ocurran dos cosas: la primera, que haya podido pensar cual simbología Fuego puede ser la apropiada para grabarme en la piel, entre el lenguaje lunar de mis tatuajes de consorte.
Y la segunda, que podamos dejar las formalidades a un lado. Porque mas allá de todo, Arthur, me siento muy afortunado de que madre me haya elegido para estar a tu lado. El agua sagrada en mi corazón me dicta que eres un buen hombre, y tengo ganas de descubrirlo en todos los años que nos esperan juntos.
Espero verte pronto.
Con cariño,
Jibril
Sucesor del Cacicazgo de la Tribu del Norte
Consorte Real Agua de la Nación del Fuego
Verano Estival del Año 250 DG
Querido Jibril,
Esta misiva será muy corta, y la escribo ya en camino hacia Ba Sing Se. Es una comitiva gigantesca, así que la verás desde lejos, si es que llegas antes que nosotros. El Señor del Fuego está muy feliz y emocionado; conmigo viajan los más cercanos, Tora, Dante, Kumya Yorunoto y mi tío Hiro Kaminari, el padre de Tora; ambos jefes de las casas nobles que te conté alguna vez. Son los seres de mas confianza para mí en el reino, y están todos curiosos de conocerte. Espero, asimismo, que me introduzcas con tu bella señora madre y tus hermanos, mis futuros cuñados. ¡Es emocionante tener una familia tan grande de pronto! Allí donde los Fuego solemos tener muy pocos parientes.
Habrás notado mi cambio de trato, ya que estoy feliz de cumplir tus primeros pedidos personales para conmigo. Todo lo que me has dicho tensa mis nervios, en el buen sentido. ¿Puedo ser honesto en esta epistolar? Quizás sea la más osada; si te da mucho bochorno, te pido que la destruyas una vez que la leas, pero necesito sacarme esto del pecho. Mis dedos están temblando y la caligrafía que tanto adoras está algo torpe. Espero que me disculpes.
Una vez te dije que los Fuego tenemos un corazón inflamado con la llama de la pasión, y que quienes queremos para nosotros se ganan nuestra absoluta dedicación. Eso me pasa contigo ahora, a días de verte y saber todos esos cambios maravillosos que harás por mi, en tu cuerpo y en tu mente, como compromiso a nuestra unión. No tengo equivalencia visible a esa entrega tan amorosa mas, si bien no se verá en mi piel, lo verás en mis acciones, mis palabras y mis miradas, apenas pueda estar contigo a solas.
Desde el primer momento me has gustado por tu belleza, por esa belleza que la Luna da a sus elegidos en el mundo. Y más allá del primer impacto, me has conquistado en estos meses, entre tus palabras dulces, tan honestas y sinceras.
Ahora mismo tengo un enorme, infinito, deseo por ti.
No sólo quiero verte y hablarte, quiero mucho más. Espero que anheles como yo ese contacto, porque es en lo único que pienso ahora mismo. Tus permisos de acercarme solamente han afianzado mi entrega, y tener la dicha de que me permitas probarte entre las sábanas; arrodillarme para venerarte como el dios marino que eres cuando tus manos manejan los mares, recorriendo cada uno de tus nuevos tatuajes con mis manos y mi boca.
Quiero eso, porque lo he intuido y lo imagino por mis saberes, tus palabras y mis sueños. Si es una parte siquiera de lo que espero sea, me declaro tu vasallo ahora mismo; uno que sólo te honrará constantemente, entre besos, caricias y poemas de amor, en lo que la vida nos permita hacerlo.
¡Ah, querido Agua! ¡Si supieras lo rápido que late mi corazón! Los Dragones me han dado el más grande de los obsequios, allí donde no comprendí en ese momento el valor de este designio. Verte a los ojos, conocerte y quererte como lo hago ahora mismo. ¿Te sientes como yo? Si no es así, me esmeraré para lograrlo, te doy mi palabra en nombre de mis ancestros.
Ya verás, amor mío, lo felices que seremos juntos.
Tuyo,
Arthur
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