Capítulo veinte "La semilla del lobo"
Cuando regresaban al bunker, Sam decidió pasar por Alex lo cual a Alice no le molestó pues necesitaba hablar con una mujer, estar entre hombres llegaba a agobiar un poco.
Ni bien llegaron al refugio de los hombres de letras la Wimchester salió corriendo al baño y devolvió todo lo que había ingerido hasta ese momento.
—¿Estás bien? —preguntó Alex desde afuera al ver cómo la chica había corrido al baño con la cara levemente pálida.
—sí, es...solo una pequeña gastritis —se limpió la cara y los dientes rápidamente, cuando estaba por salir siento un raro movimiento en su vientre. —o parásitos, dios podría tener una solitaria —dijo espantada.
—¿y eso por qué?
La castaña salió encontrándose con la novia de su padre —algo se movió dentro de mí.
—pues no te ves como si un gusano te estuviera comiendo por dentro —opinó.
—si bueno, quizás...son gases —se encogió de hombros.
—Alice ¿Hace cuanto estas así?
—hace como un mes y medio —dijo sin importancia.
La cazadora la miró muy preocupada —¿No quieres que te lleve al hospital? Creo que es demasiado tiempo ya.
—estoy bien —sonrió amablemente.
Alice se dirigió hacia la cocina junto con Alex, el olor de la comida hizo que su estómago diera un vuelco, lo bueno es que ya no tenía nada que devolver.
Se acercó a la nevera y sacó una serie de cosas que puso sobre la mesa y comenzó a mezclar, como carne seca con Nutella y pizza con helado.
—oye, eso no se ve nada apetitoso —comentó Dean observando a su sobrina.
—mh, sabe delicioso —la pequeña se encogió de hombros. —¿Quedó algo de comida Mexicana?
Luego de que Alice se comiera casi todo lo que estaba en la mesa, decidió ir a su habitación. Se la pasó allí toda la tarde durmiendo, se sentía muy cansada y no es que no haya dormido durante el viaje porque lo hizo.
Alex tocó la puerta de la joven, recibiendo una respuesta perezosa de su parte, al abrir la puerta la encontró recién despertándose. —¿Estuviste durmiendo toda la tarde? —inquirió sorprendida.
—pues sí, me dio mucho sueño —se encogió de hombros.
—algo no está bien contigo —señaló.
—no sé de que hablas, estoy perfecta...bueno, más o menos.
—Alice...¿tú...eres activa sexualmente? —inquirió la cazadora.
—lo era hasta hace un mes y medio cuando terminé con Scott ¿por qué? —Alice no entendía a qué iba eso.
Alex arqueó una ceja, conectando los puntos en su mente. — ¿Y tu periodo?
Alice, distraída, revisó su celular y frunció el ceño. — No he tenido mi período en todo este tiempo.
La cazadora, preocupada, decidió tomar cartas en el asunto. — Creo que deberíamos hacer una prueba de embarazo.
—tú no crees que de verdad estoy...¡Alex es una locura!
—no lo es, hay una gran posibilidad dado tus síntomas —dijo afligida.
—pero yo no puedo estarlo, me cuidaba.
—¿todo el tiempo? —alzó una ceja.
—si...eso creo —cerró los ojos con fuerza al recordar cierto evento —la última vez no ¡maldito lago! —exclamó enojada.
—eso es todo, vamos por inauguración prueba —se dirigió hacia la puerta —¡vamos!
Ambas fueron hacia una tienda, compraron algunas además de la prueba cosas para no levantar sospechas y regresaron.
—¿Estás lista?
—no Alex pero, debo hacerlo. —tomó la caja y se metió al baño, siguió las instrucciones e hizo todo antes de salir con la cazadora —hay que esperar unos minutos.
—y...¿ya tienes nombres? —bromeó.
—no, aunque siempre he pensado que Teddy es un lindo nombre —admitió —Teodore McCall...Teddy McCall ¡me gusta! —sonrió.
—es bonito, sí —dijo de acuerdo —¿Sólo Theodore?
—Theodore Dean, creo —frunció el ceño —¿por qué hablamos de esto? ¡no estoy embarazada?
—eso está por verse —rió.
Pasados los cinco minutos Alice juntó valor y se metió en el baño para ver la prueba. Soltó un pequeño grito ahogado que alertó a la cazadora, segundos después la Winchester salió del baño pálida con la prueba en mano y los ojos llorosos. —positivo —murmuró.
—felicidades, creo —dijo para luego abrazarla —todo estará bien, pequeña. —trató de tranquilizarla.
—esto no podía ir peor —admitió —seguro esto fue obra de Chuck.
—si sabes que...tendrás que decirle a Scott ¿no?
—no lo haré —negó —Scott no necesita un hijo ahora, está en el mejor momento de su vida.
—pero tú hijo si necesita de Scott, o lo necesitará en su primera transformación.
—¿Crees que será un hombre lobo, también? —inquirió la chica.
—no lo creo, lo sé. —hizo una mueca —y si es así, no te queda mucho tiempo para dar a luz.
