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33. La puerta del cambio


Me centré en darle vida a la cola de la sirena que me había observado aquella noche en la playa. Aunque dibujaba a todas las criaturas que se cruzaban por mi mente, ella se había quedado atrás. No me sentía con fuerzas para retratarla porque los sentimientos que me traía aquel recuerdo eran demasiado oscuros, pero había llegado el momento de afrontar la realidad.

Dibujar en el cuaderno de plasma y nácar que me había regalado el sanador me resultaba terapéutico, aunque quizá lo que me motivaba a retratar a la sirena era que sus ojos de hielo me recordaban a la forma en la que me miraba el jefe del clan. Suspiré mientras teñía de tonos cálidos las escamas que enmarcaban el rostro de la criatura y fruncí el ceño tras reconocer una energía entre el poder de las gemas. Elyon se sentó junto a mí y me dio un abrazo que me llenó de una cálida sorpresa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté con alegría.

—Hemos venido a tratar unos asuntos con el Ix Realix —me dijo con la mirada fija en mis ojos—. Las paredes del castillo murmuran que la Sin Magia ha recuperado su conexión con las gemas.

—Imagino que la noticia habrá llegado hasta los confines de los reinos.

—No pareces muy complacida.

—Ambos sabemos que no tengo magia, Elyon. Nunca la he tenido y nunca la tendré.

—Las cosas nunca han sido fáciles para nosotros, Moira, pero no por ello debemos perder la esperanza.

El maestro extendió la palma de la mano ante mí y de sus dedos brotó una brillante luz turquesa que materializó una flor de escarcha sobre su piel.

—¿Tú también? —pregunté asombrada.

Elyon me sonrió y lo abracé de nuevo, emocionada y feliz. El líder del Hrath me acarició la mejilla y me observó mientras me colocaba la flor de escarcha tras la oreja.

—Este es el hechizo más potente que logro conjurar, pero cada atardecer supone un esfuerzo menor —dijo con una seriedad que le oscureció los ojos—. Las aguas están volviendo a su cauce, Moira, pero algo oscuro se avecina.

—Catnia sigue viva. No hay nada más oscuro que el alma de esa bruja.

—No negaré aquello que ya ha sido confirmado.

—¿Los demás también han mejorado? —pregunté para distraerlo de los recuerdos.

—Somos pocos los que logramos invocar nuestro poder elemental. Han pasado tantos helios desde que perdimos el acceso a la magia que no estoy seguro de que vayamos a recuperarlo del todo, pero ya conoces la Cumbre Solitaria; allí la esperanza calienta tanto como las llamas —dijo con una sonrisa que correspondí.

—¿Por qué se ha despertado en unos y en otros no?

—Creemos que tiene que ver con nuestra visita a Aqua. El poder de las gemas casi no llega a la montaña, pues la nieve no reclama su energía, pero aquí fluye como el aire entre los árboles.

Suspiré mientras trataba de comprender lo que significaba aquello para la colonia. El nögle y los víveres que recibían ayudaban a la causa, pero sin un acceso constante a la magia, nunca podrían recuperar sus poderes. Traerlos a la ciudad sería muy peligroso. Era evidente que el Hrath debía mantenerse en secreto para que sus habitantes siguiesen con vida.

—¿Y tú qué harás? —me preguntó mientras apoyaba la cabeza en su hombro.

—Esperar a que se cansen. Supongo que cuando se den cuenta de que no tengo un poder elemental, todo volverá a la normalidad.

—¿Por qué estás tan segura de que no lo tienes? —me preguntó mientras me apretaba la mano con afecto.

—Llevo toda la vida analizando cada cambio que se produce en mi interior en busca de una pizca de la magia que todos poseen, Elyon. Si tuviese un poder elemental, lo notaría en los huesos.

—Entonces, ¿por qué no les dices la verdad?

—Por egoísmo.

Los intensos ojos azules del líder del Hrath se cargaron de confusión y sonreí con amargura.

