Hace no mucho tiempo atras, había un joven soñador sentado en la banca de una plaza. Mirando al cielo con una libreta y un lápiz en la mano, buscando en su mirar un poco de esperanza, un poco de fe. En que si alguna vez, seria capaz de cumplir su pequeño sueño.

Casi sin esperanza y sin ser capaz de creer, solo podia llegar a resignarse.

Se levantó del banco, arreglando el saco de su traje, caminando a  través de la plaza con su semblante en duda.
Al ser un dibujante solitario, encerrado en su pequeño mundo de caricaturas y divertidas ilustraciones, no tenía mucha gente que fuera capaz de apoyarlo en su sueño " de demostrar al mundo, de que si era alguien, que se puede cumplir un sueño si se lo propone, de demostrar que sus dibujos no eran un simple trazó de líneas y puedan ser capaces de estar vivos. " 

Era un sueño ridículo, que nadie lo apoyó en su momento. Incluso su padre que al escuchar la idea del joven soñador, no hizo más que ridiculizarlo.

Solo hubo una persona que fue capaz de darle su apoyo, su mejor amigo de la infancia, alguien que siempre le acompañó y lo ayudó muchas veces en la vida, alguien que en ese momento pensó que siempre lo acompañaría. Henry stein.

Al recordar aquel nombre, el joven soñador abrió su libreta, observando un pequeño boceto de una caricatura, que él le había realizado hace mucho. Sobre un pequeño diablillo sonriente, con un traje negro y moño blanco. Recordando el momento de infancia cuando su amigo le realizó  aquel boceto para alegrarlo, en un momento de tristeza.
Recordando aquella frase que le dedicó él y para luego convertirlo en la suya.  " Los sueños se hacen realidad."

Una frase que lo inspiró un su momento y ahora le da un poco de esperanza. En esos momentos se prometió a sí mismos nunca dejar de sonreir, como aquel demonio.

En su caminar como aquella plaza, recordaba todos sus momentos con su amigo, algunos felices y otros desagradables. Pero siempre juntos.

De como al llegar a una etapa más  madura le prometió que realizarían justos su pequeño sueño. Trabajaron juntos en pequeños empleos por un buen tiempo, para reunir una cantidad de dinero. Y ser capaces de comprar un viejo edificio que pronto se convertiría en un sueño viviente.

Al lograr aquel objetivo, no pudo sentirse mas feliz. De que "juntos" habían sido capaces lograr aquélla primera parte del suso dicho sueño.
Que supuestamente era de ellos.

Pero reparar aquel destartalado lugar fue mucho más difícil de lo que pensaron. Trabajaron días, pero siempre "justos", todo para cumplir su sueño. Un sueño que él pensaba, qué era de los dos.

Mientras el joven soñador estaba divagando entre sus recuerdos, y caminaba a través de la plaza. Había llegado al final de éste, pudiendo así salir de sus pensamiento, regresando a la vida real.

Se detuvo mirando la salida por un momento, dirigiéndose para si mismo unas palabras soltandolo como un susurro para su persona. "Los sueños sí se hacen realidad."

Continuó su andar saliendo así de la plaza, caminaba por las calles dirigiéndose hacía su futuro, caminando a través de la ciudad creciente donde los sueños se hacen realidad. Donde iniciará por primera vez la idea de hacer realidad los sueños y obteniendo que crean, que sus sueños se pueden hacer si solo lo creen.

Llego por fin a su destino, un lugar que promete hacer los sueños en realidad, un edificio aparentemente no tan viejo. Con un gran letrero en frente señalando su propósito,  "Joey Drew Studios."

Un legado con su nombre, un lugar donde se hacía los sueños en realidad, un estudio de animaciones donde cada caricatura cobraba vida, seria la joya principal en la ciudad que prometía traer sueños a la vida.

Joey Drew no pudo evitar soltar una pequeña carcajada, ante todo su futuro frente a él.