—¿Qué? —de repente Alice sintió mucho miedo, no estaba lista aún, recién estaba procesando que tenía una personita en su vientre.
—el embarazo de un lobo es de sesenta días y tú tiene un cuarenta y cinco días. —explicó.
—¿¡Estás diciendo que en quince días voy a dar a luz!?
—si, eso exactamente —señaló.
—Alex, Alice —la menor escondió la prueba tras su espalda al ver a su padre —nosotros, Dean y yo saldremos no nos vamos a atrasar.
—está bien —asintió Alex.
—¿Qué voy a hacer, Alex?
—comprar un cuna, pañales y ropa —dijo divertida.
—no estás ayudándome.
—en realidad sí —rió. —oye...tienes que decirle a tu padre y a Dean.
—van a matarme —se lamentó.
—ah...¿Alice?
La castaña levantó la mirada y vió como literalmente Alex desaparecía.
—¿¡Alex!? —exclamó asustada, no le encontraba lógica a lo que había visto.
De repente sintió un tirón en su brazo y una mano cubriéndole la boca, arrastrándola hacia una habitación cercana. Al ser liberada, se encontró en la habitación de Jack, con Jack y Ben mirándola como si hubieran descubierto un secreto.
Afuera se oyó la puerta del bunker abriéndose, lo que indicaba que los hermanos habían regresado.
Con furia en los ojos, Alice espetó: ¿Qué demonios creen que están haciendo?
—¿Cuándo planeabas decirnos? —inquirió Ben de brazos cruzados.
—¿Decirles qué? —la chica no entendía a qué se referían.
—tú sabes...eso —insistió Jack.
—no, no lo sé ¿Pueden ser más específicos?
—¡¡¡qué estás embarazada!!! —Alice se tiró sobre el nefilim tapando su boca.
—¿Estás loco? ¡No lo grites!
—entonces, ¿Es cierto? —preguntó su medio hermano.
Alice suspiró abatida —sí, es cierto...estoy embarazada —dirigió la mirada al rubio —¿Cómo te enteraste?
—sentí al bebé, al principio no estaba seguro de que era pero luego, lo entendí.
—¡felicidades! —Ben intentó abrazarla pero ella lo alejó de un manotazo. —¿Qué?
—no me toques, no estoy de humor.
—¿le dirás a Sam y a Dean? —musitó Jack.
—tengo qué —se sentó en la cama —no sé como lo haré.
—van a matarte —rió el mayor de los tres.
—yo que tú escribo mi testamento —bromeó el nefilim.
—no es gracioso —trató de ocultar una pequeña sonrisa que se le había formado.
—oye Jack te apuesto veinte dólares que...—se acercó a su oído y le susurró algo que la joven no llegó a oír —¿Qué dices?
—¡hecho! —estrecharon sus manos.
—son unos inmaduros —Alice rodó los ojos con fastidio al tiempo que se ponía en pie y salía de la habitación.
—¡oye no te enojes hermanita! —exclamó Ben entre risas.
...
Esa misma noche los hermanos estaban cenando junto con Alice, Ben , Jack y Cas, el último solo acompañaba al resto.
La mesa estaba llena de platos humeantes y el sonido de los cubiertos chocando creaba un trasfondo agradable. Alice, jugueteando con su tenedor, intentaba encontrar las palabras adecuadas mientras su corazón latía con fuerza.
La Winchester tragó saliva —Papá, tío Dean, Cas... hay algo que necesito contarles.
Sam se llevó lentamente la botella de cerveza a su boca —Adelante, cariño, ¿qué pasa?
La chica respiró hondo —Bueno, verán... estoy embarazada.
La cerveza que Sam estaba tomando de repente se convierte en un proyectil inesperado y se atraganta, tosiendo con sorpresa. Al mismo tiempo, Dean, en pleno bocado, comienza a ahogarse por lo que comienza a golpear su pecho con violencia hasta que el pedazo de comida salió volando impactando contra la frente de Cas.
—¿Qué has dicho, Alice? —pregunta Dean entre toses.
Alice sonríe nerviosa —Sí, estoy esperando un bebé.
—espera, espera...no, eso no es posible. Hace mes y medio que no estas con nadie.
—oh bueno, ese es otro asunto —hizo una mueca —es de Scott y estoy casi segura de que el bebé que llevo en mi vientre es hombre lobo, lo cual nos lleva a...—Suspiró —que en quince días es el parto.
—no soy muy bueno en matemáticas pero, creo que te faltan siete meses más aún —opinó el mayor.
—los lobos tienen embarazos de sesenta días igual que los perros —explicó Sam.
—lo siento, sé que están decepcionados.
—no lo estoy hija, estoy feliz por ti —sonrió el más alto.
Dean tosió un poco —Esto es...esto es surrealista.
Mientras la confusión se instala en la mesa, Alice observa de reojo a Jack, quien le pasa un billete a Ben bajo la mesa, ambos riendo con complicidad.
— ¿En serio apostaron por mi embarazo? —inquirió la joven casi ofendida.
—No pudimos resistirnos. —admitió su hermano divertido.
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