Capítulo seis "Dañada"
Alice había pasado por lo menos un mes secuestrada, Klaus la torturó al límite, se alimentó de su sangre hasta casi drenarla, tenía múltiples moretones y cortadas y apenas podía mantenerse con esfuerzo sentada por lo que ahora estaba acostada sin fuerzas y sin esperanza de ser salvada.
—Klaus, creo que deberías dejar descansar a Alice —dijo Elijah observando el débil cuerpo de la cazadora reposando en la cama de aquella habitación.
—estoy seguro de que resistirá un poco más —sonrió mostrando sus colmillos.
—si la muerdes una vez más, morirá —le advirtió —y estoy seguro de que una guerra con cazadores del calibre de los Winchester, no es lo que quieres.
—los puedo vencer con los ojos cerrados —se encogió de hombros.
—ellos literalmente cuentan con ayuda angelical y hasta me atrevo a decir que demoníaca.
—nosotros también somos demonios, hermanito —palmeó su hombro.
—Niklaus, es en serio —le dio una mirada seria —de todas formas ¿No la querías por la profecía? ¿Por qué la torturas así?
—cambio de planes, descubrí que alimentarme de ella es mejor. —se relamió los labios —sabe deliciosa.
—tienes que parar con esto y sino lo haces...no tendré más opción que hacer que pares por mis propios medios —lo amenazó —y no te gustará.
—me encantaría que lo intentarás —gruñó.
Alice tembló en su lugar, no quería morir a manos de un vampiro pero no tenía las fuerzas para escapar o hacer algo al respecto.
Cerró sus ojos y dejó que morfeo la cargara a la tierra de los sueños donde no sentía nada de dolor, hambre o sed.
Cuando abrió los ojos más tarde, se aterró al ver a Marcel, aquel vampiro simpatico con el que se encontró cuando intento escapar, sentando junto a ella sosteniendo su brazo, el cual contaba con innumerables marcas de mordidas que no lograban sanar.
—n-no —intenté tirar de mi brazo para alejarlo de él pero, fue inútil, no se movió ni un ápice. —p-por f-fa-vor —suplicó sintiendo como una lágrima solitaria rodaba por su mejilla.
Marcel sintió coraje y enojo al ver a la chica así, en este tiempo que estuvo aquí, él le había tomado cariño.
—no te voy a hacer daño, solo quiero ayudarte —admitió —vamos —la tomó en sus brazos, ella no pudo evitar quejarse por el dolor, y la sacó de aquella "prisión"
—¿a...d...donde me lle...vas?
—lejos de aquí —murmuró.
Marcel la llevó al hospital, le dijo al doctor que la atendía que ella había sido asaltada solo para que los Mikaelson no se enteraran.
El castaño la dejó sola unos momentos en los que una enfermera que había estado al tanto de todo, aprovechó y entró a la habitación donde la cazadora descansaba.
—¿Cómo te llamas, linda?
—A-Alice Win-chester —murmuró.
—¿Cuántos años tienes?
—diecinueve —suspiró.
—¿Hay alguien a quién pueda contactar para ayudarte? ¿mamá? ¿Abuela? ¿tía? ¿Papá?
—papá —asintió.
—¿Cómo se llama?
—Sam.
—¿Qué te ocurrió? —ella la observó asustada —puedes confíar en mí.
—me... se-cues-raron —las lágrimas que había estado conteniendo desde hace un rato salieron manchando sus mejillas. —por favor en-cuen-tré a mí...pa-pá.
—lo haré —asintió para luego salir de allí.
[...]
Marcel no había vuelto al hospital y eso la dejó un poco más tranquila, aunque no del todo, temía que en cualquier momento Klaus viniera por ella.
La puerta se abrió y tembló, no pudo evitar aferrarse a un cuchillo que había tomado a escondidas cuando le trajeron la comida. El objeto no iba a matar al vampiro pero al menos lo iba a herir.
—¿papá? —inquirió cuando lo vio.
—¡pequeña Alicia!
—¡papá! —Sam se apresuró a llegar hasta la camilla para luego tomar a su hija entre sus brazos mientras sentía como lágrimas de emoción bajaban por sus mejillas, la cazadora no se quedó atrás, ella también lloró pero, de alivio. —no pu-puedo cr-creer q-ue es-estes aquí.