—Lo único que hago es recordarle al mundo que no tengo magia, Elyon, pero la gente sigue esperando que ocurra un milagro, que las gemas decidan aceptar su error y regalarme el poder elemental que se perdió el día de mi nacimiento. Quieren que sea como una heroína de las historias antiguas, elegida por un poder superior para salvar al mundo de su destrucción. Creen que sí, pero a nadie le basta con que sea como soy. Incluso aquellas que dicen admirarme desean, en lo más profundo de su alma, que ocurra lo impensable, que se dé un bonito caso de justicia poética y que por fin esté completa.

»Nadie se da cuenta de que a mí me basta, de que sin un talento extraordinario también soy suficiente. Hace muchos soles que aprendí a quererme con mis defectos y mis virtudes; ahora es el resto del mundo quien tiene que aceptar que no necesito ser como los demás para tener valor.

Elyon me dedicó una sonrisa llena de orgullo, y con el horizonte como testigo, me dijo:

—Si algún atardecer falto, desearía que guiases a nuestra familia con la misma fuerza y valentía que vive en tu esencia, Moira.

—¿Por qué ibas a faltar? —pregunté alarmada. El maestro me sonrió y me tomó de la mano.

—Recuerda que solo podemos avanzar cuando le dejamos la puerta abierta al cambio.

—¡Mágicos atardeceres! —exclamó Musa mientras caminaba hacia nosotros.

Mi amiga me envolvió en un abrazo, y aunque me alegré de verla, sentí que quedaban muchas cosas sin decir entre Elyon y yo. El poder que arrastraba el aire cambió y descubrí a los soldados observándonos junto a Marco e Ixeia.

—Debemos partir —me dijo la líder obsidiana con afecto.

—Será mejor que te des prisa, Stone. El sanador te está esperando. —El tono de Killian no le pasó desapercibido a nadie, pero en lugar de indignarme por su comportamiento, se me ocurrió una idea.

—Pronto sabrás cómo lanzar hechizos por ti misma —me animó Aidan.

—Quizá el problema sea ese, que no sé cómo canalizar la magia. ¿Por qué no te quedas unos atardeceres para ayudarme? —le pregunté a Musa, que no logró disimular su horror.

—La gente tiene más cosas que hacer que cumplir tus deseos —murmuró el jefe del clan.

—Precisamente por eso, Ix Realix. Como sé que estás muy ocupado, al igual que tu preciada Guardia, estoy buscando ayuda en otro lugar. Quizá si Musa pasase unos días en la ciudad, yo dejaría de ser un estorbo para vosotros.

La mirada de Killian se incendió al instante, pero si pensaba que iba a aceptar su ira en silencio, estaba muy equivocado. Los rostros de los presentes se transformaron por la incomodidad y las miradas de los hrathnis se llenaron de comprensión.

—Me encantaría ayudarte —me dijo Musa—. Además, nunca he tenido la oportunidad de visitar la ciudad Aquamarina. Sería todo un honor, si a usted le parece bien, Ix Realix.

—Yo creo que es una idea maravillosa —dijo Quentin de inmediato.

✧☪✧

Me desperté en la sala de sanación y descubrí que habían encendido un fuego natural para calentar la estancia. Mi padre apareció con la bandeja del desayuno y se quedó conmigo hasta que se tuvo que ir a trabajar, lo que provocó que la estancia perdiese parte de su calidez inicial. Cogí la caja de pigmentos que el sanador había materializado para que me entretuviese mientras me realizaban pruebas y análisis interminables. Hacía tres amaneceres que mi magia se había convertido en una realidad posible para ellos y me habían tenido en observación desde entonces.

—Hola, Doc —dije cuando entró en la estancia, agradecida por tener compañía.

—¿Es que yo no soy lo bastante bueno para ti? —protestó Trasno.

—El mejor —susurré en su dirección.

Ante mí se formaron tres letras de humo celeste que me obligaron a volverme hacia el sanador.

«¿Doc?»

