Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23. Horizontes

Muchas gracias por toda la interacción de los últimos capítulos ❤

Los árboles formaban un cuidadoso manto que me protegía de la luz de la mañana. La brisa se colaba entre sus troncos y me acompañó hasta el puente que se alzaba sobre el mar. El salitre y la humedad me acariciaron el rostro en cuanto puse un pie en la recta pasarela de piedra, que era tan blanca como la nieve de las montañas, y el sonido de las olas alivió el nerviosismo que me latía en el vientre.

Me detuve para admirar la magnificencia de Slusonia. Ante mí se erigía un edificio níveo que se alzaba más allá de las nubes, ornamentado con brillantes aquamarinas que decoraban las columnas y flotaban sobre sus altas y finas torres terminadas en chapiteles. La academia estaba construida con el mismo material que el puente y sus tejados eran de un intenso azul que hacía juego con los colores del mar. Entre los arcos apuntados se encontraban vidrieras y grandes ventanales que reflejaban la luz de los soles, y los balcones y capiteles estaban labrados con detalles que honraban el poder del reino del agua. La luz que emitía la piedra blanca se llenaba de color en las zonas en las que la naturaleza estaba presente, y las hiedras y el musgo azul se deslizaban por los muros como si fuesen un elemento más de la construcción.

De las montañas que se extendían más allá de Slusonia descendían torrentes y arroyos que se canalizaban entre las escaleras y balaustradas del edificio antes de precipitarse al mar. El océano atravesaba los arcos que sostenían el puente en el que me encontraba, y su sonido y la belleza de mi entorno me hipnotizó durante varios latidos.

Me obligué a seguir caminando hasta llegar a la gran fuente que presidía la entrada de la academia, donde el agua brillaba con el poder de la magia y formaba figuras que estaban en constante movimiento. Algunos neis se volvieron para saludarme, pero nadie me reconoció bajo la capucha del unüil que había tomado prestado del armario de Cruz.

El silencio me recibió en cuanto crucé la puerta principal. La magia del edificio me golpeó con la fuerza de un vendaval y me aferré al brazalete en honor al mar que tenía en la muñeca. Me obligué a tranquilizarme antes de recorrer las escaleras en curva, pero se me desestabilizó el pulso en cuanto vi a Trasno sentado en la parte superior de la escalinata.

El duende me observó con el rostro impasible. Lo ignoré y me deslicé por los pasillos sin más demora. Los alumnos y los maestros todavía estaban en clase y quería aprovechar la paz de la academia para llegar a mi destino antes de que fuese demasiado tarde. Me detuve ante una taquilla a la que se accedía abriendo la pared y me deshice del unüil para ocultarlo en su interior.

—Siento haberte hablado así —me dijo Trasno tras aparecer ante mí—. No pretendía ofenderte, solo digo lo que piensas.

—Lo sé.

—Me preocupa que no escuches lo que te dice tu conciencia. No quiero que te hagan daño.

—También lo sé —dije en un susurro. El duende me dedicó una sonrisa que correspondí, ya que no le podía guardar rencor por algo que me gritaba mi mente desde hacía lunas.

—¿Estás preparada para romper sueños y destrozar ilusiones? —preguntó con malicia.

—Solo hay una forma de averiguarlo...

Me encaminé hacia la puerta más cercana y respiré hondo antes de empujarla. El mecanismo de cierre estaba atascado por la falta de uso, ya que los neis utilizaban portales para ir de clase en clase, y le tuve que dar un par de golpes para abrirlo. El bullicio del interior cesó y veinte alumnos analizaron cada uno de mis movimientos mientras me dirigía a la mesa que normalmente ocupaba un nei con una maestría. Me apoyé en la parte delantera y suspiré antes de levantar la vista para enfrentarlos.

Los rostros de los jóvenes en los últimos años de la adolescencia se transformaron y en ellos vi lo que opinaban de mi presencia en aquel lugar. Los observé con calma y el silencio se cargó de tensión. Conté cinco filas de cuatro mesas cada una, a excepción de la última, que había sido alterada para añadir un pupitre más. Alis me observó con súplicas en los ojos y Trasno y yo intercambiamos una mirada divertida. Aunque sabía que permitir que se quedase nos iba a traer problemas, decidí que sería la Moira del futuro la encargada de lidiar con aquel conflicto. Suspiré y me volví hacia la pared de plasma que había tras la mesa. Deslicé los dedos por la superficie para escribir una «S», lo que provocó que el material se iluminase.

—No te molestes en escribir tu nombre de familia —dijo una cruel voz masculina—, lo único que vamos a llamarte aquí va a ser...

La voz del joven se detuvo y mi rostro se iluminó con una satisfacción que oculté antes de volverme hacia ellos.

