—¡Vamos princesa, tenemos que seguir!

Era la tercera vez que se tropezaba, su condición física no era la mejor, pero se comprendía, no todos los días corrías por tu vida.

La protagonista esta en peligro, ¿No era este el momento en que el protagonista llegaba a salvarla?

¡Maldita sea!, Dios, dioses o lo que sea, ayúdenos a salir con vida.

Tome del brazo a la princesa y la empuje a seguir corriendo, estaba sudando, despeinada y su bonito vestido rosa estaba rasgado de la parte de abajo de tanto caerse, seguro si se viera en un espejo se desmayaria. Estaba casi en su límite y también yo. Aún siendo un espíritu mi energía estaba por acabarse. Y eso era peligroso.

No podía permitir que nos alcanzará. Si el nos atrapaba seguro moriríamos.

La oscuridad de la noche no nos ayudaba, el cielo estaba sin luna, ningún ruido se escuchaba, solo el de nuestros pasos al correr, ramas y hojas crujían a nuestro pasar.

—Keira, por favor, no puedo más — No, no, tenemos que seguir, el está cerca.

—Por favor princesa, un poco más, solo un poco mas. Tenemos que llegar al siguiente pueblo, si lo logramos estaremos a salvó, el príncipe Alastier nos encontrará y...

Pero para mí desgracia no pude terminar de hablar, una mano grande tomo del brazo a la protagonista y la alejo de mi.

—Princesa Roxana Latier Rowan, eres una persona muy difícil de encontrar.

El villano nos había encontrado.

El Archiduque Seger traía una capa negra y su capucha cubría la mayor parte de su rostro solo dejando ver su boca, la cual se extendía en una sonrisa triunfal.

—Debo decir que admiro tu coraje. Mira que intentar robar lo que me pertenece.— Roxana aún temblando, intento librarse de aquella mano que la aprisionaba pero solo logro que apretara aún más su agarre sobre ella haciéndola sentir dolor.

¡Pero que rayos!, Cómo nos encontró este loco tan rápido, estoy segura que borre mi presencia y el de la princesa Roxana.

—Al-Alteza por favor, suelte a mi Ama, ella no tiene la culpa, yo la ayude a escapar así que si alguien tiene que morir soy yo...

—¡Callate!— La dureza en la voz del Archiduque me sobresalto y guarde silencio.

—Princesa si me disculpa, tengo que dejarle en claro algo a alguien ya que parece que lo a olvidado.

Sin esperar respuesta alguna, el villano arrojó a la princesa al suelo sin importarle si se lastimaba. Ella cayó cerca de un árbol, golpeando su cuerpo y cabeza.

¡Maldito loco!, ¿Aquí en crees que estás maltratando?, ¿No se supone que la amas?

Por impulso trate de correr hacia la princesa pero unos fuertes brazos me atraparon por detrás. Estaba atrapada. Solo podía sentir un pecho ancho y fuerte a mi espalda.

—¿A donde crees que vas Keira?

Mi nombre.

Había olvidado lo que sentía al escuchar mi nombre salir de los labios de ese hombre. Escalofríos recorrieron mi espalda al sentir su aliento en mi oreja. Forcejie tratando de escapar de sus brazos pero fue inútil, el solo me estrecho más entre ellos.

—Kaira, creo que olvidaste lo que te dije la última vez.— Su voz tranquila era mala señal. El villano estaba molesto, muy molesto. —Así que con gusto te lo volveré a recordar.

De repente sus brazos se aflojaron un poco y sin darme tiempo a reaccionar el ya me había dado vuelta para quedar cara a cara. Sus ojos azules me miraron: Frío fuego, eso eran esos ojos.

—No volverás a huir de mi, te lo dije, nunca te dejare ir. Ahora tu, me perteneces.

El miedo abandono mi cuerpo en un segundo, solo la ira y la indignación me invadieron.

¡¿Qué demonios está diciendo este loco!?

Estaba apunto de contestarle cuando sus manos tomaron mi rostro fuertemente y sin previo aviso unos cálidos, aunque exigentes labios cubrieron los míos. Ahora el fuego no solo estaba en sus ojos.

No podía pensar, solo podía sentir, un cuerpo duro me tenía atrapada, y unos labios me estaban volviendo loca.