—Últimamente pasamos tanto tiempo juntos que ya parecemos familia. Sanador suena demasiado formal para la bonita relación que estamos forjando.

El cabello y la larga barba que brillaban sobre su túnica se movieron cuando negó con la cabeza, pero en sus ojos grises percibí una chispa de diversión.

—¿Tienes hijos? —le pregunté para distraerme.

El rostro del sanador se oscureció de inmediato y su expresión se llenó de una tristeza que se reflejó en mi pecho.

—Lo siento, no pretendía...

«No te preocupes. ¿Cómo te encuentras?»

—Aburrida y aburrida —dije mientras movía el cristal de luz que levitaba sobre mi cabeza.

«No sé por qué no obtenemos resultados concluyentes» —dijo con el rostro serio.

Doc creó varios círculos de símbolos elementales en el aire y me posó una mano sobre la frente. La magia me atravesó la piel y aguanté la respiración hasta que logré adaptarme a su presencia. El sanador me miró complacido y se dedicó a combinar runas y fórmulas mágicas en busca de la combinación que lograría despertar mi poder perdido.

Estuvimos en aquella posición hasta que los soles brillaron en lo alto del cielo y el sanador me liberó de la cárcel con sus palabras de humo celeste.

«Ha llegado la hora de dar tu clase».

✧☪✧

Al igual que el amanecer anterior, Musa me había dejado un mensaje en el que me informaba de su partida hacia el bosque. Killian había aceptado mi petición a regañadientes, presionado por la Guardia y la presencia de los líderes del Hrath, y gracias a ellos, cabía la posibilidad de que mi amiga recuperase su conexión con los árboles. El pensamiento me llenó de alegría mientras atravesaba la Fortaleza de camino a Slusonia, y como estaba distraída, no vi que una multitud enfurecida se acercaba a mí.

—¡Ahí está! —exclamó un Ixe que, a juzgar por el escudo que brillaba en su unüil, formaba parte de una de las grandes familias del clan.

—¡TÚ! —bramó otra Ixe que me cortó el paso.

—¿¡Cómo te atreves!? —exclamó una erudita con rabia.

—Ten cuidado, solo les faltan las antorchas —me alertó Trasno, que se posó en el hombro de un consejero que echaba chispas.

—¿Hay algo en lo que los pueda ayudar, Ixes?

—¿Es que nos tomas por imbéciles? —me preguntó un gran maestro que se acercó demasiado a mí.

—¡No volverás a pisar Slusonia, Sin Magia!

—¡Acabaremos contigo y nos encargaremos de que no vuelvas a aparecer por aquí jamás!

Di un paso atrás para alejarme de sus amenazas, y entonces vi a Zephyr. El que asumía que era su padre lo agarró por la nuca y lo empujó hacia delante para que quedase en medio del grupo. El joven se encogió con un miedo que me puso furiosa. ¿Cómo se atrevían a tratarlo así?

—¡Mi hijo! —exclamó Ixe Bron—. ¡¡Mi propio hijo!! ¡Lo he visto esta mañana, actuando como un infeliz sin magia!

Zephyr me observó como si tuviese que disculparse por sus acciones y necesité más de un latido para comprender lo que estaba ocurriendo.

—¡No sabe ni cómo defenderse! —exclamó Leza, la consejera que había amenazado a mi padre atardeceres atrás.

—¿¡Cómo te atreves a afectar al rendimiento de mi hijo de esta forma!?

—No sé de qué cree que doy clase, Ixe, ¿quizá de una danza tribal olvidada?

—¡¡No seas insolente!!

La mano de Bron se movió hacia mi rostro a toda velocidad y ladeé la cabeza para suavizar el daño, pero el dolor nunca llegó. Cuando abrí los ojos, descubrí que un fuerte brazo se había encargado de protegerme.

—¿Hay algún problema? —preguntó una voz que intimidó a los presentes.

—Por supuesto que no, Ix Regnix.