—Por favor, continúa —le pedí mientras señalaba la pared en la que había escrito «Sin Magia».

El muchacho de piel del color de la arena entrecerró los ojos y me dedicó una mueca de disgusto. Sus compañeros, sin embargo, me observaron asombrados.

—Llevo toda la vida soportando motes despectivos. Si pretendéis herirme, os aconsejo que probéis con insultos más creativos. Quizá así logréis dar con alguno que no haya escuchado ya.

—¡Moira 2 - Niñatos 0! —exclamó Trasno emocionado.

—Como si no nos llegase con la Princesita, ahora tenemos que-

—No me llames así —dijo Alis con la voz contenida.

—Te llamaré como lo que eres —respondió la joven que se sentaba junto a ella, pavoneándose con orgullo—; una creída que vive en el castillo porque es demasiado delicada para venir a clase con los demás. «¡Glikius, no me mires durante mucho tiempo que soy más frágil que el hielo y me derrito!»

El comentario de la muchacha despertó carcajadas en sus compañeros y Alis arqueó una ceja incrédula.

—Al menos yo no tengo que insultar a los demás para fingir que tengo valor y ocultar mis evidentes defectos —le dijo con una sonrisa ladina.

El murmullo que se apoderó de la estancia disimuló la risa que escapó de mis labios y la otra joven se puso roja por la ira y la vergüenza.

—¿No se supone que eres una adulta? —me preguntó Trasno.

El poder de las gemas cambió y la brisa del océano empujó a Alis y le golpeó la cabeza contra la mesa. De su ceja brotó una línea de sangre que le tiñó la piel y su expresión se transformó con furia. La Ix creó un tornado de aire salado que dirigió a la joven que la había atacado y la lanzó contra la pared. Los gemidos de sorpresa de sus compañeros resonaron en la estancia y la muchacha se preparó para contraatacar.

—¿Vais a pasar así mucho tiempo? —pregunté antes de que la situación empeorase.

Los ojos marrones de la joven me observaron con una rabia que no iba dirigida a mí y la aqua movió los brazos para invocar el poder del océano. El ataque no surtió efecto a pesar de sus esfuerzos, ya que la obligué a sentarse con un rápido movimiento que no supo bloquear. La joven apretó los puños y me miró con una furia que se había originado fuera de aquella clase.

—Esta trifulca es innecesaria —dije mientras le hacía una seña a Alis para que se sentase—. El motivo por el que... ¿Cómo te llamas?

—Como tu madre —respondió, lo que me hizo sonreír.

—El motivo por el que Como Tu Madre está tan enfadada es porque le da la impresión de que te crees mejor que ella —le dije a Alis. Los jóvenes se rieron y la muchacha entrecerró los ojos con rabia.

—¡No permitiré que la Sin Magia me insulte! —exclamó airada mientras se levantaba.

—¿Es que te crees mejor que yo?

—Sé que lo soy —respondió soberbia—. Es evidente que eres defectuosa.

—Utiliza tu poder contra mí. Si ganas, te llevarás el orgullo de dejar a la Sin Magia en ridículo, pero si venzo yo, esta será la última vez que interrumpes mi clase con tus comentarios insolentes.

—¿Es que crees que soy estúpida? Utilizarás otro movimiento de guerra y me harás daño.

—No te pondré la mano encima, pero solo podrás invocar a tu poder elemental una vez.

Sus ojos centellearon y la joven asintió en acuerdo. Me moví para estrechar la mano que me ofreció, pero la magia cobró vida y mi mente se debilitó. La brisa del mar me revolvió el cabello y ante mí se formó un torbellino con el agua de los océanos del reino. La tromba marina avanzó en mi dirección y el frío del cristal me acarició la piel. La magia se disipó en cuanto vacié el vaso de agua que descansaba sobre la mesa en el rostro de la joven. Su gemido de sorpresa rompió el silencio y la confusión que mostraron sus ojos se reflejó en las expresiones de sus compañeros. El torbellino se evaporó y los neis me miraron conmocionados.

—Vuestro problema es que sois tan arrogantes que os creéis invencibles —dije mientras me encaminaba hacia la mesa de los maestros—. Alis no estudia en la Fortaleza porque piense que es mejor que vosotros, sino porque debe asistir a cientos de lecciones para comprender sus responsabilidades como Ix del reino.

Los presentes fruncieron el ceño y la joven de ojos marrones y ella intercambiaron miradas cautelosas.

—Si nosotros tuviésemos que soportar sus clases de protocolo o sus materias sobre la historia de los Ix Regnix de los seis reinos... —Hice una mueca de disgusto que invocó sonrisas furtivas—. Por otra parte, Como Tu Madre no-

—Me llamo Saraiba.