—te encontré hijita —dejó un beso en su frente —y no pienso volver a perderte ¿me oíste?
—ya...no iré a ca-zar vam-piros.
—no irás a cazar ninguna criatura sobrenatural —corrigió su padre.
—¡Alice!
—¡tío Dean! —exclamó ella al ver al mayor entrar con una bolsa de papel en sus manos, la cual dejó sobre la mesa de luz para ir a abrazar a su sobrina.
—hazte a un lado, salado —empujó a su hermano y abrazó a la pequeña.
—están aquí —sintió el perfume del cazador y eso la tranquilizó.
—Alice, hay alguien que quiere verte —dijo el rubio —él nos ha estado ayudando todo este mes para encontrarte, de hecho ya sabíamos donde estabas pero no podíamos ir aún.
—¿Quién? —miró a su padre.
—pasa —dijo mirando hacia la puerta, por la cual, luego de unos segundos, pasó un chico castaño de piel aceitunas y muy atractivo. —él es...
—Scott —sonrió.
—hola Alice —se acercó a ella —me sorprende que sepas quién soy.
—sonará loco pero, te vi en mis sueños.
–y yo a ti en los míos —admitió.
—suena loco ¿No?
—mm...he visto cosas, así que, no me sorprende —se encogió de hombros.
—¿Enserio? —Alice se sorprendió.
—bueno, casi enfrentó a una familia de vampiros por ti.
—¿Eres cazador? —la castaña frunció el ceño.
—ah...de cierta manera —dijo un poco indeciso.
—oye mini alce, mira lo que te traje —Dean sacó un paquete de la bolsa de papel que había cargo momentos antes, cuando entró a la habitación.
—dime que es una hamburguesa —suplicó.
—con doble queso, doble carne y cebolla caramelizada. —se la dio.
—te amo, tío —admitió luego de darle un buen mordisco a su comida.
—Dean, me dijiste que le habías comprado una ensalada —dijo Sam no muy contento con la elección de comida por parte de su hermano.
—no puedo creer que te lo hayas creído —rió.
—esto es el paraíso —murmuró con los ojos cerrados, la cazadora.
De repente el celular de Sam llamó —ah, es Amelia, debo contestar.
—¡Dios! Había olvidado a mamá —hizo una mueca de horror.
—iré por una bebida —ambos hermanos salieron eso hizo que la pequeña Winchester se quedara un poco intranquila.
—descuida —el castaño apoyó su mano sobre la suya —estás a salvo conmigo, no dejaré que te vuelvan a hacer daño.
—gracias —sonrió apenas.
—¿Alice? —Malcolm entró tímidamente a la habitación con un ramo de rosas en una mano y un oso de felpa en la otra.
—pensé que no vendrías —dijo la cazadora despectivamente.
—lo siento, no debí dejarte sola pero, tú me alejaste y...
—ya pasó —bajó la mirada.
—Alice, nunca quise que te hicieran daño.
—¿Quién es él? —preguntó Scott.
—ah, es mi ex...Malcolm —suspiró—Malcolm, él es Scott.
—yo te conozco —achinó los ojos al verlo con mayor detenimiento.
—lo dudo, nunca te había visto en mi vida.
—me dijiste que no lo conocías —el rubio se molestó. —que lo habías soñado...¿Cuánto llevas mintiendome a la cara? —lo señaló —¿es por él que no quieres estar conmigo?
—amigo, cálmate —dijo Scott al ver que el rubio se alteraba más y más —se está recuperando de un secuestro.
—¡no me hables! Y no soy tu amigo. —gruñó.
—Mal...
—eres una zorra —tiró las flores y el oso al piso y se fue de allí.
Las lágrimas no se hicieron esperar, me pareció oír un gruñido literal salir de entre los labios de Scott pero, lo pasé por alto porque creí que eran cosas mías.
—tranquila —me abrazó —es un idiota —suspiró —sé que no soy quién para decírtelo pero...te merecer a alguien mejor.
—¿Alguien como tú? —alzó la mirada topandosé con la café del chico.
—¿sería muy petulante decir que sí?
—no —negó.
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