Oak se deshizo del agarre que mantenía sobre el padre de Zephyr con un desprecio que no se molestó en ocultar.

—No sabía que en el clan Aquamarina se solucionaban los problemas a base de golpes.

—Yo tampoco lo sabía.

En cuanto escucharon la voz de Killian, los presentes se amedrentaron todavía más.

—¿Qué es lo que ocurre?

—Al parecer, los Ixes tienen un conflicto tan grave que han considerado propicio utilizar la fuerza bruta para defenderse —dijo la jefa del clan Esmeralda.

—Ha sido un malentendido —intervine—. Zephyr no hacía más que lo que yo le pedí.

—¿Y cuál era esa petición? —me preguntó Killian con una voz demasiado neutral.

—Que comenzase el atardecer sin utilizar la magia para imaginar el estilo de vida de sus ancestros.

Los ojos de Killian centellearon y Zephyr me miró con un agradecimiento que me preocupó.

—¿A qué se debe este escándalo, entonces? ¿Consideran que es una petición desorbitada, Ixes?

—Por supuesto que no, Ix Realix, es solo que...

—¿Debo recordarles que sus hijos acuden a una clase de Vida Antigua y que estas actividades forman parte de su aprendizaje? —Nadie respondió y el mar que brillaba en los ojos de Killian se agitó—. Si tienen algún problema, les sugiero que se pronuncien en este mismo instante.

—Ha sido un malentendido, Ix Realix —repitió el padre de Zephyr entre dientes.

—Me alegra que se haya solucionado. Vuelvan a sus ocupaciones, Ixes, tenemos todo el atardecer por delante y Zephyr una clase a la que acudir.

La multitud se dispersó y los hombros del muchacho no se relajaron hasta que estuvimos a solas con los Ix Regnix.

—¿Estás bien? —me preguntó Oak.

—No te preocupes, puede apañárselas sola —dijo Killian con tono incisivo mientras se alejaba—. Y si no, tampoco tiene reparos en ir en busca de alguien que la ayude.

✧☪✧

Regresé al castillo en cuanto terminé de dar la clase. Quería encontrar a Musa y salir de allí antes de que los grandes maestros decidiesen que tenían que encerrarme para hacerme más pruebas. Crucé la muralla de agua que rodeaba la Fortaleza y llegué a uno de los jardines más cercanos al acantilado, donde vi a Zeri y a Quentin discutiendo. Fruncí el ceño, pues era la primera vez que los veía actuando de aquella forma entre ellos, y la furia que cargaba sus expresiones despertó un mal presentimiento en mis entrañas. Quentin gesticuló con vehemencia y alzó la voz, pero no logré distinguir el significado de sus palabras. El soldado se marchó a toda prisa, con los pasos motivados por una ira que no comprendí, y la situación no mejoró cuando vi la preocupación que teñía el rostro de Zeri.

—¿Qué ocurre? —pregunté cuando alcancé al muchacho.

—Los neis del clan Rubí están enfermando.

Asumo que viene oleada de odio hacia Killian 🙄 así que concentrémosla aquí  📮

Y el odio hacia la Autoridad va aquí 😂📩

Teoríaaaaaaaaaaas. Quiero teoríaaaaaas. (Estáis descubriendo muchos detalles, estoy orgullosa de vosotrxs ❤)

Ha habido mucha info y escenas en este capítulo, no se me quejen 😻

Espero que os haya gustado ❤

Sé que echáis de menos a la Moira del primer libro, pero esa chica ya no va a volver. Esta novela ya no es la historia de una niña enfadada y marginada por una sociedad en decadencia. Esta novela es el escenario en el que descubrimos lo que esa sociedad le ha hecho a todos sus súbditos y en qué los ha convertido. Ya no hay una sola historia, hay cientos de ellas, y aunque ahora no podáis comprenderlo, os aseguro que todas son igual de relevantes.

🏁 : 175 👀, 75🌟 y 80✍

Nos leemos para la semana.

Un besiñoooo😘

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