—El enfado de Saraiba no iba dirigido únicamente a Alis, ¿a que no? —La muchacha se encogió de hombros—. Sé por experiencia que a veces resulta difícil lidiar con la superioridad de los habitantes de la Fortaleza.

El poder de las gemas se intensificó y Alis utilizó la magia para secar la ropa de Saraiba y rellenarle el vaso de agua.

—La mejor ofrenda de paz jamás contada —murmuró Trasno desde algún lugar de la estancia.

—¿Estáis aquí porque os han obligado o porque queréis demostrar que sois los más valientes del lugar? —Los jóvenes intercambiaron miradas, pero nadie me respondió—. Ya lo imaginaba. Si os pregunto a qué familia pertenecéis, descubriré que la mayoría forman parte del Consejo de la Fortaleza, ¿no es cierto?

—¿Es que les ha comido la lengua un felino de las profundidades? —preguntó Trasno cuando no respondieron.

—Yo tampoco quiero estar aquí —confesé—. No me interesan ni vuestra magia ni vuestra educación, y mucho menos invertir mi tiempo en este lugar.

—¿Entonces para qué has venido a molestarnos? ¿No tienes otra cosa mejor que hacer? —me preguntó el muchacho de piel de color arena.

—¿Y tú para qué has venido a molestarme?

—Eso, Zephyr, cállate —le dijo un joven de ojos tan azules como el mar de verano.

—Alis, ¿por qué no te curas esa herida? —le pregunté cuando vi que seguía sangrando.

—No tengo ningún espray sanador.

—Utiliza un hechizo —dije con obviedad.

—Todavía no conozco ninguno.

Fruncí el ceño por la confusión y me volví hacia sus compañeros en busca de respuestas.

—Los hechizos de sanación no se aprenden hasta cursos más avanzados —me explicó una muchacha de ojos grises.

—¿Y qué hacéis si alguno de vuestros compañeros utiliza un hechizo de ofensa contra vosotros?

—Tampoco somos instruidos en este tipo de magia hasta más adelante —dijo un joven de cabello tan blanco como la nieve. Sonreí para demostrarles que sabía que me estaban tomando el pelo, pero entonces reparé en la claridad que iluminaba sus miradas.

—Respondiendo a tu pregunta, Zephyr, a veces tenemos que lidiar con cosas desagradables. Forma parte de la vida, y cuanto antes lo aceptéis, mejor sabréis desenvolveros en el mundo. No estoy aquí para haceros cambiar de parecer o ganar vuestro respeto; la opinión que tengáis de mí no me importa en lo más mínimo.

—¡Moira! —me regañó Trasno tras ver el desconcierto en las miradas de los jóvenes.

—Estoy aquí porque el reino se encuentra en una situación incierta y necesitáis todas las herramientas de las que podáis disponer para salir adelante. Vuestra forma de pensar y la superioridad y el egocentrismo con el que os han educado impide que veáis más allá. No sabéis utilizar el pensamiento lateral ni improvisar con recursos escasos porque siempre lo habéis tenido todo al alcance de la mano, y eso, además de simples, os hace débiles.

—¿Cómo te atreves a llamarnos simples cuando tú eres la Sin Magia? —me preguntó una joven con desprecio.

—Ese pensamiento dice más de vosotros que de mí, pero conociendo cuáles son vuestras familias, no me sorprende.

—¡No puedes hablarnos así! —exclamó un joven airado.

—Dado que esta es mi clase, puedo hacer lo que me dé la gana mientras dure, que os aseguro que no será mucho tiempo. Vosotros podéis estancaros en el conocimiento rancio y ególatra que os enseña la Autoridad y seguir creyendo que sois mejores que nadie —dije mientras abría la puerta para que se marchasen—, o podéis aprovechar los latidos que tengamos para expandir vuestros horizontes y convertiros en mejores neis de lo que jamás serán vuestros padres.

El silencio se apoderó de la estancia y los jóvenes intercambiaron miradas que dieron paso a una determinación que me sorprendió.

—En ese caso, habrá que establecer una serie de normas —dije mientras depositaba sobre la mesa el brazalete azul que me había regalado Cruz.

La joya emitió un fulgor turquesa que se propagó por las paredes hasta formar un cubo de luz que se afianzó a nuestro alrededor. El asombro de los jóvenes se convirtió en miedo cuando el poder de las gemas desapareció de golpe, lo que me liberó de la niebla que amenazaba el límite de mi pensamiento.

—Primera regla: aquí no hay magia.

Bueno, bueno, bueno, ABISMAL el nivel de hate que recibió Killian en el capítulo anterior 😯😂

¿Qué nos parece Slusonia?

¿Y qué pensamos de estos alumnos?

Espero que os haya gustadoooo ❤

🏁 : 160 👀, 63🌟 y 80✍

Nos vemos el jueves.

Un besiñooooo😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro